sábado, 27 de febrero de 2010

Lección 10: El fruto del Espíritu es Templanza / Para el 6 de marzo de 2010


Sábado 27 de febrero.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Jueces 13 al 16; 1 Corintios 9:24-27; Filipenses 4:8; Colosenses 3:1-10; Hebreos 12:1, 2; 1 Juan 2:15, 16.

Para Memorizar: “Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:27).

Aunque la templanza (a veces traducido como “dominio propio”) es el último fruto del Espíritu en la lista de Pablo en Gálatas 5:22 y 23, no por eso es el menor. Bien podría haber sido el primero, porque desempeña un papel importante en la maduración del fruto del Espíritu. Podría haberse dicho que el dominio propio o templanza es el cemento que mantiene unidas todas las otras cualidades.

Como todo otro fruto del Espíritu, la templanza es un don de la gracia. Ha sido llamada “la gracia disciplinada”: gracia porque es gratuito, disciplinada porque hay algo que tenemos que hacer.

El dominio propio o templanza puede sonar negativo, pero es una parte integral de la gracia misma. Si no nos controlamos a nosotros mismos –nuestros sentimientos, nuestros apetitos, nuestros impulsos–, entonces ellos nos controlan a nosotros. Por lo tanto, o es dominio propio bajo la gracia y el poder del Espíritu Santo, o es ser controlado por otro alguna persona o cosa. En última instancia, nosotros decidimos.


La paradoja del dominio propio (Fil. 2:12, 13).
Domingo 28 de febrero

Los sinónimos de templanza incluyen el dominio propio, la autodisciplina, la fortaleza de la mente, y el poder de la voluntad. Este fruto del Espíritu abarca mucho más que refrenar a los cristianos de hacer lo que está prohibido, sino que incluye capacitarse para hacer lo que es bueno.

Primera de Juan 2:15 y 16 nos amonesta a mantenernos alejados de tres deseos negativos. ¿Cuáles son? Pero ¿cómo se manifestarán en nuestras vidas si no somos cuidadosos?

Filipenses 4:8 enumera lo que debería ser el foco de la vida cristiana. ¿Cuáles son estas cosas? Hacer lo que Pablo dice aquí, ¿cómo nos protegerá de los peligros enumerados en 1 Juan 2:15, 16?

En la vida cristiana hay cosas que debemos hacer y otras que no debemos hacer. Hay una lucha constante contra el yo, contra la carne, contra los caminos del mundo. En Romanos 7:15 al 18, Pablo habla acerca de la lucha entre lo que él sabe que debe hacer y lo que él está tentado a hacer. Sin embargo, en Romanos 8:1, nos da la respuesta: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.

Él anima a caminar en el Espíritu. Una vida sin el Espíritu no puede, por sí misma, desarrollar el fruto del Espíritu. Aunque tenemos la voluntad, Pablo dice que no tenemos el poder. La respuesta al dilema del capítulo 7 no es cuándo podemos vencer sino cómo. Y el cómo se encuentra por medio de la fe en Jesús. Nos entregamos a Jesús, reclamamos su justicia, y ya no estamos condenados; nos rendimos a él y escogemos andar en el Espíritu; elegimos seguir su voluntad reclamando el cumplimiento de sus promesas de victoria. La clave es aferrarse a sus promesas; de allí viene el poder. No podemos hacerlo solos. Tenemos que hacer la elección consciente de vencer en su nombre. La lucha es tanto vertical (buscar su poder por la fe) como horizontal (batallar contra los clamores de la carne). Necesitamos hacer ambas cosas.



José y los resultados inmediatos de la justicia.
Lunes 1 de marzo

Traicionado por su propia familia y vendido como esclavo, José tenía muy buenas razones para dudar del amor, del cuidado, y aun de la existencia del Dios que había aprendido desde la niñez. Sin embargo, eso no es lo que hizo.

Lee Génesis 39:7 al 20. En estos versículos, ¿dónde encontramos la clave del porqué José actuó como lo hizo?

¿De qué modo fue “recompensado” José por rehusarse a ceder a la tentación? Gén. 39:20. Fue falsamente acusado y arrojado a la prisión.

Este es un punto importante para recordar. ¿Podemos esperar que nuestra determinación de hacer lo que es correcto, sin importar cuál sea el costo, significará que las cosas saldrán bien para nosotros a corto plazo? ¿Qué diremos de las personas que perdieron sus trabajos, sus cónyuges, sus familias, en realidad aun sus vidas, porque rehusaron entrar en componendas con el pecado? Tenemos ejemplos de esto en la Biblia y, tal vez, tú conozcas personas que han pasado por algo similar. O tal vez, tú mismo atravesaste por esto. Al final, si José hubiese pasado el resto de su vida pudriéndose en la cárcel, ¿crees que, de todos modos, hizo lo correcto?

“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gál. 6:8). ¿Qué nos está diciendo este texto? ¿Qué cosas se ponen en contraste? ¿Qué es lo que está en juego? ¿Por qué, entonces, el problema es de la máxima importancia? ¿De qué modo lo que escribe Pablo aquí nos ayuda a comprender por qué, no importa cuáles sean los resultados inmediatos, José hizo lo correcto?


Sansón y los frutos del fracaso.
Martes 2 de marzo

En Jueces 13 al 16, la Biblia registra la historia de Sansón. Lee estos capítulos (en la medida que lo permita el tiempo), recordando la idea del dominio propio y la temperancia. Hay muchas lecciones que podemos aprender de su ejemplo. Cuán trágico es que con tantos dones y tantas posibilidades se desviara tan fácilmente.

“En su peligro, Sansón dispuso de la misma fuente de fortaleza que tuvo José. Pudo elegir a voluntad lo correcto o lo erróneo; pero en vez de aferrarse de la fortaleza de Dios permitió que las indómitas pasiones de su naturaleza ejercieran un dominio pleno. Las facultades de razonamiento se pervirtieron, se corrompió su moral. Dios había llamado a Sansón a un cargo de gran responsabilidad, honra y utilidad, pero primero debía aprender a gobernar mediante el aprendizaje previo de la obediencia a las leyes de Dios. José era un ser moral libre. El bien y el mal estaban delante de él. Podía elegir el sendero de la pureza, la santidad y la honra, o la senda de la inmoralidad y la degradación. Eligió el camino correcto, y Dios lo aprobó. Sansón, ante tentaciones similares que él mismo había buscado, dio rienda suelta a la pasión. Encontró que la senda en que había entrado terminaba en vergüenza, desastre y muerte. ¡Qué contraste con la historia de José!”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 2:1001).

Lee Jueces 13:24, 25. Considerando lo que sabemos de Sansón, ¿qué mensaje y advertencia importantes se encuentran en este pasaje?

A pesar de su potencial, Sansón permitió que sus pasiones vencieran todo lo bueno que tenía. ¿Quién no ha luchado con la realidad de este conflicto? La Gran Controversia no es solo un símbolo; describe la batalla entre Cristo y Satanás, no como un conflicto cósmico en el cielo, sino también en cada ser humano. Aunque Cristo preparó el camino para que todos compartieran su victoria, la batalla por nuestro corazón y nuestra carne se desarrolla, en realidad, en nuestro corazón y nuestra carne. Es cierto, Cristo ganó todo por nosotros. Pero constantemente tenemos que escoger reclamar su victoria y, por las elecciones que hacemos, estamos decidiendo por un bando u otro en la Gran Controversia.

¿Cómo estás experimentando la realidad del gran conflicto en tu propio corazón y tu propia carne? ¿Qué elecciones estás haciendo? ¿Cómo te muestran estas elecciones de qué lado, realmente, estás?


La larga carrera de Pablo.
Miércoles 3 de marzo

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:24-27).

Lee cuidadosamente y con oración las palabras de Pablo a los corintios, copiadas arriba. Nota cuánto habla acerca de sí mismo y sus luchas. Debería sernos de consuelo ver que aun un fiel cristiano como Pablo, uno de los verdaderos gigantes de la fe, tuvo que luchar con el yo, con el pecado, con la carne. No estamos solos en nuestra batalla. El cielo estará lleno de personas que conocieron los clamores de la carne.

Sobre la base de los textos copiados arriba, responde a las siguientes preguntas:

1. ¿Qué analogía usa Pablo para ayudarnos a comprender la batalla con el yo y el pecado, que todos tenemos? ¿Cuáles son las diferencias vitales, sin embargo, entre la analogía y la realidad a la que Pablo se está refiriendo?

2. ¿Cuánta confianza tenía Pablo con respecto a la carrera en la que se encontraba? ¿De dónde provenía su confianza? ¿Por qué deberíamos tener la misma confianza?

3. Aunque Pablo muestra confianza, él también es consciente de la posibilidad del fracaso. ¿Cómo lo describe él, y cuál es la solución que da? ¿De qué manera su respuesta coincide con el tema de esta semana?


Cómo crecer en dominio propio.
Jueves 4 de marzo

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Heb. 12:1). Pablo aquí usa otra vez la analogía de la carrera. ¿Cuáles son algunos de los “pesos” que encuentras que te frenan?

Lee Colosenses 3:1 al 10. Estos versículos nos dan reglas para una vida santa como personas nuevas en Cristo. De estos versículos aprendemos varias cosas importantes que debemos hacer para crecer en el dominio propio de nuestras vidas. ¿Qué encuentras enumerado allí, y cómo puedes aplicarlos a tu propia vida de manera que te ayude a obtener la victoria sobre el pecado que nos estorba tan fácilmente?

