sábado, 27 de junio de 2009

Lección 1: Jesús y las epístolas de Juan. Para el 4 de Julio de 2009

Sábado 27 de junio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Repasa las 3 epístolas de Juan.

Para Memorizar: “Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo” (1 Juan 4:14).

¿FALSOS MAESTROS ESPARCIENDO EL ERROR entre los santos? ¿Conceptos equivocados acerca de la naturaleza de Cristo? ¿Luchas por el poder en la iglesia? ¿Errores teológicos esparciéndose entre los bancos de la iglesia? ¿Personas que necesitan la certeza de la salvación? ¿Otros que necesitan saber que la fe debe guiar a la obediencia a la Ley?
Suena algo parecido a nuestra iglesia actual, ¿verdad?
Sin embargo, estos eran algunos de los problemas con los que luchó Juan hace casi dos mil años en sus tres cortas epístolas del Nuevo Testamento.
¡Cuán ciertas son las palabras de Salomón: “Nada hay nuevo debajo del sol” (Ecl. 1:9)!
No obstante, Juan no se concentra solamente en los problemas. Él señala a Dios el Padre y al Hijo; describe quiénes son y qué han hecho por nosotros, y por eso, qué debemos responderles.

Un Vistazo a la Semana: ¿Por qué crees que Juan escribió estas epístolas? ¿A quiénes les estaba escribiendo? ¿Cuáles eran sus preocupaciones? ¿De qué manera atiende esas preocupaciones? ¿Qué nos cuenta Juan acerca de Jesús? ¿Qué promesas puedes obtener de estos libros?

De quien y para quien: El Autor y sus lectores
Domingo 28 de junio

La primera Epístola de Juan comienza sin una introducción formal. Cualquiera que haya sido la razón, el autor no se presenta. La segunda y la tercera cartas mencionan como autor a una persona llamada “el anciano”. Ellas también nos informan a quién fueron dirigidas: a una señora elegida, y también a alguien llamado Gayo. Esta información no es extensa y deja planteadas muchas preguntas; sin embargo, de las cartas mismas podemos aprender algo acerca de quién las escribió.

El estilo y el vocabulario de las cartas parecen indicar que el autor de 1, 2 y 3 Juan fue el mismo. ¿Qué nos indican estas tres cartas acerca de él? Al leerlas, concéntrate, entre otras cosas, en algunos de los términos que usa para referirse a las personas a las que dirige las cartas. (Ver 1 Juan 1:1-3; 2:1, 18; 4:4; 2 Juan 1, 12; 3 Juan 1, 13, 14.)

Obviamente, el autor ha sido testigo presencial de Jesús. También parece haber tenido una relación íntima con los miembros de la iglesia a quienes les escribió, porque los llama “hijitos”, una expresión de cariño. Él mantenía una posición de liderazgo en la iglesia, y más de una vez dijo que esperaba visitarlos. La estrecha similitud de frases y temas con el Evangelio de Juan, así como el testimonio de los padres de la iglesia, revelan que él fue el apóstol Juan.

Todo esto trae a luz un punto muy importante. Cuán valioso es que procuremos desarrollar una relación bondadosa, amable y amante con quienes nos rodean. Por estas cartas, es muy claro que Juan amaba a estas personas y se interesaba vivamente por ellas, y que él quería verlas fortalecidas en el Señor. Puede haber muy pocas dudas de que el amor que él expresaba hacia ellos solo fortalecía el poder de sus palabras. ¡Qué lección importante para todos los que procuramos ser testigos de Jesús y de las verdades que él nos ha dado como iglesia!

Una cosa es tener conocimiento acerca de la naturaleza de Dios, el plan de salvación, la segunda venida de Cristo y el día de reposo correcto. Pero ¿qué le ocurre a nuestro testimonio si nuestras vidas no reflejan el amor y el carácter del Dios que creó estas verdades? Tal vez tengas verdades bien expresadas racionalmente. Eso es bueno, pero ¿cuánto amor y preocupación por otros acompañan tu expresión de esas verdades?

Que contienen la Epístolas
Lunes 29 de junio

En la primera carta de Juan, encontramos una cantidad de temas importantes, aunque el apóstol no parece avanzar en ninguna progresión lineal. Esta observación ha conducido a algunos eruditos a concluir que Juan presenta sus argumentos en una forma cíclica; es decir, él vuelve a tratar sus temas desde ángulos diferentes. De este modo, las mismas cosas se analizan desde diferentes perspectivas.

Lee 2 Juan 1 al 13. Sigue su línea de pensamiento: 2 Juan 1-3, 2 Juan 4, 2 Juan 5, 6, 2 Juan 7-11, 2 Juan 12, 13

En 2 Juan, el apóstol expresa su gratitud porque los hijos de la señora caminan en la verdad. También habla acerca del amor y la obediencia, y luego se concentra en los falsos maestros que ya mencionó en su primera carta. Emplea otra vez el término anticristo. En su conclusión, Juan expresa el deseo de visitar a sus oyentes. También les transmite sus saludos.

¿De qué modo 3 Juan se relaciona con las dos cartas anteriores, que tratan acerca de los falsos maestros que no se mencionan en la última carta de Juan? Es plausible la idea de que las tres cartas traten acerca de una situación similar pero desde perspectivas diferentes. Mientras 1 y 2 Juan advierten contra los falsos maestros, 3 Juan muestra cómo en un caso particular los dirigentes de la iglesia trataron de controlar el problema.

En muchas partes del mundo, la idea de una “doctrina ortodoxa” suena medieval; recuerda a la gente cosas tales como la Inquisición, cuando las personas fueron torturadas y muertas porque no eran lo suficientemente “ortodoxas” en su teología. De allí que muchos se alejen totalmente de la idea de ortodoxia, alegando en cambio que todo lo que hace falta es amar, sin tomar en cuenta la enseñanza. No obstante, Juan, cualquiera que sea su énfasis en el amor, no deja de ocuparse del error teológico. ¿Qué debiera indicarnos esto con respecto a cómo debemos actuar frente al error teológico en nuestra propia iglesia?

Por que: el proposito de estas Cartas
Martes 30 de junio

Repetidamente, Juan nos dice por qué escribió su primera carta. ¿Qué está señalando él? 1 Juan 1:4, 1 Juan 2:12-14, 1 Juan 5:13

Todas estas declaraciones son positivas y confirmadoras. Sin embargo, el contexto muestra que deben ser entendidas dentro del marco de problemas serios en las iglesias a las cuales se dirige 1 Juan. Esta carta hace declaraciones severas acerca de los falsos maestros. Se los llama anticristos. El término se encuentra cuatro veces en 1 Juan y una vez en 2 Juan. No se usa en ninguna otra parte de la Biblia.

Estos anticristos tenían ideas equivocadas acerca de Jesucristo, ideas que también afectaron su estilo de vida cristiano. Obviamente, Juan sentía la necesidad de hacer frente a estas enseñanzas, y lo hizo de una manera sólida e inflexible.

Sin embargo, el autor describe un cuadro positivo del verdadero cristianismo y se concentra en su naturaleza positiva. Al afrontar el error teológico y el error ético de los falsos maestros, Juan alega en favor de la unidad del Padre y del Hijo, la aceptación del perdón divino y una vida gobernada por el principio del amor.

Mientras anima a los feligreses y les advierte contra conceptos inadecuados de Cristo y de la conducta cristiana, espera ganar de regreso a algunos de los que habían abandonado la iglesia.

En 1 y 3 Juan, no se mencionan las razones por las que escribió las cartas, pero esas razones se pueden percibir. El propósito de 2 Juan es advertir a los feligreses contra las enseñanzas erróneas y la ética incorrecta de los falsos maestros mencionados en 1 Juan.

De acuerdo con 3 Juan, estaba ocurriendo una lucha por el poder. Diótrefes estaba tratando de usurpar toda la autoridad. Aparentemente, al usar el problema de esa herejía, estaba tratando de establecer su propia base de poder.

Aunque sin disminuir la seriedad de estas falsas enseñanzas, Juan las enfrenta enfatizando lo positivo. Aquí hay un principio importante para nosotros. Cuán fácil es dejarse absorber por la lucha contra el error de tal manera que nos centramos en él en lugar de centrarnos en la verdad. ¿De qué manera enfrentas lo que consideras equivocado? ¿Te concentras en el error en lugar de hacerlo en la verdad? ¿De qué modo puedes comenzar a adiestrarte para tratar con los problemas de una manera más positiva?

Jesús en las Epístolas de Juan
Miércoles 1º de julio

Jesús aparece en toda 1 Juan. Él está en el centro de este libro. ¿Quién es él, de acuerdo con esta carta? 1 Juan 1:1, 1 Juan 1:2; 5:20, 1 Juan 1:3; 4:15, 1 Juan 2:1, 1 Juan 2:8, 1 Juan 2:22, 1 Juan 4:14, 1 Juan 5:20.

Aunque en 1 Juan Dios el Padre se menciona con más frecuencia que Jesús, el problema de los ex miembros, y tal vez de algunos feligreses todavía activos, es con el Hijo. Los miembros de la iglesia y los falsos maestros pudieron haber concordado mayormente sobre la naturaleza del Padre. Sin embargo, estaban en desacuerdo en lo que se refiere a Jesús, en cuanto a su humanidad y a su divinidad. El problema era si Jesús “ha venido en carne” (1 Juan 4:2) o no, y si “es el Cristo” (1 Juan 2:22).

En medio de todo esto, Juan claramente sostiene que es imposible separar al Padre del Hijo. Aun en nuestros días, algunas personas, incluso algunos cristianos, piensan que pueden tener una relación con Dios el Padre sin interesarse acerca de Jesús. Para ellos, Jesús es sencillamente un ser humano maravilloso. Juan, sin embargo, es claro: Si sabes acerca de Jesús pero no lo aceptas como el Mesías y el Hijo de Dios, no puedes tener una relación salvadora con Dios el Padre.

