miércoles, 31 de marzo de 2010

Lección 1: ¡Alabad a Dios, fuente de toda bendición! / Comentario de Alejandro Bullón



Comentario del Pr. Alejandro Bullón
Nació en Perú, estudió y se graduó de Teología en el Seminario de la Unión Peruana. Trabajó diez años en su país como consejero de jóvenes, y luego fue invitado a continuar el desarrollo de dicho ministerio en el Brasil. Actualmente es evangelista de la
Voz de la Esperanza. Ex secretario de la Asociación Ministerial de la División Sudamericana de los Adventistas del Séptimo Día, y evangelista para toda América del Sur. Ha escrito varios libros, tales como "Conocer a Jesús es todo", "La crisis existencial", "Tú eres mi vida" y "Vuelve a casa hijo".


Guía de Estudio de la Biblia: "SALUD y SANIDAD" / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre 2 / abril-junio de 2010

Autor: Alian Handysides, Kathleen Kuntaraf, Peter Landless, Stoy Proctor y Thomas Zirkle (Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General).
Colaboradores: Cheryl Des Jarlais, Dan Solís, John C. Cress, Elizabeth Lechleitner.
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Carlos A. Steger
Traducción: Rolando A. Itin

+ Leer más...

lunes, 29 de marzo de 2010

Salud y Sanidad: Introducción / Comentario de Alejandro Bullón

La redención de nuestros cuerpos



Comentario del Pr. Alejandro Bullón
Nació en Perú, estudió y se graduó de Teología en el Seminario de la Unión Peruana. Trabajó diez años en su país como consejero de jóvenes, y luego fue invitado a continuar el desarrollo de dicho ministerio en el Brasil. Actualmente es evangelista de la
Voz de la Esperanza. Ex secretario de la Asociación Ministerial de la División Sudamericana de los Adventistas del Séptimo Día, y evangelista para toda América del Sur. Ha escrito varios libros, tales como "Conocer a Jesús es todo", "La crisis existencial", "Tú eres mi vida" y "Vuelve a casa hijo".


Guía de Estudio de la Biblia: "SALUD y SANIDAD" / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre 2 / abril-junio de 2010

Autor: Alian Handysides, Kathleen Kuntaraf, Peter Landless, Stoy Proctor y Thomas Zirkle (Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General).
Colaboradores: Cheryl Des Jarlais, Dan Solís, John C. Cress, Elizabeth Lechleitner.
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Carlos A. Steger
Traducción: Rolando A. Itin

+ Leer más...

sábado, 27 de marzo de 2010

Lección 1: ¡Alabad a Dios, fuente de toda bendición! / Para el 3 de abril de 2010.


Sábado 27 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Mateo 22:37, 38; Romanos 12:1; Efesios 2:8, 9; 5:2; Colosenses 3:13; 2 Timoteo 1:9; 1 Juan 4:10.

Para Memorizar: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre” (Salmo 103:1).

ASÍ COMO EL TELESCOPIO HUBBLE ha penetrado cada vez más profundamente en el universo, los misterios de la creación han llegado a ser cada vez más grandiosos. Si esa infinitud es incomprensible para men­tes finitas, cuánto más lo es la de su Creador, quien -necesariamente- es más complejo que lo que él creó. Si no podemos comprender el universo, ¿cómo podríamos comprender a aquel que lo hizo?

Zofar naamatita le preguntó a Job: “¿Descubrirás los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?” (Job 11:7).

La respuesta es: no.

Como si todo esto no fuera suficiente, este Dios que creó el universo es aquel que, en la persona de Jesús, cargó no solo con nuestra humani­dad, sino también con nuestros pecados. El Dios que creó el universo afrontó, él mismo, el castigo por nuestras iniquidades, a fin de que pudié­ramos tener vida eterna.

Recordando siempre una verdad como esta, ¿cómo podríamos no amar a este Dios, y ofrecerle nuestra mejor alabanza y adoración?

UN VISTAZO A LA SEMANA: El apreciar el amor, el poder y la majes­tad de nuestro Dios debería conducirnos a una actitud de alabanza, aun en la peor de las situaciones.


Nuestro Dios de Amor.
Domingo 28 de marzo

Al crear a la humanidad con una voluntad moral libre, es decir, al dar a los humanos la capacidad de escoger obedecer o desobedecer a Dios, él también hizo provisión para las consecuencias potenciales que se produ­cirían si la humanidad hacía la elección equivocada. Esa provisión es el “evangelio”, las buenas noticias de lo que Jesús ha hecho por nosotros a fin de restaurarnos a la vida eterna, la que debíamos tener cuando él nos creó.

Lee 2 Timoteo 1:9. Medita en las implicaciones de lo que Dios ha­bía preparado, el plan de salvación, aun antes de que el mundo comen­zara. ¿Qué nos indica esto acerca del amor incondicional de Dios por nosotros, que lo indujo a hacer esto antes de que existiéramos? ¿Cómo nos ayuda este texto a comprender qué es la gracia?

El amor y la gracia de Dios actuaban por nosotros aun antes de nues­tra existencia. El evangelio fue una garantía sobre nuestras almas. Dios sabía lo que sucedería y, en su amor y en su sabiduría, tenía el plan de sal­vación listo para afrontar la crisis cuando apareciera. Y en el centro de ese plan estaba la muerte de Jesús como sacrificio en nuestro lugar. La única forma de ser redimidos de nuestra condición caída era por medio de la Cruz, el evento en el que Dios mismo, en nuestra humanidad, soportó el castigo por nuestros pecados. Ninguna otra cosa podía lograrlo. No im­portaba el precio, Jesús estaba dispuesto a pagarlo en nuestro favor.

Entonces, ¿cómo debemos responder a tal amor por nosotros? Efesios 4:32; 5:2; Filipenses 2:5-8; Colosenses 3:13. ¿Cuál es el mensaje básico que estos tex­tos tienen en común?

Amar Incondicionalmente es un concepto extraño para el corazón humano. Casi siempre hay un motivo ulterior, manchado con el yo. No obstante, al mismo tiempo, si tuviésemos que esperar hasta que nuestros motivos fueran absolutamente puros, no podríamos hacer nada. ¿Cuánto tiempo deberías pasar meditando en el carácter de Cristo? ¿Cómo puede esto ayudarte a actuar más con ese amor in­condicional que nos ha sido manifestado en Jesús?


El Dios de la Gracia.
Lunes 29 de marzo

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8, 9). Resume en tus propias palabras el significado de este texto. Pre­gúntate: “¿Por qué la salvación debe ser por fe y no por obras? ¿Por qué las obras no nos pueden salvar?” Ver Gálatas 3:21.

Un joven epiléptico cayó, con convulsiones, sobre las vías del ferro­carril subterráneo de Nueva York, mientras un tren entraba en la estación. Sin vacilar, un extraño se arrojó sobre el joven, que se retorcía. Mante­niendo al joven aplastado, el hombre se acostó a su lado hasta que el tren se detuvo sobre él. Entonces, gritó: “¡Estamos bien!” Su arriesgado acto de negación propia salvó al joven de una muerte segura. ¡Qué ilustración poderosa de la gracia, un favor no merecido, de lo que Jesús ha realizado por nosotros! Cuan agradecido debió haberse sentido el joven hacia aquel hombre. ¿Cuánto más nosotros deberíamos estar agradecidos a Jesús por lo que hizo en nuestro favor?

La pregunta vital es: ¿Cómo manifestamos esa gratitud en nuestras vidas? Una cosa es hablar acerca de cuan agradecidos estamos por Jesús, o cuánto amamos a Dios por lo que Jesús hizo. Pero la prueba real de nuestra, fe son nuestras obras: obras que no tratan de ganar la salvación (no podemos hacerlo) sino que nacen de un corazón lleno de gratitud y alabanza por lo que se nos ha dado en Jesús y en sus promesas.

Sin embargo, a veces no es fácil apreciar completamente lo que Cris­to ha hecho por nosotros. En una clase de jóvenes en la que se explicaba el plan de salvación, un muchacho dijo: “Yo no he hecho nada para me­recer morir”. Sin embargo, el hecho es que todos merecemos la muerte. O, tal vez, se podría preguntar de otro modo: ¿Qué hemos hecho para merecer vivir o para merecer la vida eterna? ¿Qué tenemos nosotros para que Dios sufriera tanto para salvarnos?

Medita en el párrafo anterior. ¿Qué respuesta tienes a esas pregun­tas? Después de todo, ¿qué ha hecho alguno de nosotras para mere­cer la vida eterna? ¿Quién, entre nosotros, es tan digno de que Jesús muriera por él? ¿De qué modo esto te ayuda a comprender cuan agradecidos debemos estar por la salvación? ¿Cuan bien revelan tus obras esa gratitud?


Una relación de Amor.
Martes 30 de marzo

Cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante de todos, Jesús respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu cora­zón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento” (Mateo 22:37, 38). ¿Qué significa este texto? ¿Cómo he­mos de hacer lo que Jesús ordena?

Piensa en las increíbles implicaciones de estas palabras. El manda­miento más importante de todos no es guardar el sábado, ni las prohi­biciones contra el matar, el robar y el adulterio. Al contrario, el manda­miento más importante trata de lo que hay en nuestros corazones; trata de lo que está dentro de nosotros y no de las acciones exteriores, por importantes que sean.

Si el mandamiento más importante se refiere a nuestro amor a Dios, entonces el fundamento de todos los mandamientos es una relación. Des­pués de todo, ¿qué es el amor sino una relación, en la que amamos a Dios por sobre todos y por sobre todas las cosas?

¿Por qué el amor a Dios debe ser la relación más importante de todas? ¿Por qué es tan fundamental? ¿Qué peligros espirituales surgen si amamos cualquier cosa más que a Dios?