Cada habilidad debe ser practicada. El dominio propio no aparece en un día. Viene con aciertos y errores, con éxitos y fracasos, al tratar de practicarlo día tras día. “Pelea la buena batalla de la fe” (1 Tim. 6:12); “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Fil. 3:12).

No te pongas constantemente en lugares donde se prueben tus debilidades, donde tus impulsos más difíciles de controlar estarán en la línea de fuego de la tentación. Debemos evitar aun la apariencia del mal (1 Tes. 5:22). “Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Rom. 13:14).

¿Cuáles son algunas áreas de tu vida en las que definidamente te está faltando dominio propio? ¿Por qué a veces es más fácil ganar la “victoria” sobre comer un postre que ganar la victoria sobre un espíritu de amargura y resentimiento? ¿Qué cambios puedes hacer que te ayudarán a tener más dominio propio?


Para Estudiar y Meditar.
Viernes 5 de marzo

Lee en Patriarcas y profetas, el capítulo “Sansón”, pp. 603 a 613.

“La promesa que Dios hizo a Manoa se cumplió a su debido tiempo con el nacimiento de un hijo, que fue llamado Sansón. A medida que el niño crecía, se hacía evidente que poseía extraordinaria fuerza física. Sin embargo, como bien lo sabían Sansón y sus padres, esta fuerza no dependía de sus firmes músculos, sino de su condición de nazareo, simbolizada por su pelo largo.

“Si Sansón hubiera obedecido los mandamientos divinos tan fielmente como sus padres, habría sido su destino más noble y más feliz. Pero sus relaciones con los idólatras lo corrompieron. Como la ciudad de Sora estaba cerca de la región de los filisteos, Sansón trabó amistades entre ellos. Así se crearon en su juventud intimidades cuya influencia entenebreció toda su vida. Una joven que vivía en la ciudad filistea de Timnat conquistó los afectos de Sansón, y él decidió hacerla su esposa. La única contestación que dio a sus padres temerosos de Dios, que trataban de disuadirle de su propósito, fue: ‘Esta agradó a mis ojos’. Los padres cedieron por fin a sus deseos, y la boda se efectuó” (PP 606).

Preguntas Para Dialogar:

1. G. Gordon Liddy fue uno de los conspiradores de Watergate. Liddy terminó en la cárcel por este escándalo, que sacudió en los Estados Unidos en la década de 1970. Una vez, Liddy invitó a una señorita a un restaurante para una actividad criminal. Durante la conversación, ella le preguntó cómo podía saber que él no la entregaría si fuera descubierto. A fin de probarle su dominio propio, Liddy puso su dedo sobre una vela encendida en la mesa, y lo sostuvo allí hasta que su carne comenzó a quemarse. Quería mostrarle a la señorita su autocontrol. ¿De qué modo esta clase de dominio propio se compara con el fruto del Espíritu que consideramos esta semana? ¿Hay algo noble y valioso en esta clase de auto control? El dominio propio y la autodisciplina ¿son siempre buenos?

2. ¿De qué maneras el dominio propio puede llegar a ser un medio para el fanatismo? ¿Cómo podemos evitar hacer del dominio propio una forma de legalismo?

3. ¿Conoces a alguien que está sufriendo por causa de exhibir dominio propio como José y por eso está enfrentando algunas consecuencias difíciles? ¿Cómo pueden ustedes, como clase o como individuos, ayudar a esta persona a pasar esos momentos difíciles?



Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010

Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

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Lección 10: El fruto del Espíritu es Templanza / Notas de Elena G. de White.


Sábado 27 de febrero.

Todos corren en la carrera, pero uno solo gana el premio. Los demás que van en busca de la perecedera corona de laurel, están condenados al fracaso, no importa cuán cabal sea su preparación ni cuán fervientes y decididos sean sus esfuerzos. La carrera cristiana es diferente; ninguna que corra con fervor y perseverancia, fracasará. La carrera no es solamente para los valientes, ni la batalla para los fuertes. El santo más débil así como el más fuerte pueden ganar la corona de gloria inmortal, si están dispuestos a experimentar privaciones y pérdidas por amor de Cristo. El apóstol hace referencia al cuidado y la diligencia que se requería para asegurarse la victoria en esos antiguos juegos, y exhorta a todos los que comienzan la carrera cristiana a hacerlo con toda diligencia para asegurarse el éxito, a fin de recibir la corona de gloria que el Juez justo dará a todos los que se mantengan fieles hasta el fin de la carrera: "Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado" (1 Corintios 9:26, 27) (Review and Herald, octubre 18, 1881).


La paradoja del dominio propio (Fil. 2:12, 13).
Domingo 28 de febrero

Todo el que desee participar de la naturaleza divina tenga en cuenta el hecho de que debe huir de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia. Debe haber una lucha constante y diligente del alma contra las impías imaginaciones de la mente. Es necesaria una firme resistencia ante la tentación de pecar en pensamiento o acción. Se debe guardar el alma de toda mancha mediante la fe en aquel que es poderoso para guardarnos sin caída. Debiéramos meditar en las Escrituras, pensando sobria y sinceramente en las cosas que atañen a nuestra salvación eterna. La misericordia infinita y el amor de Jesús, el sacrificio hecho por nosotros, demandan nuestra reflexión más seria y solemne. Deberíamos espaciarnos en el carácter de nuestro amado Redentor e Intercesor. Debiéramos tratar de comprender el significado del plan de salvación. Tendríamos que meditar en la misión de aquel que vino para salvar a su pueblo de sus pecados. Al contemplar constantemente los temas celestiales, se fortalecerán nuestra fe y nuestro amor. Serán más inteligentes y fervientes. Habrá una confianza más constante en Jesús, y tendremos una experiencia diaria y viviente en cuanto a la voluntad y el poder de Cristo para salvar hasta lo sumo a todo el que se allega a Dios por medio de él (Comentario bíblico adventista, t. 3, p. 1163).

La Palabra de Dios presenta claramente ante nosotros la verdad de que nuestra naturaleza física entrará en conflicto con la espiritual. El apóstol nos encarga que nos abstengamos de los placeres carnales que guerrean contra el alma. Cada apetito pervertido es una pasión guerrera. La indulgencia ante los apetitos que perjudican la fuerza física es la causa de las enfermedades del alma. Las pasiones que menciona el apóstol no se limitan solamente a la violación del séptimo mandamiento, sino a toda indulgencia en el gusto que menoscabe el vigor físico, la cual se convierte en una pasión que causa conflictos. El apóstol declara que el que desee obtener victorias y alcanzar objetivos más altos "de todo se abstiene" (1 Corintios 9:25). La temperancia en la comida y la bebida, así como el ejercicio de la temperancia en cualquier otro aspecto, es esencial si queremos vencer como Cristo venció. Dios nos ha dado luz, no para que la tratemos con indiferencia, sino para que sea nuestra guía y ayuda (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 212, 213).

Al referirse a estas carreras como figura de la lucha cristiana, Pablo recalcó la preparación necesaria para el éxito de los contendientes en la carrera: la disciplina preliminar, el régimen alimenticio abstemio, la necesidad de temperancia. "Y todo aquel que lucha -declaró de todo se abstiene". Los corredores renunciaban a toda complacencia que tendería a debilitar las facultades físicas, y mediante severa y continua disciplina, desarrollaban la fuerza y resistencia de sus músculos, para que cuando llegase el día del torneo, pudieran exigir el mayor rendimiento a sus facultades. ¡Cuánto más importante es que el cristiano, cuyos intereses eternos están en juego, sujete sus apetitos y pasiones a la razón y a la voluntad de Dios! (Los hechos de los apóstoles, p. 250).


José y los resultados inmediatos de la justicia.
Lunes 1 de marzo

Recuerde que su experiencia no es la primera de su índole. ¿Recuerda las historias de José y Daniel? El Señor no impidió las maquinaciones de hombres impíos; pero hizo que sus artimañas obraran para el bien de aquellos que, en medio de la prueba y el conflicto, mantuvieron su fe y lealtad.

El fuego del horno no tiene como propósito destruir, sino refinar, ennoblecer y santificar. Sin la prueba no sentiríamos tan hondamente nuestra necesidad de Dios y de su ayuda; y nos tornaríamos orgullosos y autosuficientes. En las pruebas que encara, yo veo evidencia de que el Señor vela por usted y que se propone atraerlo hacia él. No son los sanos sino los heridos los que necesitan un médico; aquellos que se ven presionados más allá de lo que pueden aguantar son los que necesitan un ayudador. Acuda a la fortaleza. Aprenda la valiosa lección: "Venid a mí, todos los que estáis trabajos y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" (S. Mateo 11:28-30) (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 135, 136).

José camino con Dios. No permitió que se lo desviara de la senda de la justicia para desobedecer la ley de Dios ni con halagos ni con amenazas. Su dominio propio y su paciencia en la adversidad, y su inalterable fidelidad, han quedado registrados para beneficio de todos los que habrían de vivir más tarde sobre la tierra. Cuando sus hermanos reconocieron su pecado en su presencia, los perdonó ampliamente y manifestó mediante sus actos generosos y amantes que no albergaba resentimiento por la forma cruel como lo habían tratado previamente (La historia de la redención, p. 105).