La primera carta de Juan contiene 105 versículos. Jesús aparece en unos 45 de ellos. ¿Qué te indica esto acerca del lugar que Jesús tiene en esta carta? ¿Cuán central es Jesús en tu propia comprensión de la verdad? Es decir, ¿podrías estar demasiado ocupado con fechas, diagramas y doctrinas, en vez de conocer por ti mismo a Jesús, y su perdón y su gracia? Si fuera así, ¿cómo podrías cambiar? ¿Por qué tienes que cambiar? (Ver Juan 17:3.)

El ministerio de Jesús en las Epístolas de Juan
Jueves 2 de julio

Las cartas de Juan no solo presentan a Jesús desde diferentes perspectivas, contándonos que él existe desde el principio (1 Juan 1:1), que ha venido en carne (1 Juan 4:2), y que permaneció justo, puro y sin pecado (1 Juan 2:1; 3:3, 5), sino también enfatizan su ministerio y su obra.

Quién es Jesús y qué ha hecho él están profundamente relacionados. Negar su divinidad o su humanidad significa también negar su ministerio como Salvador, como ejemplo y como Señor. La salvación por medio de Jesús depende de la naturaleza divino-humana de Jesús. Sin una comprensión adecuada de la naturaleza divino-humana de Jesús, puedes terminar con una comprensión diferente del plan de salvación y del problema del pecado. Se puede tomar livianamente el pecado y aun negarlo (1 Juan 1:6-10), una actitud que influirá seguramente, de una manera u otra, en la conducta y la ética cristianas.

¿Qué nos enseña Juan acerca del ministerio y la obra de Jesús? Es decir, ¿qué promesas se nos hacen gracias a lo que Jesús ha hecho o está haciendo por nosotros ahora? 1 Juan 1:7, 1 Juan 2:25, 1 Juan 2:28, 1 Juan 3:8, 1 Juan 3:16, 1 Juan 5:18, 2 Juan 3.

Lo que Jesús hizo por nosotros como nuestro Salvador y lo que está haciendo por nosotros como nuestro Abogado requieren una respuesta de nuestra parte. El perdón de los pecados, la seguridad de la salvación, el don del Espíritu Santo, la esperanza de su segunda venida, y la promesa de que seremos como él y lo veremos como él es, no pueden dejar frío nuestro corazón. Creemos en él, lo amamos, lo seguimos, lo obedecemos, y permanecemos en él y en sus enseñanzas.

Considera algunas de las promesas enumeradas arriba. ¿Cuáles son las que significan más para ti, y por qué? ¿Cuáles no estás gozando, tal vez, en tu vida, como deberías? ¿Por qué podría ser esto así, y qué puedes hacer a fin de comprender aún más las riquezas de estas promesas?

Para Estudiar y Meditar
Viernes 3 de julio

Lee 1 Juan de una vez, para obtener un panorama de esta epístola importante.

“Con el paso de los años y el aumento del número de creyentes, Juan trabajaba con mayor fidelidad y fervor en favor de sus hermanos. Eran tiempos llenos de peligros para la iglesia. Los engaños satánicos se encontraban por doquier. [...] Algunos que profesaban creer en Cristo afirmaban que su amor los liberaba de obedecer la ley de Dios. Por otra parte, muchos enseñaban que era necesario amoldarse a las costumbres judías y llevar a cabo sus ceremonias; que la simple observancia de la ley, sin fe en la sangre de Cristo, bastaba para la salvación. Algunos sostenían que Cristo era un hombre bueno, pero negaban su divinidad. Otros, que pretendían ser fieles a la causa de Dios, eran engañadores que en la práctica negaban a Cristo y su evangelio. Puesto que ellos mismos vivían en pecado, introducían herejías en las iglesias. Por eso, muchos se extraviaban en los laberintos del escepticismo y el engaño.

“Juan se llenaba de tristeza cuando veía que esos errores ponzoñosos se introducían en la iglesia. Vio los peligros a los que estaba expuesta, y enfrentó la emergencia con rapidez y decisión. Las epístolas de Juan exhalan el espíritu del amor. Dan la impresión de haber sido escritas con la pluma sumergida en amor. Pero, cuando se relacionaba con los que pretendían vivir sin pecado, aunque estaban quebrantando la ley de Dios, no vacilaba en amonestarlos enérgicamente contra ese terrible engaño” (HAp 456, 457).

Preguntas para dialogar.

1. Lee la cita de Elena de White copiada arriba. Imagínate que ella estuviera escribiendo para la iglesia actual. ¿Qué podría escribir? Es decir, ¿cuáles son los desafíos teológicos que la iglesia afronta hoy? ¿De qué maneras son similares a los que Juan enfrentó en sus días? ¿Qué podemos aprender de Juan que podría ayudarnos a tratar con estos errores?

2. Como adventistas, creemos que se nos han dado muchas verdades, verdades que muchas otras iglesias no tienen. (Después de todo, si ellos tuvieran estas verdades, ¿con qué propósito existiríamos como adventistas?) Al mismo tiempo, ¿de qué modo podríamos nosotros, como iglesia, reflejar mejor el amor y la bondad que deben acompañar nuestro testimonio? ¿De qué modo, ya sea como clase o como personas, podrían ayudar a tu iglesia local a manifestar mejor el amor de Dios? Asusta pensar en cuántas personas, atraídas a nuestro mensaje, nunca lo aceptaron por la falta de bondad, gracia y amor expresados por la iglesia. Podemos y debemos hacer esto mucho mejor.


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

+ Leer más...

Lección 1: Jesús y las epístolas de Juan / Notas de Elena de White

Sábado 27

A medida que los años transcurrían y el número de creyentes crecía, Juan trabajaba con mayor fidelidad y fervor en favor de sus hermanos. Los tiempos estaban llenos de peligro para la iglesia. Por todas partes existían engaños satánicos. Por medio de la falsedad y el engaño los emisarios de Satanás procuraban suscitar oposición contra las doctrinas de Cristo; como consecuencia las disensiones y herejías ponían en peligro a la iglesia. Algunos que creían en Cristo decían que su amor los libraba de obedecer la ley de Dios. Por otra parte, muchos creían que era necesario observar las costumbres y ceremonias judías; que una simple observancia de la ley, sin necesidad de tener fe en la sangre de cristo, era suficiente para la salvación. Algunos sostenían que Cristo era un hombre bueno, pero negaban su divinidad. Otros que pretendían ser fieles a la causa de Dios eran engañadores que negaban en la práctica a Cristo y su evangelio. Viviendo en transgresión ellos mismos, introducían herejías en la iglesia. Por eso muchos eran llevados a los laberintos del escepticismo y el engaño.

Juan se llenaba de tristeza al ver penetrar en la iglesia esos errores venenosos. Veía los peligros a los cuales ella estaba expuesta y afrontaba la emergencia con presteza y decisión. Las epístolas de Juan respiran el espíritu de amor. Pero cuando se encontraba con los que estaban transgrediendo la ley de Dios, y sin embargo aseveraban que estaban viviendo sin pecado, no vacilaba en amonestarles acerca de su terrible engaño (Reflejemos a Jesús, p. 58).

"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (S. Juan 13:35). Mientras más de cerca nos asemejemos al Señor en carácter, mayor será nuestro amor hacia aquellos por quienes él murió. Los cristianos que manifiestan un amor desinteresado los unos por los otros, están dando un testimonio que los incrédulos no pueden negar ni resistir. Es inestimable el poder de semejante ejemplo. Nada derrotará con más éxito los artificios de Satanás y sus emisarios, nada edificará mejor el reino del Redentor, como el amor de Cristo manifestado por los miembros de la iglesia. Se disfrutará de paz y prosperidad solamente si la humildad y el amor están en ejercicio activo (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 156, 157).

De quien y para quien: El Autor y sus lectores
Domingo 28 de junio

El apóstol Juan, es un ejemplo de la forma en que Dios puede usar a obreros ancianos. Leed sus conmovedoras palabras, escritas cuando ya era anciano. ¿Quién podría dar un testimonio más firme y más decidido? [Se cita 1 Juan 1:1-10; 2:1-5].

Juan revelaba en su ancianidad la vida de Cristo en su vida. Vivió hasta cerca de los cien años de edad, y vez tras vez repetía el relato del Salvador crucificado y resucitado. Los creyentes eran perseguidos y los de experiencia inmadura con frecuencia estaban en peligro de alejarse de Cristo; pero el anciano y probado siervo de Jesús mantenía firmemente su fe (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 959).

Deberíamos ser uno en la fe depositada en las verdades fundamentales de la Palabra de Dios. Deberíamos recordar continuamente el objetivo de mantener la armonía y la cooperación sin comprometer ni un solo principio de la verdad. Y mientras cavamos continuamente buscando la verdad como un tesoro escondido, seamos cuidadosos acerca de cómo presentamos opiniones nuevas y conflictivas. Tenemos un mensaje mundial. Los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo son la preocupación de nuestra obra. Tener unidad y amor unos por otros es la gran obra que debe hacerse ahora. Hay peligro de que nuestros ministros se ocupen demasiado de las doctrinas, predicando demasiados discursos acerca de temas debatidos, cuando su propio ser necesita la piedad práctica (El otro poder, p. 79).

Las características más necesarias, y que deben atesorar los que respetan los mandamientos de Dios, son la paciencia y la perseverancia, la paz y el amor. Cuando falta el amor, ocurre una pérdida irreparable; las personas se alejarán de la verdad aun cuando se hayan relacionado con la causa de Dios. Nuestros hermanos que ocupan puestos de responsabilidad y que ejercen poderosa influencia, deberían recordar las palabras del apóstol Pablo inspiradas por el Espíritu Santo: "Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban cayeron sobre mí" (Romanos 15:1-3). Dice también: "Hermanos, si algunos fuero sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" (Gálatas 6:1, 2).

