Sábado 12 de diciembre.
Lee Para el Estudio de esta Semana: Números 26-32; Romanos 5.
Para Memorizar: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deut. 6:4, 5).
FIEL A LO QUE DIOS HABÍA DICHO, de que la generación rebelde que rehusó entrar en la Tierra Prometida no entraría en ella, Dios llevó ahora a una generación nueva a las mismas fronteras. Allí les indicó a Moisés y al sumo sacerdote Eleazar que contaran la congregación de varones de 20 años hacia arriba, “todos los que pueden salir a la guerra” (Núm. 26:2). Sorpresivamente, el total de este segundo censo llegó a 601.730 (vers. 51), casi la misma cantidad que los del primer censo (603.550), cuarenta años antes (Núm. 2:32). A pesar de los castigos divinos sobre la Nación, en los cuales la primera generación (excepto Josué y Caleb) pereció, Dios los había multiplicado abundantemente, y los ejércitos de Israel allí en los campos de Moab eran, prácticamente, tan grandes como los de la primera generación.
Pero, quedaban muchas preguntas: ¿Estaba esta generación nueva, que había visto los resultados de los errores de sus padres, lista para aprender de ellos y obedecer a Dios? ¿Estaban listos para asumir el lugar que se les daba? ¿Qué lecciones tenían que aprender, y qué podemos aprender de ellos?
La División de la Tierra.
Domingo 13 de diciembre
Después del desastre en Sitim, se tomó un censo de los varones de 20 años hacia arriba (Núm. 26:1-4). Con unas pocas excepciones notables (ver los vers. 64, 65), la generación mayor había muerto, y una nueva había aparecido.
¿Cuál fue una de las razones por las que se tomó el censo? ¿Por qué era importante? Núm. 26:52-56.
Una vez que la segunda generación hubiera conquistado la tierra, habría que dividirla en forma justa; de otro modo, esto podría llegar a ser una fuente de peleas y confusión. Afortunadamente, Moisés todavía vivía y podía dirigir este importante asunto. Como lo afirma el texto, las tribus con muchos miembros recibieron más tierra; las que tenían menos, menos. ¿Qué podría ser más justo que esto?
Lee Números 27:1 al 11. ¿Qué principios importantes vemos que se manifiestan aquí?
Un elemento clave aquí es la santidad de la familia, especialmente con respecto a la propiedad y a los derechos de herencia. Es claro que la idea era guardar la propiedad tan cerca como fuera posible dentro de la familia. La tierra, después de todo, era una “heredad”, y así pertenecía a la familia.
Como vemos, también, esto no era un acuerdo de una vez para siempre. Por cuanto estas mujeres tenían fe y valor para acercarse a Moisés sobre un problema de justicia básica, Dios estableció un “estatuto de derecho” (Núm. 27:11) que permanecería para generaciones futuras y protegería a las mujeres que pudieran haberse encontrado en circunstancias similares.
Es muy fácil permitir que cosas como las posesiones nos dominen tanto que olvidemos aun los principios cristianos más básicos. ¿Cómo podemos protegernos de permitir que nuestro deseo de cosas arruine nuestra relación con Dios y con los demás?
El Sucesor.
Lunes 14 de diciembre
Después de tantos años en el desierto, los hijos de Israel pronto cruzarían a la Tierra Prometida. Había surgido una nueva generación, que pronto heredaría la tierra que había sido prometida primero a ellos cuando todavía estaban en los lomos de Abraham muchos siglos antes (Gén. 17:8). De este modo, a pesar de las demoras, las rebeliones, las murmuraciones, la falta de fe, de su pueblo, Dios cumpliría su palabra. Solo que lo haría con una nueva generación.
Lee Números 27:12 al 23, y responde las siguientes preguntas:
* En Números 27:12, Dios habla acerca de la tierra que él había dado (en el tiempo pasado) a los hijos de Israel, aun cuando ellos todavía no estaban allá. ¿Qué nos indica esto acerca de las promesas de Dios?
