sábado, 29 de agosto de 2009

Lección 10: Confianza / Para el 5 de septiembre de 2009

Sábado 29 de agosto.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Juan 3:36; Hechos 4:29; 1 Corintios 9:27; Hebreos 4:16; 1 Juan 5:13-21; Apocalipsis 12:9.

Para Memorizar: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14).

BENJAMÍN FRANKLIN DIJO EN CIERTA OCASIÓN que hay solo dos cosas seguras en esta vida: la muerte y los impuestos. Hay una tercera cosa que es segura también: ¡La vida está llena de inseguridad!

No sabemos cuán seguro es nuestro empleo. Nada garantiza que estemos protegidos de enfermedades, de terrorismo, de guerras y de desastres naturales. No tenemos garantía de que cuando nos vamos a la cama nos despertaremos al día siguiente.

Afrontando esto, hacemos lo mejor que podemos para protegernos de estas dificultades; no obstante, al fin, nuestros mejores esfuerzos no nos pueden garantizar nada.

Pero ¿qué diremos acerca de Dios? ¿Y de las promesas de Dios para nosotros? ¿No son ellas seguras? ¿Cómo podemos vivir sin confianza y seguridad en lo que respecta a Dios? Nuestra relación con Dios y el vivir con él para siempre son más importantes que cualquier otra cosa. ¿Qué tiene Juan para decirnos acerca de esto, que es lo más importante en nuestras vidas?

Un Vistazo a la Semana: ¿En qué podemos tener confianza? ¿Qué hacer para no transformar nuestra confianza en presunción? ¿Qué confianza podemos tener de que nuestras oraciones puedan ser respondidas? ¿Qué protección contra Satanás se nos ofrece? ¿Cómo podemos llegar al conocimiento de Dios?

Tener Confianza (1 Juan 5:13-21).
Domingo 30

En 1 Juan 5:14 está la palabra confianza, que también significa seguridad, valentía o, en otros contextos, denuedo (Hech. 4:29, 31) y claridad (Juan 16:25, 29).

De acuerdo con Hebreos 4:16 y 10:19, los cristianos pueden acercarse al Trono de Dios con confianza. ¿Por qué? Primero, porque Jesús derramó su sangre por ellos en la cruz. Y segundo, porque Jesús ha ascendido al cielo para servir allí como Sumo Sacerdote en favor de ellos.

Juan usa el mismo término en 1 Juan 4:17 al hablar de “confianza” en el día del Juicio. Los cristianos no tienen temor del Juicio. Ellos dependen de lo que Jesús ha hecho por ellos. Su confianza no está en ellos mismos, o en lo que ellos hicieron o pudieran hacer alguna vez. Esta confianza descansa, en cambio, totalmente en Jesús.

Otra manera en que Juan expresa esta idea de confianza es por el uso repetido de la frase “sabemos”, al final de 1 Juan. Mientras esta frase se encuentra a lo largo de la carta solo dos veces (1 Juan 3:2, 14), aparece cinco veces en la conclusión de la epístola, y adicionalmente enfatiza el tema de la “confianza”.

De acuerdo con los siguientes textos, ¿en qué podemos tener confianza? 1 Juan 5:13; 1 Juan 5:15; 1 Juan 5:18; 1 Juan 5:19; 1 Juan 5:20.

En 1 Juan 5:13, el apóstol dice para que sepáis y habla acerca de la certeza de la salvación. Desde 1 Juan 5:15 en adelante, él usa sabemos. En 1 Juan 5:15, él enfatiza que nuestras oraciones son escuchadas. Podemos tener confianza. En 1 Juan 5:18, sabemos es seguida por la promesa de la protección divina. En 1 Juan 5:19, el mismo verbo sabemos introduce el maravilloso concepto de pertenecer a Dios, y en 1 Juan 5:20 enfatiza que sabemos que Jesús ha venido y, por lo tanto, por medio de Jesús, conocemos a Dios y estamos en él. Por ello, los cristianos tienen confianza con respecto a su relación con Dios, su vida de oración, su situación presente y su destino eterno.

¿Cuántas veces te has chasqueado contigo mismo en el último mes, la última semana o el último día? Podríamos decir: “Guarda un registro de esos chascos”, pero eso podría ser demasiado desanimador. ¿De qué manera la realidad de tus propias debilidades te hace sentir la necesidad de asegurarte que tu confianza se apoye en Jesús y no en ti mismo?

Tener Vida Eterna (1 Juan 5:13).
Lunes 31

Lee 1 Juan 5:13. ¿De qué podemos estar seguros, de acuerdo con este texto?

El versículo 13 proporciona una razón importante para que Juan escribiera esta carta. Él quería que sus oyentes tuvieran la seguridad de la salvación. Sus oyentes y sus lectores debían saber que ya tienen vida eterna. La vida eterna es una realidad actual. Juan hace una afirmación similar al final de su Evangelio (Juan 20:30, 31).

Primera de Juan 5:13 sobrepasa a los demás textos del Nuevo Testamento que tratan acerca de la vida eterna. Ellos mencionan una condición y contienen una promesa (p. ej., Juan 3:36), pero 1 Juan 5:13 afirma que los hijos de Dios deben saber que tienen vida eterna. No es una opción, algo que pueda ser añadido a la vida cristiana, o que pueda ser dejado fuera de ella. Dios quiere que tengamos la seguridad de la salvación. Moisés (Éxo. 32:32), Pedro (1 Ped. 5:1), Pablo (2 Tim. 4:7, 8), los cristianos de Éfeso (Efe. 2:8) y los creyentes de Colosas (Col. 1:12-14) tenían esta certeza.

¿De qué manera podemos, sin embargo, estar protegidos para no tomar esta seguridad y transformarla en presunción? Ver Mat. 10:22; 1 Cor. 9:27; Apoc. 3:11.

Algunas personas han tomado esta “confianza” en la salvación y la transformaron en una “garantía incondicional”, la idea de que “una vez salvo, siempre salvo”. Si esto fuera cierto, ¿qué nos detendría de olvidarnos completamente de Dios y vivir una vida inmoral y sin ética, la que de acuerdo con la Biblia nos impediría entrar en el cielo (Gál. 5:21; Apoc. 21:8)? Después de todo, ya es difícil mantenernos puros, aun sabiendo que podemos apartarnos de Dios. ¡Imagínate cómo sería si pensáramos que no importa nada la manera en que vivimos!

La Biblia enseña que hay seguridad de salvación, pero esta certeza se puede perder por nuestras propias elecciones. Necesitamos aferrarnos a la corona de la vida manteniéndonos rendidos cada día al Señor en obediencia, en arrepentimiento y fe. Siempre debemos velar y orar, porque Satanás está buscando a quién devorar (1 Ped. 5:8). Y si sus víctimas no somos nosotros, ¿a quién buscaría?

Mírate bien de cerca (sabemos que es doloroso). ¿Estás luchando con la seguridad de tu salvación? Si es así, ¿no será por causa de las cosas que estás haciendo? Si es así, entonces primero debes reclamar el perdón que ya ganó Cristo para ti, y luego reclamar el poder para vencer que él te promete. ¿Qué te retiene sino tus propias elecciones?

De Acuerdo con su Voluntad (1 Juan 5:14-17).
Martes 1ro.

Lee 1 Juan 5:14 y 15. ¿Qué promesa tenemos aquí? Pero más importante, ¿qué debería significar para nosotros?

Podemos ir a Dios con todos nuestros gozos, cargas y pedidos. Podemos decirle que necesitamos dinero. Podemos decirle que tenemos problemas con nuestros hijos y necesitamos su intervención. Podemos decirle que estamos seriamente enfermos y necesitamos curación. ¿Sabemos que él nos enviará un cheque, enderezará a nuestros hijos o nos sanará de una cruel enfermedad? No necesariamente. Cuando Jesús oró en Getsemaní, él añadió a su oración: “Hágase tu voluntad” (Mat. 26:42); y Dios no lo libró de la cruz.

Sin embargo, si confesamos nuestros pecados y pedimos el perdón, Dios no nos pone en una lista de espera; más bien, podemos tener confianza en que, al terminar nuestra oración, el perdón ya ha llegado a ser una realidad. Si le pido que me haga su hijo porque acepto a Jesús como Salvador y Señor, Dios responderá esa oración de inmediato. Siempre que la voluntad de Dios esté revelada en las Escrituras –sea en un mandato o en una promesa– y reclamamos esa expresión de su voluntad, sabemos que la oración es respondida. En casos en los que no estamos seguros de cómo Dios nos guiará, deberíamos añadir “Hágase tu voluntad” a nuestras oraciones y, con confianza, creer que el Señor hará lo que es mejor.

No es fácil comprender 1 Juan 5:16 y 17. Los eruditos están divididos acerca de lo que significan estos textos (algunos dicen que es el pecado contra el Espíritu Santo). Sin embargo, sí sabemos que todo pecado es una injusticia y que no puede ser justificado ni tolerado. Pero ¿cuál es la distinción de los pecados que ha hecho Juan en estos versículos? Esto no es fácil de contestar. Sea lo que fuere lo que Juan está queriendo enseñar, podemos estar seguros de que él no está minimizando la seriedad del pecado.

A todos nos ha pasado que hemos hecho oraciones que no fueron respondidas de ninguna manera. Un ser amado fallece a pesar de las oraciones. Un trabajo se pierde a pesar de las oraciones. Y así podríamos seguir. En algunos casos, más tarde podemos ver cómo las cosas resultaron mejores cuando la oración no fue contestada como hubiéramos querido. En otros, todo lo que vemos es frustración, dolor de corazón y tristeza. ¿De qué modo debemos tratar con estas últimas situaciones? ¿Cómo debemos seguir viviendo por fe y confiar en Dios cuando las oraciones aparentemente no contestadas nos dejan llenos de dolor, chasco y, sí, aun dudas?

Confiados en ser Protegidos (1 Juan 5:18, 19).
Miércoles 2

En 1 Juan 5:18 y 19, Juan dos veces afirma que “sabemos”. Sin embargo, Juan no está preocupado solo por el conocimiento.

¿Qué desafío indirecto contienen los versículos 18 y 19?