Dios tenía el propósito de que la humanidad fuera capaz de gozar de una relación especial con él. Era su propósito proveer un plano de experiencia para los humanos más elevado que para el resto de las cria­turas creadas. Esta verdad está reflejada en Génesis 1:26 al 28: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Ninguna de las otras criaturas fue hecha a su imagen, ni recibió las res­ponsabilidades dadas a la humanidad. De aquí que los humanos no sean simios altamente desarrollados; hay una brecha enorme entre la humani­dad y el resto de la creación de Dios. Somos especiales, y parte de eso se revela en la relación de amor que Dios nos llama a tener con él, algo que los animales y las plantas no son capaces de experimentar.

¿Cuál es tu experiencia en cuanto a amar a Dios? ¿Cómo sabes que amas a Dios? Escribe un párrafo en el que expresas lo que esto signi­fica y de qué modo ese amor ha cambiado tu vida. Compártelo con la clase el sábado.


Alabar a Dios.
Miércoles 31 de marzo

“Regocíjense en Dios. Cristo es luz, y en él no hay ningunas tinieblas. Miren hacia la luz. Acostúmbrense a expresar alabanzas a Dios. Hagan felices a otros. Esta es la primera obra de ustedes. Fortalecerá los mejores rasgos del carácter. Abran de par en par las ventanas del alma hacia el cielo, y permitan que entre la luz del sol de la justicia de Cristo. Por la mañana, al mediodía y a la noche, los corazones de ustedes podrán estar llenos con los brillantes rayos de la luz celestial” (El ministerio de la bondad, p. 83). ¿Cómo puedes tomar estas palabras y hacerlas una realidad en tu vida?

Sin duda, como cristianos, tenemos mucho por lo cual alabar a Dios; esto es, cualesquiera que sean nuestras, luchas, cualesquiera que sean nuestros temores, nuestros dolores, nuestras pérdidas y nuestros chascos, todos tenemos mucho para agradecer a Dios, ¿verdad? Después de todo, no importa cuál sea^ nuestra situación inmediata, todavía tenemos la espe­ranza y la promesa de la vida eterna en Jesús, la esperanza y la promesa de que “ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4). Eso solo, si no hubiera otra cosa, nos da razones para alabar al Señor.

Cualesquiera que sean nuestras luchas ahora mismo, ¿qué cosas tenemos por las cuales alabar a Dios? Prepara una lista de ellas, e indica por qué estás agradecido a Dios por ellas.

Antes de que podamos alabar con sinceridad, necesitamos haber ex­perimentado personalmente la bondad de Dios. Necesitamos conocer por nosotros mismos la realidad de Dios y la realidad del amor de Dios por nosotros como individuos. Esto es algo que Dios hará por cualquiera y por todos los que se abran a su conducción. Son solo nuestros obstinados corazones y naturalezas carnales lo que nos impide conocer por nosotros mismos la bondad y el amor de Dios. Y, una vez que llegamos a conocer esa bondad y ese amor, ¿cómo no vamos a alabar a Dios?

¿Cómo podemos aprender a vivir más y más en una actitud de ala­banza y gratitud a Dios, a pesar de las pruebas y los sufrimientos que podamos afrontar?


Un"culto racional"
Jueves 1º de abril

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que pre­sentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).

Dios es un Dios de amor y gracia, y desea tener una relación especial con nosotros, como ninguna otra criatura puede gozar. El centro de esa relación es la Cruz y el plan de salvación porque, de todas las razones que tenemos para amar a Dios, la Cruz permanece, por lejos, como la mejor.

¿De qué modo 1 Juan 4:10 capta la esencia de lo que significa amar a Dios?

Cuando amas a alguien, las palabras de aprecio y alabanza son na­turales. Cuando damos nuestros corazones al Señor, recibimos el don del Espíritu Santo, y él nos llena con un profundo sentido de gratitud y apre­cio. De allí surgirá un corazón lleno de alabanza y adoración a Dios.

Pero, hay un punto importante que muchos olvidan. La verdadera alabanza a Dios involucra a todo el ser. Es decir, alabamos a Dios no solo en los niveles espiritual, emocional y mental, sino también con nuestros cuerpos físicos. La formación de hábitos saludables en la vida nos da cla­ridad mental y equilibrio en todo.

Los hombres de ciencia han descubierto fascinantes cambios físicos en el cerebro que siguen a prácticas habituales. Por ejemplo, las drogas producen cambios que llegan a estar firmemente arraigados y producen adicciones. La degeneración de los vasos sanguíneos también resulta en un mal funcionamiento del cerebro. Enfermedades como la de Alzheimer son el resultado de la destrucción de células del cerebro. Es claro que dependemos de nuestro estado físico para gozar de relaciones mentales, emocionales y espirituales claras. Muchos alimentos y bebidas, incluidos como elementos ocasionales en la dieta, quizá no tengan efectos medibles. Sin embargo, llegan a ser un problema cuando se incorporan como prácticas habituales. Alabamos a Dios con todo el ser al ofrecer nuestra vida entera como un sacrificio viviente.

Medita más sobre la idea de alabar a Dios con nuestros cuerpos. ¿Qué puede significar esto? ¿De qué modo nuestras elecciones pue­den ser un medio de alabar a Dios? Al mismo tiempo, ¿de qué modo las elecciones equivocadas en el estilo de vida pueden ser una mane­ra de negar a Dios?


Para Estudiar y Meditar.
Viernes 2 de abril

Lee, en Patriarcas y profetas, el capítulo “El ungimiento de David”, páginas 691 a 696.

“David, en la belleza y el vigor de su juventud, se preparaba para ocupar una elevada posición entre los más nobles de la tierra. Empleaba sus talentos, como dones preciosos de Dios, para alabar la gloria del divino Dador. Las oportunidades que tenía de entregarse a la contemplación y la meditación sirvieron para enriquecerlo con aquella sabiduría y piedad. [...] Mientras contemplaba las perfecciones de su Creador, se revelaban a su alma concepciones más claras de Dios. [...] El amor que le inspiraba, los dolores que le oprimían, los triunfos que lo acompañaban, eran temas para su pensamiento activo; y cuando contemplaba el amor de Dios en todas las providencias de su vida, el corazón le latía con adoración y grati­tud más fervientes, su voz resonaba en una melodía más rica y más dulce, su arpa era arrebatada con un gozo más exaltado; y el pastorcillo procedía [...] de sabiduría en sabiduría; pues el Espíritu del Señor lo acompañaba” (Patriarcas y profetas, p. 695).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. En la clase, analicen las respuestas que dieron a la pregunta de lo que significa amar a Dios. ¿De qué modo, como seres caídos, amamos a Dios? ¿Qué significa esto? ¿En qué forma se diferencia el amor a Dios del amor a otras personas o a ciertas cosas?

2. ¿Por qué la alabanza a Dios es tan importante para nosotros? ¿De qué modo la alabanza y la adoración nos acercan a Dios, y nos ayudan a conocer mejor a Dios y a amarlo más? Además, ¿por qué la alaban­za a Dios es especialmente importante durante los momentos de crisis? Después de todo, cualquiera puede alabar a Dios en los tiempos buenos. ¿Qué se requiere para ser capaz de alabarlo durante los tiempos malos?

3. Como hemos enfatizado toda la semana, la salvación es solo por fe. Ninguno de nosotros es bueno como para merecer la salvación, ni podríamos ser hechos buenos para merecerla. La salvación es un don, un regalo de Dios a una raza que está corrompida por el pecado y no tiene nada que ofrecer al Señor. Pero, al mismo tiempo, en la Biblia se nos llama a obedecer a Dios. En otras palabras, aunque no somos salvados por obras, las obras son una parte de lo que significa ser salvados. ¿Cómo entendemos la relación entre la fe y las obras? ¿Cómo podemos aprender a alabar a Dios y revelar nuestro amor a él mediante nuestras obras, sin enredarnos en la trampa de creer que esas obras nos salvan?



Guía de Estudio de la Biblia: "SALUD y SANIDAD" / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre 2 / abril-junio de 2010

Autor: Alian Handysides, Kathleen Kuntaraf, Peter Landless, Stoy Proctor y Thomas Zirkle (Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General).
Colaboradores: Cheryl Des Jarlais, Dan Solís, John C. Cress, Elizabeth Lechleitner.
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Carlos A. Steger
Traducción: Rolando A. Itin

+ Leer más...

Lección 1: ¡Alabad a Dios, fuente de toda bendición! / Notas de Elena G. de White


Sábado 27 de marzo

Dios nos ha dado a todos alguna tarea que realizar, y al cumplir lo que encontremos en nuestra senda, debiéramos sentirnos felices de saber que somos útiles. Al trabajar, no solo obtendremos fuerza física sino mental. El ejercitar solamente algunos músculos mientras se deja a otros sin ninguna actividad no fortalecerá a estos últimos, así como el utilizar solamente algunas funciones de la mente no fortalecerá a los demás poderes mentales. Cada función de la mente y el cuerpo debe ser ejercitada para que sea desarrollada adecuadamente, y para mantener la salud y el vigor. Cada músculo y cada órgano tienen una tarea que realizar en un organismo viviente y todas las ruedas deben mantenerse en movimiento en la maquinaria humana. El maravilloso trabajo de la naturaleza debe mantenerse activo y balanceado. Si un músculo se desarrolla exageradamente, se perderá la armonía de todo el sistema; por eso se debe realizar una variedad de ejercicios para que se logre un perfecto desarrollo a fin de que cada órgano pueda cumplir la función que Dios le ha designado. Entonces podremos cumplir con el consejo inspirado del apóstol: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional" (Romanos 12: 1) (The Health Reformer, 1 de julio, 1872).