* Después de que Dios le dijo a Moisés otra vez que él no podría cruzar a esa tierra por causa de su pecado, ¿de qué modo respondió Moisés? Esto es, ¿cuál era la preocupación principal de Moisés? ¿Qué nos sugiere esto acerca de la clase de hombre que era?
* ¿Por qué era importante que Josué recibiera su cargo delante de toda la congregación?
Moisés pronto habría de morir, habiendo terminado su obra. El cargo pasaba ahora a Josué, el designado sucesor de Moisés. Cuán interesante es que no era uno de los hijos de Moisés, sino, en cambio, alguien que había demostrado su propia valía. Dios, no Moisés o la congregación, eligió a Josué.
Además, los textos aclaran muy bien que, como con Moisés, Josué había de dirigir únicamente por medio de la conducción de Dios; es decir, además de las leyes y los mandamientos escritos, él también debía buscar la voluntad de Dios por medio del “juicio del Urim delante de Jehová” (vers. 21).
¿Cuán a menudo buscas a Dios en oración con respecto a decisiones importantes que necesitas hacer? ¿Sobre qué base haces decisiones, si no es buscando la voluntad de Dios?
Reafirmación del Sistema de Sacrificios.
Martes 15 de diciembre
Cuando Dios proclamó en forma audible los Diez Mandamientos (Éxo. 20) en el Monte Sinaí, y ordenó la construcción del Tabernáculo (Éxo. 25), la segunda generación eran niños. Ahora Dios eligió reafirmar, en forma resumida, el sistema de sacrificios para los adultos de la segunda generación.
Números 28:1 al 8 describe la ofrenda “diaria”, o “continuo”, un cordero por la mañana y otro por la tarde. Se arreglaba de tal manera que este sacrificio siempre estuviera ardiendo (Lev. 6:9, 13). Esta ofrenda “diaria”, o “continuo”, era la pieza central del Santuario. Tenía prioridad sobre todos los demás sacrificios, y era central para la adoración de Israel. Este sacrificio representaba la constante disponibilidad del perdón y la aceptación de Dios por medio del Redentor prefigurado en el sacrificio.
Lee Romanos 5. ¿Qué nos indica esto acerca de la plenitud y lo completo que fue el sacrificio de Jesús por nosotros?
El sábado se hacía una ofrenda especial (aparte del “diario”). Consistía en dos corderos, de mañana y de tarde (Núm. 28:9, 10). Luego, en Números 28:11 al 15, se detallan los sacrificios para los días de luna nueva; luego, los festivales: la Pascua, el Pentecostés (Fiesta de las Semanas), la Fiesta de las Trompetas, el Día de la Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos (Núm. 28, 29).
“Algunos se preguntan por qué Dios deseaba tantos sacrificios y estableció la ofrenda de tantas víctimas sangrantes en el sistema judío.
“Cada víctima que moría era un símbolo de Cristo, cuya lección era impresa en la mente y el corazón de la solemnísima y sacratísima ceremonia, y era explicada claramente por los sacerdotes. Los sacrificios fueron explícitamente diseñados por Dios mismo para enseñar esta grande e importante verdad: que solo mediante la sangre de Cristo hay perdón de los pecados” (MS 1:125).
¿Por qué es tan importante confiar únicamente en los méritos y la justicia de Cristo, no en algo que haya en nosotros mismos, como el único medio de salvación? ¿Qué ocurre si nos miramos a nosotros mismos, como si pudiéramos ser lo suficientemente buenos como para merecer o ganar la salvación?
Mantener la Palabra.
Miércoles 16 de diciembre
Lee Números 30 con respecto a votos y juramentos. ¿Qué principio importante podemos obtener de este capítulo para nosotros hoy? ¿Qué nos enseña acerca de la importancia de nuestras palabras? ¿Qué advertencias deberíamos aprender de esto?