En el versículo 18, aparece la frase ha nacido de Dios y su equivalente, engendrado por Dios. La primera frase se refiere a todo creyente verdadero, mientras que la segunda frase se refiere a Jesús. En el griego, hay una diferencia en los tiempos verbales, que puede ser muy importante. Todo aquel que es nacido de Dios aparece en el tiempo perfecto y puede describir el efecto duradero de la regeneración. La segunda frase se encuentra en un tiempo que se refiere solo a un evento específico en el pasado. La segunda frase describe la encarnación de Jesús. La primera frase se refiere a la experiencia de los seres humanos que nacieron de nuevo (Juan 3:3, 5; 1 Juan 3:9). El uso del mismo término para Jesús puede señalar el hecho de que Jesús ha llegado a estar tan cerca de nosotros, hasta llegar a ser uno de nosotros.

¿Qué consuelo contienen estos versículos? 1 Juan 5:18, 19.

Ambos versículos mencionan al maligno (también se lo menciona en 1 Juan 2:13, 14; 3:12). Describe a Satanás. Juan también lo llama el diablo (1 Juan 3:8, 10). Según Apocalipsis 12:9, él es la serpiente antigua, el diablo. Primera de Juan 5:18 y 19 proporciona un breve vistazo al gran conflicto entre Cristo y Satanás. Esta controversia está revelada en el libro del Apocalipsis, especialmente en el capítulo 12. Sin embargo, los diferentes bandos ya están señalados en 1 Juan.

En los versículos 18 y 19, Juan se refiere al mundo como el terreno del maligno. Del otro lado del conflicto, los discípulos de Jesús se encuentran junto a Dios el Padre y a Jesús. Jesús los cuida y no permite que Satanás los toque. Por lo tanto, ellos son capaces de decir no al pecado y resistir las tentaciones.

El versículo 19 afirma que somos de Dios. Podemos tener confianza porque tenemos una relación directa e íntima con Dios y estamos separados del mundo.

¿De qué modo experimentas la realidad del gran conflicto en tu propia vida? ¿Cómo puedes hacer que estas promesas de victoria y protección sean tuyas? Es decir, ¿qué estás haciendo que podría hacer imposible que aquellas promesas se cumplan para ti ahora? Al mismo tiempo, ¿qué esperanza puedes obtener del hecho de que Jesús ya ha ganado la guerra contra Satanás por nosotros, y nos ofrece su victoria?

Tener el Verdadero Conocimiento de La Deidad (1 Juan 5:20, 21).
Jueves 3

Otra vez Juan afirma que “sabemos”. Conocemos a aquel que es verdadero. El Hijo de Dios, Jesús, ha venido a este mundo y nos ha revelado a Dios el Padre. Este conocimiento no es meramente intelectual, sino un conocimiento que nos conduce a una conexión estrecha con Dios.
De acuerdo con 1 Juan 5:20, ¿quién es el verdadero?

A través de toda su primera carta, hemos visto que Juan pasa fácilmente del Padre a Jesús. En algunos casos, el pronombre personal él puede referirse a ambos, el Padre y el Hijo. Esto no es ninguna sorpresa, porque “el que confiesa al Hijo, tiene también al Padre” (1 Juan 2:23). En 1 Juan 5:20, se incluye la palabra verdadero tres veces. La primera referencia señala claramente a Dios el Padre: Jesús ha venido y nos ha dado percepciones que nos llevan a entender al Padre.

La segunda referencia puede ser a Jesús: “Estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo”. La última parte de esta cláusula parece explicar la primera: El Hijo de Dios es el que es verdadero. La palabra verdadero se encuentra en 1 Juan 2:8, y describe a Jesús (ver también Apoc. 3:7, 14), pero también es un atributo del Padre (Juan 7:28).

La última referencia que menciona la palabra verdadero aparece en la frase: “Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”. Esta oración puede referirse a Dios el Padre, a Jesús, o a ambos. Los expositores están divididos en este tema. En cualquier caso, tiene sentido perfectamente si se relaciona con Jesús.

¿Qué enseña 1 Juan 5:21, y cómo podríamos aplicar este principio a nosotros mismos?

Hasta aquí, en toda la Epístola, Juan no ha mencionado la idolatría. En cambio, ha luchado con falsos conceptos acerca de Jesús y su influencia sobre los miembros de la iglesia. ¿Por qué, al final de su carta, como una amonestación última, presenta un tema que no se mencionó antes? Tal vez Juan considera que los falsos conceptos acerca de Cristo sean idolatría, y así la idolatría está asociada con las enseñanzas de los anticristos acerca de Dios y de Jesús. La comprensión de ellos acerca de la Deidad puede considerarse como la adoración de falsos dioses en lugar de adorar al Padre, quien en Jesús da vida eterna y confianza a todos los verdaderos creyentes.

Escribe un párrafo que exprese lo que “sabes” acerca de la naturaleza y el carácter de Dios, y llévalo a la clase el sábado. ¿Cuáles son algunas cosas que no sabes acerca de Dios? ¿Cuáles te gustaría saber?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 4

Lee las páginas 112 a 114 del capítulo “Cómo aumentar la fe y la confianza”, en Palabras de vida del gran Maestro; y la página 115 del capítulo “De Jezreel a Horeb”, en Profetas y reyes.

“Cuando pedimos bendiciones terrenales, tal vez la respuesta a nuestra oración sea dilatada, o Dios nos dé algo diferente de lo que pedimos, pero no sucede así cuando pedimos liberación del pecado. Él quiere limpiarnos del pecado, hacernos hijos suyos y habilitarnos para vivir una vida santa. Cristo ‘se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de Dios y Padre nuestro’ (Gál. 1:4). Y ‘ésta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado’ (1 Juan 5:14, 15). ‘Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad’ (1 Juan 1:9)” (DTG 231, 232).

“Si la vida de los enfermos puede glorificarlo, oramos que vivan, pero no que se haga como nosotros queremos, sino como él quiere. Nuestra fe puede ser muy firme e implícita si rendimos nuestro deseo al Dios omnisapiente y, sin ansiedad febril, con perfecta confianza, se lo consagramos todo a él. Tenemos la promesa. Sabemos que él nos oye si pedimos de acuerdo con su voluntad. Nuestras peticiones no deben cobrar forma de órdenes, sino de una intercesión para que él haga las cosas que deseamos que haga” (JT 1:213).

Preguntas Para Dialogar:

1. Como clase, analicen lo que escribieron al final de la sección del jueves. ¿Qué pueden aprender los unos de los otros?

2. Muchos han luchado con el tema de la “seguridad de la salvación”. ¿Cuál es, generalmente, la razón de este problema? ¿Cómo puedes ayudar a los que están luchando con ello?

3. Considerando todas las promesas maravillosas de victoria sobre el pecado que hay en la Biblia, ¿por qué tantos de nosotros todavía volvemos a caer una y otra vez en los mismos pecados?

4. ¿Cómo vemos la realidad de la gran controversia que se manifiesta en nuestro mundo actual? ¿De qué manera se presenta en tu propia comunidad, o aun en tu propio hogar? ¿Qué estás haciendo, en la controversia, en favor de la causa de Cristo? ¿Qué puedes hacer tú como individuo, o junto con tu iglesia, por la causa de Cristo, en la batalla de Cristo contra Satanás?


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

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Lección 10: Confianza / Notas de Elena de White

Sábado 29

No es la voluntad de Dios que sus hijos estén abrumados por las preocupaciones. Pero nuestro Señor no nos engaña. No nos dice: "No temáis; no hay peligro en vuestra senda". Sabe que hay pruebas y peligros, y no trata de ocultarlos. No se propone sacar a su pueblo de un mundo de pecado y maldad, pero les señala un refugio seguro...

¿Cómo podemos permanecer en la duda, preguntándonos si Jesús nos ama, pecadores como somos, y llenos de flaquezas? Se entregó por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificarnos como pueblo suyo peculiar, celoso de buenas obras. Vino al mundo en forma de hombre, para familiarizarse con las aflicciones y las tentaciones que asedian la senda humana, y para saber cómo ayudar al cansado con su ofrecimiento de descanso y paz. Pero miles y miles rehúsan su ayuda, y únicamente se aferran con más firmeza de sus preocupaciones. Él va junto a los afligidos y les ofrece suavizar su aflicción y curar su angustia... A los chasqueados, los incrédulos y los desventurados les ofrece contentamiento mientras les señala las mansiones que está preparando para ellos... Jesús nuestro precioso Salvador, debería ocupar el primer lugar en nuestros pensamientos y afectos, y deberíamos depender de él con toda confianza (A fin de conocerle, p. 227).

Tener Confianza (1 Juan 5:13-21).
Domingo 30

"Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1 Juan 5:14, 15). Presentemos estos temas delante de los creyentes para que amplíen su visión y aumenten su fe. Deberían ser animados a pedir cosas grandes y esperarlas sin dudar, porque mediante Cristo podemos llegar a estar en la corte del Altísimo; esperar sin dudar, porque por sus méritos tenemos acceso al Padre. ¡Ojalá tuviéramos una experiencia más profunda en nuestras oraciones! Podemos acercarnos a Dios con confianza sabiendo que contamos con la presencia y el poder del Espíritu Santo. Y mientras confesamos nuestros pecados podemos saber que él perdona nuestras transgresiones porque lo ha prometido, y porque vamos a él con fe, con humildad y fervor. Pero esto sólo podemos hacerlo por la gracia del Espíritu. Por eso, mientras nos sentamos a los pies de Jesús con humildad y sencillez, podemos pedirle que su Espíritu esté en nosotros, así como un niño le pide pan a sus padres (Signs of the Times, octubre 3, 1892).

El fin de toda la experiencia cristiana se resume en creer en Cristo; en conocer a Dios, y a su Hijo a quien él ha enviado. Pero es justamente aquí donde muchos fracasan, porque en lugar de buscar la comunión con Cristo y participar de su abnegación y humillación, buscan la supremacía del yo. Y mientras no caigan sobre la Rocha y sean quebrantados, no podrán apreciar el amor o el carácter de Dios. Para llegar a ser uno con Cristo debemos ceder nuestra voluntad y abandonar nuestros caminos para llegar a tener la mente de Cristo. Nuestras ideas son demasiado estrechas; debemos expandirlas para conocer el carácter de Cristo y su obra. Entonces apreciaremos más el amor divino, y al hacerlo, se extenderán nuestras simpatías y se quebrarán las barreras de hielo del egoísmo, porque nuestra comprensión se profundizará al mirar más allá de los superficial (The Bible Echo, abril 15, 1892).