Que contienen la Epístolas
Lunes 29 de junio

Los que han tenido grandes privilegios y oportunidades pero dejaron de mejorar sus facultades físicas, mentales y morales y vivieron para agradarse a sí mismos, negándose a llevar sus responsabilidades, están en mayor peligro y condenación delante de Dios que los que yerran en puntos de doctrina pero tratan de vivir para hacer bien a otros de acuerdo con la luz que han recibido.

No censuremos a los demás; no los condenemos. Como agentes morales libres en el gobierno de Dios, nuestras obligaciones y responsabilidades no están limitadas al conocimiento que tenemos sino al que podríamos haber alcanzado si hubiésemos avanzado por fe y adquirido la rica experiencia cristiana que está a nuestra disposición. Tenemos una sagrada comisión, y si no la cumplimos correctamente, ni aprendemos a confiar en Dios y a creer y practicar su Palabra, se nos pedirá cuenta de nuestras acciones. Si permitimos que consideraciones egoístas y falsos razonamientos y excusas, nos lleven a pervertir la mente y el corazón de tal manera que no podamos discernir la voluntad de Dios y sus caminos, seremos mucho más culpables que el que peca abiertamente. Necesitamos cuidarnos de no condenar a los que, delante de Dios, son menos culpables que nosotros (Review and Herald, marzo 16, 1911).

El mundo está lleno de enseñanzas falsas y si no investigamos resueltamente las Escrituras por nosotros mismos, aceptaremos los errores del mundo en lugar de la verdad, adoptaremos sus costumbres y engañaremos nuestros propios corazones. Sus doctrinas y costumbres están en desacuerdo con la verdad de Dios...

Es un asunto de la mayor importancia e interés para nosotros el que entendamos qué es la verdad, y nuestras peticiones deberían elevarse con intenso fervor para ser guiados a toda verdad.

Cuando la verdad tal como está en Jesús modele nuestros caracteres se verá qué es de veras la verdad. Al ser contemplada por el creyente, aumentará en resplandor, brillando en su belleza original. Aumentará de valor. Despertará y vivificará la mente y subyugará el carácter egoísta y con una vulgaridad que no es cristiana. Elevará nuestras aspiraciones y nos capacitará para alcanzar la norma perfecta de santidad (En lugares celestiales, p. 140).

El Redentor del mundo advirtió a sus discípulos acerca de las falsas enseñanzas que habrían de ser el mayor obstáculo para el progreso de la verdad. "Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas -les dijo- y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes" (S. Mateo 24:24, 25). Y Pedro escribe: "Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado" (2 Pedro 2:1, 2). La levadura de las falsas doctrinas -profetizó él- sería aceptada en lugar de la verdad. Pablo también advirtió a los creyentes que no se dejaran engañar "por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo" (Colosenses 2:8) (Review and Herald, marzo 16, 1897).

Por que: el proposito de estas Cartas
Martes 30 de junio

[Se cita 3 Juan 7-11] Juan no había de proseguir su labor sin grandes inconvenientes. Satanás no estaba ocioso. Instigaba a hombres malos a acortar la vida útil de este hombre de Dios; pero los ángeles lo protegían de sus asaltos... La iglesia en su peligro necesitaba su testimonio.

Valiéndose de interpretaciones erróneas y falsedades los emisarios de Satanás habían tratado de suscitar la oposición contra Juan, y contra la doctrina de Cristo. En consecuencia, disensiones y herejías estaban haciendo peligrar la iglesia. Juan hizo frente a estos errores con firmeza. Interrumpió el camino de los adversarios de la verdad. Escribió y exhortó en el sentido de que los dirigentes de estas herejías no debían recibir el menor estímulo. Hoy en día existen peligros similares a aquellos que amenazaron la prosperidad de la iglesia primitiva, y las enseñanzas de los apóstoles sobre estos puntos deben ser claramente escuchadas. "Debes tener amor", es el clamor que debe oírse por doquiera, especialmente por parte de aquellos que profesan santificación. Pero el amor es demasiado pobre para cubrir el pecado inconfeso. Las enseñanzas de Juan son importantes para aquellos que viven en medio de los peligros de los últimos días. Él había estado íntimamente asociado con Cristo, había escuchado sus enseñanzas, y había presenciado sus poderosos milagros. Presentaba un convincente testimonio, que hacía que las falsedades de sus enemigos no tuvieran ningún efecto (Reflejemos a Jesús, p. 355).

Otro error peligroso es el de la doctrina que niega la divinidad de Cristo, y asevera que él no existió antes de su venida a este mundo. Esta teoría encuentra aceptación entre muchos que profesan creer en la Biblia; y sin embargo contradice las declaraciones más positivas de nuestro Salvador respecto a sus relaciones con el Padre, a su divino carácter y a su preexistencia. Esta teoría no puede ser sostenida sino violentando el sentido de las Sagradas Escrituras del modo más incalificable. No sólo rebaja nuestro concepto de la obra de redención, sino que también socava la fe en la Biblia como revelación de Dios. Al par que esto hace tanto más peligrosa dicha teoría la hace también más difícil de combatir. Si los hombres rechazan el testimonio que dan las Escrituras inspiradas acerca de la divinidad de Cristo, inútil es querer argumentar con ellos al respecto, pues ningún argumento, por convincente que fuese, podría hacer mella en ellos, "El hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque le son insensatez; ni las puede conocer, por cuanto se disciernes espiritualmente" (1 Corintios 2:14, V.M.). Ninguna persona que haya aceptado este error, puede tener justo concepto del carácter o de la misión de Cristo, ni del gran plan de Dios para la redención del hombre (El conflicto de los siglos, pp. 578, 579).

Jesús en las Epístolas de Juan
Miércoles 1º de julio

"Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios" (1 Juan 4:15).

La confesión de la cual Juan habla aquí, no es el resultado de una fe nominal, sino que es el resultado de una fe en el Salvador viviente, que mora en el alma, a saber, es el resultado de creer que las bendiciones de la salvación son puestas a nuestro alcance por medio de la muerte y los sufrimientos de nuestros Señor Jesucristo, quien resucitó de los muertos y vive siempre para interceder por nosotros. Podemos sentirnos seguros de que Jesús es nuestro Salvador y que la vida no tendría satisfacciones, ni nos proporcionaría paz ni esperanza, si él no nos hubiera amado ni se hubiera dado por nosotros.

Nuestra pretensión a la justicia de Cristo es sin tacha, si llenamos las condiciones sobre las cuales nos es prometida. Dios nos ha concedido todo el cielo en un rico don, y todo l oque el don incluye es nuestro, si aceptamos a Cristo como nuestro Salvador personal... Hablad de Jesús; educad la lengua para hablar de su misericordia, su poder, manifestando las alabanzas del que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (Hijos e hijas de Dios, p. 191).

"Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" (1 Juan 2:1).

Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Intercesor. Nuestra posición es como la de los israelitas durante el día de la expiación. Cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo, que representaba el lugar donde nuestro Sumo Sacerdote intercede en la actualidad, y rociaba la sangre expiatoria sobre el asiento de la misericordia, afuera no se ofrecía ningún sacrificio propiciatorio. Mientras el sacerdote intercedía delante de Dios, cada corazón debía inclinarse contrito y suplicar el perdón de sus transgresiones.

En la muerte de Cristo, el Cordero inmolado por los pecados del mundo, el símbolo se encontró con la realidad. Nuestra gran Sumo Sacerdote fue constituido en el único sacrificio de valor para nuestra salvación. Al ofrecerse sobre la cruz, se realizó una expiación perfecta por los pecados de los seres humanos. Actualmente nos encontramos en el atrio exterior, aguardando la bendita esperanza de la aparición gloriosa de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Afuera no se ha de ofrecer sacrificio alguno, porque el gran Sumo Sacerdote está llevando a cabo su obra en el Lugar Santísimo. Durante su intercesión como abogado nuestro, Cristo no necesita ninguna virtud humana ni mediación de nadie. Él es el único portador del pecado, la única ofrenda por el pecado. La oración y la confesión deben dirigirse sólo a él, quien entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo. Salvará hasta lo sumo a todos los que acuden a él con fe. Él vive constantemente para interceder por nosotros...

El intelecto más poderoso que se haya creado es incapaz de comprender a Dios; la lengua más elocuente es incapaz de describirlo... Los seres humanos tienen un solo Abogado, un Intercesor capaz de perdonar sus transgresiones. ¿No rebosarán nuestros corazones de gratitud hacia Aquel que dio a Jesús para que fuera la propiciación por nuestros pecados? Mediten profundamente acerca del amor que el Padre ha manifestado en nuestro favor, el amor que ha expresado por nosotros. Ese amor no lo podemos medir, porque para él no hay medida. ¿Acaso se puede medir lo infinito? Lo único que podemos hacer es apuntar hacia el Calvario, al Cordero inmolado desde la fundación del mundo...

Ningún otro ser humano tiene lugar entre el pecador y Cristo... El mismo Cristo es nuestro Abogado, todo lo que el Padre es para su Hijo lo es también para aquellos a quienes su Hijo representa en su humanidad. En cada aspecto de su obra, Cristo actuó como un representante de su Padre. Vivió como sustituto y garante nuestro. Trabajó como espera que trabajen sus seguidores sin ningún egoísmo y apreciando el valor de cada ser humano por quien él sufrió y murió (Exaltad a Jesús, p. 313).

El ministerio de Jesús en las Epístolas de Juan
Jueves 2 de julio

El Redentor del mundo pasó por el mismo terreno donde Adán cayó por haber desobedecido al ley expresa de Jehová; y el unigénito Hijo de Dios vino a nuestro mundo como un hombre, para revelar al mundo que los seres humanos podían guardar la ley de Dios. Satanás, el ángel caído, había declarado que ningún hombre podía guardar la ley de Dios después de la desobediencia de Adán. Y él afirmaba que toda la raza humana estaba bajo su dominio.