Nuestro Dios de Amor.
Domingo 28 de marzo

Jesús rodea a la raza con su brazo humano, al mismo tiempo que con su brazo divino se aferra del Infinito. El es el vínculo que une a un Dios santo con la humanidad pecaminosa; el único que puede poner "su mano sobre nosotros dos" (Job 9:33).

Los términos de esta unidad entre Dios y el hombre en el gran pacto de la redención fueron decididos con Cristo desde la eternidad. El pacto de la gracia fue revelado a los patriarcas. El pacto hecho con Abraham cuatrocientos treinta años antes de que la ley fuese promulgada en el Sinaí, fue un pacto confirmado por Dios en Cristo, y es el mismo evangelio que se nos predica ahora. "Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham" (Gálatas 3:8, 9). El pacto de la gracia no es algo nuevo; existía en la mente de Dios desde la eternidad y por eso se 10 llama el pacto eterno. El plan de redención no fue ideado después de la caída en el pecado como un remedio para el terrible mal. El apóstol Pablo habla del evangelio como "la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe" (Romanos 16: 25, 26) (Signs of the Times, 24 de agosto, 1891).

El propósito y el plan de la gracia existieron desde toda la eternidad. De acuerdo con el determinado consejo de Dios, el hombre debía ser creado, dotado con la facultad de cumplir la voluntad divina. Pero el extravío del hombre, con todas sus consecuencias, no estuvo oculto de la vista del Omnipotente, no obstante lo cual tal circunstancia no detuvo en la realización de su propósito eterno; porque el Señor quería fundar su trono en justicia. Dios conoce el fin desde el principio... Por lo tanto, la redención no fue una improvisación ulterior sino un propósito eterno que habría de cumplirse para bendición no solo del átomo que es este mundo, sino en beneficio de todos los mundos que Dios ha creado (La maravillosa gracia de Dios, p. 129).

Es el privilegio de cada seguidor de Cristo contemplar la gloria de Dios, entender su bondad y saber que es un Dios de infinita misericordia y amor. Jesús dijo: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). Jesús vino para revelar al Padre y mostrar su gloria ante los hijos de los hombres. Nadie está excluido de los privilegios del evangelio. Habiendo dejado su infinita grandeza y su gloria indescriptible para tomar la naturaleza humana y sufrir la humillación, le resultaban triviales e indignas las diferencias de casta y rango que se producían en la sociedad humana, y la exaltación de los que se creían poderosos no tenía influencia sobre su mente. Para quien había venido a cumplir la gran misión de liberar a la raza humana del terrible poder del enemigo, el vivir en la pobreza y la humillación y soportar el reproche y la crítica, le resultaban cosas insignificantes. Por eso, cuando alguien se acercó a él pensando que establecería un reino temporal y honraría a los que le acompañasen en su causa, le respondió: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza" (Lucas 9:58). Jesús había creado los mundos: "Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres". Sin embargo, "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron" (Juan 1:3, 4, 11) (Signs of the Times, 25 de abril, 1892).


El Dios de la Gracia.
Lunes 29 de marzo

Cristo es el camino, la verdad y la vida, y solamente mediante su gracia puede el ser humano ser justificado. Esa gracia es recibida gratuitamente mediante la fe, y no se la puede alcanzar por obras para que nadie se gloríe. La salvación es un don de Dios mediante Jesucristo nuestro Señor. Muchos, al ver su condición desesperada, se preguntan perplejos: ¿Cómo podremos ser admitidos en el mundo por venir, siendo que esta tierra está maldita y condenada a la destrucción? ¿Cómo podremos entrar en la ciudad de Dios? A ellos debemos señalarles a Cristo, el camino, la verdad y la vida; él es la mística escalera que une la tierra con el cielo.

Después que el enemigo llevó a Adán y Eva al pecado, la conexión entre la tierra y el cielo fue cortada, y si no hubiera sido por Cristo, el camino al cielo nunca hubiera sido conocido nuevamente por la raza humana. Pero, "de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Cristo es la mística escalera cuya base se asienta en la tierra y cuya parte superior alcanza el trono del Infinito. Los hijos de Adán no son dejados solos y separados de Dios; tienen acceso al Padre mediante la justicia de Cristo. ¡Que la tierra se alegre, que los habitantes del mundo se regocijen porque Cristo es el puente por el cual se puede cruzar el abismo que el pecado ha producido! ¡Ha logrado unir nuevamente la tierra con el cielo! Los trabajados y cargados pueden llegar a él y hallar descanso para sus almas. Los peregrinos pueden marchar hacia las mansiones que ha preparado para ellos porque un camino ha sido abierto para los redimidos del Señor (Review and Herald, 11 de noviembre, 1890).

El cielo se acerca a la tierra por esa escalera mística, cuya base está firmemente plantada en la tierra, mientras que su parte superior llega al trono del Infinito. Los ángeles están constantemente ascendiendo y descendiendo por esta escalera de deslumbrante resplandor, llevando las oraciones de los menesterosos y angustiados al Padre celestial, y trayendo bendición y esperanza, valor y ayuda, a los hijos de los hombres, Esos ángeles de luz crean una atmósfera celestial en derredor del alma, elevándonos hacia lo invisible y eterno (Conflicto y valor, p. 337).

En su vida terrenal Cristo era diferente a todos los demás seres humanos. Su existencia se caracterizaba por una benevolencia desinteresada y por la belleza de la santidad. La pureza de su amor estaba completamente libre de las manchas del egoísmo y el pecado. Desde el mismo comienzo de su ministerio, aquellos que lo rodeaban podían percibir más claramente el carácter de Dios (Signs of the Times, 23 de septiembre, 1908).


Una relación de Amor.
Martes 30 de marzo

El amor, base de la creación y de la redención, es el fundamento de la verdadera educación. Esto se ve claramente en la ley que Dios ha dado como guía de la vida. El primero y grande mandamiento es: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente". Amar al Ser Infinito, Omnisciente, con todas las fuerzas, la mente y el corazón, significa el desarrollo más elevado de todas las facultades. Significa que en todo el ser –el cuerpo, la mente y el alma– debe restaurarse la imagen de Dios.

Semejante al primer mandamiento, es el segundo: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". La ley de amor requiere la dedicación del cuerpo, la mente y el alma al servicio de Dios y de nuestros semejantes. Y este servicio, a la par que nos constituye en bendición para los demás, nos proporciona a nosotros la más grande bendición. La abnegación es la base de todo verdadero desarrollo. Por medio del servicio abnegado, adquiere toda facultad nuestra su desarrollo máximo. Llegamos a participar cada vez más plenamente de la naturaleza divina. Somos preparados para el cielo, porque lo recibimos en nuestro corazón (La educación, p. 16).

Si los primeros mandamientos son fielmente observados, también serán los otros seis que definen nuestro deber hacia el prójimo. Cuando Dios ocupa el lugar correcto en el trono del corazón, los deberes hacia nuestros semejantes serán cumplidos con fidelidad porque el amor a Dios incluye el amor hacia quienes fueron creados a su imagen y semejanza. "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? (1 Juan 4:20). Cristo enseñó que los últimos mandamientos son tan importantes como los primeros. Los dos grandes mandamientos de los que él habló son los dos grandes principios y provienen de la misma raíz. No se puede guardar el primero y quebrantar el segundo, ni cumplir con el segundo sin hacerlo con el primero (Spirit of Prophecy, tomo 3, pp. 52, 53).

El hogar edénico de nuestros primeros padres fue preparado para ellos por Dios mismo. Cuando lo hubo provisto de todo lo que el hombre pudiera desear, dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:26, 27).

Aquí se nos revela la verdad acerca del origen del hombre. Estas palabras prueban la falsedad de la mentira satánica, reiterada por el hombre, de que la raza humana se desarrolló, etapa por etapa, desde los estratos más bajos del mundo animal. Este es uno de los engaños por medio de los que Satanás busca degradar, ante los ojos humanos, la maravillosa obra de creación de Dios.

Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen". Y no solamente le dio a la obra de sus manos una forma similar a sí mismo sino una mente capaz de comprender las cosas divinas. Su memoria, su imaginación, su entendimiento, cada facultad de la mente humana, reflejaba la imagen de Dios. Estaba calificado para recibir la instrucción celestial. Poseía una correcta comprensión y un verdadero conocimiento de su Creador, de sí mismo y de sus deberes y obligaciones con relación a la ley de Dios. Su juicio era correcto e imparcial, y su actitud, obediencia y afectos estaban de acuerdo con la razón y la verdad. Podía gozar hasta lo sumo los dones divinos, y cada cosa que miraba o escuchaba era belleza y música que captaban sus sentidos. Sin embargo no fue colocado fuera del alcance de la tentación. Como representante de la raza humana, era un individuo que podía ejercer libre albedrío (The Youth’s Instructor, 10 de agosto, 1899).


Alabar a Dios.
Miércoles 31 de marzo

El Señor desea que apreciemos el gran plan de la redención, que comprendamos nuestro elevado privilegio como hijos de Dios, y que caminemos delante de él en obediencia y agradecimiento. Desea que le sirvamos en novedad de vida, con alegría cada día. Anhela que la gratitud brote de nuestro corazón porque nuestro nombre está escrito en el libro de la vida del Cordero, porque podemos poner todos nuestros cuidados sobre aquel que cuida de nosotros. El nos ordena que nos regocijemos porque somos la herencia del Señor, porque la justicia de Cristo es el manto blanco de sus santos, porque tenemos la bendita esperanza de la pronta venida de nuestro Salvador.