Tener Vida Eterna (1 Juan 5:13).
Lunes 31

La obra de Satanás es tratar de que la verdad divina no produzca ningún efecto. Desde que fue expulsado del cielo por su transgresión, ha tratado de impedir que los propósitos de Dios para el ser humano se cumplan. Trata de mostrar que la ley es imperfecta, injusta y tiránica; que es imposible cumplirla. Y en verdad, el ser humano, por su propio poder, no puede cumplir la ley. Sin un Salvador, no tiene esperanza.

Cristo vio la condición desesperada de la raza y vino para redimirla. Al vivir la vida de obediencia que la ley requiere, y pagar con su muerte la condena por desobedecerla, trajo una mensaje de esperanza, liberación y seguridad de salvación. No lo hizo eliminando la ley sino obedeciéndola por sus méritos. Para que los seres humanos pudieran llegar a ser sacerdotes y reyes con Dios, el Comandante de los ángeles tomó la posición de un siervo. Nos dio un perfecto ejemplo y nos pide que aprendamos de él. Su conducta, sus palabras y sus obras no fueron manchadas por el pecado.

La muerte de Cristo nos muestra el gran amor de Dios por la humanidad. Es la seguridad de nuestra salvación. Quitarle la cruz al cristiano sería como apagar la luz del sol. La cruz nos acerca a Dios y nos reconcilia con él. Jehová contempla a su Hijo sufriendo para salvarnos de la muerte eterna; entonces nos mira a nosotros con la compasión y el amor de un Padre, y nos acepta en el Amado.

Sin la cruz, el ser humano no podría ser reconciliado con el Padre. Todas nuestras esperanzas dependen de la cruz. Por ella, podemos avanzar como conquistadores, porque de ella recibimos la luz y el amor del Salvador. Cuando el pecador se acerca a la cruz y contempla a Aquel que murió para salvarlo, puede regocijarse con plenitud de gozo, porque sus pecados han sido perdonados. Al arrodillarse junto a la cruz, alcanza el lugar más elevado al que pueda aspirar, porque la luz del conocimiento de la gloria de Dios se revela en el rostro de Jesucristo (Review and Herald, abril 29, 1902).

Son inmensos los destinos que están en juego: Somos hechos participantes de los sacrificios de Cristo en esta vida, y se nos asegura que seremos participantes de los beneficios de la futura vida inmortal. Todo esto, si mantenemos hasta el fin nuestra confianza.

Cuando el alma se acerca a Dios como su Padre, el cielo llega a ser su hogar. Es un nuevo miembro de la familia real, un hijo del Rey celestial. Tiene un seguro de vida eterna firmado por su propio Creador, y ese seguro de vida lo vincula con la familia de los redimidos por lazos que no pueden ser quebrantados.

Sólo mediante Cristo hay esperanza para la salvación del alma. Él se identifica con nuestro bienestar presente y futuro, y no hay ningún beneficio que el mundo nos ofrezca que pueda compararse con lo que él nos brinda. Eleva al ser humano por encima de cualquier rama o riqueza, y mediante su justicia lo coloca al nivel de los ángeles. Al recibir a Cristo es elevado y ennoblecido por la verdad que vive en su alma creyente. Camina en el mundo como un heredero de Dios y coheredero con Cristo de la herencia inmortal y eterna.

No necesitamos basar nuestra salvación en suposiciones, porque la seguridad proviene de Cristo, la esperanza de gloria, que se forma en nosotros. Al saber que el Espíritu de Dios mora en nosotros, podemos tener constantemente comunión con Dios; y si él viniera inesperadamente, o nuestra vida terminara repentinamente, estaremos listos para encontrarnos con nuestro Dios (Manuscript Releases, t. 6, pp. 31, 32).

De Acuerdo con su Voluntad (1 Juan 5:14-17).
Martes 1ro.

Cuando oramos para pedir bendiciones terrenales, la respuesta a nuestra oración puede tardar, o puede ser que Dios nos dé algo diferente de lo pedido; pero no sucede así cuando le pedimos que nos libre del pecado. Es su voluntad limpiarnos de pecado, hacernos sus hijos y ayudarnos a llevar una vida santa (El ministerio de curación, p. 46).

Dios conoce el fin desde el principio. Conoce el corazón de todo hombre. Lee todo secreto del alma. Sabe si aquellos por quienes se hace oración podrían o no soportar las pruebas que les acometerían si hubiesen de sobrevivir. Sabe si sus vidas serían bendición o maldición para sí mismos y para el mundo. Este es una razón para que, al presentarle encarecidamente a Dios nuestras peticiones, debamos decirle: "Empero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (S. Lucas 22:42). Jesús añadió estas palabras de sumisión a la sabiduría y la voluntad de Dios cuando en el huerto de Getsemaní rogaba: "Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso" (S. Mateo 26:39). Y si estas palabras eran apropiadas para el Hijo de Dios, ¡cuánto más lo serán en labios de falibles y finitos mortales!

Lo que conviene es encomendar nuestros deseos al sapientísimo Padre celestial, y después, depositar en él toda nuestra confianza. Sabemos que Dios nos oye si le pedimos conforme su voluntad. Pero el importunarle sin espíritu de sumisión no está bien; nuestras oraciones no han de revestir forma de mandato, sino de intercesión...

Todos deseamos respuestas inmediatas y directas a nuestras oraciones, y estamos dispuestos a desalentarnos cuando la contestación tarda, o cuando llega en forma que no esperábamos. Pero Dios es demasiado sabio y bueno para contestar siempre a nuestras oraciones en el plazo exacto y en la forma precisa que deseamos. Él quiere hacer en nuestro favor algo más y mejor que el cumplimiento de todos nuestros deseos. Y por el hecho de que podemos confiar en su sabiduría y amor, no debemos pedirle que ceda a nuestra voluntad, sino procurar comprender su propósito y realizarlo. Nuestros deseos e intereses deben perderse en su voluntad. Los sucesos que prueban nuestra fe son para nuestro bien, pues denotan si nuestra fe es verdadera y sincera, y si descansa en la Palabra de Dios sola, o si, dependiente de las circunstancias, es incierta y variable. La fe se fortalece por el ejercicio. Debemos dejar que la paciencia perfeccione su obra, recordando que hay preciosas promesas en las Escrituras para los que esperan en el Señor (El ministerio de curación, pp. 175, 176).

Pedid, pues; pedid y recibiréis. Pedid humildad, sabiduría, valor, aumento de fe. Cada oración sincera recibirá una contestación. Tal vez no llegue ésta exactamente como deseáis, o cuando la esperéis; pero llegará de la manera y en la ocasión que mejor cuadres a vuestra necesidad. Las oraciones que elevéis en la soledad, en el cansancio, en la prueba, Dios las contestará, no siempre según lo esperabais, pero siempre para vuestro bien (Obreros evangélicos, pp. 271, 272).

... La oración que proviene de un corazón sincero y creyente es la oración eficaz y fervorosa que puede mucho. Dios no contesta siempre nuestras oraciones como nosotros lo esperamos, porque tal vez no pidamos lo que será para nuestro mayor beneficio. Pero en su sabiduría y amor infinitos, él nos dará las cosas que más necesitamos (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 523).

Confiados en ser Protegidos (1 Juan 5:18, 19).
Miércoles 2

La presencia de Dios es una garantía para el cristiano. Esta Roca de fe es la presencia viviente de Dios. El más débil puede depender de ella. Los que se creen más fuertes pueden convertirse en los más débiles a menos que dependan de Cristo como su eficiencia y su dignidad. Esta es la Roca sobre la cual podemos edificar con éxito. Dios está cerca en el sacrificio expiatorio de Cristo, en su intercesión, su amor, su tierno poder guiador en la iglesia. Sentado junto al trono eterno, los observa con intenso interés. Mientras los miembros de la iglesia obtengan sabia nutrición de Jesucristo por medio de la fe, y no de las opiniones, las invenciones y los métodos de los hombres; si tienen una convicción de la cercanía de Dios en Cristo, y ponen su entera confianza en él, tendrán una relación vital con Cristo, como el pámpano tiene una relación con el tronco. La iglesia no está fundada sobre teorías de hombres, sobre formas y planes vacíos de significado hace ya tiempo. Depende de Cristo, su justicia. Está edificada sobre la fe en Cristo "y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella"...

La fortaleza de toda alma reside en Dios y no en el hombre. La quietud y la confianza han de ser la fuerza de todos los que dediquen su corazón a Dios. Cristo no manifiesta un interés casual en nosotros; el suyo es más fuerte que el de una madre por su hijo (Hijos e hijas de Dios, p. 79).

Dios cuida de sus fieles testigos y recompensa su confianza. El camino a su trono está siempre abierto para ellos, suple sus necesidades y les da seguridad en él. Cuando Jehová los llama a ser colaboradores juntamente con él, les da su protección y los mantiene seguros en medio de los más grandes peligros. Cuando Satanás trata de engañarlos, el Señor levanta barrera contra el enemigo; si los tienta, sale en su defensa. Aquellos que trabajan en justicia, tienen una ayuda siempre presente en momentos de necesidad. El Señor les dice: Te libraré de toda perplejidad y te cubriré contra los ataques de las gentes.

El Señor cuida de su causa. Está a bordo del barco como Comandante en jefe y nos guiará a puerto seguro, porque manda a los vientos y las ondas del mar que le obedezcan. Si seguimos sus instrucciones, no necesitamos estar ansiosos o turbados, porque podemos confiar en él. Concederá los más ricos dones a los que le aman y guardan sus mandamientos, y nunca abandonará a los que trabajan en sus filas (Review and Herald, julio 16, 1901).

Las pruebas del pueblo de Dios pueden ser largas y severas, pero el Señor nunca los olvida. Los que creen en la verdad y obedecen sus mandamientos siempre encontrarán refugio en Cristo. Tendrán su protección efectiva y su cuidado amante mientras se mantengan del lado de Dios y de su ley, con la cual ha gobernado y siempre dirigirá su reino. Aquellos que no pierdan su confianza hasta el fin, encontrarán que Dios es fiel y cumplirá su pacto con su pueblo que guarda sus mandamientos (Notebook Leaflets From the Elmshaven Library, t. 1, p. 48).