Una cosa es una mentira directa; eso es obviamente pecaminoso y malo. Pero, no se habla de esto aquí. Cuán a menudo hemos hecho promesas solemnes, o un voto en el nombre del Señor, que teníamos en ese momento la intención seria de cumplir, y eventualmente nos apartamos de ella por una razón u otra. En este contexto inmediato, estamos tratando con votos hechos “a Jehová”; pero, en realidad, cuando nosotros –especialmente como cristianos profesos– decimos que haremos algo, deberíamos hacerlo. Si tuvimos solamente la intención de hacerlo en ocasión de pronunciarlo, representará poca diferencia para aquel a quien hicimos la promesa. Tal vez la persona nos creerá; tal vez, no. El punto es que, como cristianos profesos, ¿qué clase de representantes de Cristo somos si solo andamos haciendo promesas o votos que –por cualquier razón– terminamos no cumpliendo? ¿Cuán buena es nuestra religión si no cumplimos nuestra palabra? Por esto es vital que seamos muy cuidadosos en lo que prometemos o en los votos que hacemos, porque podremos encontrarnos en la posición vergonzosa de no ser capaz de cumplirlos, no importa cuán buenas hayan sido nuestras intenciones.
“La obligación incurrida al empeñar uno su palabra, con tal de que no sea para cometer un acto malo o ilícito, debe tenerse por sagrada” (PP 540). En la cultura israelita, el no cumplir uno la promesa, jurada en nombre de Dios, era considerado como un pecado de omisión. En un sentido real, el dejar de cumplir un voto es tomar el nombre de Dios en vano, especialmente si somos cristianos, quienes, idealmente, hacemos todas las cosas en el nombre de Cristo.
¿Cuántas veces has hecho votos y promesas a otros, a Dios o a ti mismo, que hayas quebrantado? ¿Qué promesas puedes reclamar que te ayudarán a impedir que esto suceda continuamente?
En la Frontera.
Jueves 17 de diciembre
Después de todo este tiempo, había surgido una nueva generación, más lista para dejar el desierto y finalmente tener un hogar que pudieran llamar propio. Algunos, de hecho, estaban más que listos para asentarse.
Lee Números 32:1 al 5. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué harían este pedido?
En Números 32:6 al 15, Moisés da su respuesta. Él no está feliz, y considera que su acción es pecaminosa. La compara con lo que sucedió la última vez que estuvieron en la frontera y listos para cruzarla. Excepto que, es esta ocasión, sus razones eran diferentes. La primera vez había sucedido que sencillamente se habían asustado de la gente de la tierra, y no confiaron en Dios lo suficiente para avanzar. Esta situación no era parecida. No estaban atemorizados de cruzar la frontera; en cambio, les gustaba donde estaban, y querían quedarse allí.
¿De qué modo respondieron los líderes de Rubén y Gad, y cómo respondió Moisés a su vez? Núm. 32:16-42.
La respuesta de los rubenitas y los gaditas mostraba que ellos estaban dispuestos a hacer su parte en favor del resto de sus compatriotas. Es decir, por más que ellos querían la tierra que ya poseían, no iban a ser egoístas con respecto a eso. Por mucho que estuvieran seducidos por lo que poseían, iban a asegurarse que el resto de los israelitas obtuvieran sus posesiones también, antes de que ellos mismos se establecieran para gozar de las suyas.
Viendo su disposición, Moisés les advirtió que si no lo hacían “vuestro pecado os alcanzará” (vers. 23); no obstante, les tomó la palabra y accedió a las condiciones estipuladas.
Piensa en tu propia relación con el cuerpo de la iglesia como un todo. ¿Cuánto estás procurando dar a la iglesia, en contraste con cuánto podrás recibir de ella? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de ti mismo? Al mismo tiempo, ¿no sería tiempo de que, debido a las circunstancias, necesites tomar más de lo que puedes dar?
Para Estudiar y Meditar.
Viernes 18 de diciembre
Estudia los siguientes textos con respecto a puntos específicos que Moisés eligió para recordarle a la segunda generación de israelitas. Sus observaciones están basadas en el principio: “No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada” (JT 3:443).
* La plaga de Sitim, en la que murieron veinticuatro mil israelitas (Núm. 25:9; 26:1).
* La rebelión de Coré, Datán y Abiram (Núm. 26:9-11).
* Er y Onán, hijos de Judá (vers. 19).