El Hijo de Dios se colocó en lugar del pecador, y caminó por el mismo terreno en donde Adán pecó; y soportó la tentación en el desierto, que era cien veces más fuerte de lo que alguna vez tendría que soportar la raza humana. Jesús resistió las tentaciones de Satanás de la misma manera en que cualquier alma tentada puede resistir, remitiéndolo al registro inspirado, y diciendo: "Escrito está".

Cristo venció como hombre las tentaciones. Cada hombre puede vencer como Cristo venció. Él se humilló a sí mismo por nosotros. Fue tentado en todo punto, así como nosotros. Redimió el desgraciado fracaso de la caída de Adán, y fue vencedor, testificando así ante todos los mundos no caídos y ante la humanidad caída, que el hombre podía guardar los mandamientos de dios por medio del poder divino que el Cielo le concedía. Jesús, el Hijo de Dios, se humilló por nosotros, soportó la tentación por nosotros, y venció en nuestro favor para mostrarnos cómo podemos vencer. Así vinculó sus intereses divinos con la humanidad, con los lazos más estrechos; y ha dado la positiva seguridad de que no seremos tentados más de lo que podemos soportar...

El Redentor del mundo vino no solamente para ser un sacrificio por el pecado, sino como ejemplo para el hombre en todas las cosas, un carácter santo y humano...

Siempre debemos estar agradecidos a Jesús porque nos ha demostrado por hechos reales, que el hombre puede guardar los mandamientos de Dios, contradiciendo la falsedad de Satanás de que el hombre no puede guardarlos. El gran Maestro vino a nuestro mundo para estar a la cabeza de la humanidad, para elevar y santificar de esta manera a la humanidad por su obediencia santa a todos los requisitos de Dios, mostrando que es posible obedecer todos los mandamientos del Señor (Mensajes selectos, t. 3, pp. 153, 157).


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller
Notas: Elena G. de White, los adventistas creemos que ella ejerció el don bíblico de profecía durante más de setenta años de ministerio público
Editor: Clifford Goldstein

+ Leer más...

sábado, 20 de junio de 2009

Lección 13: La misión. Para el 27 de junio de 2009

Sábado 20 de junio.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Marcos 16:15, 16; Lucas 24:46, 47; Juan 14:6; Efesios 4:11-15; 2 Pedro 2:1-3; Apocalipsis 14:6-12.

Para Memorizar: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15).

MISIÓN NO ES UNA PALABRA ANTICUADA, asociada con períodos de seis años en lugares aislados alrededor del mundo. El término misión se refiere a un aspecto esencial de la vida cristiana. “Las palabras misión y misionero vienen de palabras latinas que significan enviar y ser enviado [...]. Las versiones castellanas suelen usar el sustantivo apóstol, que también viene de la palabra griega que significa uno enviado [...]. Treinta y nueve veces el Evangelio de Juan dice que Jesús fue enviado por Dios. Treinta y nueve veces, entonces, Jesús es definido solamente en ese libro como un misionero, o apóstol”.–Jon Dybdahl, “Missionary God – Missionary Church”, en Erich W. Baumgartner, ed., Re-Visioning Adventist Mission in Europe, p. 8.

Nosotros, como seguidores de Cristo, somos colegas-misioneros de Jesús. Como él fue enviado a este mundo, nosotros somos enviados para representarlo y predicar los mensajes de los tres ángeles a cada persona. Cuanto más tiempo estemos aquí, sin embargo, tanto mayor es el peligro de que nos concentremos en nosotros mismos, procurando mantener nuestras estructuras y nuestras instituciones a expensas de lo que se nos ha llamado para hacer, que es predicar al mundo el mensaje de la verdad presente que Dios nos ha dado.

Un Vistazo a la Semana: La misión es el corazón de la iglesia. El destino de la gente, lejos y cerca, está en juego. La misión no es uno entre los muchos programas de la iglesia. Es la verdadera razón de su existencia. Cada cristiano es llamado a ser un misionero.

La Gente se Perderá, a Menos que...
Domingo 21 de junio

Los teólogos, a lo largo de los siglos, han debatido si Dios finalmente salvará a toda la gente o no. Algunos dicen que el amor de Dios garantiza que, finalmente, ninguno se perderá. Otros dicen que la gente que nunca escuchó de Cristo tendrá una oportunidad después de la muerte para llegar a creer. Todavía otros defienden diversas teorías alternativas. Sin embargo, el problema con las teorías es que a menudo tratan de explicar todo cuando, en efecto, sencillamente debemos conformarnos con lo que Dios nos ha revelado. Hay preguntas para las cuales no conocemos las respuestas. Pero, sabemos que él es totalmente justo en lo que hace y, al mismo tiempo, su amor no tiene límites. También ha hecho bien claro que la gente tiene libre albedrío y que es posible perderse. Al fin habrá una separación entre los que son salvos y los que afrontarán la muerte eterna. Y sabemos también que el evangelio debe ser predicado tan rápidamente como sea posible a tanta gente como sea posible.

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la importancia de predicar el evangelio al mundo entero? Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 Juan 5:11, 12.

Uno de los textos más conocidos de la Biblia es Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. El texto habla acerca del amor de Dios, que se expresó en el envío de su Hijo a esta tierra. Promete vida eterna a todos los que creen en él. Pero, también señala claramente la alternativa. Los que no prestan atención al llamado del evangelio y rehúsan aceptar a Cristo perecerán. La decisión acerca de quién perecerá y quién recibirá vida eterna no es nuestra. Podemos encontrarnos con algunas sorpresas grandes al ver cuando se pase lista a los salvados. Sin anular la voluntad de la gente, Dios hará todo lo posible para reducir el número de quienes perecerán. Y –esto es sorprendente–, en su sabiduría nos ha dado un lugar en el proceso.

¿Cuál es tu lugar en la misión de la iglesia? ¿Cuán en serio tomas el llamado de alcanzar a otros con el evangelio? ¿Qué más podrías hacer?

La Gran Comisión.
Lunes 22 de junio

El mandato de llevar el evangelio al mundo entero se encuentra en los cuatro evangelios, así como en el libro de los Hechos. Por supuesto, muestran similitudes claras, pero hay algunas diferencias significativas. Basta con leer todos los textos para formar un cuadro completo de todo lo que se implica en la “Gran Comisión”.

Lee los pasajes en los que se registra la Gran Comisión, y nota cómo se complementan mutuamente. ¿Cuáles son los detalles específicos en cada uno de los pasajes? Mat. 28:19, 20; Mar. 16:15, 16; Luc. 24:46, 47; Juan 20:21; Hech. 1:8.

El evangelio debe ser predicado “a todas las naciones”. De acuerdo con las estadísticas de la Asociación General, la Iglesia Adventista del Séptimo Día está ahora proclamando su mensaje en más de doscientos países. Esto significa que hay solo unos pocos países en los cuales nuestra iglesia no tiene una presencia oficial. Entre ellos, hay varios que son grandes: Corea del Norte, Arabia Saudita, Siria y Yemen; la mayoría de los otros son pequeños, con menos de un millón de habitantes cada uno. De este modo, uno se vería tentado a llegar a la conclusión de que la Iglesia Adventista casi ha “terminado la obra”. Sin embargo, eso sería falso. Porque, aun cuando debemos dar gracias a nuestro Dios porque nuestra iglesia está creciendo rápidamente en muchas partes del mundo, y que se está entrando en muchos territorios nuevos, el desafío todavía es enorme. Cuando el Nuevo Testamento habla acerca de “naciones”, usa una palabra que sería mejor traducirla como “grupos de personas”, o “grupos étnicos”. Por lo tanto, nuestro trabajo no está completado hasta que todos los grupos de personas hayan sido alcanzados. Hay considerable debate acerca de cuántos de estos grupos de personas existen. El número que citan los especialistas varía entre dos mil y más de veinte mil, dependiendo de la definición que usen. Pero, cualquiera que sea la definición que usen, varios miles de estos grupos de personas todavía no han sido alcanzados.

Piensa en todas las personas que no han sido alcanzadas en tu propia comunidad, cualquiera que sea su trasfondo étnico. ¿Qué diferencia ha producido tu presencia para alcanzarlos? ¿Qué dice tu respuesta acerca de ti mismo y de tu lugar en la misión de la iglesia?

Una Iglesia que Testifica.
Martes 23 de junio

¿Qué mensaje especial ha de ser proclamado por el pueblo de Dios en el tiempo del fin? Apoc. 14:6-12. ¿Cómo entiendes este mensaje? Escribe una paráfrasis del pasaje en tus propias palabras.

El pasaje en el que encontramos los mensajes de los tres ángeles se encuentra en un contexto que claramente enfoca el fin del tiempo. Es precedido inmediatamente por una visión de las “primicias” (vers. 4) de los redimidos y seguido por una visión de la “siega” (vers. 15) de todos los salvados. Es importante saber qué ocasiona estos mensajes. Pero también necesitamos comprender quiénes son estos “ángeles” que traen el “evangelio eterno” (vers. 6). El hecho de que la palabra ángel, en la profecía, sea un símbolo de los mensajeros humanos, los líderes y los miembros de la iglesia, es subrayado por Elena de White: “Los ángeles son representados volando en medio del cielo mientras proclaman al mundo un mensaje de amonestación, un mensaje que tiene relación directa con la gente que vive en los últimos días de la historia de esta tierra. Nadie escucha la voz de estos ángeles, porque son símbolos que representan al pueblo de Dios que está trabajando en armonía con el universo del cielo. Hombres y mujeres, iluminados por el Espíritu de Dios, santificados por la verdad, proclaman los tres mensajes en su orden” (NB 470).