Tener el Verdadero Conocimiento de La Deidad (1 Juan 5:20, 21).
Jueves 3

Así como sucedió con nuestro Salvador, estamos en este mundo para servir a Dios. Estamos aquí para asemejarnos a Dios en carácter y manifestarle al mundo por medio de una vida de servicio. Para ser colaboradores con Dios, a fin de asemejarnos a él y revelar su carácter, debemos conocerle tal como es, tal como él mismo se revela.

El conocimiento de Dios es el fundamento de toda verdadera educación y de todo servicio verdadero. Es la única salvaguardia contra la tentación. Es también lo único que puede hacernos semejantes a Dios en carácter. Tal es el conocimiento que necesitan cuantos trabajan por el levantamiento de sus semejantes. La transformación del carácter, la pureza de vida, la eficacia en el servicio, la adhesión a los principios verdaderos, todo esto depende del verdadero conocimiento de Dios. Este conocimiento es la preparación esencial para esta vida y para la venidera (El ministerio de curación, p. 318).

Existe una gran obra que hacer en la tierra, y el Señor Jesús ha convertido a los hombres en socios con él, a fin de que los agentes celestiales puedan cooperar con los agentes humanos. Cristo experimentó angustia de alma por la redención del mundo, y los que son obreros juntamente con Dios son representantes de Cristo ante nuestro mundo, y tendrán compasión por los perdidos, y sentirán angustia de alma por la redención de los hombres. A menos que la iglesia despierte y atienda su puesto del deber, Dios le cargará la pérdida de las almas a su cuenta. Tengo profundo interés de que la obra de Dios avance.

Se les pide a aquellos que son los elegidos de Dios que multipliquen iglesias en todas partes en que puedan tener éxito en la tarea de traer almas al conocimiento de la verdad. Pero el pueblo de Dios nunca ha de concentrarse en una gran comunidad como lo ha hecho en Battle Creek. Los que saben lo que significa sentir angustia de alma nunca lo harán, porque sentirán la carga que Cristo llevó por la salvación de los hombres.

Todos los que son elegidos de Dios progresarán en sus facultades intelectuales. Jesús vino a representar el carácter del Padre, y él envió a sus discípulos al mundo para representar el carácter de Cristo; nos ha dado su Palabra para señalar el camino de la vida, y no nos ha dejado sencillamente para llevar esa Palabra, sino que nos ha prometido darnos eficacia por el poder del Espíritu Santo. ¿Se necesita, pues, que alguien camine en incertidumbre, afligiéndose de que no conoce o no experimenta la obra del Espíritu Santo en su corazón? ¿Estáis hambrientos y sedientos de que se os instruya en justicia? Tenéis entonces la segura promesa de que seréis llenos. "Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna" (1 Juan 5:20).

El Señor quisiera ponernos en posesión del espíritu de sabiduría celestial. ¿Nos vamos sintiendo impresionados todos a orar al Señor humilde y fervientemente, como lo exigen nuestras necesidades, importunándolo en procura de un espíritu de sabiduría? ¿Oramos diciendo: "Muéstrame los secretos que no conozco, enséñame tú"? ¡Ojalá asciendan oraciones humildes y fervorosas que salgan de labios sinceros reclamando el consejo que viene de Dios! El Señor dice: Mío es el consejo, y la segura sabiduría (Testimonios para los ministros, pp. 199-201).

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 4

Palabras de vida del Gran Maestro, pp. 112-114

Nuestras oraciones han de ser tan fervorosas y persistentes como lo fue la del amigo necesitado que pidió pan a media noche. Cuanto más fervorosa y constantemente 112 oremos, tanto más íntima será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos bendiciones acrecentadas, porque tenemos una fe acrecentada.
Nuestra parte consiste en orar y creer. Velad en oración. Velad, y cooperad con el Dios que oye la oración. Recordad que "coadjutores somos de Dios".* Hablad y obrad de acuerdo con vuestras oraciones. Significará para vosotros una infinita diferencia el que la prueba demuestre que vuestra fe es genuina, o revele que vuestras oraciones son sólo una forma.

Cuando se suscitan perplejidades y surgen dificultades, no busquéis ayuda en la humanidad. Confiadlo todo a Dios. La práctica de hablar de nuestras dificultades a otros, únicamente nos debilita, y no les reporta a los demás ninguna fuerza. Ello hace que la carga de nuestras flaquezas espirituales descanse sobre ellos, y éstas son cosas que ellos no pueden aliviar. Buscamos la fuerza del hombre errante y finito, cuando podríamos tener la fuerza del Dios infalible e infinito.

No necesitáis ir hasta los confines de la tierra para buscar sabiduría, pues Dios está cerca. No son las capacidades que poseéis hoy, o las que tendréis en lo futuro, las que os darán éxito. Es lo que el Señor puede hacer por vosotros. Necesitamos tener una confianza mucho menor en lo que el hombre puede hacer, y una confianza mucho mayor en lo que Dios puede hacer por cada alma que cree. El anhela que extendáis hacia él la mano de la fe. Anhela que esperéis grandes cosas de él. Anhela daros inteligencia así en las cosas materiales como en las espirituales. El puede aguzar el intelecto. Puede impartir tacto y habilidad. Emplead vuestros talentos en el trabajo; pedid a Dios sabiduría, y os será dada.

Haced de la Palabra de Cristo vuestra seguridad. ¿No os ha invitado a ir a él? Nunca os permitáis hablar de una manera descorazonada y desesperada. Si lo hacéis perderéis mucho. Mirando las apariencias, y quejándoos cuando 113 vienen las dificultades y premuras, revelaréis una fe enferma y débil. Hablad y obrad como si vuestra fe fuera invencible. El Señor es rico en recursos: el mundo le pertenece. Mirad al cielo con fe. Mirad a Aquel que posee luz, poder y eficiencia.

Hay en la fe genuina un bienestar, una firmeza de principios y una invariabilidad de propósito que ni el tiempo ni las pruebas pueden debilitar. "Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen: mas los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán".

Hay muchos que anhelan ayudar a otros, pero sienten que no tienen fuerza o luz espiritual que impartir. Presenten ellos sus peticiones ante el trono de la gracia. Rogad por el Espíritu Santo. Dios respalda cada promesa que ha hecho. Con vuestra Biblia en la mano, decid: Yo he hecho como tú has dicho. Presento tu promesa: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os será abierto".

No solamente debemos orar en el nombre de Cristo, sino por la inspiración del Espíritu Santo. Esto explica lo que significa el pasaje que dice que "el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles".* Dios se deleita en contestar tal oración. Cuando con fervor e intensidad expresamos una oración en el nombre de Cristo, hay en esa misma intensidad una prenda de Dios que nos asegura que él está por contestar nuestra oración "mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos".

Cristo dijo: "Todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá". "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo".* Y el amado Juan, por la inspiración del Espíritu Santo, dice con gran claridad y certeza: "Si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que demandáremos, 114 sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado".* Presentad, pues, vuestra petición ante el Padre en el nombre de Jesús. Dios honrará tal nombre.

El arco iris rodea el trono como una seguridad de que Dios es verdadero, que en él no hay mudanza ni sombra de variación. Hemos pecado contra él, y somos indignos de su favor; sin embargo, él mismo ha puesto en nuestros labios la más maravillosa de las súplicas: "Por amor de tu nombre no nos deseches, ni trastornes el trono de tu gloria: acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros".* Cuando venimos a él confesando nuestra indignidad y pecado, él se ha comprometido a atender nuestro clamor. Él honor de su trono está empeñado en el cumplimiento de la palabra que nos ha dado.

A semejanza de Aarón, que simbolizaba a Cristo, nuestro Salvador lleva los nombres de todos sus hijos sobre su corazón en el lugar santo. Nuestro gran sumo sacerdote recuerda todas las palabras por medio de las cuales nos ha animado a confiar. Nunca olvida su pacto.

Todo el que pida recibirá. A todo el que llame se le abrirá. No se presentará la excusa: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada; no quiero abrirla. A nadie se le dirá jamás: No puedo ayudarte. Aquellos que pidan pan a media noche para alimentar a las almas hambrientas, tendrán éxito.

En la parábola aquel que pedía para el forastero recibió todo lo que había menester. ¿Y en qué medida nos concederá Dios a fin de que podamos impartir a los demás? "Conforme a la medida del don de Cristo".* Los ángeles observan con intenso interés para ver cómo trata el hombre a sus semejantes. Cuando ven que alguien manifiesta la simpatía de Cristo por el errante, se apresuran a ir a su lado, y traen a su memoria las palabras que debe hablar y que serán como pan de vida para el alma. Así "Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús".


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Notas de Elena de White.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

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Lección 10: Confianza / Edición para Maestros

El sábado enseñaré...
Texto Clave: 1 Juan 5:13-21.

Enseña a tu clase a:

Saber que podemos estar seguros de la salvación, de la respuesta a las oraciones, de la protección divina, de pertenecer a Dios y de conocer a Jesús.
Sentir una confianza y un sentido de pertenencia que sea creciente.
Hacer que nuestra vida cristiana sea positiva sin llegar a ser presuntuosos.

Bosquejo de la Lección

1. Saber: Certezas inmutables

A. Juan enumera cinco afirmaciones que comienzan con “sabemos”: Sabemos que la salvación es nuestra, que nuestras oraciones son escuchadas, que tenemos protección, que pertenecemos a Dios y que conocemos a Jesús. Divide a la clase en grupos, para dialogar acerca de cómo podemos fortalecer nuestra confianza en cada una de esas áreas. Compartan lo que encuentre cada grupo con toda la clase.
B. Juan expresa la vida eterna como una realidad presente (1 Juan 5:13). ¿Cuál es la diferencia entre esta realidad y “una vez salvo, siempre salvo”?

2. Sentir: Alimentar nuestra relación con Dios

A. A veces Dios no responde a nuestras oraciones por bendiciones terrenales. ¿De qué modo estas ocasiones nos ayudan a nutrir nuestra fe?
B. Juan constantemente enfoca lo positivo. ¿Cómo podemos fomentar una actitud similar?

3. Hacer: Positivos, pero no presuntuosos

A. Nuestras elecciones son la única manera en que podemos perder nuestra seguridad de salvación. Enumera formas de estar seguro de que haces las elecciones correctas.
B. Pide a la clase que comparta sus experiencias personales para cada una de las áreas que menciona Juan comenzando con “Sabemos”.

Resumen: Juan enumera cinco áreas en las que podemos poner nuestra confianza en Dios. Lo único que puede quitarnos nuestra salvación es nuestras elecciones negativas.

