El sábado enseñaré...
Texto Clave: 1 Juan 5:1-12.
Enseña a tu clase a:
Saber que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y que por medio de él podemos obtener la victoria.
Sentir seguridad en el conocimiento de que podemos ser victoriosos.
Hacer que compartamos con otros las buenas noticias de la victoria por medio de Jesús.
Bosquejo de la Lección
A. Saber: Jesús es el Mesías
1. En 1 Juan 5:6, Juan se refiere a la venida de Jesús en “agua y sangre”, es decir, el bautismo de Jesús y su posterior muerte en la cruz. Reflexiona en los eventos que rodean estos dos temas. ¿De qué modo ellos confirmaron a la gente de ese tiempo que Jesús era el Mesías? ¿Qué nos dicen a nosotros hoy?
2. Describe las diferentes facetas de Jesús: su humanidad, su divinidad, el Jesús histórico y el Jesús revolucionario. ¿De qué modo estos cuadros se comparan con la forma en que Jesús se describió a sí mismo?
B. Sentir: La victoria es segura
1. La victoria de Jesús nos asegura nuestra victoria. ¿Cómo te hace sentir esta verdad irrefutable?
2. Comenta con tu clase cómo el mirar la vida por medio del filtro de la Cruz te da ánimo en tu vida diaria.
C. Hacer: Compartir con otros
1. Juan usó las imágenes del agua y la sangre. ¿En qué imágenes puedes pensar que ayudarían a la gente a comprender mejor el sacrificio de Jesús? Trata de usar estas imágenes en esta semana.
2. Mediante el desempeño de roles, busca maneras de explicar la divinidad de Jesús a alguien que tiene dudas.
Resumen. Podemos vivir una vida cristiana victoriosa y tener esperanza de vida eterna, porque Jesús vivió y murió para pagar la penalidad por nuestros pecados.
CICLO DE APRENDIZAJE
PASO 1: ¡Motiva!
Concepto clave: Nuestra seguridad de salvación está basada en Jesús y lo que él ha hecho por nosotros.
Solo para los maestros: El punto más crítico sobre el cual residen nuestra salvación y la vida eterna es la fe en Jesucristo como el Hijo de Dios y lo que él ha hecho en nuestro favor. Esta introducción usa un relato para ilustrar cómo la fe se basa en nuestra relación con Jesús.
El autor Lawrence Maxwell contó, en cierta ocasión, un relato acerca de un niño que quedó atrás mientras bajaba por un sendero de una montaña. Vio a su padre que estaba un poco más abajo en la montaña. Pensando que podría tomar un atajo, salió del sendero y se puso a correr para alcanzarlo. Su padre miró hacia arriba, y vio a su hijo saltando por entre las rocas y los arbustos directamente hacia un precipicio. Le gritó al hijo: “¡Tírate al suelo!” Aunque el suelo era áspero, el niño se tiró al suelo y rodó hasta detenerse. En ese momento vio el precipicio, a unos pocos pasos de distancia.
Analiza: Pide a tu clase que comenten sus reacciones si alguien les gritara que se tiraran al suelo mientras corren montaña abajo. ¿Cuál pueden imaginarse que era la relación entre el muchacho y su padre? ¿En qué forma este incidente nos habla de creer en Jesús? ¿Cuál es la relación entre la fe y la obediencia en este incidente? ¿Qué es necesario para tener fe en Cristo?
PASO 2: ¡Explora!
Solo para los maestros: Repasa, con tu clase, la gran abundancia de evidencias que tenemos de que Jesucristo es digno de nuestra confianza. Es por escuchar la Palabra y perseverar en ella como desarrollamos la relación que es el fundamento de la fe.
Comentario de la Biblia
I. El testimonio que proveen el agua y la sangre (Repasa 1 Juan 5:6-8).
Cuando Jesús vino a esta tierra, fue muy cuidadoso en seguir todos los testimonios que describían quién era él y qué haría, que habían sido escritos en la Biblia antes de su nacimiento. Aunque era el Rey del universo, el Rey de gloria, no usó una exhibición majestuosa y carisma para atraer seguidores. “Únicamente la belleza de la verdad celestial debía atraer a quienes lo siguiesen. El carácter del Mesías había sido predicho desde mucho antes en la profecía, y él deseaba que los hombres lo aceptasen por el testimonio de la Palabra divina” (DTG 29).