Así como en la Gran Comisión, encontramos en la afirmación inicial de los tres mensajes un fuerte énfasis en el desafío de llevar el evangelio a cada persona sobre la tierra. No obstante, afrontamos un gran peligro, especialmente cuanto más tiempo estamos aquí, de cambiar del modo misionero al modo de mantenimiento. Fácilmente podemos perder de vista nuestra misión de testificar al mundo, y concentrarnos más en proteger y sostener nuestras propias instituciones. Cuando esto nos ocurre, u ocurre a las iglesias o a las instituciones que representamos, estamos perdiendo la razón de nuestra existencia.

Piensa en este problema potencial, el de concentrarnos más en la preservación propia que en la misión. ¿Cómo sucede esto? ¿Cómo podemos reconocerlo cuando sucede y qué podemos hacer para impedirnos caer en esa trampa?

Testimonio Personal.
Miércoles 24 de junio

No es muy difícil concordar con la declaración de que la iglesia debe tener una mente centrada en la misión. Pero ¿quién es la iglesia? La iglesia no es principalmente una organización; más bien, son individuos que, sin ninguna excepción, son llamados a ser testigos.

¿Por qué deberíamos confiar en que podemos ser testigos de nuestra fe? 1 Cor. 12:28: Efe. 4:11-15.

No todos tenemos el don de predicar o de enseñar. Pero todos hemos recibido algún don, de manera que somos llamados a ser lo que podemos ser: discípulos, siempre preparados para hablar acerca de nuestra esperanza (1 Ped. 3:15).

¿Cuál es la fuente fundamental para los que están dispuestos a testificar de su fe? Juan 14:26; Hech. 1:4, 8; 2:1-4.

El hecho de que Cristo ha prometido a sus seguidores la presencia del Espíritu Santo y que podamos recibir dones espirituales no significa que no sea necesario hacer preparativos o realizar un adiestramiento. Los apóstoles fueron discípulos que por más de tres años participaron del adiestramiento más intensivo posible. Del mismo modo, los discípulos de hoy deben recibir preparación para el testimonio cristiano, y la iglesia debe asumir esta prioridad: la de preparar constantemente materiales de adiestramiento relevantes y oportunidades con el propósito de equipar a los miembros para su tarea. Pero, el adiestramiento solo será insuficiente. El pueblo de Dios, hoy, necesita la presencia y la dotación del Espíritu Santo si quieren tener éxito en alcanzar a otros.

Hay una verdad sencilla, sin embargo, que lo será siempre: No puedes dar lo que no tienes. A menos que nos aseguremos que tenemos una relación viva con Dios, no podemos esperar conducir a otros a tener la misma experiencia.

¿Cuál es una condición básica para todos los que quieren ser testigos de su fe? 2 Ped. 3:18.

Una iglesia que responde a su llamado será una iglesia que crece. Pero, el crecimiento no debería limitarse al crecimiento numérico. En forma individual y corporativa, debemos “crecer en la gracia” si deseamos que nuestro testimonio sea verdaderamente productivo.

¿Cómo entiendes lo que significa crecer en la gracia? ¿Cómo sabes si lo estás viviendo? ¿Qué criterios usas? Comparte tus respuestas en la clase el sábado.

Compartir al Señor.
Jueves 25 de junio

No hay dudas de que compartir el mensaje del Cristo crucificado y resucitado, quien es ahora nuestro Intercesor ante el Padre, implica también una enseñanza fiel de las verdades doctrinales importantes que Dios ha revelado en su Palabra.

¿Cuán importante es enseñar y adherirse a la sana doctrina? Tito 2:1; 2 Ped. 2:1-3.

Si queremos creer en el Dios de la Biblia y hemos decidido seguir a Cristo, desearemos conocer tanto como podamos acerca de él, de su carácter y de lo que él espera de nosotros. Tratamos de resumir lo que aprendemos en la Biblia en una serie de doctrinas y enseñanzas. Para algunas personas, las declaraciones doctrinales no son más que un bagaje mental irrelevante. Eso es, lamentablemente, entenderlo mal. Sin doctrinas correctas, nuestra fe pronto perderá su rumbo y será superficial; en vez de crecer en nuestra fe, con el tiempo descubriremos que nuestra fe llega a ser cada vez menos significativa. Las doctrinas falsas a menudo nos apartarán de Cristo, hacia nosotros mismos o hacia alguna otra cosa que supuestamente puede contribuir a nuestra salvación. Cuando dejamos de cimentar nuestra fe en enseñanzas bíblicas sólidas, estamos en grave peligro de alejarnos del centro de nuestra fe: Jesucristo, nuestro Señor.

¿Cuál debe ser el centro de toda nuestra predicación y nuestra testificación? 1 Cor. 1:23; 2:2.

El énfasis en la importancia de una doctrina sana debe ser complementado con la decisión incondicional de anclar todo lo que decimos en Jesucristo. Todo lo que creemos y afirmamos, como doctrina, tiene que estar relacionado con aquel en quien se nos asegura nuestra salvación eterna. Si no hay conexión con Jesucristo, una doctrina no será más que un trozo de información técnica, que puede ser interesante e intelectualmente desafiante, pero nada más. Pero, si está arraigada en Jesucristo, la doctrina nos ayudará a comprender mejor el plan de redención y fortalecerá nuestra relación con nuestro Señor.

Piensa en algunas enseñanzas falsas que existen en el mundo cristiano: el tormento eterno en el infierno; la predestinación de algunas personas para ser salvas y otras para perderse; la creencia de que Jesucristo no fue divino sino meramente un gran hombre. ¿Cómo podrían impactar estas y otras falsas doctrinas negativamente en nuestra comprensión de Dios y del plan de salvación?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 26 de junio

Para considerar diversos aspectos del desafío de la misión para los adventistas del séptimo día, en forma individual y corporativa, ver Jon L. Dybdahl, ed., Adventist Mission in the 21st Century. Ver también “El propósito de Dios para su iglesia”, Los hechos de los apóstoles, pp. 9-14.

“La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el evangelio al mundo. Desde el principio fue el plan de Dios que su iglesia reflejara al mundo su plenitud y su suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y, mediante la iglesia, se manifestará con el tiempo, aun a los ‘principados y potestades en los lugares celestiales’ (Efe. 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios” (HAp 9).

Preguntas Para Dialogar:

1. Como clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta final de la sección del miércoles. ¿Cuáles son las diferentes maneras en que comprendieron lo que significa crecer en la gracia?
2. Considera tu iglesia local. ¿Cuál es su énfasis principal? ¿Está en la iglesia misma, en ministrar a las necesidades de la congregación misma, o está en la misión y la testificación? ¿De qué modo se logra un equilibrio correcto; es decir, ¿cómo discipulamos a los que se nos han unido, mientras al mismo tiempo no descuidamos el llamado a alcanzar a todas las personas? ¿Cómo se encuentra tu iglesia en este tema, y de qué maneras puedes ayudarla a mejorar en donde hace falta un cambio?
3. ¿De qué modo nosotros, como iglesia, podemos protegernos de muchas de las tendencias teológicas peligrosas que constantemente procuran infiltrarse y contaminar nuestras enseñanzas? Al mismo tiempo, ¿de qué manera permanecemos abiertos al crecimiento y al progreso de nueva luz, que pueda ayudarnos a comprender mejor a nuestro Señor y a nuestra misión?

Resumen: El evangelio de Jesucristo debe ser predicado en todo el mundo. Esto es la responsabilidad de todos los que nos llamamos discípulos. Todos nosotros hemos recibido ciertos dones relevantes, y todos nosotros tenemos la promesa del Espíritu para completar nuestro equipamiento. La predicación del evangelio debe estar basada en doctrina sólida, pero todo lo que proclamamos debe estar arraigado en aquel de quien trata todo el evangelio.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

+ Leer más...

sábado, 13 de junio de 2009

Lección 12: La comunidad. Para el 20 de junio de 2009

Sábado 13 de junio.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 11:1-4; 12:1-3; 1 Corintios 12:12-27; Efesios 4:1-13; Apocalipsis 22:1-6.

Para Memorizar: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Cor. 12:27).

LOS SERES HUMANOS SON SOCIALES. Dios podría haber creado cien millones de seres humanos perfectos “separados” y que cada uno siguiera tras sus propias metas independientes. En cambio, él primero creó un varón y una mujer, y afirmó que no sería bueno que el hombre estuviera solo. La primera pareja debía complementarse mutuamente. Y debían multiplicarse y crear una comunidad de miembros de familia y, con el tiempo, unidades sociales mayores.

Una de las unidades sociales más importantes a la que la gente puede pertenecer es su iglesia. Desgraciadamente, muchas personas ya no reconocen los beneficios sociales de pertenecer a una iglesia. Por supuesto, la iglesia es más que un club para hombres y mujeres que casualmente comparten ciertos intereses. La iglesia es una comunidad de creyentes que comparten la experiencia máxima de la salvación y reconocen a Cristo como su Señor.

Un Vistazo a la Semana: Creer y pertenecer están estrechamente vinculados. Dios quiere que seamos parte de una comunidad que él inició. Es un privilegio pertenecer a esa comunidad, pero eso también lleva consigo responsabilidades. Todos tenemos que hacer nuestra contribución singular para constituir el cuerpo de Cristo.

Dios Quiere un Pueblo.
Domingo 14 de junio

En Génesis 11 encontramos el registro de un experimento en la edificación de una comunidad que no recibió la aprobación de Dios. Cuando, después del Diluvio universal, los descendientes de los sobrevivientes originales decidieron unirse y construir una ciudad con una enorme torre en la parte sur de lo que ahora conocemos como Iraq, Dios estaba muy disgustado. Esto no era lo que Dios había querido. No obstante, en el capítulo siguiente –Génesis 12– la idea de construir una comunidad se encuentra otra vez en el foco, pero ahora en un sentido bien positivo. Dios le dijo a Abraham (que en ese tiempo todavía se llamaba Abram) que él quería formar un pueblo a quien él pudiera llamar suyo.