CICLO DE APRENDIZAJE

PASO 1: ¡Motiva!

Concepto clave: Es nuestro privilegio creer que Dios cumplirá sus promesas, de acuerdo con su Palabra.

Solo para los maestros: Esta lección se centra en aspectos críticos de nuestra comprensión de Cristo que nos dan la seguridad que necesitamos a fin de vivir en un mundo hostil y la confianza para encomendar nuestro futuro a un Dios invisible. Usa esta introducción para ilustrar cuán indigno de confianza puede ser el mejor conocimiento humano y plantear el problema de cómo sabemos cuál puede ser una información confiable. Si es posible, muestra figuras de la luna, los planetas y/o la Vía Láctea.

Durante más dos mil años, basados mayormente en la influencia de Aristóteles, la gente creyó que el Sol se movía en órbita alrededor de la Tierra. A comienzos de 1600, Galileo fue el primero en usar en forma práctica el telescopio, al estudiar la Luna, la Vía Láctea, Júpiter y Saturno. En un viaje a Roma, él usó un telescopio para mostrar, al papa Pablo V y a otros altos dignatarios de la iglesia, algunos de sus descubrimientos que apoyaban la teoría de Copérnico de que la Tierra se mueve alrededor del Sol. Aunque el Papa pretendía ser amigo de Galileo, llevó a su “amigo” ante la Inquisición, y lo obligó a retractarse de su creencia en las teorías de Copérnico. Galileo fue puesto bajo arresto domiciliario por el resto de su vida, y los escritos de Copérnico fueron puestos en una lista de libros prohibidos durante otros doscientos años.

Considera: ¿Cuál es la probabilidad de que las cosas que hoy creemos que son ciertas sean comprobadas como falsas en el futuro, y por qué tan a menudo este es el caso? ¿Qué conocimiento que circula hoy como hecho científico es falso de acuerdo con la Biblia? ¿De qué modo los científicos determinan qué es un conocimiento confiable?

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Las Escrituras nos dan abundantes evidencias del carácter de Dios sobre las cuales podemos basar nuestra confianza y nuestra fe. Esta sección de la lección se concentra en estas seguridades y promesas.

Comentario de la Biblia

I. Tener confianza en nuestro conocimiento de Dios y de sus promesas (Repasa 1 Juan 5:13).

“Debemos albergar amor y gratitud, debemos mirar a Jesús y ser transformados a su imagen. Así aumentarán nuestra confianza, esperanza, paciencia y valor. Estaremos bebiendo del agua de la vida de la cual Cristo habló a la mujer samaritana [...]. Esta agua representa la vida de Cristo, y toda alma debe beberla entrando en relación viviente con Dios. Entonces, la confianza bendita, humilde y agradecida será un principio permanente en el alma. El incrédulo temor será completamente arrasado ante la fe viviente” (TM 226).

Considera: Los científicos usan observaciones y razonamiento para proponer explicaciones de cosas que ocurren en el mundo natural, que ellos prueban por medio de experimentos. A medida que los cristianos entran en contacto con Cristo, ¿qué clase de observaciones y conocimiento desarrollan? ¿De qué modo prueban su conocimiento de Cristo y llegan a tener confianza en que lo que creen es verdadero? Repasa la experiencia de Abraham (Gén. 12-23).

II. Orar de acuerdo con su voluntad (Repasa 1 Juan 5:14, 15, 18, 19).

“Nuestro deseo de ser salvos no es más ardiente que el deseo que tiene Cristo de salvarnos. Su voluntad se inclina a nuestra redención mucho más firmemente que la nuestra (Gál. 1:4; Efe. 1:5). Por lo tanto, podemos estar seguros de que, si presentamos cualquier ruego en cuanto a nuestra salvación, el Salvador estará más que dispuesto a escucharnos. Solo aguarda poder satisfacer ese pedido. Esta seguridad es real en todos los aspectos –menores y mayores– de la vida cotidiana” (CBA 7:695).

Considera: Compara las experiencias de Pedro caminando sobre el agua (Mat. 14:27-29), de Juan el Bautista (Mat. 14:1-12), de Jesús (Mat. 26:36-46) y de Esteban (Hechos 6,7). En cada uno de estos casos, estos hombres estaban afrontando la muerte. ¿De qué modo recibieron respuesta sus oraciones? ¿De qué manera podrías explicar estas respuestas a las oraciones?

III. Oración intercesora (Repasa 1 Juan 5:16, 17).

Hubo algunas situaciones en las que Elena de White no pudo orar por la sanidad de ciertas personas. En uno de sus testimonios, ella escribió acerca del caso de un hombre que estaba buscando fervientemente oraciones para sí mismo y su familia. Ella no lo conocía, pero otros en la iglesia estaban tratando de ayudarlo y oraban por él. La señora de White notó que, siendo que había tanta iniquidad aun en las vidas de profesos observadores del sábado, ella “había resuelto no orar a favor de nadie, a menos que el Espíritu del Señor dictase lo que debía hacerse”. Ella presentó el caso de este hombre delante de Dios y le preguntó si debía orar por su curación. En la noche, Dios le reveló que este hombre específico tenía un pecado acariciado en su vida desde la niñez, y Dios no le dio la libertad para orar por su curación mientras él elegía vivir una vida de abuso propio. (JT 1:257).

Considera: En 1 Juan 5:16 y 17, se reconoce que hay algunas cosas por las que no debemos orar, aunque no es claro exactamente cuáles son los pecados que conducen a la muerte. Este incidente acerca de la situación de la señora de White no debería desanimarnos de ofrecer oraciones intercesoras, pero presenta la necesidad de ser cautelosos. ¿Cuál debería ser el principio guiador en relación con la oración por otros cuando no estamos seguros de la historia de su vida? ¿Qué oración se puede presentar en todas las circunstancias, con la seguridad de que Dios la escuchará?

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: Permite un tiempo para que los miembros de tu clase practiquen los principios de la oración y puedan desarrollar una confianza completa en Dios.

Aplicaciones a la vida:

1. Considera la vida de Elías, especialmente su oración sobre el monte Carmelo, sus oraciones pidiendo lluvia, cómo el Espíritu Santo le dio poder para correr delante del carro de Acab mientras descendía del monte bajo la lluvia y la respuesta de Elías a la amenaza de Jezabel contra su vida (ver 1 Rey. 18, 19). ¿Has tenido tú semejantes altibajos en tu confianza en Dios? ¿Por qué?

2. Compara la oración de Ester antes de ir delante del rey Asuero (Est. 4) y la respuesta de los tres hebreos cuando el rey Nabucodonosor los desafió a inclinarse ante la imagen (Dan. 3). ¿Hubo alguna crisis de confianza en estas situaciones? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Ha habido ocasiones en tu vida cuando te afrontaste a una autoridad bajo circunstancias difíciles? ¿Cómo te ayudó tu relación con Dios a tratar con otras personas que tienen autoridad?

3. Cuando Satanás tentó a Jesús, él cito parte del Salmo 91, un Salmo favorito de protección. Compara Salmo 91:11 y 12 con lo que Satanás citó en Mateo 4:6. ¿Qué le faltó? ¿Cuáles son tus promesas favoritas de protección? ¿Qué principios importantes de oración en la que se pide protección nos enseña 1 Juan 5?

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Las actividades que siguen son sugerencias de esta lección, acerca de cómo puedes aplicar las lecciones sobre confianza y oración a tu vida diaria. Estas actividades pueden hacerlas juntos como clase, para resumir y cerrar la lección, o puedes crear ayuda memorias para que los miembros de tu clase se lleven a su casa como recuerdos y estímulos para hacer las actividades más tarde.

1. Haz una lista de los cinco aspectos más importantes de tu vida que mantienes delante de Dios. ¿Cuáles de esos aspectos sabes que constituyen la voluntad de Dios? ¿De cuáles de estos elementos es importante pedir “sea hecha tu voluntad”? ¿Hay alguno de estos aspectos por los cuales deberías preguntarle a Dios si es su voluntad que ores por ellos?

2. Crea un acróstico usando la palabra “CONFIANZA”. Escribe esta palabra en forma vertical, y pide a la clase que escriba frases u oraciones acerca de la confianza en Dios que comiencen con cada letra de la palabra.

3. Escribe e ilustra una promesa de protección y cuidado que encuentras en la Biblia. Para hacerlo, usa tus técnicas favoritas de dibujo o practica una habilidad nueva, tal como caligrafía, fotografía, aplicaciones de telas, o collage.

4. Prepara siete tarjetas usando tus textos favoritos que te recuerdan lo que hace que tengas confianza en el don divino de la vida eterna. Ponlas junto a tu cama y lee una tarjeta diferente cada mañana. Luego, busca un momento durante el día, para encontrar una forma de compartir esa tarjeta con un miembro de la familia o un amigo.


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Maestros.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

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sábado, 22 de agosto de 2009

Lección 9: Creer en el Hijo de Dios / Para el 29 de agosto de 2009

Sábado 22 de agosto.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Mateo 16:24, 25; Juan 1:1-3; 3:36; 5:24; Romanos 6:1-6; Hebreos 12:4; 1 Juan 5:1-12.

Para Memorizar: “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:5).

LAS IDEAS ACERCA DE QUIÉN FUE JESÚS han variado no solo en la antigüedad sino también hoy. Algunos separan al Jesús bíblico del así llamado Jesús histórico, y pretenden que los dos no pueden haber tenido mucho en común. Se supone que el Jesús histórico fue un hombre común con una fuerte sensibilidad hacia lo divino; eso es todo. Y, según esta teoría, él ciertamente no fue el Hijo de Dios que fue resucitado de los muertos. Otros creen que Jesús fue un mero revolucionario político que, de una manera sutil, trató de derribar el Imperio Romano.

Podemos estar tentados a considerar estos temas como meros ejercicios filosóficos o académicos. Pero, quién fue Jesús y lo que afirmó acerca de sí mismo impactan a cada ser humano. La forma en que pensamos acerca de Jesús influye dramáticamente sobre cómo nos relacionamos con Dios, cómo entendemos el plan de salvación y cómo podemos tener la certeza de la salvación.

Por esto, Juan se ocupa de este tema en sus cartas.