* Nadab y Abiú, hijos sacerdotales de Aarón (vers. 61).
* La primera generación murió en el desierto, excepto Caleb y Josué (vers. 63-65).
La mayor parte de estos eventos enumerados por Moisés fueron eventos que experimentó la segunda generación. ¿Por qué mencionó estas tragedias en la historia hebrea? El apóstol Pablo explica: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Cor. 10:11).
Preguntas Para Dialogar:
1. ¿Cómo puede transmitir una generación a la siguiente sus valores, creencias y celo? ¿O realmente no puede hacerlo? O, considéralo de esta manera: ¿Debería una generación esperar que la siguiente tenga la misma clase de experiencias y fe que la que tuvo ella? Analiza.
2. Medita más en el tema de nuestro lugar en la iglesia. Primero, ¿cuál es el papel de la iglesia como un todo? ¿De qué modo nos ubicamos dentro de ese rol? ¿Deberíamos siempre estar en la posición de dar? ¿Cuándo es apropiado tomar?
3. Hemos estudiado que los hijos de Israel estaban en marcha por el desierto; ¿qué equivocaciones cometieron que estamos en riesgo de realizar también nosotros? ¿Qué lecciones principales podemos aprender de lo que ellos hicieron? Más importante todavía, ¿qué podemos hacer para asegurarnos de no caer en la misma trampa? O, si ya hemos caído, ¿cómo podemos salir de ella?
Resumen: Mientras Moisés vivía todavía, era apropiado que Dios lo instruyera para dar sus indicaciones finales a la segunda generación, reafirmar su fe y también designar a Josué como el nuevo líder de la Nación, bajo la dirección de Dios.
Guía de Estudio de la Biblia: Un pueblo en marcha: El libro de Números / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Octubre-Diciembre de 2009
Autor: Frank B. Holbrook. B.D., M.Th. Teólogo adventista ya desaparecido. De 1981 a 1990, fue director asociado del Instituto de Investigación Bíblica de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland. También fue Profesor de Religión de la hoy Southern Adventist University.
Editor: Clifford Goldstein
Lee Para el Estudio de esta Semana: Números 26-32; Romanos 5.
Para Memorizar: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deut. 6:4, 5).
FIEL A LO QUE DIOS HABÍA DICHO, de que la generación rebelde que rehusó entrar en la Tierra Prometida no entraría en ella, Dios llevó ahora a una generación nueva a las mismas fronteras. Allí les indicó a Moisés y al sumo sacerdote Eleazar que contaran la congregación de varones de 20 años hacia arriba, “todos los que pueden salir a la guerra” (Núm. 26:2). Sorpresivamente, el total de este segundo censo llegó a 601.730 (vers. 51), casi la misma cantidad que los del primer censo (603.550), cuarenta años antes (Núm. 2:32). A pesar de los castigos divinos sobre la Nación, en los cuales la primera generación (excepto Josué y Caleb) pereció, Dios los había multiplicado abundantemente, y los ejércitos de Israel allí en los campos de Moab eran, prácticamente, tan grandes como los de la primera generación.
Pero, quedaban muchas preguntas: ¿Estaba esta generación nueva, que había visto los resultados de los errores de sus padres, lista para aprender de ellos y obedecer a Dios? ¿Estaban listos para asumir el lugar que se les daba? ¿Qué lecciones tenían que aprender, y qué podemos aprender de ellos?
La División de la Tierra.
Domingo 13 de diciembre
Después del desastre en Sitim, se tomó un censo de los varones de 20 años hacia arriba (Núm. 26:1-4). Con unas pocas excepciones notables (ver los vers. 64, 65), la generación mayor había muerto, y una nueva había aparecido.
¿Cuál fue una de las razones por las que se tomó el censo? ¿Por qué era importante? Núm. 26:52-56.
Una vez que la segunda generación hubiera conquistado la tierra, habría que dividirla en forma justa; de otro modo, esto podría llegar a ser una fuente de peleas y confusión. Afortunadamente, Moisés todavía vivía y podía dirigir este importante asunto. Como lo afirma el texto, las tribus con muchos miembros recibieron más tierra; las que tenían menos, menos. ¿Qué podría ser más justo que esto?