El Señor no permitió que José fuera solo a Egipto. Los ángeles prepararon el camino para la recepción que allí se le iba a dar... Cuando se lo tentó para que se desviara de la senda recta, para que violara la ley de Dios y traicionara a su amo, resistió firmemente y dio evidencias del poder elevador del temor de Dios en la respuesta que dio a la esposa de su señor. Después de referirse a la gran confianza de éste, y al hecho de que le había confiado todo lo que tenía, exclamó: "¿Cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios?". Nadie lograría que se desviara de la senda de la justicia para que pisoteara la ley de Dios ni con halagos ni con amenazas.
Cuando se lo acusó falsamente de haber cometido un nefando crimen, no se hundió en la desesperación. Consciente de su inocencia y su justicia continuó confiando en Dios. Y el Señor, que lo había sostenido hasta ese momento, no lo abandonó. fue aherrojado y lanzado a una lóbrega celda. Pero el Señor convirtió en bendición incluso esa desgracia. suscitó la simpatía del encargado de la prisión, y pronto Josué estuvo a cargo de todos los presos.

Aquí tenemos un ejemplo para todas las generaciones de creyentes que habrían de vivir sobre la tierra. Aunque estén expuestos a la tentación debieran saber que hay una defensa al alcance de la mano, y que si finalmente no reciben protección será por su propia culpa. Dios será un pronto auxilio y su Espíritu será un escudo. Aunque estén rodeados de las más terribles tentaciones hay una fuente de fortaleza a la cual pueden recurrir para resistirlas.

¡Cuán tremendo fue el embate que se lanzó contra la naturaleza moral de José! Provino de alguien que ejercía influencia, de una persona bien preparada para desviarlo. No obstante, con cuánta prontitud y firmeza resistió. Sufrió por causa de su virtud y su integridad, porque la que quería desviarlo se vengó de la integridad que no pudo derrotar, y gracias a su influencia lo envió a prisión, acusándolo falsamente de un delito que no había cometido. José sufrió entonces porque no quiso claudicar. Había puesto su reputación y sus intereses en las manos de Dios. Y aunque se permitió que fuera afligido por cierto tiempo para prepararlo con el fin de que ocupara un puesto importante, el Señor protegió esa reputación que había sido ensombrecida por una malvada acusadora, y más tarde, a su debido tiempo, permitió que aquella resplandeciera. Dios usó incluso la prisión como un camino que lo conduciría a su elevación. La virtud proporcionará a su debido tiempo su propia recompensa. El escudo que protegía el corazón de este joven era el temor de Dios, que lo indujo a ser fiel y justo con su amo, y leal a su Señor (La historia de la redención, pp. 103-105).


Sansón y los frutos del fracaso.
Martes 2 de marzo

La promesa de Dios de que por medio de Sansón comenzaría "a salvar a Israel de manos de los filisteos" se cumplió; pero ¡cuán sombría y terrible es la historia de esa vida que habría podido alabar a Dios y dar gloria a la nación! Si Sansón hubiera sido fiel a su vocación divina, se le habría honrado y ensalzado, y el propósito de Dios se habría cumplido. Pero él cedió a la tentación y no fue fiel a su cometido, y su misión se cumplió en la derrota, la servidumbre y la muerte.

Físicamente, fue Sansón el hombre más fuerte de la tierra; pero en lo que respecta al dominio de sí mismo, la integridad y la firmeza, fue uno de los más débiles. Muchos consideran erróneamente las pasiones fuertes como equivalentes de un carácter fuerte; pero lo cierto es que el que se deja dominar por sus pasiones es un hombre débil. La verdadera grandeza de un hombre se mide por el poder de las emociones que él domina, y no por las que le dominan a él.

El cuidado providencial de Dios había asistido a Sansón, para que pudiera prepararse y realizar la obra para la cual había sido llamado. Al principio mismo de la vida se vio rodeado de condiciones favorables para el desarrollo de su fuerza física, vigor intelectual y pureza moral. Pero bajo la influencia de amistades y relaciones impías, abandonó aquella confianza en Dios que es la única seguridad del hombre, y fue arrebatado por la marea del mal. Los que mientras cumplen su deber son sometidos a pruebas pueden tener la seguridad de que Dios los guardará; pero si los hombres se colocan voluntariamente bajo el poder de la tentación, caerán tarde o temprano.

Aquellos mismos a quienes Dios quiere usar como sus instrumentos para una obra especial son los que con todo su poder Satanás procura extraviar. Nos ataca en nuestros puntos débiles y obra por medio de los defectos de nuestro carácter para obtener el dominio de todo nuestro ser, pues sabe que si conservamos estos defectos él tendrá éxito. Pero nadie necesita ser vencido. No se le deja solo al hombre para que venza el poder del mal mediante sus débiles esfuerzos. Hay ayuda puesta a su disposición, y ella será dada a toda alma que realmente la desee (Conflicto y valor, p. 132).


La larga carrera de Pablo.
Miércoles 3 de marzo

Si los hombres, sin tener un objetivo más alto que el de una corona perecedera como recompensa de su ambición, se sometían a la temperancia en todas las cosas, ¡cuánto más deben estar dispuestos a practicar la negación de sí mismos aquellos que profesan estar buscando no sólo una corona de gloria inmortal, sino una vida que ha de durar tanto como el trono de Dios, y riquezas eternas, honores imperecederos y un permanente peso de gloria!

¿No debieran los estímulos presentados ante los que corren la carrera cristiana, inducirles a practicar la negación de sí mismos y la temperancia en todas las cosas a fin de que puedan mantener sujetas sus propensiones animales, herir el cuerpo, y controlar el apetito y las pasiones carnales? Entonces podrán ser participantes de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que está en el mundo por medio de la concupiscencia (Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 98, 99).

Los años de abnegación, de privaciones, de pruebas, de aflicciones y persecuciones que soportó Pablo, los llamaba él algo momentáneo. Las cosas del tiempo presente no eran consideradas dignas de mención al compararlas con el eterno peso de gloria que le aguardaba cuando hubiera terminado la lucha. Esas mismas aflicciones eran los operarios de Dios, dispuestas para la perfección del carácter cristiano. Cualesquiera sean las circunstancias del cristiano; no importa cuán oscuros y misteriosos sean los caminos de la providencia; no importa cuán grandes sus privaciones y sufrimientos, él puede apartar de tales cosas su mirada dirigiéndola a lo invisible y eterno. Tiene la bendita seguridad de que todas las cosas le ayudan para su bien...

El Espíritu Santo iluminaba el alma de Pablo con luz del cielo, y él estaba seguro de que tenía una participación en la posesión comprada, reservada para los fieles. El lenguaje de Pablo era vigoroso. No podía encontrar palabras de suficiente fuerza para expresar la excelencia de esa gloria, ese honor y esa inmortalidad que recibirán los creyentes cuando Cristo venga. En comparación con la escena en que se posaban los ojos de su mente, todas las aflicciones temporales sólo eran momentáneas, leves aflicciones, indignas de consideración. Vistas a la luz de la cruz, las cosas de esta vida eran vanidad y vacuidad. la gloria que le aguardaba era sustancial, ponderable, durable, más allá de lo que podía expresar el lenguaje (Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1099, 1100).


Cómo crecer en dominio propio.
Jueves 4 de marzo

A menos que la Palabra sagrada sea realmente apreciada, no se la obedecerá como si fuera un seguro y precioso libro de texto. Se debe luchar contra cada pecado dominante hasta que sea vencido. En la medida en que el ser humano pecador obra su propia salvación con temor y temblor, el Señor le ayudará en sus esfuerzos; pero Dios no obrará sin la cooperación humana. El pecador debe poner todo su esfuerzo y poder, y a la vez debe capacitarse colocándose como un estudiante voluntario en la escuela de Cristo. Y mientras acepta la gracia que se le ofrece gratuitamente, la presencia de Cristo en el pensamiento y el corazón le darán la capacidad de decisión para dejar a un lado todo pecado, a fin de que el corazón se llene de Dios y de su amor...

Son pocos los que se dan cuenta de las terribles características del pecado y de la enormidad de la ruina que ha resultado de la transgresión a las leyes de Dios. Al examinar el maravilloso plan de redimir al pecador y restaurar en él la imagen moral de Dios, se llega a comprender que el único medio para librar al ser humano fue la inigualable condescendencia, el amor y la abnegación del Hijo de Dios. Solamente él tenía la fortaleza para batallar contra el adversario de Dios y del ser humano. Como nuestro sustituto y garantía, ahora nos da poder a todos los que por la fe llegarán a ser victoriosos en su nombre y mediante sus méritos.

En la cruz del Calvario podemos ver lo que le ha costado al Hijo de Dios brindar salvación para la raza caída. Y así como su sacrificio fue completo, también debe ser completa la restauración del ser humano y su limpieza del pecado. La ley de Dios nos ha sido dada para que gobierne nuestra conducta; ningún acto contra ella será excusado; ninguna injusticia escapará a la condenación. El conocimiento de la ley condenaría al pecador y le quitaría cualquier esperanza de su pecho si no fuera porque puede ver a Jesús como su sustituto y garantía, listo para perdonar sus transgresiones y pecados. La vida de Cristo es un perfecto cumplimiento de cada precepto de la ley. Y cuando el alma arrepentida y obediente, por la fe en Cristo, trata de obedecer los Diez Mandamientos de acuerdo a su mejor conocimiento, la perfección de la vida de Cristo le es imputada para cubrir sus transgresiones (Fundamental of Christian Education, pp. 134, 135).