Un Vistazo a la Semana: ¿Qué promesas de victoria se nos dan? ¿Qué quiere decir Juan cuando habla acerca de “mediante agua y sangre”? ¿Qué razones se nos dan para tener fe? ¿Qué dice Juan acerca de la divinidad de Cristo? ¿Qué enseña Juan acerca de la promesa de la vida eterna?

Creer en Jesús y la Victoria (1 Juan 5:1-5).
Domingo 23

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él” (1 Juan 5:1).

Después de haber estudiado la enseñanza de Juan acerca del amor fraternal, nos volvemos ahora al tema de la fe en Jesús como el Cristo/Mesías, el Hijo de Dios. De hecho, los dos temas, creencia y amor, se superponen en los primeros versículos del capítulo 5.

Juan quiere que sus oyentes crean en Jesús como el Cristo. Los que lo hacen, dice, son nacidos de Dios. Aman a Dios, se aman unos a otros y guardan los mandamientos. Los que creen en Jesús como el Hijo de Dios también vencen al mundo (1 Juan 5:1-5).

A lo largo de la historia, algunas personas han entendido la batalla que tienen que pelear los cristianos para vencer al mundo como alguna clase de conflicto militar literal. No obstante, eso está equivocado. En ninguna parte de las Escrituras se llama a los cristianos a salir como cruzados y obligar a otros a convertirse. En ninguna parte del Nuevo Testamento se iguala a una nación con el Reino de Dios y, como tal, que deba ser defendida o expandida por medio de la violencia. La batalla que tienen que pelear los cristianos es una batalla espiritual. En los escritos del apóstol Juan, la forma de vencer no es por el uso de la violencia y la fuerza física. La forma de vencer es por la fe, y la fe se muestra por la clase de vida que la persona vive.

En los siguientes textos, Juan está hablando acerca de conquistar y vencer. ¿Qué podemos aprender acerca de estas promesas por medio de los siguientes textos? Juan 16:33; 1 Juan 4:4; Apoc. 2:7, 11; 3:5, 21; Apoc. 12:11.

El conquistador por excelencia es Cristo Jesús. Por cuanto él ha ganado la victoria, sus seguidores también son capaces de vencer. Hasta cierto punto, ellos ya tienen la victoria, la victoria de él en favor de ellos. Los vencedores reciben promesas maravillosas de Dios: que ya no tenemos que ser esclavos del pecado (Rom. 6:1-6), sino que en Jesús, y por la vida nueva que tenemos en él, servimos al Señor, y no a Satanás, nuestro amo anterior.

¿En qué áreas de tu vida has experimentado la promesa de victoria y de vencer? ¿En qué áreas no has vencido, y por qué? ¿Cómo puedes tener la victoria que se te promete? ¿Qué te está reteniendo para no lograrla?

El Jesús en quien Creemos (1 Juan 5:6-8).
Lunes 24

Después de haber señalado la importancia de tener fe en Jesús como el Mesías e Hijo de Dios, Juan sigue mostrando a sus oyentes quién fue este Hijo de Dios, y una de las cosas que dice acerca de Jesús es que él vino “mediante agua y sangre” (1 Juan 5:6).¿Qué significa esto?

En 1 Juan, el agua se menciona solo en estos versículos para hoy. Sin embargo, aparece con bastante frecuencia en el Evangelio de Juan y también en el Apocalipsis. El agua que Juan menciona en 1 Juan 5:6 y 8 debe estar –de acuerdo con el pasaje– relacionada con Jesús en su primera venida, y debe ser uno de los tres elementos que testifican que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios.

La frase “agua y sangre” se usa, en Juan 19:34, en conexión con la muerte de Jesús, pero no parece ser el agua que Juan menciona en 1 Juan 5:6 al 8. Más bien, en el comienzo del Evangelio de Juan, el agua se asocia con el bautismo (Juan 1:26, 31, 33; 3:5, 23). Este parece ser el ambiente para 1 Juan. Jesús vino como el Señor encarnado y comenzó su ministerio público al ser bautizado con agua. Terminó su ministerio terrenal sobre la cruz, cuando derramó su sangre. Aparentemente, el agua apunta al bautismo de Jesús y la sangre a su muerte en la cruz (1 Juan 1:7).

El bautismo y la crucifixión, entonces, señalan quién era Jesús y qué debía lograr para nosotros. En ambos casos, las manifestaciones divinas y las reacciones humanas mostraron que, de hecho, él era el Hijo de Dios (Mat. 3:17; 27:50-54).

En estos versículos, Juan todavía está tratando con las falsas enseñanzas de los anticristos. Estos conceptos estaban impactando las mentes de los creyentes. Si Jesús no fue el Mesías ni el Hijo de Dios, el mensaje de los falsos maestros sería: La muerte expiatoria del Hijo de Dios no es necesaria para nuestra salvación. El Hijo de Dios no murió en la cruz en lugar de nosotros a fin de redimirnos. Tal concepto llevaría a una comprensión completamente diferente de la salvación y de la Deidad. La redención se obtendría por medio del conocimiento (gnosis), no por medio de la Cruz. Por eso, Juan quería que la gente supiera exactamente quién fue Jesús y qué había hecho por ella mediante su vida y su muerte. Él no quería que las personas fueran engañadas por estas falsas enseñanzas.

Agua y sangre. Piensa en estas dos imágenes, y cómo se aplican a Jesús. ¿De qué modos hemos de experimentar la realidad del agua y la sangre en nuestras propias vidas? En otras palabras, ¿qué significó para ti tu bautismo? ¿Qué te dice acerca de ti, y qué cambios se produjeron en tu vida? Lo mismo con la sangre: ¿Qué significa el concepto del derramamiento de la sangre, por lo menos, en términos de ser un cristiano? Ver Mat. 16:24, 25; Heb. 12:4.

Jesús y el Testimonio de Dios (1 Juan 5:9, 10).
Martes 25

El primer y el segundo testigos de la cualidad divina de Jesús como el Hijo son el agua y la sangre. El tercer testimonio es el Espíritu Santo (1 Juan 5:6, 8). De acuerdo con el Evangelio de Juan, Jesús había anunciado que el Espíritu Santo testificaría acerca de él (Juan 15:26).

¿Por qué se necesitan estos testigos? Dos o tres testigos se requerían en el Antiguo Testamento para confirmar un asunto (Deut. 19:15). Juan, aparentemente, quiere que quede claro que el caso de Jesús tiene un fundamento sólido. Él quiere mostrar que tenemos buenas razones para creer.

¿Qué nos está indicando Juan en 1 Juan 5:9 y 10? ¿Qué quiere que creamos?

Para Juan, la idea de testigos o de diversos testimonios acerca de Jesús es muy importante. En su Evangelio, él menciona varios otros: el testimonio de Juan el Bautista (Juan 1:6, 7), el testimonio de Jesús mismo (Juan 3:32), el testimonio de la mujer samaritana (Juan 4:39), el testimonio de las obras de Jesús (Juan 5:36), el testimonio de las Escrituras (vers. 39), el testimonio de Dios el Padre (Juan 8:18), el testimonio de la gente que observó la resurrección de Lázaro (Juan 12:17), el testimonio del Espíritu Santo (Juan 15:26) y el testimonio del apóstol Juan mismo (Juan 21:24). Esto es un respaldo impresionante. Juan quiere establecer que la creencia en Jesús descansa sobre testimonios poderosos.

El testimonio del Padre, en nuestro texto, ha sido comprendido en formas diferentes. Parece tener más sentido si lo conectamos con el triple testimonio mencionado en los versículos precedentes. Es decir, este testimonio triple es, básicamente, el testimonio de Dios.

Juan dice que, si estamos dispuestos a aceptar el testimonio de los seres humanos, ¿cuánto más deberíamos estar dispuestos a aceptar el testimonio de Dios mismo? De hecho, a menudo aceptamos lo que nos dice la gente, ya sea por escrito o por la televisión, aun si no tenemos una buena base para creer lo que escuchamos. ¿Cuánto más deberíamos aceptar el testimonio de Dios mismo y creer en Jesús como lo describe el Nuevo Testamento?

Dios es confiable y verdadero (1 Juan 5:20). Si no aceptamos el testimonio de Dios, afirmamos que Dios es mentiroso, una acusación realmente seria.

¿Cuáles son todas las razones que tienes para creer en Dios, en Jesús, en la esperanza que el mensaje adventista nos presenta? Repasa esas razones, anótalas, ora sobre ellas y tráelas a la clase para compartirlas con otros.

El Tema de La Trinidad (1 Juan 5:7, 8).
Miércoles 26

En algunas versiones de la Biblia aparecen estas palabras formando parte de estos textos: “[...] en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno”. “Y tres son los que dan testimonio en la tierra” (1 Juan 5:7, 8). El único problema es que estas palabras son una adición posterior, que no se encuentra en los manuscritos más antiguos que tenemos.

Entre los eruditos bíblicos hay acuerdo con respecto a que esta declaración no es genuina y que ha sido añadida, probablemente para apoyar la doctrina de la Trinidad. Por supuesto, los textos bíblicos nunca deberían ser alterados ni cambiados, por muchas razones (Apoc. 22:18); una de las más importantes es que la gente podría comenzar a tener dudas acerca de la confiabilidad de las Escrituras como un todo, y comenzar a desconfiar de la Palabra de Dios.

El hecho es que, aun sin estas palabras, la doctrina de la Trinidad está firmemente establecida en los escritos juaninos. Aunque los autores del Nuevo Testamento creen que Dios es uno, ellos presentan a Jesús y al Espíritu Santo como Dios. El concepto de la Trinidad es vital para conciliar la unicidad de Dios con la divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Juan tiene afirmaciones muy sólidas acerca de la divinidad de Jesús. ¿Qué se enseña acerca de Jesucristo en los textos siguientes? Juan 1:1-3, 14; Juan 8:58, 59; Juan 10:30, 31; Juan 20:28; 1 Juan 2:23; 1 Juan 5:20.

Aunque no hay dudas acerca de la divinidad de Jesús tal como la establecen estos textos (y muchos otros), el pasaje que estamos estudiando esta semana no trata de establecer la doctrina de la Trinidad. Ese no era el punto en discusión. En cambio, este es un pasaje acerca de la fe en Jesús como el Hijo de Dios y el testimonio dado al mundo acerca de él.

Recordando la divinidad de Jesús, vuelve atrás, a las escenas finales de su vida, hasta la cruz. Al hacerlo, recuerda que esta Persona era también el Dios Creador. Medita en las implicaciones de estas verdades. ¿Por qué esta realidad debería cambiar nuestras vidas?