El bautismo de Jesús, el evento que había sido predicho por la profecía de Daniel, en Daniel 9:24 al 26, como la venida del Ungido, proclamó el comienzo del ministerio de Cristo sobre la tierra. Esto podría llamarse “el testimonio del agua”. La profecía de Daniel también hablaba de cuando el Ungido fuera cortado en medio de la semana. Este sería el “testimonio de la sangre”.
Considera: ¿De qué modo el bautismo y la Cruz se relacionan? (Ver Rom. 6:4 ; Col. 2:12.) ¿De qué modo tu bautismo te hizo parte del testimonio de Cristo del agua y la sangre?
¿De qué modo las ceremonias del Santuario terrenal ofrecen testimonio de la obra de Cristo en favor de nosotros mediante el uso del agua y la sangre? ¿En qué forma la obra de Cristo en el Santuario celestial continúa con este testimonio?
II. El testimonio de Dios (Repasa 1 Juan 5:6-10; Juan 15:26).
Los testimonios del Padre y del Espíritu Santo acerca de Jesús son realmente evidencias valiosas. No solo el Padre y el Espíritu Santo reconocieron a Jesús en ocasión de su bautismo (Mat. 3:16, 17), sino también el Padre dio testimonio con respecto a su Hijo en el monte de la Transfiguración (Mat. 17:5) y en respuesta al pedido de Jesús en la fiesta en Jerusalén (Juan 12:28-30). Sin embargo, excepto por estas voces y la aparición de la paloma en el bautismo de Cristo, la mayoría de los demás testimonios de Dios han sido más indirectos, aunque igualmente válidos.
Considera: ¿De qué otras maneras proveyó el Padre testimonios con respecto a la obra del Hijo? (Ver Juan 3:16, 17; Mat. 27:45-54.) Describe el testimonio del Espíritu Santo y su efecto sobre nuestros corazones. (Ver Juan 15:26 hasta Juan 16:16).
III. ¿Por qué debemos creer en estos testimonios acerca de Cristo? (Repasa 1 Juan 4:1-3; 5:10-20).
En lo que a Dios concierne, es una gran herejía negar que Jesucristo sea el Ungido enviado desde el cielo quien, al morir en la cruz, vino a salvarnos de nuestros pecados. La consecuencia de no creer en Jesús es la muerte. Por otro lado, la fe en el Hijo de Dios y depender de lo que él ha hecho por nosotros en la Cruz nos trae vida eterna. Es la Cruz lo que salva el abismo entre la muerte eterna y la vida eterna, y es el único puente sobre el abismo.
“Sin la Cruz, el hombre no podría unirse con el Padre. De ella depende toda nuestra esperanza. De ella emana la luz del amor del Salvador; y, cuando al pie de la Cruz el pecador mira al que murió para salvarlo, puede regocijarse con pleno gozo, porque sus pecados son perdonados. Al postrarse con fe junto a la Cruz, alcanza el más alto lugar que pueda alcanzar el hombre” (HAp 173).
Considera: ¿De qué modo la Cruz hace posible nuestra unión con el Padre? ¿Por qué al arrodillarnos ante la Cruz alcanzamos el “más alto lugar” que podemos lograr?
PASO 3: ¡Aplica!
Solo para los maestros: Esta lección objetiva dará a tu clase la oportunidad de ver la necesidad de avanzar más allá del conocimiento de la obra de Cristo a una aceptación personal de lo que él ha hecho. Necesitarás una balanza o una figura que te permita ajustarla según le añadas o quites pesos.
Lección objetiva: Marca un lado de una balanza como “Evidencia en favor de nuestra salvación”, y en el otro coloca “Evidencia en contra de nuestra salvación”. Pide a la clase que den ejemplos de cosas (tales como pecados, incredulidad, etc.) que pesarían en la balanza en contra de nosotros. Pon algunas pesas con etiquetas apropiadas, y añádelas al platillo de la balanza. Pide ejemplos de evidencias de que Cristo te ofrece la salvación, tales como los testimonios del agua y la sangre, y los que ofrecen el Padre y el Espíritu Santo. Pon etiquetas con estas evidencias sobre otras pesas; deberían ser grandes y que inclinen la balanza en favor de nuestra salvación.