El alabar a Dios de todo corazón y con sinceridad, es un deber igual al de la oración. Hemos de mostrar al mundo y a los seres celestiales que apreciamos el maravilloso amor de Dios hacia la humanidad caída, y que esperamos bendiciones cada vez mayores de su infinita plenitud. Mucho más de lo que hacemos, debemos hablar de los preciosos capítulos de nuestra vida cristiana. Después de un derramamiento especial del Espíritu Santo, aumentarían grandemente nuestro gozo en el Señor y nuestra eficiencia en su servicio, al repasar sus bondades y sus maravillosas obras en favor de sus hijos (Palabras de vida del Gran Maestro, pp. 240, 241).

Nuestra confesión de su fidelidad es el factor escogido por el Cielo para revelar a Cristo al mundo, Debemos reconocer su gracia como fue dada a conocer por los santos de antaño; pero lo que será más eficaz es el testimonio de nuestra propia experiencia. Somos testigos de Dios mientras revelamos en nosotros mismos la obra de un poder divino. Cada persona tiene una vida distinta de todas las demás y una experiencia que difiere esencialmente de la suya. Dios desea que nuestra alabanza ascienda a él señalada por nuestra propia individualidad. Estos preciosos reconocimientos para alabanza de la gloria de su gracia, cuando son apoyados por una vida semejante a la de Cristo, tienen un poder irresistible que obra para la salvación de las almas (El ministerio de curación, pp. 67, 68).

"¿Cuánto debes a mi amo?" No lo podéis calcular. ¿Hay alguna parte de vuestro ser que no haya redimido? ¿O algo de vuestras posesiones que ya no sea suyo? Cuando lo reclama, ¿lo retenéis egoístamente como vuestro? ¿Lo ocultáis y 10 usáis con otro propósito que el de la salvación de las almas? Por ese proceder millares de almas se pierden.

Elevando la vista al cielo con súplica, presentaos a vosotros mismos a Dios como sus siervos, y todo lo que tenéis, como suyo, diciendo: Señor, de lo tuyo te damos. Considerando la cruz del Calvario, y al Hijo del Dios infinito crucificado por vosotros, comprendiendo tan incomparable amor, tan maravilloso despliegue de gracia, sea vuestra fervorosa pregunta: Señor, ¿qué quieres que yo haga? (En lugares celestiales, p. 222).

A medida que usted ofrece sus ofrendas de agradecimiento, Dios es glorificado, y le da más. A medida que usted rebosa de agradecimiento, él le da más gozo. Aprendemos a alabar a Dios, de quien provienen todas las bendiciones. ¿No comenzaremos aquí, hoy, a dar vuelta la página y a olvidar nuestras murmuraciones, quejas y críticas y a dominar la lengua para decir palabras corteses, y palabras amantes, y palabras de simpatía, y a expresar tierna bondad por cada uno de sus hijos? (Reflejemos a Jesús, p. 277).


Un "culto racional".
Jueves 1º de abril

Los malos hábitos y las prácticas equivocadas están acarreando toda clase de enfermedades sobre los seres humanos. Que la educación sea el método para convencer a las personas inteligentes acerca de la pecaminosidad de abusar y degradar las facultades que Dios nos ha dado. Si la razón se vuelve inteligente, y la voluntad es colocada al lado del Señor, se producirá un notable mejoramiento en la salud física. Pero esto no se logrará nunca con la sola fuerza humana. Mediante la gracia de Cristo se harán esfuerzos decididos para renunciar a todas las prácticas y costumbres pecaminosas y para observar la temperancia en todas las cosas. Se debe tener presente la convicción de que es necesario arrepentirse por el pasado y buscar el perdón divino mediante el sacrificio expiatorio de Cristo. Estas cosas deben transformarse en una experiencia diaria; se debe observar una estricta vigilancia y una actitud constante de súplica para que Cristo mantenga cada uno de nuestros pensamientos sometidos a su voluntad; el alma debe recibir su poder regenerador para que, como seres responsables, podamos presentar nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio vivo, santo y agradable, lo cual constituye nuestro servicio racional.

¿Lograrán las personas que aseguran creer las verdades solemnes y sagradas que se nos han dado para este tiempo, despertar sus energías adormecidas y colocarse en el lugar donde sus almas puedan absorber cada rayo de luz que brilla en su camino? De cada persona que asegura creer las verdades avanzadas, Dios exige el ejercicio concienzudo cada facultad con el fin de obtener conocimiento. Si hemos de contribuir a la elevación de las normas morales de cualquier país donde se nos pida servir, debemos comenzar por corregir los hábitos físicos de la gente. Un carácter virtuoso depende de la acción correcta de las facultades de la mente y el cuerpo (Consejos sobre la salud, pp. 505, 506).

El conocimiento de cómo comer, beber y vestirse, es esencial para la salud. La enfermedad se produce al violar las leyes de la salud que son las leyes de la naturaleza. Nuestro primer deber hacia Dios, hacia nosotros mismos y hacia nuestros semejantes es obedecer las leyes de Dios, y esto incluye las leyes de la salud. Si nos enfermamos, ponemos una carga pesada sobre nuestros amigos y familiares y no podemos cumplir con los deberes que tenemos con nuestra familia y nuestros vecinos. Y si la muerte llega prematuramente por violar las leyes de la salud, traemos pena y sufrimiento a quienes nos aprecian. Le robamos a Dios, a nuestra familia y a nuestros vecinos, el servicio que debiéramos haberles ofrecido. ¿No es esta, acaso, la peor forma de transgredir la ley de Dios? (Folleto: The Health Reform and the Health Institute, p. 7).

Para estudiar y meditar.
Viernes 2 de abril

A POCAS millas al sur de Jerusalén, "la ciudad del gran Rey" (Sal. 48: 2), está Belén donde nació David el hijo de Isaí, más de mil años antes que el Niño Jesús hallara su cuna en el establo, y fuera adorado por los magos del oriente. Siglos antes del advenimiento del Salvador, David, en el vigor de la adolescencia cuidó sus rebaños mientras pacían en las colinas que rodean a Belén. El sencillo pastor entonaba los himnos que él mismo componía y con la música de su arpa acompañaba dulcemente la melodía de su voz fresca y juvenil. El Señor había escogido a David, y le estaba preparando, en su vida solitaria con sus rebaños, para la obra que se proponía confiarle en los años venideros.

Mientras que David vivía así en el retiro de su vida humilde de pastor, el Señor Dios habló al profeta Samuel acerca de él. "Y dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo has tú de llorar a Saúl, habiéndole yo desechado para que no reine sobre Israel? Hinche tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Beth-lehem: porque de sus hijos me he provisto de rey.... Toma contigo una becerra de la vacada, y di: A sacrificar a Jehová he venido. Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y ungirme has al que yo te dijere. Hizo pues Samuel como le dijo Jehová: y luego que él llegó a Beth-lehem, los ancianos de la ciudad le salieron a recibir con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida? Y él respondió: Sí." Los ancianos aceptaron una invitación al sacrificio, y Samuel llamó también a Isaí y sus hijos. Se construyó un altar, y el sacrificio quedó listo. Toda la casa de Isaí estaba presente, con la excepción de David, el hijo menor, al que se había dejado cuidando las ovejas, pues no era seguro dejar a los rebaños sin protección.

Cuando el sacrificio hubo terminado, y antes de participar del festín subsiguiente, Samuel inició su inspección profética de los bien parecidos hijos de Isaí. Eliab era el mayor, y el que más se parecía a Saúl en estatura y hermosura. Sus bellas facciones y su cuerpo bien desarrollado llamaron la atención del profeta. Cuando Samuel miró su porte principesco, pensó ciertamente que era el hombre a quien Dios había escogido como sucesor de Saúl; y esperó la aprobación divina para ungirle. Pero Jehová no miraba la apariencia exterior. Eliab no temía al Señor. Si se le hubiera llamado al trono, habría sido un soberano orgulloso y exigente. La palabra del Señor a Samuel fue: "No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová mira no lo que el hombre mira pues que el hombre mira lo que está delante de sus ojos, mas Jehová mira el corazón."

Ninguna belleza exterior puede recomendar el alma a Dios. La sabiduría y la excelencia del carácter y de la conducta expresan la verdadera belleza del hombre; el valor intrínseco y la excelencia del corazón determinan que seamos aceptados por el Señor de los ejércitos. ¡Cuán profundamente debiéramos sentir esta verdad al juzgarnos a nosotros mismos y a los demás! Del error de Samuel podemos aprender cuán vana es la estima que se basa en la hermosura del rostro o la nobleza de la estatura. Podemos ver cuán incapaz es la sabiduría del hombre para comprender los secretos del corazón o los consejos de Dios, sin una iluminación especial del cielo. Los pensamientos y modos de Dios en relación con sus criaturas superan nuestras mentes finitas; pero podemos tener la seguridad de que sus hijos serán llevados a ocupar precisamente el sitio para el cual están preparados, y serán capacitados para hacer la obra encomendada a sus manos, con tal que sometan su voluntad a Dios, para que sus propósitos benéficos no sean frustrados por la perversidad del hombre.

Terminó Samuel la inspección de Eliab, y los seis hermanos que asistieron al servicio desfilaron sucesivamente para ser observados por el profeta; pero el Señor no dio señal de que hubiese elegido a alguno de ellos. En suspenso penoso, Samuel había mirado al último de los jóvenes; el profeta estaba perplejo y confuso. Le preguntó a Isaí: "¿Hanse acabado los mozos?" El padre contestó: "Aun queda el menor, que apacienta las ovejas." Samuel ordenó que le hicieran llegar, diciendo: "No nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí."