El Resultado de Creer en Jesús (1 Juan 5:11, 12).
Jueves 27

Dios ha provisto un don maravilloso a la humanidad. Este don es la vida eterna (1 Juan 5:11, 12). Sin embargo, está disponible solamente en Jesucristo. ¿Cómo podemos recibir este don? Aceptando el testimonio de Dios acerca de su Hijo; es decir, por creer en Jesús y por aceptarlo.

¿Qué enseña el apóstol Juan, en su Evangelio, acerca de la vida eterna? Juan 3:16; Juan 3:36; Juan 5:24; Juan 6:54.

El análisis que hace Juan sobre la fe en Jesús, y quién es Jesús y por qué podemos aceptar el testimonio de Dios no es un ejercicio académico. Tiene una clara meta práctica; es decir, encontrar la vida eterna en el Hijo de Dios. Los adversarios de Juan –que cuestionaban la verdadera divinidad de Cristo, o que ponían en duda la verdadera humanidad de Cristo o que querían separar lo divino de lo humano– tenían un concepto diferente de Jesús y no creían en él en el sentido bíblico. Por cuanto ellos no tenían al Jesús de las Escrituras, no tenían vida eterna. Aun si hubieran alegado tener vida eterna, aun si hubieran tenido un conocimiento superior y un buen sentimiento acerca de poseer la vida eterna, sus pretensiones no serían verdaderas.

La vida eterna solo es posible por medio de Jesucristo. ¿Cuáles son las implicaciones de esta afirmación? 1 Juan 5:11, 12.

Juan afirma claramente que los que no tienen al Hijo de Dios no tienen la vida, mientras que los que tienen a Jesús tienen vida eterna. Estas son palabras muy fuertes, llenas de tremendas implicaciones increíbles para toda la raza humana. No es extraño que los problemas de la salvación sean tan importantes. Ellos son, literalmente, una cuestión no solo de vida y muerte, sino de vida eterna y de muerte eterna. Esto es lo más serio que puede haber.

¿Qué diremos de personas que nunca tuvieron la oportunidad de escuchar el evangelio presentado de una manera clara? ¿Están todos ellos automáticamente perdidos? Al pensar en tu respuesta, no te olvides de tomar en cuenta el amor universal de Dios por toda la humanidad. ¿Cómo puedes aprender a confiar mejor en el Señor acerca de esta pregunta tan difícil?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 28 de agosto.

Lee Mateo 16:13 al 17 y Juan 12:37 al 46.

“‘En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Juan 1:4). No se especifica aquí la vida física, sino la inmortalidad, la vida que es exclusivamente la propiedad de Dios. El Verbo, que estaba con Dios y que era Dios, tenía esta vida. La vida física es algo que recibe cada individuo. No es eterna ni inmortal, pues la toma de nuevo Dios, el Dador de la vida. El hombre no tiene dominio sobre su vida. Pero la vida de Cristo no era prestada. Nadie podía quitársela. ‘Yo de mí mismo la pongo’ (Juan 10:18), dijo él. En él estaba la vida, original, no prestada, no derivada. Esa vida no es inherente en el hombre. Puede poseerla solamente mediante Cristo. No puede ganarla; le es dada como un don gratuito si cree en Cristo como su Salvador personal. ‘Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado’ (Juan 17:3). Esta es la fuente de vida abierta para el mundo” (MS 1:348, 349).

Preguntas Para Dialogar:

1. En la clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta final del martes. ¿De qué modo puedes obtener fuerzas y ánimo de las respuestas que da cada uno?

2. Juan habla acerca de los testigos que se nos han dado con respecto a Jesús. ¿Qué diremos de los testimonios que nosotros mismos presentamos al mundo? Si alguien hubiera visto cada aspecto de tu vida durante las últimas 24 horas, ¿qué clase de testimonio le habrías presentado? Si hubieses sabido que alguien te estaría mirando, ¿qué habrías hecho en forma diferente? Después de dar tu respuesta, pregúntate: ¿Por qué lo hubiera hecho en forma diferente? También, ¿no sabes que Alguien te mira, de todos modos?

3. Muy bien, tienes la promesa de la vida eterna. Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo debiera impactar en la forma en que vives aquí y ahora? ¿Qué haces en forma diferente ahora, sabiendo que tienes esta promesa?

4. Repasa la cita de Elena de White que se presentó más arriba. ¿Qué se destaca en forma especial para ti, y te habla en forma especial? ¿Qué esperanza y ánimo puedes obtener de ella?

5. Con tanto en juego, la vida eterna o la destrucción eterna, ¿por qué todavía es tan fácil encontrarnos enredados en las cosas del mundo, cosas que sabemos que no pueden satisfacernos y que no pueden durar ni darnos vida eterna? ¿Cuál es el secreto de ser capaces de romper las ataduras del mundo sobre nosotros? ¿Cómo puedes ayudar a alguien que realmente quiere ser cristiano, que quiere estas promesas para sí mismo y, sin embargo, parece no poder romper con el mundo?


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

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Lección 9: Creer en el Hijo de Dios / Notas de Elena de White

Sábado 22

Muchos se apartan de una vida tal como la que vivió nuestro Salvador. Sienten que requiere un sacrificio demasiado grande imitar al Modelo, llevar frutos en buenas obras, y luego soportar pacientemente las podas de Dios para poder llevar más frutos. Cuando el cristiano se considera a sí mismo solo como un humilde instrumento en las manos de Cristo, y trata de realizar con fidelidad todos los deberes, descansando en la ayuda que Dios ha prometido, entonces llevará el yugo de Cristo y lo encontrará liviano; llevará cargas por Cristo, y las hallará ligeras. Alzará su vista con valor y confianza y dirá: "Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día" (2 Timoteo 1:12).

Si hacemos frente a obstáculos en nuestra senda, y los vencemos fielmente; si hallamos oposición y vituperio, y en el nombre de Cristo obtenemos la victoria; si llevamos responsabilidades y cumplimos nuestros deberes con el espíritu de nuestro Maestro, entonces, por cierto, obtenemos un precioso conocimiento de su fidelidad y poder. No dependemos más de la experiencia de otros, porque tenemos el testimonio de nosotros mismos. A semejanza de los samaritanos de antaño, podemos decir: "Nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo" (S. Juan 4:42) (Reflejemos a Jesús, p. 89).

Creer en Jesús y la Victoria (1 Juan 5:1-5).
Domingo 23

Los que niegan que Dios sea una persona, están negando tanto a Dios como a su Hijo Jesucristo. "Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre" (1 Juan 2:24). Al creer y obedecer las verdades que aceptamos desde el principio con relación a las personalidades del Padre y del Hijo, nos mantendremos unidos a ellos en amor, y llegaremos a la unión por la que Cristo oró antes de su juicio y crucifixión:

"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros; para que el mundo crea que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado" (S. Juan 17:17-23).

Cristo es glorificado en sus santos. Aquel que es la propiciación por nuestros pecados es glorificado por todos aquellos que lo reciben como su Salvador, lo aceptan como su Guía y comparten sus intereses. Están del lado de Cristo y manifiestan su poder para salvar. Obtienen victoria tras victoria sobre el mundo, la carne y el diablo, y esas victorias los llevan hacia la perfección (Review and Herald, marzo 8, 1906).

El fiel apóstol Pedro habla de los peligros que enfrentaría la iglesia cristiana en los últimos días y describe en detalle las herejías que estos blasfemos levantarían para arrastrar a las almas detrás de ellos: "Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado" (2 Pedro 2:1, 2).

Aquí el Señor nos da la prueba para confrontar a esta clase de personas. Rehúsan reconocer a Cristo como el Hijo de Dios, y no tienen más reverencia por el Padre eterno que la que tienen por su Hijo Jesucristo. No tienen ni al Padre ni al Hijo, y al igual que su gran dirigente, están en rebelión contra la ley de Dios y desprecian la sangre de Cristo (Signs of the Times, abril 12, 1883).

El Jesús en quien Creemos (1 Juan 5:6-8).
Lunes 24

El don de Cristo en el festín de bodas fue un símbolo. El agua representaba el bautismo en su muerte; el vino, el derramamiento de su sangre por los pecados del mundo. El agua con que llenaron las tinajas fue traída por manos humanas, pero sólo la palabra de Cristo podía impartirle la virtud de dar vida. Así sucedería con los ritos que iban a señalar la muerte del Salvador. Únicamente por el poder de Cristo, obrando por la fe, es como tienen eficacia para alimentar el alma (El Deseado de todas las gentes, p. 122).

Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán, y al salir del agua, los cielos fueron abiertos y la gloria de Dios, simbolizada por una paloma dorada, lo rodeó. Entonces, desde el cielo se escucharon las palabras: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia". Estas palabras le dieron seguridad a Juan de que Cristo era el Hijo de Dios. ¿Qué nos dicen estas palabras a nosotros y a cada miembro de la familia humana sin importar su posición o nacionalidad? Nos dicen a todos que hay esperanza y misericordia; que mediante la fe en la provisión que Dios ha hecho en favor del ser humano, todos son aceptados en el Amado mediante sus méritos.

Muchos que leen esta historia no comprenden su importancia. Significa que la oración de Cristo en beneficio de la humanidad atravesó las sombras infernales de Satanás y alcanzó el Santuario celestial; el mismo trono de Dios. Significa que mis oraciones y sus oraciones, y las oraciones de cada alma que se allega a Dios con hambre y sed de justicia le añaden fragancia -como santo incienso- a nuestras oraciones que ascienden a Dios (The Bible Echo, noviembre 12, 1894).

Cuando el cristiano se somete al solemne rito del bautismo, los tres poderes más altos del universo -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- dan su aprobación a ese acto, comprometiéndose a ejercer su poder en beneficio de él mientras él se esfuerza por honrar a Dios. Es sepultado, a semejanza de la muerte de Cristo, y es levantado a semejanza de su resurrección...

Los tres grandes poderes del cielo se comprometen a proporcionar al cristiano toda la asistencia que requiera. El Espíritu cambiar el corazón de piedra en un corazón de carne. Y al participar de la Palabra de Dios, los cristianos obtienen una experiencia que busca la semejanza divina. Cuando Cristo habita en el corazón por la fe, el cristiano es el templo de Dios. Cristo no habita en el corazón del pecador, sino en el corazón de quien es susceptible a las influencias del cielo (Reflejemos a Jesús, p. 99).