Dios honrará y sostendrá al alma que con todo su corazón y con fervor desea caminar delante de él con la perfección de la gracia de Cristo. Nunca olvidará ni abandonará al que humildemente le sigue. Obrará en el corazón de los que le reciben, haciéndolos puros y santos, y capacitándolos para ser colaboradores juntamente con él. Con una percepción santificada apreciarán la fuerza de sus promesas y se apropiarán de ellas. No lo harán porque se sentirán dignos de ellas, sino porque por su fe viviente recibirán los beneficios del sacrificio de Cristo y serán revestidos de su manto de justicia (Signs of the times, junio 3, 1903).


Para Estudiar y Meditar.
Viernes 5 de marzo

Sansón (capitulo 54). Patriarcas y Profetas / Elena G. de White

EN MEDIO de la apostasía reinante, los fieles adoradores de Dios continuaban implorándole que libertase a Israel. Aunque aparentemente sus súplicas no recibían contestación, aunque año tras año el poder del opresor se iba agravando sobre la tierra, la providencia de Dios preparaba un auxilio para ellos. Ya en los primeros años de la opresión filistea nació un niño por medio del cual Dios quería humillar el poderío de esos enemigos poderosos.

En el linde de la región montañosa que dominaba las llanuras filisteas, estaba la pequeña ciudad de Sora. Allí moraba la familia de Manoa, de la tribu de Dan, una de las pocas casas que, en medio de la deslealtad que prevalecía, habían permanecido fieles a Dios. A la mujer estéril de Manoa se le apareció "el ángel del Señor" y le comunicó que tendría un hijo, por medio del cual Dios comenzaría a libertar a Israel. En vista de esto, el ángel le dio instrucciones especiales con respecto a sus propios hábitos y al trato que debía dar a su hijo: "Ahora, pues, mira que ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda." (Véase Jueces 13-16.) Y la misma prohibición debía imponerse desde un principio al niño, al que, además, no se le había de cortar el pelo; pues debía ser consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento.

La mujer buscó a su marido, y después de describirle el ángel, le repitió su mensaje. Entonces, temiendo que pudieran equivocarse en la obra importante que se les encomendaba, el marido oró así: "Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, torne ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer." 604

Cuando el ángel volvió a aparecerles, la pregunta ansiosa de Manoa fue: "¿Qué orden se tendrá con el niño, y qué ha de hacer?" Las instrucciones anteriores le fueron repetidas: "La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije: ella no comerá cosa que proceda de vid que da vino; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda: ha de guardar todo lo que le mandé."

Dios tenía una obra importante reservada para el hijo prometido a Manoa, y a fin de asegurarle las cualidades indispensables para esta obra, debían reglamentarse cuidadosamente los hábitos tanto de la madre como del hijo. La orden del ángel para la mujer de Manoa fue: "No beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda: ha de guardar lo que le mandé." Los hábitos de la madre influirán en el niño para bien o para mal. Ella misma debe regirse por buenos principios y practicar la temperancia y la abnegación, si procura el bienestar de su hijo. Habrá malos consejeros que dirán a la madre que le es necesario satisfacer todo deseo e impulso; pero semejante enseñanza es falsa y perversa. La madre se halla por orden de Dios mismo bajo la obligación más solemne de ejercer dominio propio.

Tanto los padres como las madres están comprendidos en esta responsabilidad. Ambos padres transmiten a sus hijos sus propias características, mentales y físicas, su temperamento y sus apetitos. Con frecuencia, como resultado de la intemperancia de los padres, los hijos carecen de fuerza física y poder mental y moral. Los que beben alcohol y los que usan tabaco pueden transmitir a sus hijos sus deseos insaciables, su sangre inflamada y sus nervios irritables, y se los transmiten en efecto. Los licenciosos legan a menudo sus deseos pecaminosos, y aun enfermedades repugnantes, como herencia a su prole. Como los hijos tienen menos poder que sus padres para resistir la tentación, hay en cada generación tendencia a rebajarse más y más. Los padres son responsables, en alto grado, no solamente por las pasiones violentas y los apetitos pervertidos de 605 sus hijos, sino también por las enfermedades de miles que nacen sordos, ciegos, debilitados o idiotas.

La pregunta de todo padre y madre debe ser: "¿Cómo obraremos con el niño que nos ha de nacer?" Muchos han considerado livianamente el efecto de las influencias prenatales; pero las instrucciones enviadas por el Cielo a aquellos padres hebreos, y dos veces repetidas en la forma más explícita y solemne, nos indican cómo mira nuestro Creador el asunto.

Y no bastaba que el niño prometido recibiera de sus padres un buen legado. Este debía ir seguido por una educación cuidadosa y la formación de buenos hábitos. Dios mandó que el futuro juez y libertador de Israel aprendiese a ser estrictamente temperante desde la infancia. Había de ser nazareo desde su nacimiento, y eso le imponía desde un principio la perpetua prohibición de usar vino y bebidas alcohólicas. Las lecciones de templanza, abnegación y dominio propio deben enseñarse a los hijos desde la infancia.

La prohibición del ángel incluía toda "cosa inmunda." La distinción entre los comestibles limpios y los inmundos no era meramente un reglamento ceremonial o arbitrario, sino que se basaba en principios sanitarios. A la observancia de esta distinción se puede atribuir, en alto grado, la maravillosa vitalidad que por muchos siglos ha distinguido al pueblo judío. Los principios de la templanza deben llevarse más allá del mero consumo de bebidas alcohólicas. El uso de alimentos estimulantes indigestos es a menudo igualmente perjudicial para la salud, y en muchos casos, siembra las semillas de la embriaguez. La verdadera temperancia nos enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar cuerdamente lo que es saludable. Pocos son los que comprenden debidamente la influencia que sus hábitos relativos a la alimentación ejercen sobre su salud, su carácter, su utilidad en el mundo y su destino eterno. El apetito debe sujetarse siempre a las facultades morales e intelectuales. El cuerpo debe servir a la mente, y no la mente al cuerpo. 606

La promesa que Dios hizo a Manoa se cumplió a su debido tiempo con el nacimiento de un hijo, que fue llamado Sansón. A medida que el niño crecía, se hacía evidente que poseía extraordinaria fuerza física. Sin embargo, como bien lo sabían Sansón y sus padres, esta fuerza no dependía de sus firmes músculos, sino de su condición de nazareo, simbolizada por su pelo largo.

Si Sansón hubiera obedecido los mandamientos divinos tan fielmente como sus padres, habría sido su destino más noble y más feliz. Pero sus relaciones con los idólatras le corrompieron. Como la ciudad de Sora estaba cerca de la región de los filisteos, Sansón trabó amistades entre ellos. Así se crearon en su juventud intimidades cuya influencia entenebreció toda su vida. Una joven que vivía en la ciudad filistea de Timnah conquistó los afectos de Sansón, y él decidió hacerla su esposa. La única contestación que dio a sus padres temerosos de Dios, que trataban de disuadirle de su propósito, fue: "Esta agradó a mis ojos." Los padres cedieron por fin a sus deseos, y la boda se efectuó.

Precisamente cuando llegaba a la edad viril, cuando debía cumplir su misión divina, el momento en que más fiel a Dios debiera haber sido, Sansón se emparentó con los enemigos de Israel. No se preguntó si al unirse con el objeto de su elección podría glorificar mejor a Dios o si se estaba colocando en una posición que no le permitiría cumplir el propósito que debía alcanzar su vida. A todos los que tratan primero de honrarle a él, Dios les ha prometido sabiduría; pero no existe promesa para los que se obstinan en satisfacer sus propios deseos.

¡Cuántos hay que siguen el mismo camino que siguió Sansón! Cuán a menudo se formalizan casamientos entre fieles e impíos, porque la inclinación domina en la lección de marido o mujer! Los contrayentes no piden consejo a Dios, ni procuran glorificarle. El cristianismo debiera tener una influencia dominadora sobre la relación matrimonial; pero con demasiada frecuencia los móviles que conducen a esta unión 607 no se ajustan a los principios cristianos. Satanás está constantemente tratando de fortalecer su poderío sobre el pueblo de Dios induciéndole a aliarse con sus súbditos; y para lograr esto, trata de despertar pasiones impuras en el corazón. Pero en su Palabra el Señor ha indicado clara y terminantemente a su pueblo que no se una con aquellos en cuyo corazón no mora su amor. "¿Qué concordia tiene Cristo con Belial? o ¿qué parte tiene el creyente con el incrédulo? y ¿qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos?" (2 Cor. 6: 15, 16, V.M.)

En el festín de su boda Sansón se relacionó familiarmente con los que odiaban al Dios de Israel. Quienquiera que voluntariamente entabla relaciones tales se verá en la necesidad de amoldarse, hasta cierto grado, a los hábitos y costumbres de sus compañeros. Pasar el tiempo así es peor que malgastarlo. Se despiertan y fomentan pensamientos, y se pronuncian palabras, que tienden a quebrantar los baluartes de los buenos principios y a debilitar la ciudadela del alma.