El solitario pastorcillo se sorprendió al recibir la llamada inesperada del mensajero, que le anunció que el profeta había llegado a Belén y le mandaba llamar. Preguntó asombrado por qué el profeta y juez de Israel deseaba verle; pero sin tardanza alguna obedeció al llamamiento. "Era rubio, de hermoso parecer y de bello aspecto." Mientras Samuel miraba con placer al joven pastor, bien parecido, varonil y modesto, le habló la voz del Señor diciendo: "Levántate y úngelo, que éste es." En el humilde cargo de pastor, David había demostrado que era valeroso y fiel; y ahora Dios le había escogido para que fuera el capitán de su pueblo. "Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y ungiólo de entre sus hermanos: y desde aquel día en adelante el espíritu de Jehová tomó a David." El profeta había cumplido la obra que se le había designado, y con el corazón aliviado regresó a Rama.

Samuel no había hablado de su misión, ni siquiera a la familia de Isaí, y realizó en secreto la ceremonia del ungimiento de David. Fue para el joven un anuncio del destino elevado que le esperaba, para que en medio de todos los diversos incidentes y peligros de sus años venideros, este conocimiento le inspirara a ser fiel al propósito que Dios quería lograr por medio de su vida.
El gran honor conferido a David no le ensoberbeció. A pesar del elevado cargo que había de desempeñar, siguió tranquilamente en su ocupación, contento de esperar el desarrollo de los planes del Señor a su tiempo y manera. Tan humilde y modesto como antes de su ungimiento, el pastorcillo regresó a las colinas, para vigilar y cuidar sus rebaños tan cariñosamente como antes. Pero con nueva inspiración componía sus melodías, y tocaba el arpa. Ante él se extendía un panorama de belleza rica y variada. Las vides, con sus racimos, brillaban al sol. Los árboles del bosque, con su verde follaje, se mecían con la brisa. Veía al sol, que inundaba los cielos de luz, saliendo como un novio de su aposento, y regocijándose como hombre fuerte que va a correr una carrera. Allí estaban las atrevidas cumbres de los cerros que se elevaban hacia el firmamento; en la lejanía se destacaban las peñas estériles de la montaña amurallada de Moab; y sobre todo se extendía el azul suave de la bóveda celestial.

Y más allá estaba Dios. El no podía verle, pero sus obras rebosaban alabanzas. La luz del día, al dorar el bosque y la montaña, el prado y el arroyo, elevaba a la mente y la inducía a contemplar al Padre de las luces, Autor de todo don bueno y perfecto. Las revelaciones diarias del carácter y la majestad de su Creador henchían el corazón del joven poeta de adoración y regocijo.
En la contemplación de Dios y de sus obras, las facultades de la mente y del corazón de David se desarrollaban y fortalecían para la obra de su vida ulterior. Diariamente iba participando en una comunión más intima con Dios. Su mente penetraba constantemente en nuevas profundidades en busca de temas que le inspirasen cantos y arrancasen música a su arpa. La rica melodía de su voz difundida a los cuatro vientos repercutía en las colinas como si fuera en respuesta a los cantos de regocijo de los ángeles en el cielo.

¿Quién puede medir los resultados de aquellos años de labor y peregrinaje entre las colinas solitarias? La comunión con la naturaleza y con Dios, el cuidado diligente de sus rebaños, los peligros y libramientos, los dolores y regocijos de su humilde suerte, no sólo habían de moldear el carácter de David e influir en su vida futura, sino que también por medio de los salmos del dulce cantor de Israel, en todas las edades venideras, habrían de comunicar amor y fe al corazón de los hijos de Dios, acercándolos al corazón siempre amoroso de Aquel en quien viven todas sus criaturas.

David, en la belleza y el vigor de su juventud, se preparaba para ocupar una elevada posición entre los más nobles de la tierra. Empleaba sus talentos, como dones preciosos de Dios, para alabar la gloria del divino Dador. Las oportunidades que tenía de entregarse a la contemplación y la meditación sirvieron para enriquecerse con aquella sabiduría y piedad que hicieron de él el amado de Dios y de los ángeles. Mientras contemplaba las perfecciones de su Creador, se revelaban a su alma concepciones más claras de Dios. Temas que antes le eran obscuros, se aclaraban para él con luz meridiana, se allanaban las dificultades, se armonizaban las perplejidades, y cada nuevo rayo de luz le arrancaba nuevos arrobamientos e himnos más dulces de devoción, para gloria de Dios y del Redentor. El amor que le inspiraba, los dolores que le oprimían, los triunfos que le acompañaban, eran temas para su pensamiento activo; y cuando contemplaba el amor de Dios en todas las providencias de su vida, el corazón le latía con adoración y gratitud más fervientes, su voz resonaba en una melodía más rica y más dulce; su arpa era arrebatada con un gozo más exaltado; y el pastorcillo procedía de fuerza en fuerza, de sabiduría en sabiduría; pues el Espíritu del Señor le acompañaba.(Patriarcas y profetas, pp. 691-696.)



Guía de Estudio de la Biblia: "SALUD y SANIDAD" / Notas de Elena G. de White.
Periodo: Trimestre 2 / abril-junio de 2010

Autor: Alian Handysides, Kathleen Kuntaraf, Peter Landless, Stoy Proctor y Thomas Zirkle (Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General).
Colaboradores: Cheryl Des Jarlais, Dan Solís, John C. Cress, Elizabeth Lechleitner.
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Carlos A. Steger
Traducción: Rolando A. Itin

+ Leer más...

Lección 1: ¡Alabad a Dios, fuente de toda bendición! / Edición para Maestros


El sábado enseñaré…

Texto clave: "Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre". Salmo 103:1

Enseña a tu clase a:

1. Saber contemplar la bondad de Dios y la magnitud de dones dados en la persona de su Hijo.
2. Sentir nuestra necesidad, deuda, gozo y gratitud por lo que Dios ha hecho.
3. Hacer que respondamos a Dios, entregándole un sacrificio vivo con alabanza.

Bosquejo de la lección:

1. Saber: La magnitud de la bondad de Dios

A. Antes de que comenzara el tiempo, el Cielo hizo provisiones para la salud y la felicidad del universo. Esas provisiones inclu­yeron la ofrenda valiosísima del mayor don de Dios: su Hijo. ¿Por qué es tan importante intentar comprender la longitud, la profundidad y la altura del amor de Dios, aunque está más allá de todo conocimiento?

B. Repasa y medita en los textos bíblicos que describen tu cuadro favorito de la gran gloria de Dios.

2. Sentir: Despierta, oh, dormilón


A. ¿Por qué es cierto que cuanto más comprendemos la amplitud de la generosidad de Dios, su abnegación y su amor incondicional, tanto más completamente podemos responder emocionalmente a él y a otros? ¿Qué emociones y actitudes se despiertan al meditar en lo que Dios hizo por nosotros en la historia y en nuestras vidas personales?

3. Hacer: La alabanza como sacrificio

A. David, el salmista, escribió que “tuya es la alabanza en Sión, oh Dios” (Salmo 65:1). ¿Cómo puede toda nuestra existencia –lo que hacemos y lo que no hacemos– alabar a Dios física, mental y espiritualmente?

B. ¿Cómo esta alabanza a Dios es, paradójicamente, un sacrificio que le ofrecemos?

Resumen: La alabanza a Dios se desarrolla por un aprecio de su bondad hacia nosotros. Incluye la expresión de nuestra adoración y de nuestra gratitud por medio de todo lo que pensamos, decimos y hacemos.


Ciclo de aprendizaje

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Cuanto más profundo es nuestro aprecio por el amor y el carácter de Dios, tanto más completa será nuestra alabanza y sumisión.

Paso 1 ¡Motiva!

Una pareja que buscaba una alfombra aprendió que hay dos métodos de darles color: el método del “rábano” y el de la “remolacha” (betarraga). En el método del rábano, la alfombra se teje con un color neutral que luego se tiñe. El resultado es una alfombra que se parece a un rábano: rojo en la superficie, y blanco en su núcleo. Las alfombras tejidas con el método de la remolacha están formadas por fibras saturadas de un color específico. No necesitan teñirse y se parecen a su nombre: remolacha, rojas por fuera y por dentro. El mé­todo del rábano funciona, pero estas alfombras pierden su color más rápi­damente que las tejidas con el método de la remolacha, en que el color es parte de las fibras, en vez de aplicarse en la superficie. La pareja eligió la alfombra “remolacha” y años más tarde se alegraron por su durabilidad.

Si nuestro aprecio por el amor de Dios es superficial y crea solo una relación superficial, entonces, las tentaciones, los chascos y los desafíos de la vida desgastarán nuestra aparente devoción y expondrán nuestro ca­rácter interior. Si somos iguales por dentro y por fuera, nuestra alabanza y nuestra sumisión permanecerán constantes, sin importar las pruebas que atravesamos.

Solo para los maestros: para el ejercicio siguiente, usa una cartu­lina grande o un pizarrón.

Actividad inicial: Prepara una lista de aprecio por Dios. Permite que los miembros nombren cosas de su estudio de la Biblia o de su experiencia personal que fortalezcan su aprecio por Dios. Si es posible, escribe las si­guientes categorías: Dios de maravillas, Dios de verdad, El Dios que ama, y El Dios que asegura nuestro futuro.

Analiza: Permite que los miembros de la clase sugieran en qué categoría se ubican mejor sus respuestas. ¿De qué modo la gratitud a Dios en estas áreas fortaleció su aprecio por él?


Paso 2 ¡Explora!

Solo para los maestros: esta lección pone el fundamento para el estudio del trimestre acerca de la salud. Algunos usan la sa­lud para apaciguar a Dios. Creen que las elecciones en el estilo de vida suman puntos con Dios, y que cuanto más renuncian o hacen, Dios más los bendice. Esta aberración lleva al fanatismo, a la justicia propia y a actitudes divisivas de enjuiciar a otros. Sin embargo, este estudio dice que la verdadera salud está basada en una respuesta de gratitud a Dios en amor, equidad y gracia. En lugar de llevar al fanatismo, este enfoque nos conduce a un aprecio más profundo del don de la salud y de la maravillosa creación llamada cuerpo y, con ello, a respetar el don de nuestros cuerpos y a Aquél que nos lo dio. Por lo tanto, lo cuidamos, no como servicio de esclavos, sino en servicio de gratitud.