En la cruz, Cristo no sólo mueve a los hombres al arrepentimiento hacia Dios por la transgresión de la ley divina (pues aquel a quien Dios perdona hace primero que se arrepienta), sino que Cristo ha satisfecho la justicia. Se ha ofrecido a sí mismo como expiación. Su sangre borbotante, su cuerpo quebrantado, satisfacen las demandas de la ley violada y así salva el abismo que ha hecho el pecado. Sufrió en la carne para que con su cuerpo magullado y quebrantado pudiera cubrir al pecador indefenso. La victoria que ganó con su muerte en el Calvario, destruyó para siempre el poder acusador de Satanás sobre el universo y silenció sus acusaciones de que la abnegación era imposible en Dios y, por lo tanto, no era esencial en la familia humana (Mensajes selectos, t. 1, pp. 400, 401).

La sangre del Hijo de Dios era simbolizada por las víctimas inmoladas, y Dios quería que tuvieran ideas claras y definidas para distinguir entre lo sagrado y lo común. La sangre era sagrada, porque sólo mediante el derramamiento de la del hijo de Dios podía haber expiación por el pecado. También se empleaba la sangre para purificar el santuario de los pecados del pueblo, para representar de este modo el hecho de que la sangre de Cristo únicamente puede purificar del pecado (Hijos e hijas de Dios, p. 227).

Jesús y el Testimonio de Dios (1 Juan 5:9, 10).
Martes 25

Cristo declaró que el Espíritu Santo no hablaría de sí mismo sino que daría testimonio de él. El Espíritu glorificaría al Redentor del mundo, quien había venido a demostrar el amor del Padre al vivir una vida de sufrimiento, humillación, vergüenza y muerte. Y la forma de glorificarlo sería manifestar en la vida de los miembros de la iglesia la abnegación, el sacrificio y la devoción de aquellos que siguieran el gran Modelo. Los que esto hacen derraman una influencia celestial y revelan en sus caracteres la hermosura del carácter de Cristo. No hacen alarde de sus propias vidas finitas, pero hablan de la infinita grandeza de la vida de Cristo, y despiertan el interés de conocerlo al revelar su maravilloso amor. Anuncian las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable (Review and Herald, enero 27, 1891).

"También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí". En su bautismo, el Espíritu Santo había descendido sobre Cristo, y la voz de Dios había declarado: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia". Pero los fariseos no escucharon la voz ni vieron al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. Por eso Jesús declaró: "Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto".

En varias ocasiones la divinidad de Cristo había fulgurado a través de su humanidad. Al transfigurarse delante de la gente, los dirigentes judíos se habían impresionado profundamente. Pero al hablar de ello con los demás oficiales, su incredulidad se fortaleció y las evidencias que los hubieran convencido fueron rechazadas. Por más extraordinaria que fuera la evidencia, ya no los convencía, mientras que por más débil que fuera el argumento en contra de las verdades que presentaba el Salvador, les parecía respetable en su estimación. Los dirigentes ya caminaban en la senda que los llevaría a la ruina (Review and Herald, marzo 26, 1901).

Aunque los hombres que lo interrogaban personalmente no habían escuchado la voz, sin embargo había escuchado los informes y sabían que el testimonio de Juan había sido dado ante muchos testigos. Su testimonio había sido positivo, con una demostración del Espíritu y de poder. Lo que sus ojos había visto y lo que sus oídos habían escuchado, era lo que confirmaba su testimonio. "Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y el dio testimonio de la verdad" (S. Juan 5:32, 33). Los escribas y fariseos habían creído el testimonio de Juan cuando él lo dio. Pero el orgullo y la incredulidad obraron en sus corazones como resultado del trabajo satánico, y se manifestaron en celos, envidia y odio contra Cristo (Signs of the Times, noviembre 13, 1893).

Sin el reino de Dios, estamos perdidos... y sin esperanza en el mundo; pero se nos proporciona la salvación por la fe en Jesucristo. Él es el tesoro, y cuando se han barrido las basuras del mundo, podemos discernir su valor infinito...

La divinidad de Cristo era un tesoro escondido. Mientras estuvo en la tierra, a veces la divinidad fulguraba a través de la humanidad y se revelaba su verdadero carácter. El Dios del cielo testificó de su unidad con su Hijo. Los cielos se abrieron en su bautismo, la gloria de Dios, en forma de una paloma bruñida como el oro, se manifestó sobre el Salvador y una voz del cielo dijo: "Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento" (S. Mateo 3:17) (A fin de conocerle, p. 60).

El Tema de La Trinidad (1 Juan 5:7, 8).
Miércoles 26

Aunque Jesús había dado evidencias de su poder divino, los gobernantes no le permitían presentar sus enseñanzas sin intervenir. Intentaban ponerlo en ridículo delante de la gente, interrumpiéndolo constantemente para que no pudiera expresar sus ideas y doctrinas de una manera relacionada. Sin embargo la luz de sus palabras revestidas de poder iluminaba la mente de centenares de personas que estaban encantadas con sus enseñanzas. Esto enfurecía a los gobernantes, quienes lo acusaron, diciendo: "¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?" Con dignidad y sin temor Jesús enfrentó las acusaciones, declarando que el pacto estaba basado en sí mismo y no en Abrahán. "De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy". La furia de los judíos no conoció límites y se prepararon para apedrearlo; pero los ángeles de Dios, invisibles para los humanos, lo sacaron rápidamente del recinto (Signs of the Times, mayo 26, 1890).

Jesús pronunció estas palabras [S. Juan 10:17, 18] ante una gran concurrencia y produjeron una impresión profunda en los corazones de muchos de los que las escucharon. Los escribas y fariseos se llenaron de celo debido al favor con que muchos lo recibían.. Mientras él se manifestaba al pueblo como el Pastor verdadero, los fariseos decían: "Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?". Pero otros, distinguiendo la voz del verdadero Pastor, decían:

"Estas palabras no son de endemoniado, ¿puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?... Y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón, Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis... Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen... Yo y el Padre uno somos".

Con cuánto poder y firmeza pronunció estas palabras. Los judíos jamás habían escuchado palabras semejantes de labios humanos, y una influencia persuasiva se apoderó de ellos; porque pareció que la divinidad fulguró a través de la humanidad cuando Jesús dijo: "Yo y el Padre una sola cosa somos"... Jesús los miró con calma y les dijo intrépidamente. "Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?"

La majestad del cielo permaneció en perfecta calma, como un Dios delante de sus adversarios. No se intimidó ante sus rostros amenazadores y sus manos cargadas de piedras. Él sabía que estaba rodeado de fuerzas invisibles y legiones de ángeles dispuestos, con una sola palabra procedente de sus labios, a paralizar a la multitud si se atrevían a amenazarle con lanzarle una sola piedra. Permaneció impávido ante ellos. ¿Por qué no volaron las piedras sobre él? fue porque la divinidad fulguró a través de su humanidad, y recibieron una revelación y se convencieron de que las pretensiones de Cristo no eran comunes. Las manos se relajan y las piedras caen al suelo. Sus palabras habían confirmado su divinidad, pero ahora su presencia personal, la luz de sus ojos, la majestad de su porte, dan testimonio del hecho de que es el amado Hijo de Dios (Exaltad a Jesús, p. 220).

El Resultado de Creer en Jesús (1 Juan 5:11, 12).
Jueves 27

Cristo ha identificado sus intereses con los de la sufriente humanidad. Ha mostrado cuánto estima a las almas al dejar toda la gloria y honor que gozaba en el cielo, y al hacerse pobre para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Vino a este mundo para sufrir burlas, reproches, rechazo y crucifixión, para poder ofrecer la salvación a todos: ricos y pobres, elevados y humildes. ¿Por qué - me preguntó- los que hemos sido tan favorecidos por el Hijo de Dios, no haríamos la tarea que se nos ha encomendado de llevar la luz a otros para que tengan vida eterna? ¿Qué estamos haciendo para salvar a nuestros prójimos? Jesús declaró: "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:12).

Sin Cristo el alma está muerta en sus delitos y pecados. Y a menos que sea despertada por la gracia de Dios y llegue a ser una con Cristo, estará perdida. El que mora con Cristo tendrá un profundo sentimiento de hacer todo lo que le es posible para revelar la verdad a los que están lejos y cerca. Cristo dice a sus seguidores: "Vosotros sois la luz del mundo". Tener un conocimiento de la verdad y guardarlo solamente para nosotros, sería una maldición que podría llevarnos a la perdición.

Dios es vida, amor y luz. El evangelio de verdad que proviene de Dios debe ser absorbido por sus seguidores, así como el pámpano se nutre de la savia que proviene de la vid. Entonces la mente y el corazón no sólo serán iluminados sino lavados y purificados. Todos los que moran en Cristo harán las obras de Cristo. La invitación nos llega del pasado hasta nuestros días: "El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente" (Apocalipsis 21:17). La invitación incluye a todos: jóvenes y ancianos, ricos y pobres; educados e ignorantes; libres y siervos (Review and Herald, enero 8, 1889).

Cristo es un Salvador resucitado, pues aunque estuvo muerto, ha resucitado y vive siempre para interceder por nosotros. Hemos de creer con el corazón para justicia y con la boca hemos de hacer confesión para la salvación. Los que son justificados por la fe confesarán a Cristo. "El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (S. Juan 5:24). La gran obra que ha de efectuarse para el pecador que está manchado y contaminado por el mal es la obra de la justificación. Éste es declarado justo mediante Aquel que habla la verdad. El Señor imputa al creyente la justicia de Cristo y lo declara justo delante del universo. Transfiere sus pecados a Jesús, el representante del pecador, su sustituto y garantía. Coloca sobre Cristo la iniquidad de toda alma que cree. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5:21).

Cristo pagó por la culpabilidad de todo el mundo y todo el que venga a Dios por fe, recibirá la justicia de Cristo, "quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados" (1 Pedro 2:24). Nuestro pecado ha sido expiado, puesto a un lado, arrojado a los profundo de la mar. Mediante el arrepentimiento y la fe somos liberados del pecado y contemplamos al Señor, nuestra justicia. Jesús sufrió, el justo por el injusto (Mensajes selectos, t. 1, pp. 459, 460).


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Notas de Elena de White.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

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