La esposa, para obtener cuya mano Sansón había transgredido el mandamiento de Dios, traicionó a su marido antes de que hubiese terminado el banquete de bodas. Indignado por la perfidia de ella, Sansón la abandonó momentáneamente, y regresó solo a su casa de Sora. Cuándo, después de aplacársele el enojo, volvió por su novia, la halló casada con otro. La venganza que él se tomó al devastar todos los campos y viñedos de los filisteos, los indujo a asesinaría, a pesar de que las amenazas de ellos le habían hecho cometer el engaño que dio principio a la dificultad. Sansón ya había dado pruebas de su fuerza maravillosa al matar solo y sin armas un leoncito, y al dar muerte a treinta de los hombres de Ascalón. Ahora airado por el bárbaro asesinato de su esposa, atacó a los filisteos "e hiriólos ... con gran mortandad." Y entonces, deseando encontrar un refugio seguro contra sus enemigos, se retiró a "la cueva de la peña de Etam," en la tribu de Judá.

Fue perseguido a este sitio por una fuerza importante, y los habitantes de Judá, muy alarmados, convinieron vilmente en 608 entregarle a sus enemigos. Por lo tanto, tres mil hombres de Judá subieron adonde él estaba. Pero aun en número tan desproporcionado, no se habrían atrevido a aproximársele si no hubieran estado seguros de que él no haría ningún daño a sus conciudadanos Sansón les permitió que le ataran y le entregaran a los filisteos; pero primero exigió a los hombres de Judá que le prometieran no atacarlo, para no verse él obligado a destruirlos. Les permitió que le ataran con dos sogas nuevas, y fue conducido al campamento de sus enemigos en medio de las demostraciones de gran regocijo que hacían éstos. Pero mientras sus gritos despertaban los ecos de las colinas, "el espíritu de Jehová cayó sobre él." Hizo pedazos las cuerdas fuertes y nuevas como si hubieran sido lino quemado en el fuego. Luego, asiendo la primera arma que halló a mano y que, si bien era tan sólo una quijada de asno, resultó más eficaz que una espada o una lanza, hirió a los filisteos hasta que huyeron aterrorizados, dejando mil muertos en el campo.

Si los israelitas hubiesen estado dispuestos a unirse con Sansón, para llevar adelante la victoria, habrían podido librarse entonces del poder de sus opresores. Pero se habían desalentado y acobardado. Por pura negligencia habían dejado de hacer la obra que Dios les había mandado realizar, en cuanto a desposeer a los paganos, y se habían unido a ellos en sus prácticas degradantes. Toleraban su crueldad y su injusticia, siempre que no fuese dirigida contra ellos mismos. Cuando se los colocaba bajo el yugo del opresor se sometían mansamente a la degradación que habrían podido eludir si tan sólo hubiesen obedecido a Dios. Aun cuando el Señor les suscitaba un libertador, con frecuencia le abandonaban y se unían con sus enemigos.

Después de su victoria, hicieron los israelitas juez a Sansón, y gobernó a Israel durante veinte años. Pero un mal paso prepara el camino para otro. Sansón había violado el mandamiento de Dios tomando esposa de entre los filisteos, y otra vez se aventuró a relacionarse con los que ahora eran sus 609 enemigos mortales, para satisfacer una pasión ilícita. Confiando en su gran fuerza, que tanto terror infundía a los filisteos, fue osadamente a Gaza para visitar a una ramera de aquel lugar. Los habitantes de la ciudad supieron que estaba allí y desearon vengarse. Su, enemigo se había encerrado dentro de las murallas de la más fortificada de todas sus ciudades; estaban seguros de su presa, y sólo esperaban el amanecer para completar su triunfo. A la media noche Sansón despertó. La voz acusadora de la conciencia le llenaba de remordimiento, mientras recordaba que había quebrantado su voto de nazareo. Pero no obstante su pecado, la misericordia de Dios no le había abandonado. Su fuerza prodigiosa le sirvió una vez más para libertarse. Yendo a la puerta de la ciudad, la arrancó de su sitio y se la llevó con sus postes y su cerrojo a la cumbre de una colina en el camino a Hebrón.

Pero ni aun esta arriesgada escapada refrenó su mal proceder. No volvió a aventurarse entre los filisteos, pero continuó buscando los placeres sensuales que le atraían hacia la ruina. "Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec," a poca distancia de donde había nacido él. Ella se llamaba Dalila, "la consumidora." El valle de Sorec era famoso por sus viñedos; y éstos también tentaban al vacilante nazareo, quien había hecho ya consumo de vino, quebrantando así otro vínculo que, le ataba a la pureza y a Dios. Los filisteos observaban cuidadosamente los movimientos de su enemigo, y cuando él se envileció por esta nueva unión decidieron obtener su ruina por medio de Dalila.

Una embajada compuesta por uno de los hombres principales de cada provincia filistea fue enviada al valle de Sorec. No se atrevían a prenderle mientras estaba en posesión de su gran fuerza, pero tenían el propósito de averiguar, si posible fuera, el secreto de su poder. Por consiguiente, sobornaron a Dalila para que lo descubriera y se lo revelara a ellos.

Al verse Sansón acosado por las preguntas de la traidora, la engañó diciéndole que las debilidades de otros hombres le 610 sobrevendrían si se pusieran en práctica ciertos procedimientos. Cuando ella hizo la prueba, se descubrió el engaño. Entonces le acusó de haberle mentido y le dijo: "¿Cómo dices, Yo te amo, pues que tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has aun descubierto en qué está tu gran fuerza." Tres veces tuvo Sansón la más clara manifestación de que los filisteos se habían aliado con su hechicera para destruirle; pero cuando ella fracasaba en su propósito hacía de ello un asunto de broma, y él ciegamente desterraba todo temor.

Día tras día Dalila le fue instando con sus palabras hasta que "su alma fue reducida a mortal angustia." Sin embargo, una fuerza sutil le sujetaba al lado de ella. Vencido por último, Sansón le dio a conocer el secreto: "Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mi, y seré debilitado, y como todos los hombres."

En seguida envió Dalila un mensajero a los señores de los filisteos, pata instarles a venir sin tardanza alguna. Mientras el guerrero dormía, se le cortaron las espesas trenzas de la cabeza. Luego, como lo había hecho tres veces antes, ella gritó: "¡Sansón, los Filisteos sobre ti!" Despertándose repentinamente, quiso hacer uso de su fuerza como en otras ocasiones, y destruirlos; pero sus brazos impotentes se negaron a obedecerle, y entonces se dio cuenta de "que Jehová ya se había de él apartado." Cuando se lo hubo rapado, Dalila empezó a molestarle y a causarle dolor para probar su fuerza; pues los filisteos no se atrevían a aproximársele hasta que estuvieran plenamente convencidos de que su fuerza había desaparecido. Entonces le prendieron, y habiéndole sacado los ojos, lo llevaron a Gaza. Allí quedó atado con cadenas y grillos en la cárcel y condenado a trabajos forzados.

¡Cuán grande era el cambio para el que había sido juez y campeón de Israel, al verse ahora débil, ciego, encarcelado, rebajado a los menesteres más viles! Poco a poco había violado 611 las condiciones de su sagrada vocación. Dios había tenido mucha paciencia con él; pero cuando se entregó de tal manera al poder del pecado que traicionó su secreto, el Señor se apartó de él y le abandonó. No había virtud alguna en sus cabellos largos, sino que eran una señal de su lealtad a Dios; y cuando sacrificó ese símbolo para satisfacer su pasión, perdió también para siempre las bendiciones que representaba.

En el sufrimiento y la humillación, mientras era juguete de los filisteos, Sansón aprendió más que nunca antes acerca de sus debilidades; y sus aflicciones le llevaron al arrepentimiento. A medida que el pelo crecía, le volvía gradualmente su fuerza; pero sus enemigos, considerándole como un prisionero encadenado e impotente, no sentían aprensión alguna.

Los filisteos atribuían su victoria a sus dioses; y regocijándose, desafiaban al Dios de Israel. Se decidió hacer una fiesta en honor de Dagón el dios pez, "protector del mar." De todos los pueblos y campos de la llanura filistea, se congregaron la gente y sus señores. Muchedumbres de adoradores llenaban el gran templo y las galerías alrededor del techo. Era una ocasión de festividad y regocijo. Resaltó la pompa de los sacrificios, seguidos de música y banqueteo. Entonces, como trofeo culminante del poder de Dagón, se hizo traer al Sansón. Grandes gritos de regocijo saludaron su aparición. El pueblo y los príncipes se burlaron de su condición miserable y adoraron al dios que había vencido "al destruidor de nuestra tierra."

Después de un rato, como si estuviese cansado, Sansón pidió permiso para descansar apoyándose contra las dos columnas centrales que sostenían el techo del templo. Elevó entonces en silencio la siguiente oración: "Señor Jehová, acuérdate ahora de mi, y esfuérzame, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los Filisteos." Con estas palabras abrazó las columnas con sus poderosos brazos; y diciendo: "Muera yo con los Filisteos," se inclinó; y cayó el techo, matando de un solo golpe a toda la vasta multitud que estaba allí. "Y fueron muchos más los que de 612 ellos mató muriendo, que los que había muerto en su vida."