Comentario de la Biblia

1. Alabar y amar a un Dios de amor y de gracia (Repasa, con tu clase, 1 Juan 4:7-12, 18)

El aprecio por Dios proviene de dos actos principales de Dios: la Creación y la Redención. Por medio de la creación recibimos la vida, el placer de interactuar con Dios y sus maravillas creadas. El pecado inte­rrumpió esa relación, dañando nuestra capacidad de conocer a Dios. La rebelión debería haber resultado en la exterminación humana. En cam­bio, Dios sacrificó a su Hijo en favor de nuestra redención. Satanás oscu­rece esa verdad, porque sabe que el aprecio por la misericordia de Dios es la raíz de una vida transformada. Él quiere que nosotros le tengamos miedo a Dios. A menudo su instrumento de temor es la religión misma. Si lo que la gente encuentra cuando busca a Dios le da miedo, Satanás resulta victorioso. “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). Es igualmente cierto que el “temor echa fuera el amor”. Satanás sabe que si nuestra relación con Dios está llena de miedo nunca gozaremos su amor. Así, ¡Satanás planta los factores de temor en nuestra fe! Él quiere ensombrecer nuestra reunión con Cristo en la Segunda Venida, haciendo que nos concentremos en el temor al tiempo de angustia, los desastres económicos y el día del juicio. De este modo, quiere minimizar en nosotros el gozo de la redención hasta que llegue a ser meramente un “seguro contra incendios”. Quiere que pense­mos que escapar del infierno es más importante que el compañerismo con Dios. Quiere que reduzcamos los privilegios del estilo de vida cristiano a obligaciones que debemos cumplir para escapar de la ira de Dios. ¡Qué visión sombría de la salvación! Pero, Dios nos ofrece un gozo exuberante. Estamos libres para recorrer el universo con Dios, tenemos permiso para volar en primera clase con la Realeza. ¡Alabad a Dios, fuente de toda bendición!

Considera: ¿De qué modo una relación con Dios, construida sobre el te­mor, influye sobre nuestro concepto de salud? ¿Qué podría resultar de una relación amante? ¿Cómo el amar a Dios afecta nuestra apariencia física­mente? ¿Mentalmente? ¿Espiritualmente? (Ver Efesios 2:8, 9; 4:32; 5:2; Filipenses 2:5-8; Colosenses 3:13).

2. Un “culto racional” (Repasa, con tu clase, Romanos 12:1.)

Los conceptos de vida y de sacrificio no parecen ser compatibles. De­bemos recordar que, en la antigüedad, la idea de un sacrificio no se limi­taba al sentido más moderno de meramente renunciar a algo. El sacrificio estaba inseparablemente unido a la realidad de la muerte. En la economía hebrea un pecador llevaba un animal sin mancha al santuario y lo mataba como medio de expiación por el pecado. ¡El animal sacrificado nunca se levantaba ni se alejaba caminando del altar! El sacrificio equivalía a la muerte. Ahora Pablo introduce una metáfora sorprendente: un sacrifi­cio vivo. ¿Quién podría haber estado mejor calificado para introducir este concepto que él? Previamente, en la epístola a los Romanos, habló con elocuencia acerca de la muerte al pecado (Romanos 6) y también acerca del Espíritu que da vida y que no condena (Romanos 8). Ahora nos llama a morir y a vivir al mismo4iempo. Cuan irónico es que él se refiera a esto como nuestro culto “racional”, razonable o lógico. No obstante, cuan apropiado es este concepto para describir la completa sumisión a Dios. Tal vez, tene­mos aquí un pálido reflejo de cómo se sintieron Abraham e Isaac cuando subieron al monte en sumisión al llamado de Dios al sacrificio. (Para co­mentarios adicionales a este pasaje, ver la Lección 10, y el Comentario de la Biblia, Sección II, “Practiquemos lo que creemos”).

Considera: Al considerar mi propia experiencia espiritual, ¿qué eviden­cias hay de que estoy muriendo a mis tendencias egoístas naturales, pero viviendo de acuerdo a los propósitos de Dios? Si no puedo considerar mi vida como un “sacrificio vivo” en este momento, ¿qué cambios tengo que permitir que Dios haga para que me transforme en ese sacrificio?


Paso 3 ¡Practica!

Solo para los maestros: concentrando nuestro foco, pregunta­mos: “¿Cómo aplicamos la actitud de gratitud a la administración del aspecto físico de nuestra vida? Analiza con los miembros de tu clase los siguientes argumentos que a veces se presentan como excusas para no practicar los principios de salud dados por Dios.

* “Cuando estés en Babilonia, haz como los babilonios”.
* “Oh, otra vez lo de la comida. Mira, ¿qué diferencia hace? Somos solo una colección de moléculas que han evolucionado en los últimos cuatro mil millones de años, y expiramos en menos de cien. Esto significa que nuestra importancia es igual ¿a qué? A nada”.
* “De todos modos tendrás cáncer, enfermedades del corazón, arterias ta­padas, artritis, reumatismo, Alzheimer”.
* “Si a ti te motiva el miedo, está bien. Yo aprecio que seas conservador y, si funciona para ti, formidable; pero, amigos, tal vez es tiempo de vivir y dejar vivir”.
* “Mi cuerpo es mío, y puedo hacer con él lo que quiero”.
* “Mientras cuidemos de nuestros espíritus, el cuerpo no es tan importante, después de todo”.

Considera: A diferencia de Daniel y sus compañeros, estos argumentos representan varias tendencias equivocadas al pensar en la salud. ¿Cuál es la perspectiva cristiana correcta en contraste con ellas? ¿De qué modo la verdad bíblica afecta la forma en que manejamos nuestra salud física? ¿De qué modo la administración de mi salud personal contribuye a mi sumisión a Dios?


Paso 4 ¡Aplica!

Solo para los maestros: usamos la música para alabar a Dios. Distribuye la letra de cantos de alabanza para las siguientes actividades:

Actividades finales:

1. Elige uno o más himnos para leer. Invita a los alumnos a expresar de qué modo la letra impacta su vida espiritual.
2. Compon un himno tomando líneas de diversos cantos para formar uno nuevo. Canten el nuevo himno en la clase.
3. Concluye con un himno que ilustre el concepto clave de la lección.




Guía de Estudio de la Biblia: "SALUD y SANIDAD" / Edición para Maestros.
Periodo: Trimestre 2 / abril-junio de 2010

Autor: Alian Handysides, Kathleen Kuntaraf, Peter Landless, Stoy Proctor y Thomas Zirkle (Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General).
Colaboradores: Cheryl Des Jarlais, Dan Solís, John C. Cress, Elizabeth Lechleitner.
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Carlos A. Steger
Traducción: Rolando A. Itin

+ Leer más...

Salud y Sanidad: Introducción / Guía de estudio de la Biblia para Abril-Junio de 2010

La redención de nuestros cuerpos

"Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador" (Éxodo 15:26).

La promesa de inmunidad de las enfermedades de Egipto les fue dada a los hijos de Israel poco después de que dejaran su cautividad. No obstante, esta promesa no se basaba sencillamente en la intervención sobrenatural; lo hacía también, tal vez incluso especialmente, en las leyes naturales de la salud. Si seguían lo que Dios les había ordenado que hicieran en las áreas de la salud y de la higiene, a diferencia de lo que practicaban sus amos, evitarían los males que afligían a los egipcios (por ejemplo, mientras que los egipcios usaban el excremento humano para propósitos medicinales, los hebreos debían enterrar los suyos fuera del campamento).

Entonces, aun aquí podemos ver la preocupación de Dios no solo por el bienestar espiritual de su pueblo sino también por el físico: su salud. Esta idea también se encuentra en la palabra hebrea shalom, traducida generalmente como "paz". No obstante, la palabra transmite un sentido más profundo, el de estar completo, una integridad y plenitud que involucra a la persona total, incluida su salud física. La primera vez que se usa shalom en el Antiguo Testamento aparece cuando Jacob preguntó acerca de Labán, el nieto del hermano de Abraham: "Y él les dijo: ¿Está bien? Y ellos dijeron: Bien" (Génesis 29:6). En ambos casos, la palabra traducida como "bien" proviene de shalom.

Por supuesto, tiene mucho sentido que Dios se preocupe por nuestra salud física. Después de todo, él nos creó como seres físicos. Antes del pecado, antes de la Caída, ya estábamos en la carne. Fuimos hechos seres de carne.

Nuestra caída no fue hacia la carne; fue una caída en la carne. Nuestros cuerpos no son malos, cárceles para el alma o algo así (como han enseñado algunas religiones). Nuestros cuerpos son dones maravillosos de un Dios amante, que nos creó a su imagen y que quiere que gocemos de nuestra existencia física; por lo menos, tanto como sea posible en este mundo caído.

Así que, este trimestre consideraremos un aspecto a menudo descuidado de las maravillosas verdades que Dios nos ha dado como movimiento religioso: el mensaje acerca de la salud. Dios nos reveló estos principios por la misma razón por la que él murió por nosotros: porque nos ama y quiere lo mejor para nuestras vidas.

Por supuesto, todos somos mortales, todos afrontamos enfermedades y, a menos que Cristo vuelva durante nuestra vida, todos moriremos. Nada hará que eso cambie ahora y, ciertamente, tampoco lo hará una vida saludable. Pero, eso no significa que no debamos hacer lo mejor que podamos para cuidarnos; eso no significa que no estemos bajo la obligación de cuidar el templo de
nuestro cuerpo. Como lo, dijo Pablo: "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Corintios 6:19, 20).