Dile a la clase que la creencia en el testimonio de Dios y la aceptación de la obra de Cristo en nuestro favor eliminan todas las evidencias en contra de nosotros. (Retira todas las pesas de evidencias contra nosotros.) La evidencia de que el Padre, Cristo y el Espíritu Santo ofrecen medios más que suficientes para salvarnos es abrumadora. Aun la incredulidad puede ser perdonada. (Ver Mat. 9:24).
Sin embargo, existe una cosa que puede contrarrestar todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Pon una pesa con la etiqueta “Rechazo del Espíritu Santo”. (Esta pesa debería ser la más pesada de todas, que haga descender el lado contra nosotros.) Si rechazamos el testimonio del Espíritu Santo, rehusamos creer en Cristo. (Añade la pesa marcada “Incredulidad”). Todos nuestros pecados están contra nosotros (añade el resto de las pesas contra nosotros), y estaremos en peligro de nos ser salvos. La fe en Cristo es la diferencia entre ser capaces de beneficiarnos con todas las ventajas que Dios ofrece o perder la vida eterna. (Retira las pesas contra nosotros, de modo que la balanza se incline del lado a favor nuestro).
Analiza: ¿De qué modo la fe en Cristo produce la diferencia eterna entre ser salvos y perder todo?
PASO 4: ¡Crea!
Solo para los maestros: Dale a tu clase una oportunidad de poner en acción las lecciones de fe que acabas de repasar.
1. Memoriza himnos de fe que puedas cantar mientras viajes y trabajes. Elige algunos de la lista que hay en el Himnario Adventista.
2. Piensa en alguien que conoces y que puede necesitar que lo animes a aferrarse a Cristo con fe. Llámalo, envíale un correo electrónico, o una tarjeta durante esta próxima semana.
3. Escribe una breve oración que exprese aceptación y aprecio por la obra de Cristo por nosotros, tanto en la Cruz como la que hace ahora en el Santuario celestial. Ponla en un lugar en el que la puedas ver con frecuencia.
Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Maestros.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein
Texto Clave: 1 Juan 5:1-12.
Enseña a tu clase a:
Saber que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y que por medio de él podemos obtener la victoria.
Sentir seguridad en el conocimiento de que podemos ser victoriosos.
Hacer que compartamos con otros las buenas noticias de la victoria por medio de Jesús.
Bosquejo de la Lección
A. Saber: Jesús es el Mesías
1. En 1 Juan 5:6, Juan se refiere a la venida de Jesús en “agua y sangre”, es decir, el bautismo de Jesús y su posterior muerte en la cruz. Reflexiona en los eventos que rodean estos dos temas. ¿De qué modo ellos confirmaron a la gente de ese tiempo que Jesús era el Mesías? ¿Qué nos dicen a nosotros hoy?
2. Describe las diferentes facetas de Jesús: su humanidad, su divinidad, el Jesús histórico y el Jesús revolucionario. ¿De qué modo estos cuadros se comparan con la forma en que Jesús se describió a sí mismo?
B. Sentir: La victoria es segura
1. La victoria de Jesús nos asegura nuestra victoria. ¿Cómo te hace sentir esta verdad irrefutable?
2. Comenta con tu clase cómo el mirar la vida por medio del filtro de la Cruz te da ánimo en tu vida diaria.
C. Hacer: Compartir con otros
1. Juan usó las imágenes del agua y la sangre. ¿En qué imágenes puedes pensar que ayudarían a la gente a comprender mejor el sacrificio de Jesús? Trata de usar estas imágenes en esta semana.
2. Mediante el desempeño de roles, busca maneras de explicar la divinidad de Jesús a alguien que tiene dudas.
Resumen. Podemos vivir una vida cristiana victoriosa y tener esperanza de vida eterna, porque Jesús vivió y murió para pagar la penalidad por nuestros pecados.
CICLO DE APRENDIZAJE
PASO 1: ¡Motiva!
Concepto clave: Nuestra seguridad de salvación está basada en Jesús y lo que él ha hecho por nosotros.