El ídolo y sus adoradores, los sacerdotes y los campesinos, los guerreros y los nobles, quedaron sepultados juntos debajo de las ruinas del templo de Dagón. Y entre ellos estaba el cuerpo gigantesco de aquel a quien Dios había escogido para que libertase a su pueblo. Llegaron a la tierra de Israel las nuevas del terrible derrumbamiento, y los parientes de Sansón bajaron de las colinas, y sin oposición rescataron el cuerpo del héroe caído. "Y lleváronle, y le sepultaron entre Sora y Esthaol, en el sepulcro de su padre Manoa."

La promesa de Dios de que por medio de Sansón comenzaría "a salvar a Israel de manos de los Filisteos" se cumplió; pero ¡cuán sombría y terrible es la historia de esa vida que habría podido alabar a Dios y dar gloria a la nación! Si Sansón hubiera sido fiel a su vocación divina, se le habría honrado y ensalzado, y el propósito de Dios se habría cumplido. Pero él cedió a la tentación y no fue fiel a su cometido, y su misión se cumplió en la derrota, la servidumbre y la muerte.

Físicamente, fue Sansón el hombre más fuerte de la tierra; pero en lo que respecta al dominio de sí mismo, la integridad y la firmeza, fue uno de los más débiles. Muchos consideran erróneamente las pasiones fuertes como equivalente de un carácter fuerte; pero lo cierto es que el que se deja dominar por sus pasiones es un hombre débil. La verdadera grandeza de un hombre se mide por el poder de las emociones que él domina, y no por las que le dominan a él.

El cuidado providencial de Dios había asistido a Sansón, para que pudiera prepararse y realizar la obra para la cual había sido llamado. Al principio mismo de la vida se vio rodeado de condiciones favorables para el desarrollo de su fuerza física, vigor intelectual y pureza moral. Pero bajo la influencia de amistades y relaciones impías, abandonó aquella confianza en Dios que es la única seguridad del hombre, y fue arrebatado por la marea del mal. Los que mientras cumplen su deber son sometidos a pruebas pueden tener la seguridad de que 613 Dios los guardará; pero si los hombres se colocan voluntariamente bajo el poder de la tentación, caerán tarde o temprano.

Aquellos mismos a quienes Dios quiere usar como sus instrumentos para una obra especial son los que con todo su poder Satanás procura extraviar. Nos ataca en nuestros puntos débiles y obra por medio de los defectos de nuestro carácter para obtener el dominio de todo nuestro ser, pues sabe que si conservamos estos defectos él tendrá éxito. Pero nadie necesita ser vencido. No se le deja solo al hombre para que venza el poder del mal mediante sus débiles esfuerzos. Hay ayuda puesta a su disposición, y ella será dada a toda alma que realmente la desee. Los ángeles de Dios que ascienden y descienden por la escalera que Jacob vio en visión, ayudarán a toda alma que quiera subir hasta el cielo más elevado. 614



Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Notas de Elena G. de White.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010

Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

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Lección 10: El fruto del Espíritu es Templanza / Edición para Maestros

El sábado enseñaré...

Texto Clave: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad". Filipenses 4:8.


Enseña a tu clase a:


Saber comprender la relación entre el pensamiento y la conducta.
Sentir el deseo de esforzarse para dominar las emociones.
Hacer: caminar en el Camino, la Verdad y la Vida.


Bosquejo de la Lección

1. Saber: El poder positivo de pensar correctamente

A. La conducta, sea deliberada o inconsciente, sigue un camino definido. Al pensamiento siguen las palabras y las acciones. Nos comportamos según lo que hayamos atesorado en el banco de nuestra mente.
a. ¿Qué verdades se encuentran en la declaración del salmista: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11)?
b. ¿De qué modo el vivir de acuerdo con la Palabra de Dios mantiene puro nuestro corazón?

2. Sentir: Es posible dominar el yo

A. Los deseos de la carne, de los ojos y el orgullo de la vida, todos tienen que ver con nuestras emociones y sentimientos.
a. ¿De qué modo indica esto que los sentimientos pueden ser peligrosos si no son santificados en Cristo?

3. Hacer: Modificar el pensamiento y la conducta

A. El problema del dominio propio a menudo es fastidioso para el cristiano. Si se practica en forma errónea, puede conducir a las posibles trampas del legalismo, del fanatismo, del desánimo espiritual y de la depresión. Como los ataques de Satanás duran toda la vida, lo mismo sucede con el desarrollo del control propio.
a. ¿De qué manera el permitir que las Escrituras llenen nuestro pensamiento nos ayudará a derrotar al mal?
b. ¿De qué modo comprender la gracia y la justicia de Dios por la fe desarrollará una forma espiritualmente madura y equilibrada?
c. ¿De qué forma el descuidar la vida de devoción afecta nuestro pensamiento y nuestra conducta?

Resumen: Una manera correcta de pensar conduce a una vida correcta. Depender de los sentimientos es peligroso. El dominio propio se desarrolla al permitir que las Escrituras iluminen nuestros pensamientos.


CICLO DE APRENDIZAJE

PASO 1: ¡Motiva!

Concepto clave para el crecimiento espiritual: El Espíritu Santo nos da dominio propio a fin de que podamos hacer buenas decisiones que nos permitan ser útiles a Dios, a otros, y a nosotros mismos.

Solo para los maestros: En esta lección, concéntrate en la necesidad del dominio propio en una vida de libertad en Cristo.

Jarabe de maíz de alta fructosa: Si has seguido las noticias de salud y nutrición, sabrás que, en muchas partes del mundo este ingrediente de las bebidas gaseosas y de los “alimentos chatarra” se vincula con la obesidad y sus males relacionados. ¿Por qué? El jarabe de maíz de alta fructosa es tan alto en calorías que no desconecta el mecanismo del apetito como otras comidas lo hacen. Uno puede sentirse todavía con apetito aun después de consumir cantidades enormes de calorías en una pequeña gaseosa. Tenemos reguladores internos que nos dicen cuándo debemos parar de comer, pero el jarabe de maíz de alta fructosa hábilmente los pasa por alto.

Esto es justo lo que el mundo, la carne y el diablo le hacen a nuestro jactancioso “libre albedrío”. Tenemos suficiente libre albedrío como para separar el bien del mal, pero no el suficiente como para hacer siempre lo que agrada a Dios. Las cosas de este mundo saben cómo desconectar nuestros mecanismos de control y entrar directamente en nosotros.

Las buenas noticias: Dios tiene un mecanismo de control nuevo para ti, que realmente funciona. Lo que tienes que hacer es reconocer que el que tienes ahora es defectuoso, y reclamar el fruto del Espíritu, que incluye el dominio propio.

Considera: Ya que hoy se nos anima a gratificar cada deseo, ¿por qué es tan difícil considerar al dominio propio como algo positiva? ¿Cuál es la alternativa si no lo hacemos?


PASO 2: ¡Explora!

Comentario de la Biblia

I. El dominio propio o templanza (Repasa con tu clase Gál. 5:23).

Egkratéia es la palabra griega traducida como “templanza” o “dominio propio” en Gálatas 5:23. El concepto era popular entre los filósofos estoicos de esa época, que veían en ella una manera de reclamar autonomía personal frente a las fuerzas impersonales de la vida y la naturaleza, incluyendo al dios frío e indiferente que los estoicos imaginaban.

En contraste, Pablo imaginaba a un Dios personal, profundamente comprometido, que nos da la capacidad de dominarnos en una forma que de otro modo no podríamos. Pablo vio que algunas de las fuerzas que golpean la voluntad (por ejemplo, las mencionadas en 1 Juan 2:15, 16) existen dentro de nosotros mismos. Necesitamos alguien fuera de nosotros para darnos el dominio propio que deseaban los estoicos, y que ese Alguien es el Espíritu Santo.

Considera: ¿Cuál puede ser el resultado de nuestros intentos de llegar al “autocontrol” solamente con el poder de nuestra voluntad y nuestras buenas intenciones? (Ver Rom. 7:18-25.)

II. El mundo (Repasa con tu clase 1 Juan 2:15, 16; Rom. 12:2).

El primer paso del dominio propio cristiano es el deseo de ser gobernado por Dios en vez de lo que el Nuevo Testamento llama “el mundo”. El famoso versículo de Juan 3:16 dice que Dios amó al mundo. También se nos dice en Génesis que Dios creó el mundo y vio que era bueno. ¿Por qué, entonces, el autor de 1 Juan nos dice que el amor al mundo y el amor de Dios no pueden existir juntos en el mismo corazón?

La palabra usada para mundo es siempre kósmos. Kósmos es realmente neutral, y significa orden. Este orden puede ser el orden de Dios al crear en el Génesis y por el cual él (Juan 3:16) sacrificó a su Hijo; o puede ser el falso orden, un sistema aparente de valores y prioridades. Claramente el mundo, o kósmos, de 1 Juan 2:15 y 16, o de Romanos 12:2 es este último.

Usado en este contexto, el mundo no es meramente el lugar en el que vivimos. Son los postulados que gobiernan las acciones y las creencias de personas que no conocen a Dios. Primero, el mundo está preocupado pon lo temporal (literalmente, limitado al tiempo), mientras Dios y su pueblo están preocupados pon lo eterno. Las cosas que no conciernen específicamente a Dios o a lo eterno se califican como seculares. La palabra secular viene de la palabra latina traducida como siglo o época. Las cosas seculares son las que tienen que ver con la época presente, en oposición con la eternidad. Tales cosas pueden ser necesarias y hasta pueden tener algún valor en sí mismas pero, si amamos a Dios, no son nuestro propósito último.