Las lecciones de este trimestre sobre una vida saludable, escritas por el Departamento de Salud de la Asociación General, en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, fueron producidas con el deseo de ayudarnos a gozar de todo el shalom posible, hasta aquel día en que recibiremos para siempre "la redención de nuestro cuerpo" (Romanos 8:23)



Guía de Estudio de la Biblia: SALUD y SANIDAD / Introducción.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2010

Autor: Alian Handysides, Kathleen Kuntaraf, Peter Landless, Stoy Proctor y Thomas Zirkle (Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General).
Colaboradores: Cheryl Des Jarlais, Dan Solís, John C. Cress, Elizabeth Lechleitner.
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Carlos A. Steger
Traducción: Rolando A. Itin

+ Leer más...

jueves, 25 de marzo de 2010

Lección 13: El fruto del Espíritu: la esencia del carácter cristiano / Comentario de Alejandro Bullón



Comentario del Pr. Alejandro Bullón
Nació en Perú, estudió y se graduó de Teología en el Seminario de la Unión Peruana. Trabajó diez años en su país como consejero de jóvenes, y luego fue invitado a continuar el desarrollo de dicho ministerio en el Brasil. Actualmente es evangelista de la
Voz de la Esperanza. Ex secretario de la Asociación Ministerial de la División Sudamericana de los Adventistas del Séptimo Día, y evangelista para toda América del Sur. Ha escrito varios libros, tales como "Conocer a Jesús es todo", "La crisis existencial", "Tú eres mi vida" y "Vuelve a casa hijo".

Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010

Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

+ Leer más...

martes, 23 de marzo de 2010

Informe Misionero Mundial / 1 trimestre 2010 / video 03



Este trimestre enfocaremos nuestra atención en la División del África Centroriental, la cual incluye los países de Burundi, República Democrática del Congo, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Ruanda, Somalia, Tanzania y Uganda. En esta división hay más de 286 millones de personas, de las cuales más de 2.4 millones son Adventistas del Séptimo Día. Eso da un promedio de un adventista por cada 119 habitantes.

Los desafíos

Burundi y Ruanda son los dos países más pequeños del continente africano. También son los más poblados. Aunque ambos países tienen un alto porcentaje de adventistas, regiones importantes carecen de servicios o aún no fueron alcanzadas por el evangelio.

Burundi tiene un adventista por cada 78 habitantes. Sin embargo, la mayoría de los miembros viven en las áreas rurales, hecho que indica que la capital, Bujumbura, tiene una feligresía reducida.

Bujumbura tiene gente preparada en negocios, educación, y asuntos de gobierno. Este grupo de personas debe tener la oportunidad de escuchar el último mensaje de amonestación de Dios.

Una pequeña clínica ofrece sus servicios a los habitantes de Bujumbura y, en consecuencia, la Iglesia Adventista se ha hecho presente en esta ciudad. Un hospital instalado en el terreno de la iglesia será una agencia ganadora de almas de primer orden al esparcir el evangelio en esta ciudad capital.

Ruanda tiene uno de los porcentajes más elevados de adventistas en el mundo: un adventista por cada 22 habitantes. El país ha sufrido grandemente durante el genocidio de 1994. La Universidad Adventista de África Central (AUCA) perdió su campus al ser destruido por los brotes de violencia.

Como una compensación, el gobierno donó a la iglesia una parcela de tierra en el corazón de la capital, Kigali, para que construyera su nuevo campus. Con sólo algunos salones de clases y las oficinas administrativas, la escuela ha abierto sus puertas a 2.200 alumnos, la mayoría de los cuales no son adventistas. La mayor y más urgente necesidad es un edificio suficientemente grande que sirva como iglesia, capilla y sala de conferencias/auditorio. Este proyecto ya está en marcha. Parte de las ofrendas de este decimotercer sábado ayudarán a terminar este edificio y así poder reunir a los alumnos de AUCA para los servicios religiosos, semanas de oración y otras reuniones importantes así como conferencias, etc.

La iglesia ha sido bendecida con una población infantil muy numerosa. Pero los líderes de los departamentos de niños necesitan entrenamiento adecuado para guiar con eficacia a estos niños hacia la eternidad. Parte de las ofrendas de este decimotercer sábado contribuirán a este propósito y a equipar a los líderes de los niños para el ejercicio de este ministerio.

Charlotte Ishkanian
Editora de MISIÓN

+ Leer más...

sábado, 20 de marzo de 2010

Lección 13: El fruto del Espíritu: la esencia del carácter cristiano / Para el 27 de marzo de 2010


Sábado 20 de marzo.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Mateo 6:33; Juan 15:8; Romanos 3:20-26; 14:17; 1 Timoteo 6:11; 1 Juan 2:15.

Para Memorizar: “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27).

Cuando Moisés le pidió a Dios que le mostrara su gloria, el Señor le reveló su carácter como misericordioso, piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad (Éxo. 34:6). Y así, “nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, [nosotros] somos transformados de gloria [carácter] en gloria [carácter] en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Cor. 3:18).

“Al creer en Cristo, la raza caída que él redimió puede obtener la fe que obra por el amor y que purifica el alma de toda impureza. Aparecen entonces los atributos que nos asemejan a Jesús: porque contemplándolo los hombres se transforman a su imagen de gloria en gloria, hasta adquirir su carácter. Se produce buen fruto. El carácter es modelado de acuerdo con la divina semejanza, y se manifiesta integridad, rectitud y verdadera benevolencia” (MeM 55).


Buscad primeramente el reino de Dios.
Domingo 21 de marzo

Muy a menudo nuestras oraciones son más acerca de lo que podemos obtener que acerca de lo que deberíamos llegar a ser. Piensa en tus propias oraciones o en las oraciones que oyes que otros pronuncian. No importa cuán legítimas sean las preocupaciones, ¿en qué categoría entrarían la mayoría de ellas: qué puedo obtener, o qué pudo llegar a ser? ¿Cómo entendemos esta tendencia a la luz de lo que Jesús nos dice, que está transcripto a continuación?

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mat. 6:33). ¿Qué quiere decir Jesús cuando nos dice que busquemos “primeramente” el reino de Dios? ¿Por qué buscarlo primero? Ver Mat. 16:26.

¿Cómo nos ayuda Romanos 14:17 a entender lo que es el reino de Dios?

Nota que la justicia, la paz y el gozo son el fruto del Espíritu. Por lo tanto, debemos buscar el fruto del Espíritu antes que cualquier otra cosa. Al fin, podemos tener todo lo que el mundo ofrece, pero ¿qué significa eso si no tenemos justicia, paz y gozo?

Si alguien te preguntara: “Pero ¿significa esto que Jesús no está interesado en mi bienestar físico o financiero?”, ¿cómo le contestarías a la luz del mandato de Cristo de poner el fruto del Espíritu antes que las necesidades físicas o materiales?

Una madre preocupada dijo: “Pastor, por favor, ore por mi hijo, ha dejado la fe y ha perdido su trabajo. Ore para que encuentre trabajo”. ¿Estaba esta madre preocupada buscando primero el reino de Dios y su justicia para su hijo? Recordando que la prioridad de la vida cristiana no es obtener, sino llegar a ser, ¿cuál debió haber sido su pedido en favor de su hijo?

¿Cuáles son tus preocupaciones principales como lo revelan no solo tus oraciones, sino tu vida en general: conseguir lo que deseas para ti o llegar a ser lo que Dios quiere que seas? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de tus prioridades?


Otro fruto del espíritu.
Lunes 22 de marzo

Gálatas 5:22 y 23, y Efesios 5:9 no son los únicos textos que enumeran el fruto del Espíritu que constituye la esencia del carácter cristiano. Mucho del fruto está repetido en 1 Timoteo 6:11, 2 Timoteo 3:10, y 2 Pedro 1:5 al 7, donde se añaden cualidades tales como la piedad, la virtud, y el conocimiento. Es interesante notar que 1 Corintios 13:4 al 8 repite como un eco las cualidades del amor y afirma muchas de ellas usando la palabra negativa no: “no tiene envidia; [...] no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia”.

A esta altura debe ser claro que no hay una lista oficial del fruto del Espíritu. Hay muchos aspectos y matices diferentes del carácter cristiano. Lo que los apóstoles hacen en cada caso es enumerar los que son especialmente aplicables a sus lectores. Lo que condujo a Pablo a la enumeración en Gálatas fue sin duda su conocimiento pastoral de las necesidades específicas de la congregación a la que le estaba escribiendo.

El fruto de la “piedad” se menciona en 1 Timoteo 6:11. En el idioma original, la palabra piedad significaba reverencia, respeto y devoción a Dios. Romanos 5:4 y 5 menciona la cualidad de la “esperanza”. ¿Qué lugar ocupa la esperanza en el carácter cristiano? Cuando se ha dicho y hecho todo, nuestra fe cristiana no nos ofrece nada, sino la esperanza.

Segunda de Pedro 1:5 al 7 es una lista de cualidades, entre las cuales está la “virtud”, que no se menciona en la lista de Gálatas 5:22 y 23. La virtud está asociada con la bondad moral, como la modestia y la pureza. ¿Por qué es indispensable esta cualidad en la vida cristiana? ¿De qué modo se relaciona esta cualidad con el séptimo mandamiento?

Segunda de Pedro 1:5 y 6 añade a la lista el “conocimiento”. Aunque la palabra que se usa, gnósis, significa conocimiento general y comprensión, como fruto de la vida llena del Espíritu, ¿qué lugar debe tener el conocimiento? ¿De qué modo se relaciona el conocimiento, por ejemplo, con el don del discernimiento?