¿Cuál era la diferencia más importante entre la iniciativa de la comunidad que edificaba la Torre de Babel y el plan de Dios de hacer un pueblo de Abraham y su posteridad? Comparar Gén. 11:1-4 con Gén. 12:1-3.

Desde la historia del llamado de Abraham en adelante, el Antiguo Testamento se centra en las experiencias del pueblo de Dios, sus fracasos y sus triunfos. El pueblo de Israel tenía la misión de hacer que el Dios del pacto fuera conocido por todas las demás naciones. Debían preparar el camino para la venida del Mesías. Sabemos que, como pueblo, Israel no cumplió su tarea. Cuando vino el Mesías, este fue rechazado y muerto como un criminal por ciertos líderes que deberían haberle dado la bienvenida a él como su Redentor. Al mismo tiempo, muchos israelitas permanecieron fieles al Señor y formaron el núcleo de lo que había de llegar a ser la iglesia cristiana.

Lee 1 Pedro 2:9 y 10. ¿Cuál es el mensaje que contiene para nosotros hoy?

El pueblo de Dios en tiempos del Nuevo Testamento constaba de judíos y gentiles, de hombres y mujeres de toda nación, tribu y lengua. Como el Israel en los tiempos del Antiguo Testamento, tenían ahora la responsabilidad de enseñar a otros acerca de la gracia divina. Como el Israel de antaño, también los nuevos creyentes pertenecen a una comunidad especial.

¿Qué similitudes encuentras entre el antiguo Israel y la iglesia actual? ¿Qué lecciones deberías aprender de aquellos? ¿Qué equivocaciones deberías evitar?

El Privilegio de Pertenecer.
Lunes 15 de junio

Laurence J. Peter, un escritor y educador estadounidense, en cierta ocasión declaró: “¡Ir a la iglesia no te hace un cristiano más que ir a un garaje te hace un automóvil!” Realmente, pertenecer a la iglesia de Cristo es más que tener el nombre anotado en los registros de la iglesia. Implica darse cuenta de lo que es la iglesia y de cuál es el lugar que uno tiene en ella.

En numerosos lugares, Pablo se refiere a los creyentes como santos (Efe. 1:1; Fil. 1:1; Col. 1:2). Esta palabra ha adquirido hoy un significado que no tenía en los tiempos bíblicos. Los santos no son personas perfectas; ciertamente no son personas que han sido declaradas “santas” después de un largo y complejo proceso eclesiástico mucho después de su muerte. “Para Pablo [y otros autores bíblicos], el término santo no tenía las connotaciones de los vitrales que tiene para nosotros. Un santo no era algún antiguo cristiano perfecto, que estaba por encima de la vida real, sino cualquier persona llamada y puesta aparte por Dios que llegaba a ser parte de la comunidad de la fe”.–John C. Brunt, Romans, p. 42.

¿Qué lugar importante se les da a quienes pertenecen a la iglesia, el “cuerpo de Cristo”? ¿De qué modo cada “santo” debe relacionarse con otro? 1 Cor. 12:12-27.

Un feligrés no debe ser reducido a una estadística. Cada miembro de la iglesia tiene un lugar especial y una contribución específica para hacer. Ninguno puede desaparecer sin causar por lo menos cierta disfunción en el cuerpo. Al mismo tiempo, ningún miembro puede pretender que su contribución es muy superior a la de ningún otro miembro. La metáfora del cuerpo con sus muchos miembros, en forma sublime, ilustra esta verdad. Algunas partes parecen más vitales que otras. El corazón, el cerebro, los pulmones y el estómago pueden parecer estar entre las partes más destacadas, pero el funcionamiento o el mal funcionamiento de alguna glándula menor a menudo es un asunto de vida o muerte.

¿De qué modo te ubicas en tu cuerpo local? ¿Estás contento con el papel que desempeñas? ¿Estás celoso del papel de alguna otra persona? ¿Eres un órgano muerto, sin vida? ¿O tal vez estás tratando de hacer más de lo que necesitas hacer? ¿De qué modo las palabras de Pablo te ayudan a comprender mejor cuál debería ser tu papel?

La Responsabilidad de Pertenecer.
Martes 16 de junio

Pertenecer al cuerpo de Cristo es un gran privilegio. Otra figura del lenguaje subraya esta gran verdad: todos somos parte de la familia de Dios. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1). Pero, los privilegios siempre van acompañados por responsabilidades.

¿Qué implica la figura de la iglesia como el cuerpo de Cristo y cada uno de nosotros como miembros de ese cuerpo, en lo que respecta a nuestras responsabilidades personales? Efe. 4:1-13.

“Todos deben proceder como partes de un mecanismo bien ajustado, en el cual cada una depende de la otra, aun cuando su actividad es diferente. Y cada uno debe ocupar el lugar que se le asigne y hacer la obra que se le encomiende. Dios ruega a todos los miembros de su iglesia que reciban al Espíritu Santo, que se unan en comprensión fraternal y que vinculen sus intereses con amor” (MeM 284).

¿Cuáles son otras responsabilidades clave para todos los miembros de la iglesia? 1 Cor. 16:2; 1 Tes. 5:14, 17, 25; Heb. 10:25; 1 Ped. 3:15.

Muchas personas viven en sociedades de consumo y, como resultado, tienden a traer esta mentalidad de consumidores a su iglesia. La primera pregunta a menudo es: ¿Qué hay en ella para mí? En vez de ¿Cómo puedo contribuir con mis talentos y mis dones? Cuando John F. Kennedy prestó juramento como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en 1961, pronunció estas palabras memorables: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”. Estas palabras también se pueden aplicar a nuestra actitud hacia la iglesia. Aun cuando la iglesia puede y hace mucho por los que asisten a ella fielmente y se unen en sus muchas actividades, deberíamos primero de todo preguntarnos constantemente: ¿Cómo puedo servir mejor? ¿Cómo puedo animar a otros? ¿Cómo puedo ser un modelo para nuestros jóvenes? ¿Cómo puedo contribuir a hacer de mi iglesia local un hogar espiritual en el que muchos puedan encontrar la paz interior y el alimento que necesitan?

Hazte estas preguntas personalmente, y en forma honesta considera tus respuestas: ¿Cuál es mi motivo principal para asistir a la iglesia? ¿Qué puedo obtener de ella; qué puedo darle?

Unidad en la Diversidad.
Miércoles 17 de junio

Muchos cristianos se esfuerzan por tener más unidad entre las muchas denominaciones. Hablan del “escándalo” de la división y la falta de unidad, y nos recuerdan que Cristo repetidamente pidió que entre sus seguidores hubiera unidad. La unidad es también un tema clave para la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que está amenazada por la fragmentación y la polarización desde adentro. Pero, la unidad que buscan los adventistas no se puede reducir solo a una unidad organizativa o a una uniformidad en estilos de adoración y de otras tradiciones. Debe ir mucho más profundamente.

¿Cuáles son las cualidades clave de una unidad verdaderamente cristiana? Juan 14:6; Efe. 4:3, 13.

Estar unidos a Cristo significa estar unidos a la verdad. Cristo se definió como la Verdad. Esto no quiere decir que no puede haber verdadera unidad entre personas que difieren con respecto a ciertos detalles teológicos o en la interpretación de ciertos pasajes. Pero, la verdadera unidad requiere un compromiso común con las Escrituras como la Palabra de Dios y con sus enseñanzas fundamentales, y un deseo común de practicar lo que la Palabra enseña. Sin embargo, no requiere que todos los miembros piensen exactamente del mismo modo y adoren exactamente de la misma manera. No anula la maravillosa diversidad cultural que enriquece tanto nuestra comunidad eclesiástica mundial.

¿De qué modo la descripción de la Nueva Jerusalén ilustra la rica diversidad que caracteriza al pueblo de Dios? Apoc. 21; 22:1-6; específicamente, 21:12-14, 19, 26; 22:2.

La Nueva Jerusalén se refiere a algo concreto y real que Dios crea para su pueblo, aun si la descripción es altamente simbólica. Lo que nos llama la atención cuando la leemos es el énfasis en la diversidad. No sorprende, pues que los redimidos vendrán de “todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apoc. 5:9; comparar con Apoc. 7:9).

Las personas que entrarán por los portales de la Nueva Jerusalén y poblarán la Tierra Nueva son como las muchas ramas que surgen de la misma vid. “En las ramas de una vid hay diversidad y, no obstante, en esta diversidad hay unidad. Cada rama está unida al tronco paterno. Cada rama obtiene su alimento de la misma fuente. Cuando somos ramas de la Vid verdadera, no habrá peleas entre nosotros, no habrá luchas por la supremacía, no habrá menosprecio los unos de los otros”.–E. G. de White, General Conference Bulletin, 25 de abril de 1901.

Si ha de haber tanta diversidad en el cielo, ¿por qué hay contiendas étnicas en nuestras iglesias actuales? ¿Por qué tendemos a querer congregarnos con los que son de nuestra misma raza en oposición a los otros? ¿Qué clase de mensaje estamos dando al hacer esto?

Jesucristo: El Fundamento de la Iglesia.
Jueves 18 de junio

A menudo hablamos de nuestra iglesia. Tenemos muchas razones para estar orgullosos de nuestra iglesia. Por otro lado, nos damos cuenta de que nuestra iglesia no es perfecta. Hemos invertido en ella mucho de nosotros, de nuestros talentos, tiempo, energía y dinero, y tenemos buenas razones para tener un claro sentido de propiedad. Sin embargo, en último análisis la iglesia no es nuestra. Es de Dios. Y eso marca una diferencia decisiva.

¿Qué afirmó Cristo mismo en respuesta a la pregunta de a quién pertenece la iglesia? Mat. 16:18.

Muchos han entendido mal la afirmación de Cristo acerca de la roca sobre la cual debía ser edificada la iglesia de Dios. Cuando se toma en consideración el contexto completo y todas las demás evidencias bíblicas, no hay base para sugerir que Pedro era la roca sobre la cual se fundaba la iglesia y que se transfería una autoridad especial de él a todos los futuros obispos de Roma. Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mat. 16:16), es la Roca sobre la cual Dios fundó su iglesia.

