Una mujer, conducía su automóvil, y agentes de la patrulla hicieron que se detuviera. Cuando los oficiales descendieron de su vehículo, llevaban desenfundadas sus armas. La mujer quedo conmocionada. ¿Qué había hecho ella?
-Usted estaba serpenteando entre el transito, haciendo gestos obscenos a los otros conductores y maldiciéndolos- le informo uno de los policías.
-¿Por eso desenfundaron sus armas?, replicó ella.
-Bueno, -dijo el oficial, -vimos la inscripción en su parachoques posterior, que dice que usted es cristiana, y supusimos que el auto había sido robado.
Este incidente saca a luz un punto importante: se espera que los cristianos, por causa de su profesión de fe misma, tengan una norma moral elevada. Al fin y al cabo, consideren a aquel a quien profesan tener como su modelo, Jesucristo.
Entonces ¿cómo deberían vivir los cristianos? ¿Cómo deberíamos actuar en público y en nuestra casa? La clave se encuentra en Gálatas 5:22, 23, el tema de este trimestre. "Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley".
Consideraremos este fruto "del Espíritu"; es decir, que les sucede a aquellos que han entregado sus vidas a Dios y permiten que el Espíritu Santo trabaje en ellos. "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6). El fruto del Espíritu es lo que crece en nosotros cuando nacemos del Espíritu; es lo que sucede cuando "nacemos de nuevo".
Nota que Pablo dice que "el fruto del Espíritu es..." Él está hablando en singular. Pablo no está hablando de los rasgos separados que actúan de forma independiente unos de otros, sino de una realidad única. El fruto del Espíritu es lo que el Espíritu Santo crea dentro de nosotros; define la clase de persona que hemos de llegar a ser en Jesús.
El fruto del Espíritu es como una joya preciosa con muchas facetas. Cada faceta es una característica de Jesús, y representa una cualidad que Él quiere reproducir en nuestras vidas. Este es el meollo de la cuestión. El propósito de Dios es hacernos semejantes a Jesús, y Él ha enviado el Espíritu Santo para morar en nosotros a fin de lograr ese cambio.
Al estudiar las lecciones, veras que el fruto del Espíritu no es una teoría, aunque lo hayamos hecho objeto de estudio. No es un estilo de vida, aunque una persona que está cultivando el fruto del Espíritu no vivirá como lo hacia antes. En cambio, el fruto del Espíritu es un cambio del ser. "Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5:17). El fruto del Espíritu es lo "nuevo" en la vida de una persona que ha pasado de muerte a la vida en Cristo (1 Juan 3:14) en Cristo.
El propósito de las lecciones de este trimestre no es centrarse en cómo podemos ser más paciente y más amor o más suave o más fieles, sino en cómo podemos permitir que el Espíritu Santo nos haga más semejantes a Jesús, que es la personificación de la paciencia, amor, ternura, y de la fe.
Usted tendrá el desafío de cultivar las virtudes de los frutos del Espíritu en todo momento, pero sobre todo en casa. Vamos a ver que la clave es la entrega, la voluntad de morir a sí mismo y vivir para Dios y para los demás. Por último, veremos que todo lo que hacemos, tenemos que hacer en la conciencia de que somos pecadores en necesidad de la gracia que abarca de Cristo, que nos ama, si la cosecha parece abundante o escasa. No debemos olvidar nunca que el fruto del Espíritu es sólo eso, el "fruto", el resultado de la salvación, no los medios. El medio siempre es Jesús y lo que Él ha hecho por nosotros, que decimos por la fe.
Autor: Richard O'Fill, es el autor de las Lecciones o Guía de Estudio de Escuela Sabática para este primer trimestre de 2010, "El fruto del Espíritu". Es un creyente en un Dios Santo que a través del Santo Espíritu está preparando un pueblo santo para el pronto regreso de Jesucristo.
El pastor O'Ffill es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio RevivalSermons.org, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
-Usted estaba serpenteando entre el transito, haciendo gestos obscenos a los otros conductores y maldiciéndolos- le informo uno de los policías.
-¿Por eso desenfundaron sus armas?, replicó ella.
-Bueno, -dijo el oficial, -vimos la inscripción en su parachoques posterior, que dice que usted es cristiana, y supusimos que el auto había sido robado.
Este incidente saca a luz un punto importante: se espera que los cristianos, por causa de su profesión de fe misma, tengan una norma moral elevada. Al fin y al cabo, consideren a aquel a quien profesan tener como su modelo, Jesucristo.
Entonces ¿cómo deberían vivir los cristianos? ¿Cómo deberíamos actuar en público y en nuestra casa? La clave se encuentra en Gálatas 5:22, 23, el tema de este trimestre. "Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley".
Consideraremos este fruto "del Espíritu"; es decir, que les sucede a aquellos que han entregado sus vidas a Dios y permiten que el Espíritu Santo trabaje en ellos. "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6). El fruto del Espíritu es lo que crece en nosotros cuando nacemos del Espíritu; es lo que sucede cuando "nacemos de nuevo".
Nota que Pablo dice que "el fruto del Espíritu es..." Él está hablando en singular. Pablo no está hablando de los rasgos separados que actúan de forma independiente unos de otros, sino de una realidad única. El fruto del Espíritu es lo que el Espíritu Santo crea dentro de nosotros; define la clase de persona que hemos de llegar a ser en Jesús.
El fruto del Espíritu es como una joya preciosa con muchas facetas. Cada faceta es una característica de Jesús, y representa una cualidad que Él quiere reproducir en nuestras vidas. Este es el meollo de la cuestión. El propósito de Dios es hacernos semejantes a Jesús, y Él ha enviado el Espíritu Santo para morar en nosotros a fin de lograr ese cambio.
Al estudiar las lecciones, veras que el fruto del Espíritu no es una teoría, aunque lo hayamos hecho objeto de estudio. No es un estilo de vida, aunque una persona que está cultivando el fruto del Espíritu no vivirá como lo hacia antes. En cambio, el fruto del Espíritu es un cambio del ser. "Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5:17). El fruto del Espíritu es lo "nuevo" en la vida de una persona que ha pasado de muerte a la vida en Cristo (1 Juan 3:14) en Cristo.
El propósito de las lecciones de este trimestre no es centrarse en cómo podemos ser más paciente y más amor o más suave o más fieles, sino en cómo podemos permitir que el Espíritu Santo nos haga más semejantes a Jesús, que es la personificación de la paciencia, amor, ternura, y de la fe.
Usted tendrá el desafío de cultivar las virtudes de los frutos del Espíritu en todo momento, pero sobre todo en casa. Vamos a ver que la clave es la entrega, la voluntad de morir a sí mismo y vivir para Dios y para los demás. Por último, veremos que todo lo que hacemos, tenemos que hacer en la conciencia de que somos pecadores en necesidad de la gracia que abarca de Cristo, que nos ama, si la cosecha parece abundante o escasa. No debemos olvidar nunca que el fruto del Espíritu es sólo eso, el "fruto", el resultado de la salvación, no los medios. El medio siempre es Jesús y lo que Él ha hecho por nosotros, que decimos por la fe.
Autor: Richard O'Fill, es el autor de las Lecciones o Guía de Estudio de Escuela Sabática para este primer trimestre de 2010, "El fruto del Espíritu". Es un creyente en un Dios Santo que a través del Santo Espíritu está preparando un pueblo santo para el pronto regreso de Jesucristo.
El pastor O'Ffill es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio RevivalSermons.org, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Desciende Espiritu Santo por favor, "lluvias del espiritu Santo" sobre una iglesia que se esta olvidando de ello.
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