Pedro no llamó a su lista “fruto del Espíritu” en 2 Pedro 1:5 al 7, pero es esencialmente eso, porque revela qué clase de personas deberíamos ser como seguidores de Jesús.

¿Cuán bien se manifiestan estas características en tu propia vida? Si estás desanimado por lo que ves, ¿cuál es tu esperanza? ¿Cuál es el único lugar al que puedes huir, y qué puedes encontrar allí?


Perseverancia en la fe.
Martes 23 de marzo

El análisis de ayer planteó la pregunta de cuán bien nos encontramos al cultivar el fruto que es nuestro privilegio llevar para honra y gloria de Dios. Sin duda, cuando uno mira todas esas cualidades de carácter, y luego se compara con ellas, es fácil desanimarse. Después de todo, ¿no deberíamos llevar más fruto del que llevamos?

Esta es una pregunta justa, en la que todos deberíamos pensar seriamente. “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe” (2 Cor. 13:5). Necesitamos hacer un inventario de nosotros mismos; de cómo estamos viviendo y de qué clase de testimonio presentamos al mundo.

Al mismo tiempo, podemos afrontar un peligro. Como cristianos tenemos el ejemplo de Jesús, el único ser humano sin pecado que alguna vez vivió. Al compararnos con él, cuán fácil podría ser desanimarnos. Cuán fácil es ver su ausencia de pecado y su perfección en contraste con nuestro carácter pecaminoso y nuestras debilidades. Tenemos una norma perfecta que seguir, una ley perfecta que obedecer y un Salvador perfecto que imitar. Como todos sabemos, a menudo estamos lejos de alcanzar esa norma, esa ley y a ese Salvador. Cuán fácil puede ser, después de caer una y otra vez, después de no ver la clase de crecimiento que nos gustaría ver, desanimarnos hasta el punto de renunciar a todo, pensando: ¿Por qué molestarme, si no puedo hacerlo?

No obstante, aquí es donde necesitamos comprender plenamente qué es la salvación por la fe. Aquí necesitamos comprender dónde reside nuestra salvación. Aquí necesitamos comprender lo que Jesús realizó por nosotros en la cruz.

Lee Romanos 3:20 al 26. ¿Qué mensaje hay allí acerca de la salvación? ¿Por qué es tan importante que nos aferremos a esta verdad, especialmente cuando nos sentimos desanimados acerca del estado de nuestro propio fruto?

No importa cuán fervientemente procuremos vivir la vida cristiana y pelear la batalla contra el pecado y el yo, mientras mantengamos delante de nosotros cada día, a cada momento, la realidad de que nuestra aceptación de parte de Dios se encuentra en Jesús y su justicia, la cual él obró por nosotros y nos acredita por fe, nunca nos daremos por vencidos. ¿Por qué lo haríamos? Nuestra salvación permanece segura, no en nosotros mismos, sino en Jesús.


El desafío del mundo.
Miércoles 24 de marzo

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). ¿Qué está diciendo este texto? ¿Significa que Dios no ama a los que aman al mundo, o que los que aman al mundo no aman a Dios? Explica tu respuesta.

“A veces su alma anhela la santidad y el cielo; pero no tienen tiempo para apartarse del ruido del mundo a fin de escuchar el lenguaje del Espíritu de Dios, que habla con majestad y con autoridad. Las cosas de la eternidad se convierten en secundarias y las cosas del mundo en supremas. Es imposible que la simiente de la palabra produzca fruto; pues la vida del alma se emplea en alimentar las espinas de la mundanalidad” (PVGM 32).

Aunque debemos ser conscientes de los peligros del legalismo, el antiguo Israel siempre apostató cuando trató de contemporizar y llegar a ser como las naciones que lo rodeaban. Primera de Juan 2:15 nos advierte que el amor al mundo hace imposible un amor de corazón hacia Dios. Cuán cuidadosos necesitamos ser como iglesia en asegurarnos de que, en nuestros intentos por alcanzar al mundo, no nos enamoremos de él y seamos arrastrados por él, ¡todo en el nombre del Señor!

¿De qué modo puede una persona saber cuándo su amor por el mundo ha remplazado su amor hacia Dios? ¿Qué señales deberíamos buscar?

El peligro de amar al mundo más que a Dios adquiere nuevo significado en Santiago 4:4: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. ¿Por qué usaría Santiago la metáfora del adulterio para los miembros de la iglesia que son arrastrados por el mundo? Nota, también, cómo Juan no deja lugar para las componendas en 1 Juan 2:15. Presenta una opción: Dios, o el mundo.

¿Con qué aspectos del mundo luchas mayormente? ¿Qué cosas encuentras atrayentes? ¿Cómo puedes aprender a pelear la batalla de la fe y no ser arrastrado por algo que, al fin, no puede satisfacerte, sino que te destruirá?


Cómo cultivar el fruto del espíritu (Juan 15:8).
Jueves 25 de marzo

Aunque no podemos hacer crecer una semilla, hay cosas que definidamente podemos hacer para facilitar su crecimiento hasta que lleve fruto. Así es la vida llena del Espíritu. Mientras la obra del Espíritu Santo en el corazón del creyente es una parte del gran misterio de la vida misma, las Escrituras nos han dado instrucciones definidas sobre cómo estimular ese crecimiento, de modo que podamos cumplir el deseo de Jesús de que produzcamos mucho fruto para la gloria del Padre (Juan 15:8).

Lo que sigue a continuación son algunas maneras de estimular el crecimiento del fruto del Espíritu:

El estudio de la Palabra de Dios. Lee 2 Timoteo 3:16. ¿Para qué son útiles las Escrituras? Como resultado, ¿qué se logrará en nuestras vidas? (Ver el vers. 17; ver también Sal. 119:105).

La oración. “La oración es el aliento del alma. Es el secreto del poder espiritual. No puede ser sustituida por ningún otro medio de gracia, y conservar, sin embargo, la salud del alma. La oración pone al corazón en inmediato contacto con la Fuente de la vida, y fortalece los tendones y músculos de la experiencia religiosa. Descuídese el ejercicio de la oración, u órese irregularmente de vez en cuando, según parezca propio, y se perderá la fortaleza de Dios. Las facultades espirituales perderán su vitalidad, la experiencia religiosa carecerá de salud y vigor” (OE 268).

La clase correcta de pensamientos. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8). ¿Cómo podemos aprender a mantener nuestra mente con pensamientos elevados?

La testificación cristiana. El hombre a quien Jesús sanó de los demonios le pidió ir con él. Jesús le negó el pedido y en cambio le pidió que volviera a donde había vivido y contara lo que el Señor había hecho por él (Mar. 5:18-20). ¿De qué modo el compartir nuestra fe contribuye al crecimiento del fruto del Espíritu en nuestras vidas?

El fruto del Espíritu no aparecerá por sí mismo. Tus propias elecciones determinarán tu destino. ¿Qué cambios necesitas hacer en tu estilo de vida, en tus asociaciones, y en todo lo que haces, que pueda permitir tu crecimiento espiritual?


Para Estudiar y Meditar.
Viernes 26 de marzo

“Dios manda que llenemos la mente con pensamientos grandes y puros. Desea que meditemos en su amor y misericordia, que estudiemos su obra maravillosa en el gran Plan de la Redención. Entonces podremos comprender la verdad con claridad cada vez mayor, nuestro deseo de pureza de corazón y claridad de pensamiento será más elevado y más santo. El alma que mora en la atmósfera pura de los pensamientos santos, será transformada por la comunión con Dios por medio del estudio de las Escrituras.

“‘Y llevan fruto’. Los que habiendo recibido la Palabra la guardan, darán frutos de obediencia. La palabra de Dios, recibida en el alma, se manifestará en buenas obras. Sus resultados se verán en una vida y en un carácter semejantes a los de Cristo. Jesús dijo de sí mismo: ‘El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón’ (Sal. 40:8). ‘No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre’ (Juan 5:30). Y la Escritura dice: ‘El que dice que pertenece en él, debe andar como él anduvo’ (1 Juan 2:6)” (PVGM 39, 40).

Preguntas Para Dialogar:

1. Como iglesia, con la misión de esparcir los mensajes de los tres ángeles al mundo, a menudo luchamos para encontrar maneras de hacer que nuestro mensaje sea relevante para la cultura que nos rodea. ¿Qué peligros inherentes afrontamos cuando hacemos esto? La historia muestra que muy a menudo la iglesia, a lo largo de los siglos, termina convirtiéndose a los caminos del mundo, en vez de que el mundo se convierta a los caminos de la iglesia. ¿Qué diremos de nosotros, como adventistas? ¿Nos engañamos a nosotros mismos al pensar que esto no nos ocurre a nosotros, o que no nos puede ocurrir? ¿Vemos evidencias a nuestro alrededor de que esto ya esté sucediendo? Y si es así, ¿qué podemos hacer?

2. En el siglo XXI, en tu propia cultura, ¿cuáles son algunos de los desafíos más grandes para cultivar el fruto del Espíritu? ¿Contra qué aspectos específicos de la cultura tienes que batallar resueltamente?

3. ¿Por qué la cruz es tan central para todo el tema del fruto del Espíritu y del desarrollo del carácter? ¿Qué nos ofrece la cruz que es indispensable en el desarrollo del carácter? Después de todo, sin la cruz, ¿cuál sería el propósito mismo de llevar este fruto?

4. ¿Por qué el desarrollo de nuestro carácter y las buenas obras dan gloria a Dios?




Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010


Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.

Editor: Clifford Goldstein

+ Leer más...




Mientras estudia la Lección o Guía de Estudio de la Biblia / Escuela Sabática, en Ojo Adventista, lo invitamos -para beneficio de todos- escribir sus comentarios y consideraciones sobre dicho estudio al pie de cada entrada.