Lee Números 27:1 al 11. ¿Qué principios importantes vemos que se manifiestan aquí?
Un elemento clave aquí es la santidad de la familia, especialmente con respecto a la propiedad y a los derechos de herencia. Es claro que la idea era guardar la propiedad tan cerca como fuera posible dentro de la familia. La tierra, después de todo, era una “heredad”, y así pertenecía a la familia.
Como vemos, también, esto no era un acuerdo de una vez para siempre. Por cuanto estas mujeres tenían fe y valor para acercarse a Moisés sobre un problema de justicia básica, Dios estableció un “estatuto de derecho” (Núm. 27:11) que permanecería para generaciones futuras y protegería a las mujeres que pudieran haberse encontrado en circunstancias similares.
Es muy fácil permitir que cosas como las posesiones nos dominen tanto que olvidemos aun los principios cristianos más básicos. ¿Cómo podemos protegernos de permitir que nuestro deseo de cosas arruine nuestra relación con Dios y con los demás?
El Sucesor.
Lunes 14 de diciembre
Después de tantos años en el desierto, los hijos de Israel pronto cruzarían a la Tierra Prometida. Había surgido una nueva generación, que pronto heredaría la tierra que había sido prometida primero a ellos cuando todavía estaban en los lomos de Abraham muchos siglos antes (Gén. 17:8). De este modo, a pesar de las demoras, las rebeliones, las murmuraciones, la falta de fe, de su pueblo, Dios cumpliría su palabra. Solo que lo haría con una nueva generación.
Lee Números 27:12 al 23, y responde las siguientes preguntas:
* En Números 27:12, Dios habla acerca de la tierra que él había dado (en el tiempo pasado) a los hijos de Israel, aun cuando ellos todavía no estaban allá. ¿Qué nos indica esto acerca de las promesas de Dios?
* Después de que Dios le dijo a Moisés otra vez que él no podría cruzar a esa tierra por causa de su pecado, ¿de qué modo respondió Moisés? Esto es, ¿cuál era la preocupación principal de Moisés? ¿Qué nos sugiere esto acerca de la clase de hombre que era?
* ¿Por qué era importante que Josué recibiera su cargo delante de toda la congregación?
Moisés pronto habría de morir, habiendo terminado su obra. El cargo pasaba ahora a Josué, el designado sucesor de Moisés. Cuán interesante es que no era uno de los hijos de Moisés, sino, en cambio, alguien que había demostrado su propia valía. Dios, no Moisés o la congregación, eligió a Josué.
Además, los textos aclaran muy bien que, como con Moisés, Josué había de dirigir únicamente por medio de la conducción de Dios; es decir, además de las leyes y los mandamientos escritos, él también debía buscar la voluntad de Dios por medio del “juicio del Urim delante de Jehová” (vers. 21).
¿Cuán a menudo buscas a Dios en oración con respecto a decisiones importantes que necesitas hacer? ¿Sobre qué base haces decisiones, si no es buscando la voluntad de Dios?
Reafirmación del Sistema de Sacrificios.
Martes 15 de diciembre
Cuando Dios proclamó en forma audible los Diez Mandamientos (Éxo. 20) en el Monte Sinaí, y ordenó la construcción del Tabernáculo (Éxo. 25), la segunda generación eran niños. Ahora Dios eligió reafirmar, en forma resumida, el sistema de sacrificios para los adultos de la segunda generación.
Números 28:1 al 8 describe la ofrenda “diaria”, o “continuo”, un cordero por la mañana y otro por la tarde. Se arreglaba de tal manera que este sacrificio siempre estuviera ardiendo (Lev. 6:9, 13). Esta ofrenda “diaria”, o “continuo”, era la pieza central del Santuario. Tenía prioridad sobre todos los demás sacrificios, y era central para la adoración de Israel. Este sacrificio representaba la constante disponibilidad del perdón y la aceptación de Dios por medio del Redentor prefigurado en el sacrificio.