Considera el significado de algunos otros símbolos usados para subrayar la misma verdad, es decir, que la iglesia está edificada sobre Jesucristo y que la iglesia es de él en vez de ser nuestra. Efe. 2:20; 4:15, 16; Apoc. 1:12-16, 20.

Como tantos otros pasajes del libro del Apocalipsis, la descripción de Jesucristo en Apocalipsis 1:12 al 20 está llena de imágenes del Antiguo Testamento. Se presenta a Cristo como caminando en medio de siete candeleros, vestido como un Sumo Sacerdote. Nuestra mente automáticamente vuelve al símbolo del candelero en el antiguo Tabernáculo, que proclamaba la presencia de Dios entre su pueblo. Antes de que el libro del Apocalipsis entre en detalles acerca de “las cosas que deben suceder pronto” (1:1), se asegura que veamos todo desde la perspectiva correcta. Es la revelación de Jesucristo, el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, nuestro Sumo Sacerdote celestial, que no es una deidad distante y estática, sino aquel que camina en medio de su iglesia.

Si, en última instancia, la iglesia pertenece a Dios, ¿cuál es nuestro papel en ella? ¿No somos, entonces, mayordomos de ella? ¿Qué clase de responsabilidades pone esto sobre nosotros? ¿Cuán bien estás viviendo tu responsabilidad? ¿Qué puedes hacer mejor?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 19 de junio

Para un estudio adventista completo acerca de la naturaleza de la iglesia, ver Raoul Dederen, ed., Handbook of Seventh-day Adventist Theology, pp. 538-581. Ver también el capítulo 45 de El Deseado de todas las gentes, pp. 378-387.

“Jesús contestó a Pedro: ‘Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos’ [Mat. 16:17].

“La verdad que Pedro había confesado es el fundamento de la fe del creyente. Es lo que Cristo mismo ha declarado ser la vida eterna. Pero la posesión de este conocimiento no era motivo de engreimiento. No era por ninguna sabiduría o bondad propia de Pedro por lo que le había sido revelada esa verdad. Nunca puede la humanidad de por sí alcanzar un conocimiento de lo divino. ‘Es más alto que los cielos: ¿qué harás? Es más profundo que el infierno: ¿cómo lo conocerás?’ (Job 11:8). Solo el espíritu de adopción puede revelarnos las cosas profundas de Dios” (DTG 380).

Preguntas Para Dialogar:

1. Ser miembro de la iglesia ¿es una condición necesaria para ser salvos? ¿O nos unimos a la iglesia por otras razones? Si es así, ¿cuáles son? ¿Qué grandes ventajas tenemos al ser parte de un cuerpo? Al mismo tiempo, ¿acerca de qué cosas debemos ser cuidadosos y vigilar?
2. Algunas personas dicen: “He dejado de ir a la iglesia. Cuando asistía, salía vacío. Cuando voy afuera, a la naturaleza, tengo una experiencia religiosa más profunda que cuando escucho un sermón que no es interesante”. ¿Qué le responderías a una de esas personas?
3. Medita más en las preguntas planteadas en la sección del miércoles con respecto a la diversidad étnica en nuestra iglesia. ¿Por qué deberían los cristianos ser los que más aceptan o aman a los otros, sin tomar en cuenta las diferencias étnicas? ¿Qué podríamos hacer que nos ayude a vivir mejor a la altura de lo que sabemos que el Señor quiere que hagamos con respecto al tema importante de la armonía racial y étnica?

Resumen: La iglesia es una iniciativa divina. Es la iglesia de Dios, en vez de ser la iglesia nuestra. Somos miembros del cuerpo de Cristo –cada uno con su función específica–, pero siempre debemos recordar que él es la Cabeza. No se llama a la uniformidad, sino que debemos hacer todo lo que podamos para mantener la verdadera unidad en Cristo.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

+ Leer más...

sábado, 6 de junio de 2009

Lección 11: La mayordomía. Para el 13 de junio de 2009

Sábado 6 de junio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Deuteronomio 8:18; Salmo 50:12; Mateo 24:46; 25:14-30; Lucas 4:16; 1 Corintios 6:19, 20.

Para Memorizar: “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (Mat. 25:29).

LA MAYORDOMÍA NO SE LIMITA al cuidado de los recursos financieros y a asegurarse que Dios reciba su diez por ciento. Aunque eso es ciertamente parte de ella, hay mucho más involucrado.

“El término mayordomo es mal comprendido y aun es extraño para nuestra sociedad. No tenemos ningún término en nuestro vocabulario moderno que tenga la riqueza de este término. Cuidador no capta la responsabilidad puesta en el mayordomo. Administrador parece inadecuado para describir la relación entre el dueño y el mayordomo. Custodio es un término demasiado pasivo. Agente pone hoy demasiado énfasis en el servicio de sí mismo. Embajador es demasiado político, y le falta el aspecto del servicio. Vigilante es demasiado administrativo, y no tiene el sentido personal. Guardián está demasiado estrechamente vinculado solamente con las responsabilidades paternales”.–R. Scott Rodin, Stewards in the Kingdom, p. 27.

Un Vistazo a la Semana: ¿Cómo uso mis talentos, mi tiempo, mis recursos materiales, todas las cosas que Dios me ha dado como mayordomo? ¿De qué modo realmente vivo mis responsabilidades hacia mi Hacedor y Redentor? De esto se trata la mayordomía.

Los Talentos
Domingo 7 de junio

Si hubiera un premio para la explicación más clara de un concepto profundo y que abarca todo, Jesús fácilmente sería el ganador con su parábola de los talentos.

Lee Mateo 25:14 al 30. ¿Qué mensaje básico acerca de la mayordomía encuentras en estas palabras de Jesús?

Realidad número uno: Todos tenemos talentos. Nota que, en la parábola, todos los siervos recibieron uno o más talentos. Ninguno quedó sin algún talento. Esta es la primera verdad que Jesús quería grabar en sus discípulos.

Realidad número dos: No todos tenemos el mismo número de talentos. Es un hecho de la vida que tendremos que aceptar. Algunas personas recibieron, de muchas maneras, más talentos que otras. Los que tienen varios talentos nunca debieran despreciar a los que tienen menos talentos. Lo que Jesús quería destacar es claro: la cantidad de nuestros talentos no es lo más importante; lo que importa es lo que hacemos con aquello que hemos recibido.

Realidad número tres: Algunos rehúsan usar sus talentos. Algunos nunca reconocen los talentos que tienen. Lamentablemente, ninguno les recordó sus dones. O se dieron cuenta de sus dones, pero, por diferentes razones, rehusaron invertir su energía en desarrollarlos.

Realidad número cuatro: No usar tus talentos es un asunto serio. El “siervo inútil” no tiene una segunda oportunidad. Es arrojado a “las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mat. 25:30); esa es la descripción simbólica de la nada total, es decir, de la muerte eterna. No usar lo que Dios nos ha confiado no solo nos perjudica en esta vida sino también pone en peligro nuestra vida eterna. Esto significa que el tema de ser mayordomos fieles no es algo que pertenece a la periferia de nuestra experiencia cristiana: es la característica vital del discipulado.

¿Cuáles son tus dones? Pero, más importante todavía, ¿qué estás haciendo con ellos? ¿Los estás usando para servirte solo a ti mismo y a tus deseos o los usas también en el servicio del Señor? ¿Por qué es tan importante esta pregunta?

El Tiempo
Lunes 8 de junio

Hay una abundancia de libros y de cursos sobre el tema de la administración del tiempo. Han ayudado a millones de personas a usar mejor su tiempo. Muchos cristianos harían bien en leer algunos de estos libros o asistir a un buen seminario. Pero hay aspectos del uso cristiano del tiempo que uno aprenderá solo leyendo la Biblia y, en particular, estudiando la vida de Jesús.

¿Qué aprendemos de los evangelios acerca de cómo usaba Jesús el tiempo? ¿Cuáles son algunos elementos que deben ser notados, fuera de su agenda completa de predicar y sanar? ¿Qué otros pasajes pueden añadir más información? Mat. 4:23; Mar. 1:29-31; Luc. 4:16; Juan 2:1-11; Juan 12:2.

En el mundo estresante actual, el ejemplo de Jesús es tan refrescante como digno de ser imitado. Jesús trabajaba mucho y estaba completamente comprometido con su misión. Pero, se aseguraba de no perder las bendiciones del sábado. Los evangelios dejan muy en claro que él tenía tiempo para su Padre, para sus amigos, para relajarse y para tener una buena comida. Este tipo de manejo del tiempo (o más bien: mayordomía del tiempo) será una bendición para todos los que lo practiquen.

La Biblia no alaba a los trabajadores compulsivos, ni felicita a los que siempre hacen lo menos posible. Como siempre, debe haber un equilibrio en hacer las cosas que hay que hacer, mientras al mismo tiempo no nos consumimos emocional o físicamente. Dios tiene el primer derecho sobre nuestro tiempo. Manifestamos esto al guardar el sábado y al usar nuestro tiempo diario de oración y adoración. Nuestros amados también tienen derecho a una parte justa de nuestro tiempo. Entonces, hay tiempo para trabajar, para el descanso y para una cantidad de otras cosas. La iglesia también reclama una parte sustancial de nuestro tiempo. Pero, siempre debe haber un equilibrio fin de que no caigamos en una trampa o en otra.

¿Hacia dónde te inclinas: hacia no hacer lo suficiente o hacia hacer demasiado? ¿Cómo podemos vivir una vida más equilibrada con respecto a la mayordomía de nuestro tiempo? ¿Por qué es importante que lo hagas?