Solo para los maestros: El punto más crítico sobre el cual residen nuestra salvación y la vida eterna es la fe en Jesucristo como el Hijo de Dios y lo que él ha hecho en nuestro favor. Esta introducción usa un relato para ilustrar cómo la fe se basa en nuestra relación con Jesús.
El autor Lawrence Maxwell contó, en cierta ocasión, un relato acerca de un niño que quedó atrás mientras bajaba por un sendero de una montaña. Vio a su padre que estaba un poco más abajo en la montaña. Pensando que podría tomar un atajo, salió del sendero y se puso a correr para alcanzarlo. Su padre miró hacia arriba, y vio a su hijo saltando por entre las rocas y los arbustos directamente hacia un precipicio. Le gritó al hijo: “¡Tírate al suelo!” Aunque el suelo era áspero, el niño se tiró al suelo y rodó hasta detenerse. En ese momento vio el precipicio, a unos pocos pasos de distancia.
Analiza: Pide a tu clase que comenten sus reacciones si alguien les gritara que se tiraran al suelo mientras corren montaña abajo. ¿Cuál pueden imaginarse que era la relación entre el muchacho y su padre? ¿En qué forma este incidente nos habla de creer en Jesús? ¿Cuál es la relación entre la fe y la obediencia en este incidente? ¿Qué es necesario para tener fe en Cristo?
PASO 2: ¡Explora!
Solo para los maestros: Repasa, con tu clase, la gran abundancia de evidencias que tenemos de que Jesucristo es digno de nuestra confianza. Es por escuchar la Palabra y perseverar en ella como desarrollamos la relación que es el fundamento de la fe.
Comentario de la Biblia
I. El testimonio que proveen el agua y la sangre (Repasa 1 Juan 5:6-8).
Cuando Jesús vino a esta tierra, fue muy cuidadoso en seguir todos los testimonios que describían quién era él y qué haría, que habían sido escritos en la Biblia antes de su nacimiento. Aunque era el Rey del universo, el Rey de gloria, no usó una exhibición majestuosa y carisma para atraer seguidores. “Únicamente la belleza de la verdad celestial debía atraer a quienes lo siguiesen. El carácter del Mesías había sido predicho desde mucho antes en la profecía, y él deseaba que los hombres lo aceptasen por el testimonio de la Palabra divina” (DTG 29).
El bautismo de Jesús, el evento que había sido predicho por la profecía de Daniel, en Daniel 9:24 al 26, como la venida del Ungido, proclamó el comienzo del ministerio de Cristo sobre la tierra. Esto podría llamarse “el testimonio del agua”. La profecía de Daniel también hablaba de cuando el Ungido fuera cortado en medio de la semana. Este sería el “testimonio de la sangre”.
Considera: ¿De qué modo el bautismo y la Cruz se relacionan? (Ver Rom. 6:4 ; Col. 2:12.) ¿De qué modo tu bautismo te hizo parte del testimonio de Cristo del agua y la sangre?
¿De qué modo las ceremonias del Santuario terrenal ofrecen testimonio de la obra de Cristo en favor de nosotros mediante el uso del agua y la sangre? ¿En qué forma la obra de Cristo en el Santuario celestial continúa con este testimonio?
II. El testimonio de Dios (Repasa 1 Juan 5:6-10; Juan 15:26).
Los testimonios del Padre y del Espíritu Santo acerca de Jesús son realmente evidencias valiosas. No solo el Padre y el Espíritu Santo reconocieron a Jesús en ocasión de su bautismo (Mat. 3:16, 17), sino también el Padre dio testimonio con respecto a su Hijo en el monte de la Transfiguración (Mat. 17:5) y en respuesta al pedido de Jesús en la fiesta en Jerusalén (Juan 12:28-30). Sin embargo, excepto por estas voces y la aparición de la paloma en el bautismo de Cristo, la mayoría de los demás testimonios de Dios han sido más indirectos, aunque igualmente válidos.
Considera: ¿De qué otras maneras proveyó el Padre testimonios con respecto a la obra del Hijo? (Ver Juan 3:16, 17; Mat. 27:45-54.) Describe el testimonio del Espíritu Santo y su efecto sobre nuestros corazones. (Ver Juan 15:26 hasta Juan 16:16).