Lee Romanos 5. ¿Qué nos indica esto acerca de la plenitud y lo completo que fue el sacrificio de Jesús por nosotros?
El sábado se hacía una ofrenda especial (aparte del “diario”). Consistía en dos corderos, de mañana y de tarde (Núm. 28:9, 10). Luego, en Números 28:11 al 15, se detallan los sacrificios para los días de luna nueva; luego, los festivales: la Pascua, el Pentecostés (Fiesta de las Semanas), la Fiesta de las Trompetas, el Día de la Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos (Núm. 28, 29).
“Algunos se preguntan por qué Dios deseaba tantos sacrificios y estableció la ofrenda de tantas víctimas sangrantes en el sistema judío.
“Cada víctima que moría era un símbolo de Cristo, cuya lección era impresa en la mente y el corazón de la solemnísima y sacratísima ceremonia, y era explicada claramente por los sacerdotes. Los sacrificios fueron explícitamente diseñados por Dios mismo para enseñar esta grande e importante verdad: que solo mediante la sangre de Cristo hay perdón de los pecados” (MS 1:125).
¿Por qué es tan importante confiar únicamente en los méritos y la justicia de Cristo, no en algo que haya en nosotros mismos, como el único medio de salvación? ¿Qué ocurre si nos miramos a nosotros mismos, como si pudiéramos ser lo suficientemente buenos como para merecer o ganar la salvación?
Mantener la Palabra.
Miércoles 16 de diciembre
Lee Números 30 con respecto a votos y juramentos. ¿Qué principio importante podemos obtener de este capítulo para nosotros hoy? ¿Qué nos enseña acerca de la importancia de nuestras palabras? ¿Qué advertencias deberíamos aprender de esto?
Una cosa es una mentira directa; eso es obviamente pecaminoso y malo. Pero, no se habla de esto aquí. Cuán a menudo hemos hecho promesas solemnes, o un voto en el nombre del Señor, que teníamos en ese momento la intención seria de cumplir, y eventualmente nos apartamos de ella por una razón u otra. En este contexto inmediato, estamos tratando con votos hechos “a Jehová”; pero, en realidad, cuando nosotros –especialmente como cristianos profesos– decimos que haremos algo, deberíamos hacerlo. Si tuvimos solamente la intención de hacerlo en ocasión de pronunciarlo, representará poca diferencia para aquel a quien hicimos la promesa. Tal vez la persona nos creerá; tal vez, no. El punto es que, como cristianos profesos, ¿qué clase de representantes de Cristo somos si solo andamos haciendo promesas o votos que –por cualquier razón– terminamos no cumpliendo? ¿Cuán buena es nuestra religión si no cumplimos nuestra palabra? Por esto es vital que seamos muy cuidadosos en lo que prometemos o en los votos que hacemos, porque podremos encontrarnos en la posición vergonzosa de no ser capaz de cumplirlos, no importa cuán buenas hayan sido nuestras intenciones.
“La obligación incurrida al empeñar uno su palabra, con tal de que no sea para cometer un acto malo o ilícito, debe tenerse por sagrada” (PP 540). En la cultura israelita, el no cumplir uno la promesa, jurada en nombre de Dios, era considerado como un pecado de omisión. En un sentido real, el dejar de cumplir un voto es tomar el nombre de Dios en vano, especialmente si somos cristianos, quienes, idealmente, hacemos todas las cosas en el nombre de Cristo.
¿Cuántas veces has hecho votos y promesas a otros, a Dios o a ti mismo, que hayas quebrantado? ¿Qué promesas puedes reclamar que te ayudarán a impedir que esto suceda continuamente?
En la Frontera.
Jueves 17 de diciembre
Después de todo este tiempo, había surgido una nueva generación, más lista para dejar el desierto y finalmente tener un hogar que pudieran llamar propio. Algunos, de hecho, estaban más que listos para asentarse.
Lee Números 32:1 al 5. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué harían este pedido?