Considera: ¿Cómo deberíamos interactuar con el mundo y las cosas que hay en él? (Ver Juan 15:19.)

III. Bajo administración extranjera (Repasa con tu clase 1 Juan 2:16).

Cuando el mundo y las cosas que hay en él llegan a ser nuestro propósito fundamental, estamos controlados por ellos, no por nosotros mismos ni por Dios. Estamos sujetos a los deseos mencionados en 1 Juan 2:15, 16. Los deseos de la carne, aunque tienen una connotación más bien excitante hoy, no eran necesariamente de naturaleza sexual. Sucumbimos a ellos cuando valoramos la comodidad y el placer físicos –o sus logros– como la meta principal de la vida.

“Los deseos de los ojos” implican deseos generados por la vista. Acá no se está refiriendo solamente a la pornografía o a la observación de naturaleza sensual. Otra palabra podría ser lo que llamamos superficialidad, es decir, atribuir valor a cosas sobre la base de la apariencia externa. Esto podría incluir la hipocresía religiosa, dado que el hipócrita está interesado en parecer religioso exteriormente. Lo mismo podría decirse de algunas formas de legalismo, puesto que los legalistas se preocupan en ser vistos haciendo lo correcto o, más generalmente, en que no parezca que están haciendo lo incorrecto. Estrechamente ligado a esto, está la “vanagloria de la vida” (“arrogancia de la vida”, NVI), que es el deseo de aparentar que uno es superior a otras personas o, por lo menos, notable. Vemos hoy que muchas personas desean ser famosas por algo y, preferiblemente, en la televisión. Podría decirse que para ellas es el orgullo de esta vida, ya que la víctima de este impulso considera el lograr un elevado estatus y notoriedad como lo más importante en su vida.

Considera: Aunque seamos cristianos podemos anhelar estos deseos e impulsos “mundanos”, y llegar a estar cautivados por ellos. ¿Cómo hemos de reaccionar cuando se presentan ante nosotros? (Ver Rom. 13:14).


PASO 3: ¡Aplica!

Preguntas para reflexionar:

1. El dominio propio como lo enseñaban los estoicos y otros en el mundo antiguo era ascético y significaba afirmar la autonomía individual. ¿De qué modo se compara esto con la explicación bíblica? (Ver 1 Cor. 9:27.)

2. Compara a José con Sansón. José enfrentó grandes pruebas y desgracias desde una edad temprana y, no obstante, las venció para llegar a ser un gran hombre, tanto en el sentido espiritual como en el mundanal. Sansón nació con muchas ventajas y, no obstante, terminó su vida como un esclavo. ¿Qué nos enseña esto acerca de cómo deberíamos usar cada circunstancia para mejorar espiritualmente y glorificar a Dios?

Preguntas de aplicación:

1. Probablemente, algunas veces fracasamos, al procurar aprender dominio propio. ¿Cómo deberíamos reaccionar? (Ver Prov. 24:16.)

2. A pesar de que el dominio propio se describe como un don o regalo, y se da a entender que Dios nos ayudará a aprenderlo, a menudo parece ser un proceso solitario y difícil. ¿Cómo podemos mantener la conexión con Dios, quien lo hará más fácil?

3. ¿Cuáles son los resultados de la falta de dominio propio, que vemos en el mundo hoy? Nuestra sociedad y sistema económico, ¿animan a la gente a controlar sus impulsos y a demorar la gratificación de ellos, o estimula lo opuesto? ¿Cómo podemos aislarnos de la multitud de voces que nos incitan a hacer o a comprar cosas que nos dañarán física, espiritual y financieramente?


PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Para aprender a controlarnos, necesitamos conocernos, saber cuáles son nuestras debilidades y fortalezas, y cómo minimizar las primeras y maximizar las últimas. Las siguientes actividades tienen la intención de dar a tus alumnos las herramientas para hacer esto.

1. Entrega pequeños papeles a tu clase. Pide que anoten, en forma anónima, de uno a diez, lo que más les hace perder el dominio propio. Pueden ser cosas (comida, dinero, etc.), emociones (frustración, enojo, tristeza, etc.), situaciones o personas (no dar nombres, por favor).

2. Pide a todos que entreguen sus papeles. Enumera cada elemento indicado en una pizarra, y suma la cantidad de veces que se menciona cada uno. Tus alumnos verán que no están solos en sus luchas, y que tal vez puedan ayudarse los unos a los otros.

3. Pregunta si alguno de tus alumnos está dispuesto a compartir la manera en que ha logrado alcanzar la victoria sobre un pecado o un problema, y cómo pudo mantener esa victoria. Puede ser algo grande o algo pequeño. ¿Qué actividades, personas, o cosas los hacen más fuertes? ¿Y más débiles?




Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Edición para Maestros.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010

Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

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martes, 23 de febrero de 2010

Lección 9: El fruto del Espíritu es Mansedumbre / Comentario de Doug Batchelor



Comentario a cargo del Pr.
Doug Batchelor, principal orador, Director de "Amazing Facts" y pastor de la Iglesia Central Adventista del Séptimo Día de Sacramento, California.

Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010.
Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

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sábado, 20 de febrero de 2010

Lección 9: El fruto del Espíritu es mansedumbre / Para el 27 de febrero de 2010


Sábado 20 de febrero.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 50:20; Mateo 5:5; 11:29; Romanos 12:3; Gálatas 6:1; Filipenses 2:2, 3; 1 Pedro 3:4.

Para Memorizar: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mat. 5:5).

La mansedumbre es un fruto del Espíritu que se ha perdido mucho en nuestra cultura agresiva y egocéntrica. Por cuanto la gente la asocia con la debilidad, la mayoría no admira a otros por ser mansos. Pero hemos sido llamados a ser mansos.

¿Qué es la mansedumbre? Es una actitud de humildad hacia Dios y de amabilidad hacia las personas. Es cuando reconocemos que Dios está en el control y que podemos confiar en él, aun cuando las cosas no sean como nos gustaría que fueran, lo que sucede a menudo. Para ser manso se necesita confianza, no en uno mismo, sino en Dios.

Aunque la debilidad y la mansedumbre pueden parecer similares, no lo son. La debilidad es debida a circunstancias negativas, tales como falta de fuerza o de valor, palabras que no describen a Jesús, quien dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mat. 11:29). La mansedumbre, más bien, es el resultado de la elección consciente de una persona de confiar en Dios y apoyarse en él, en lugar de seguir los caminos propios. De modo que la mansedumbre surge de la fortaleza, no de la debilidad.


Manso y humilde de corazón.
Domingo 21 de febrero

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:29). ¿Qué nos está diciendo Jesús aquí? ¿De qué modo ser mansos y humildes de corazón puede dar descanso a nuestras almas?

La mansedumbre es abandonar absolutamente toda lucha por nuestra agenda y creer que Dios luchará por nosotros en favor de su agenda. La mansedumbre es lo opuesto a la arrogancia y al egoísmo. Surge de la confianza en la bondad de Dios y en su control sobre la situación. La persona mansa no está ocupada con el yo (ver Luc. 22:42), y esa actitud es clave para la promesa de encontrar reposo para nuestras almas. Después de todo, nuestra agitación y perturbación ¿no se deben muy a menudo a que buscamos solamente nuestro propio beneficio? En el sentido más verdadero, entonces, una persona mansa es alguien que ha aprendido a morir al yo, y que tiene fe, valor y perseverancia, rasgos que el mundo no necesariamente asocia con la mansedumbre.

Lee Romanos 12:3. ¿De qué modo la idea de la mansedumbre está representada aquí? ¿De qué modos esta es la clave para ser manso?

Efesios 4:2 es otro texto que nos ayuda a comprender lo que es la mansedumbre. Nota cómo está relacionado con Romanos 12:3: ambos textos enfatizan, cada uno a su manera, por qué la arrogancia y el egoísmo son contrarios al caminar del cristiano. Después de todo, ¿por qué un cristiano habría de ser arrogante? ¿No somos todos pecadores? ¿No estaríamos todos condenados a la destrucción eterna si no fuera por Jesús? ¿No dependemos todos de Dios, completamente, para cada respiración, cada latido del corazón? ¿No proceden todos nuestros dones y talentos de Dios? ¿De qué podemos enorgullecernos? ¡De nada! En efecto, considerando todo lo que costó salvarnos, los cristianos deberíamos ser las personas más mansas y humildes de la tierra.

Piensa en cuán absolutamente dependiente eres de Dios para todo. ¿De dónde, entonces, proviene ese orgullo y en arrogancia en tu corazón, y cómo puedes eliminarlo, de ti?


Modelos de mansedumbre.
Lunes 22 de febrero

¿Recuerdas las crisis que afrontó Abrahán al decidir con su sobrino Lot cómo dividir la tierra? (Ver Gén. 13:8, 9.) Siendo que Dios le había prometido hacer de su descendencia una gran nación, ¿cuál podría haber sido la justificación de Abraham para tomar la mejor parte para sí? En cambio, Abraham le permitió a Lot elegir primero, y dijo que él tomaría lo que quedara. ¿De qué modo esto fue una característica de mansedumbre?