Mayordomos de Nuestro Cuerpo
Martes 9 de junio

En el mundo secular, la mayor parte de la gente considera sus cuerpos como su propiedad personal. Tienen la última palabra sobre todo lo que sucede con su cuerpo. Esto no solo se aplica al inmenso número de mujeres que pretenden ser libres para decidir si tendrán un aborto o no, sino también a todos los que sienten que tienen derecho a perjudicar sus cuerpos por el uso de sustancias a menudo ilegales, o por comer grandes cantidades de comida chatarra o por tener relaciones sexuales siempre que quieran, con tantas parejas como deseen.

Lee 1 Corintios 6:19 y 20, y ora sobre el pasaje. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de cómo usamos nuestros cuerpos? ¿En qué formas prácticas podemos aplicar estas palabras?

El contexto inmediato indica que el apóstol Pablo está refiriéndose, específicamente, al abuso de nuestro cuerpo mediante la inmoralidad sexual. Desgraciadamente, esto es tan relevante hoy en muchas partes del mundo como lo era en la antigua Corinto, una ciudad conocida por sus perversidades.

Pero, la idea básica es que no deberíamos “pecar contra nuestro cuerpo”, porque no somos sus dueños. Primero, hemos sido creados por Dios por medio de Jesucristo. Él es nuestro Hacedor, y por lo tanto somos responsables ante él por todo lo que hacemos. Segundo, él es nuestro Redentor, aquel que nos compró “por precio”. La mayordomía de nuestros cuerpos implica también cuidar bien de nuestra salud. Esto tiene que ver no solo con lo que comemos sino también con la cantidad de descanso que tomamos y con mantenernos en buena forma por medio de un ejercicio adecuado. Y no puede haber dudas en cuanto a que no debemos usar sustancias que son adictivas o nos dañan de algún modo.

No obstante, otra vez, se necesita equilibrio. “La salud misma no debe ser una preocupación. Debiera ser una parte del esquema cristiano de vivir, y de funcionamiento más bien automático. Una preocupación excesiva por la salud puede ser una forma de idolatría que nos estorba para lograr una relación satisfactoria con Dios. La salud nos capacita para servir a Dios, pero no es un fin en sí misma”.–Leo R. Van Dolson y J. Robert Spangler, Healthy, Happy, Holy, p. 43.

Considera cuidadosamente todos tus hábitos de salud, además de la dieta. ¿Qué necesitas mejorar? ¿Qué cambios puedes y debes hacer? ¿Qué te frena de hacer lo que sabes que es lo correcto?

Nuestras Posesiones Materiales
Miércoles 10 de junio

La mayordomía cristiana decididamente no se refiere solo al dinero. Pero, con el mismo énfasis, también se refiere al dinero. El dinero es una parte esencial de nuestras vidas y forma una parte central en la mayordomía.

Lee los siguientes textos: Lev. 27:30; Deut. 8:18; Sal. 50:12; Mal. 3:8-10; Mat. 6:31; 23:23. ¿Qué lecciones obtienes de ellos? Compara tus respuestas con lo que sigue más abajo.

Hecho número uno: Todo comienza con Dios. Dios es el Dueño de todo. Y él nos da la fuerza para trabajar y ganarnos la vida. Los que dicen Todo es el resultado de mi trabajo duro se olvidan de una verdad fundamental, que es solo Dios quien los capacitó para ganar lo que obtuvieron.

Hecho número dos: Dios ocupa el primer lugar en todo lo que tenemos y hacemos, incluyendo nuestro uso del dinero. Antes de gastar cualquier parte de tu dinero, asegúrate que has puesto aparte tus diezmos y tus ofrendas. Luego emplea el resto responsablemente, siempre recordando que la mayordomía se extiende al uso de todo el dinero que se te ha confiado.

Hecho número tres: Dios espera que su pueblo le devuelva, por lo menos, el diez por ciento de sus ingresos. Esa era la regla en el Antiguo Testamento, y ese principio nunca ha sido eliminado. En los tiempos del Antiguo Testamento, los sacerdotes recibían los diezmos y los usaban para el sostén de los cultos del Santuario. De la misma manera, hoy nuestros diezmos son recibidos y usados para financiar la comisión evangélica mundial que Dios ha encomendado a su iglesia.

Hecho número cuatro: Cuanto más damos, tanto más somos bendecidos. Pruébalo, y verás por ti mismo la verdad de las palabras de que “más bienaventurado es dar que recibir” (Hech. 20:35).

Hay un antiguo dicho inglés que reza: “Que ponga su dinero donde está su boca”. La idea es que la gente puede hablar acerca de cuánto cree en algo, pero a menos que esté dispuesta a poner algo de dinero en ello, lo dicho no tiene significado. ¿De qué modo el acto de dar diezmos y ofrendas revela dónde está realmente tu corazón? ¿Qué revela tu forma de dar acerca de tu fe?

Mientras Esperamos
Jueves 11 de junio

Hay una dimensión importante en las parábolas acerca de los talentos y de las minas que no debemos pasar por alto. En Mateo 25, “el señor” (vers. 19) se fue lejos y volvió después de mucho tiempo para ajustar cuentas con sus siervos. En Lucas 19, se nos dice que “un hombre noble” (vers. 12) se fue a un país lejano. En su lugar de destino lo hicieron rey, y luego volvió (vers. 15).

Jesús claramente se estaba refiriendo a sí mismo. Él quería que sus discípulos supieran que él se iba y que pasaría un buen tiempo antes de que regresara. Pero, cuando lo hiciera, pediría cuentas de lo que habían hecho con lo que les había dado.

¿Qué debería caracterizarnos mientras esperamos la segunda venida de Cristo? Mat. 24:42-46. ¿Qué significan estos versículos para nosotros en el sentido práctico de cómo vivir?

Mientras esperamos, vivamos con un propósito. No es esperar en ociosidad sino como discípulos consagrados que son capaces mayordomos de todo lo que han recibido. “Debemos ser vigilantes y velar por la venida del Hijo del Hombre. También debemos ser diligentes. Se requiere de nosotros que obremos y esperemos; debemos unir las dos actitudes. Esto equilibrará el carácter cristiano, y lo hará simétrico y bien desarrollado. No debemos creer que nos toca descuidar todo lo demás y entregarnos a la meditación, el estudio o la oración, ni tampoco debemos rebosar apresuramiento y actividad, con descuido de la piedad personal. La espera, la vigilancia y el trabajo deben combinarse. ‘En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu sirviendo al Señor’ [Rom. 12:11]” (HAd 19).

Estamos esperando que el Dueño de todo regrese. Pronto vendrá y querrá saber lo que hemos hecho con nuestros dones, nuestro tiempo, nuestras fuerzas físicas y nuestros recursos materiales. El hecho de que viene para inspeccionar los resultados de nuestra mayordomía fiel no debería asustarnos de ningún modo. La acusación del siervo que enterró su talento y rehusó emplearlo en forma provechosa, porque el dueño era un “hombre duro” que quería cosechar donde no había sembrado, era totalmente falsa. Nota que los siervos que fueron mayordomos fieles no compartieron este concepto negativo. Todo el esfuerzo que habían puesto en administrar lo que les había dado valió la pena cuando escucharon que el dueño decía: “¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mat. 25:21, NVI).

Si Jesús regresara la semana próxima, ¿qué piensas que te diría con respecto a lo que hiciste la semana anterior con las cosas que él te confió?

Para Estudiar y Meditar
Viernes 12 de junio

Una mina para explorar más el tema de la mayordomía es la compilación Consejos sobre mayordomía cristiana, en la cual se han reunido comentarios de Elena de White sobre este tema. Considera, específicamente, la Sección VIII, que trata de cuáles son los motivos correctos para dar (pp. 205-218).

“El Señor no pedirá de los pobres lo que no tienen para dar. No exigirá de los enfermos las energías activas de las cuales carece la debilidad corporal. Nadie debe quejarse porque no puede glorificar a Dios con talentos que nunca le fueron confiados. Pero, si tenéis un talento nada más, usadlo bien, y se aumentará. Si los talentos no se entierran, ganarán otros talentos”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 5: 1.075).

Preguntas Para Dialogar:

1. ¿Cómo hemos de entender todo el tema de la mayordomía y la responsabilidad ante Dios en el contexto de la salvación “solo por fe”? ¿Somos salvados por cuán buenos mayordomos seamos? ¿O revela nuestra mayordomía la realidad de nuestra fe? Y, aun si cometiéramos errores aquí, ¿por qué no deberíamos abandonar todo con desesperación?
2. ¿Qué tiene de equivocado lo que se ha llamado “el evangelio de la salud y la prosperidad”, la idea de que si vivimos correctamente Dios nos dará mucho dinero y buena salud? ¿Cómo crees que esto es una perversión de los verdaderos principios de la mayordomía?
3.
Analiza la siguiente declaración: “Las personas más grandes y talentosas son inútiles si no están disponibles para ser usadas por Dios”. En resumen, “la disponibilidad” es más importante que “la capacidad”.–Mike Nappa, The Courage to Be a Christian, p. 164.
4. ¿Qué consejo le darías a un feligrés que, luchando con dificultades financieras, dice que no puede darse el lujo de devolver el diezmo y, mucho menos, dar ofrendas? ¿Qué sugerencias podrías o deberías darle a esa persona?

Resumen: Todos hemos recibido uno o más talentos. Se nos han confiado recursos. Como mayordomos, se espera que “administremos” estos recursos con nuestra mejor habilidad, en agradecido reconocimiento de que, de hecho, todo lo que tenemos viene de Dios. La mayordomía no debiera ser un deber pesado, sino una gozosa ordenación de prioridades en todos los aspectos de nuestra vida.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

+ Leer más...




Mientras estudia la Lección o Guía de Estudio de la Biblia / Escuela Sabática, en Ojo Adventista, lo invitamos -para beneficio de todos- escribir sus comentarios y consideraciones sobre dicho estudio al pie de cada entrada.