En Números 32:6 al 15, Moisés da su respuesta. Él no está feliz, y considera que su acción es pecaminosa. La compara con lo que sucedió la última vez que estuvieron en la frontera y listos para cruzarla. Excepto que, es esta ocasión, sus razones eran diferentes. La primera vez había sucedido que sencillamente se habían asustado de la gente de la tierra, y no confiaron en Dios lo suficiente para avanzar. Esta situación no era parecida. No estaban atemorizados de cruzar la frontera; en cambio, les gustaba donde estaban, y querían quedarse allí.
¿De qué modo respondieron los líderes de Rubén y Gad, y cómo respondió Moisés a su vez? Núm. 32:16-42.
La respuesta de los rubenitas y los gaditas mostraba que ellos estaban dispuestos a hacer su parte en favor del resto de sus compatriotas. Es decir, por más que ellos querían la tierra que ya poseían, no iban a ser egoístas con respecto a eso. Por mucho que estuvieran seducidos por lo que poseían, iban a asegurarse que el resto de los israelitas obtuvieran sus posesiones también, antes de que ellos mismos se establecieran para gozar de las suyas.
Viendo su disposición, Moisés les advirtió que si no lo hacían “vuestro pecado os alcanzará” (vers. 23); no obstante, les tomó la palabra y accedió a las condiciones estipuladas.
Piensa en tu propia relación con el cuerpo de la iglesia como un todo. ¿Cuánto estás procurando dar a la iglesia, en contraste con cuánto podrás recibir de ella? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de ti mismo? Al mismo tiempo, ¿no sería tiempo de que, debido a las circunstancias, necesites tomar más de lo que puedes dar?
Para Estudiar y Meditar.
Viernes 18 de diciembre
Estudia los siguientes textos con respecto a puntos específicos que Moisés eligió para recordarle a la segunda generación de israelitas. Sus observaciones están basadas en el principio: “No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada” (JT 3:443).
* La plaga de Sitim, en la que murieron veinticuatro mil israelitas (Núm. 25:9; 26:1).
* La rebelión de Coré, Datán y Abiram (Núm. 26:9-11).
* Er y Onán, hijos de Judá (vers. 19).
* Nadab y Abiú, hijos sacerdotales de Aarón (vers. 61).
* La primera generación murió en el desierto, excepto Caleb y Josué (vers. 63-65).
La mayor parte de estos eventos enumerados por Moisés fueron eventos que experimentó la segunda generación. ¿Por qué mencionó estas tragedias en la historia hebrea? El apóstol Pablo explica: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Cor. 10:11).
Preguntas Para Dialogar:
1. ¿Cómo puede transmitir una generación a la siguiente sus valores, creencias y celo? ¿O realmente no puede hacerlo? O, considéralo de esta manera: ¿Debería una generación esperar que la siguiente tenga la misma clase de experiencias y fe que la que tuvo ella? Analiza.
2. Medita más en el tema de nuestro lugar en la iglesia. Primero, ¿cuál es el papel de la iglesia como un todo? ¿De qué modo nos ubicamos dentro de ese rol? ¿Deberíamos siempre estar en la posición de dar? ¿Cuándo es apropiado tomar?
3. Hemos estudiado que los hijos de Israel estaban en marcha por el desierto; ¿qué equivocaciones cometieron que estamos en riesgo de realizar también nosotros? ¿Qué lecciones principales podemos aprender de lo que ellos hicieron? Más importante todavía, ¿qué podemos hacer para asegurarnos de no caer en la misma trampa? O, si ya hemos caído, ¿cómo podemos salir de ella?
Resumen: Mientras Moisés vivía todavía, era apropiado que Dios lo instruyera para dar sus indicaciones finales a la segunda generación, reafirmar su fe y también designar a Josué como el nuevo líder de la Nación, bajo la dirección de Dios.
Guía de Estudio de la Biblia: Un pueblo en marcha: El libro de Números / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Octubre-Diciembre de 2009
Autor: Frank B. Holbrook. B.D., M.Th. Teólogo adventista ya desaparecido. De 1981 a 1990, fue director asociado del Instituto de Investigación Bíblica de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland. También fue Profesor de Religión de la hoy Southern Adventist University.
Editor: Clifford Goldstein
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