Conocemos la historia de José cuando fue vendido como esclavo a Egipto por sus hermanos. Luego ellos fueron a él, que era el segundo en el gobierno de Egipto, y suplicaron que se les permitiera comprar alimentos (Gén. 45). ¿De qué modo la mansedumbre de José determinó su trato para con sus hermanos? Si no hubiera sido manso, ¿qué habría hecho él? ¿De qué modo Génesis 50:20 es un ejemplo de la visión del mundo que tienen aquellos que son mansos?

Siendo joven, David fue ungido para ser el siguiente rey de Israel. El rey Saúl se puso increíblemente celoso y durante años persiguió a David y sus hombres con la intención de matarlos. En dos ocasiones David tuvo la oportunidad de matar a Saúl (1 Sam. 24:3-7; 26:7-12). Si David no hubiera sido manso, ¿cuál podría haber sido su racionalización para matar a Saúl? ¿Por qué es tan fácil para nosotros usar una excusa espiritual para hacer algo en nuestro propio beneficio?

En Números 12:3 se describe a Moisés como el hombre más manso de su tiempo. Aun así, algunas de sus acciones no parecen encajar con el concepto popular de mansedumbre. Su demanda de que el Faraón dejara ir a Israel era fuerte, y fue seguida de acciones. Cuando Israel adoró el becerro de oro, su “irá ardió” y, tomando el becerro, lo quemó, lo molió hasta hacerlo polvo, e hizo que ellos lo bebieran (Éxo. 32:19, 20). ¿Cómo hemos de entender la mansedumbre de Moisés?

Jesús es el mayor modelo de mansedumbre (Mat. 11:29). ¿Cuáles son algunos ejemplos de su mansedumbre? ¿Cómo se reveló su mansedumbre en Juan 18:21 al 23? ¿O qué diremos acerca de Mateo 26:39? Al mismo tiempo, encontramos ejemplos de Jesús haciendo cosas que no parecen ser muy mansas, como cuando expulsó a los cambistas de dinero del templo, o las veces que confrontó a los fariseos y a otros por su hipocresía. ¿De qué modo estos ejemplos nos ayudan a entender que la mansedumbre puede manifestarse, a veces, en maneras muy valientes?

¿Qué encuentras en común en estos ejemplos de mansedumbre? ¿Qué puedes aprender de ellos que te ayude a comprender lo que es la mansedumbre y lo que no es?


La importancia de la mansedumbre.
Martes 23 de febrero

“Buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová” (Sof. 2:3). La mansedumbre es lo opuesto al orgullo. Hoy hay mucho énfasis en la importancia de tener autoestima. ¿En qué momento la autoestima da el salto y se convierte en orgullo?

La mansedumbre es necesaria para recibir la Palabra de Dios. “Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Sant. 1:21). Una persona que no tiene un espíritu humilde no puede recibir la Palabra de Dios porque hay un conflicto de intereses. ¿Por qué esto es así?

La mansedumbre es necesaria para una testificación eficaz. “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15).

“Nuestra influencia sobre los demás no depende tanto de lo que decimos, como de lo que somos. Los hombres pueden combatir y desafiar nuestra lógica, pueden resistir nuestras súplicas; pero una vida de amor desinteresado es un argumento que no pueden contradecir. Una vida consecuente, caracterizada por la mansedumbre de Cristo, es un poder en el mundo” (DTG 115).

La mansedumbre da gloria a Dios. Primera de Pedro 3:4 dice: “en el incorruptible ornado de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

“Es correcto amar lo bello y desearlo; pero Dios desea que primero amemos y busquemos las bellezas superiores, que son imperecederas. Ningún adorno exterior puede ser comparado en valor o belleza con aquel ‘espíritu afable y apacible’, el ‘lino finísimo, blanco y limpio’ (Apoc. 19:14) que usarán todos los santos de la tierra. Esas ropas les conferirán hermosura y atractivo aquí, y serán en el futuro la credencial que les franqueará la entrada en el palacio del Rey. Su promesa es: ‘Y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos’ (Apoc. 3:4, VM)” (HAp 432).

¿De qué modo hacer énfasis en la belleza exterior está en conflicto potencial con el desarrollo del fruto del Espíritu, específicamente el de la mansedumbre? A medida que el fruto crece en ti, ¿de qué modo tu vida debería ser diferente de como era antes? En el área de la mansedumbre, ¿Qué cambios has visto en tu vida desde que aceptaste a Cristo? ¿Qué actitudes puedes estar albergando que te hacen difícil ser manso?


Practicar el fruto de la mansedumbre.
Miércoles 24 de febrero

La mansedumbre se manifestará en cómo nos relacionamos con otros. Es decir, es algo activo, algo que se revelará en nuestras palabras, actitudes y acciones. Puedes pensar que eres manso, pero eso no necesariamente significa que lo eres. Ser manso es manifestarlo.

¿De qué modo los versículos siguientes muestran cómo la mansedumbre ha de ser revelada en nuestras vidas? ¿Por qué la mansedumbre es tan importante en estas situaciones? Mat. 5: 39: Mat. 18:21-22; Gál. 6:1; 2 Tim. 2:24, 25; Tito 3:2; Fil. 2:2, 3.

Como hemos mencionado, la mansedumbre se asocia equivocadamente con la debilidad. Pero de ninguno modo es eso. De hecho, repasa los versículos que consideramos hoy. ¿Puedes ver que se requiere fortaleza, y fuerza moral y espiritual para revelar mansedumbre en la mayoría de esas situaciones?

Por supuesto, si la mansedumbre es el fruto del Espíritu, es algo que nos viene de Dios y no de nosotros mismos. No obstante, necesitamos entregarnos diariamente al Señor y tener la disposición diaria de obedecer con fe, a fin de que esto se manifieste en nuestras vidas.


La recompensa de los mansos.
Jueves 25 de febrero

E. D. Hulse dijo: “La humildad es una cosa extraña. En el momento en que piensas que la obtuviste, la perdiste”.

Un pueblo pequeño quería reconocer y recompensar a su ciudadano más manso. Se hizo una encuesta en esa pequeña comunidad, y se identificó a esa persona. En una ceremonia a la que asistieron todas las personas importantes, al ciudadano más manso se le entregó una cinta en la que estaban impresas las siguientes palabras: “El Hombre más Manso del Pueblo”. Sin embargo, al día siguiente tuvieron que retirarle la cinta ¡porque la estaba exhibiendo!

¿Cómo entiendes las promesas y recompensas mencionadas en los siguientes textos? Sal. 22:26; Sal. 25:9; Sal. 37:11; Sal. 147:6; Isa. 29:19; Mat. 5:5.

Estos versículos son consoladores porque hay ocasiones cuando la gente se aprovecha de los mansos. Pero hemos aprendido en este estudio que una persona mansa no está preocupada por elevarse a sí misma ante los hombres, sino que más bien desea elevar a Dios. Como resultado, Dios promete exaltar al que es manso. Las recompensas pueden ser experimentadas tal vez ahora pero, muy ciertamente, en el nuevo cielo y la nueva tierra de la eternidad.


Para Estudiar y Meditar.
Viernes 26 de febrero

“No hay que ocultar a Cristo en el corazón y encerrarlo como un tesoro codiciado, sagrado y dulce, para ser disfrutado únicamente por el que lo posee. Debemos tener a Cristo en nuestro corazón como una fuente de agua que salta para vida eterna, que refresca a todos los que se ponen en contacto con nosotros. Debemos confesar a Cristo abiertamente y con valor, y demostrar en nuestro carácter su humildad, mansedumbre y amor, hasta que los hombres experimenten el encanto de la hermosura de la santidad. La mejor forma de preservar nuestra religión no es colocarla en una botella, como si fuera perfume, para que no se escape su fragancia” (CSS 397).

“La paz de Cristo, esa paz que el dinero no puede comprar, que el talento no puede conseguir, que el intelecto no puede obtener es el don de Dios. La religión de Cristo: ¿cómo podría hacer que todos comprendieran su gran pérdida si dejaran de obedecer sus principios santos en su vida diaria? La mansedumbre y humildad de Cristo es el poder del cristiano. Es en realidad más precioso que todas las cosas que el genio puede crear o la riqueza pueda adquirir. De todas las cosas que se buscan, que se anhelan y se cultivan, no hay nada tan valioso ante la vista de Dios como un corazón puro, una disposición llena de agradecimiento y de paz” (CSS 400, la cursiva fue añadida).

Preguntas Para Dialogar:

1. Dios promete aumentar el gozo en la vida de los que son mansos. ¿Por qué crees que las personas mansas pueden ser alegres? Sugiere varias razones. ¿De qué modo el cultivar el fruto del Espíritu que es mansedumbre mejorará tu vida diaria?

2. ¿En qué formas la mansedumbre puede ser mal entendida como debilidad?

3. Todo este análisis de la mansedumbre plantea una pregunta importante: los cristianos ¿nunca deben defender sus propios derechos? ¿Permitiremos que nos traten como alfombras o felpudos de puerta, constantemente pisoteados sin hacer nada en nuestra defensa? ¿Hay algún equilibrio aquí? Y, si lo hay, ¿cómo podemos encontrarlo?

4. Nietzsche alegaba que el cristianismo era una religión nacida de los que eran débiles, que no tenían poder, y que por eso tomaron rasgos como la humildad y la mansedumbre, y los hicieron aparecer como buenos, algo que se debería procurar lograr. ¿Cómo responderías a este argumento?



Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010

Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

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