III. ¿Por qué debemos creer en estos testimonios acerca de Cristo? (Repasa 1 Juan 4:1-3; 5:10-20).
En lo que a Dios concierne, es una gran herejía negar que Jesucristo sea el Ungido enviado desde el cielo quien, al morir en la cruz, vino a salvarnos de nuestros pecados. La consecuencia de no creer en Jesús es la muerte. Por otro lado, la fe en el Hijo de Dios y depender de lo que él ha hecho por nosotros en la Cruz nos trae vida eterna. Es la Cruz lo que salva el abismo entre la muerte eterna y la vida eterna, y es el único puente sobre el abismo.
“Sin la Cruz, el hombre no podría unirse con el Padre. De ella depende toda nuestra esperanza. De ella emana la luz del amor del Salvador; y, cuando al pie de la Cruz el pecador mira al que murió para salvarlo, puede regocijarse con pleno gozo, porque sus pecados son perdonados. Al postrarse con fe junto a la Cruz, alcanza el más alto lugar que pueda alcanzar el hombre” (HAp 173).
Considera: ¿De qué modo la Cruz hace posible nuestra unión con el Padre? ¿Por qué al arrodillarnos ante la Cruz alcanzamos el “más alto lugar” que podemos lograr?
PASO 3: ¡Aplica!
Solo para los maestros: Esta lección objetiva dará a tu clase la oportunidad de ver la necesidad de avanzar más allá del conocimiento de la obra de Cristo a una aceptación personal de lo que él ha hecho. Necesitarás una balanza o una figura que te permita ajustarla según le añadas o quites pesos.
Lección objetiva: Marca un lado de una balanza como “Evidencia en favor de nuestra salvación”, y en el otro coloca “Evidencia en contra de nuestra salvación”. Pide a la clase que den ejemplos de cosas (tales como pecados, incredulidad, etc.) que pesarían en la balanza en contra de nosotros. Pon algunas pesas con etiquetas apropiadas, y añádelas al platillo de la balanza. Pide ejemplos de evidencias de que Cristo te ofrece la salvación, tales como los testimonios del agua y la sangre, y los que ofrecen el Padre y el Espíritu Santo. Pon etiquetas con estas evidencias sobre otras pesas; deberían ser grandes y que inclinen la balanza en favor de nuestra salvación.
Dile a la clase que la creencia en el testimonio de Dios y la aceptación de la obra de Cristo en nuestro favor eliminan todas las evidencias en contra de nosotros. (Retira todas las pesas de evidencias contra nosotros.) La evidencia de que el Padre, Cristo y el Espíritu Santo ofrecen medios más que suficientes para salvarnos es abrumadora. Aun la incredulidad puede ser perdonada. (Ver Mat. 9:24).
Sin embargo, existe una cosa que puede contrarrestar todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Pon una pesa con la etiqueta “Rechazo del Espíritu Santo”. (Esta pesa debería ser la más pesada de todas, que haga descender el lado contra nosotros.) Si rechazamos el testimonio del Espíritu Santo, rehusamos creer en Cristo. (Añade la pesa marcada “Incredulidad”). Todos nuestros pecados están contra nosotros (añade el resto de las pesas contra nosotros), y estaremos en peligro de nos ser salvos. La fe en Cristo es la diferencia entre ser capaces de beneficiarnos con todas las ventajas que Dios ofrece o perder la vida eterna. (Retira las pesas contra nosotros, de modo que la balanza se incline del lado a favor nuestro).
Analiza: ¿De qué modo la fe en Cristo produce la diferencia eterna entre ser salvos y perder todo?
PASO 4: ¡Crea!
Solo para los maestros: Dale a tu clase una oportunidad de poner en acción las lecciones de fe que acabas de repasar.
1. Memoriza himnos de fe que puedas cantar mientras viajes y trabajes. Elige algunos de la lista que hay en el Himnario Adventista.
2. Piensa en alguien que conoces y que puede necesitar que lo animes a aferrarse a Cristo con fe. Llámalo, envíale un correo electrónico, o una tarjeta durante esta próxima semana.
3. Escribe una breve oración que exprese aceptación y aprecio por la obra de Cristo por nosotros, tanto en la Cruz como la que hace ahora en el Santuario celestial. Ponla en un lugar en el que la puedas ver con frecuencia.
Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Maestros.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein
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