sábado, 20 de junio de 2009

Lección 13: La misión. Para el 27 de junio de 2009

Sábado 20 de junio.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Marcos 16:15, 16; Lucas 24:46, 47; Juan 14:6; Efesios 4:11-15; 2 Pedro 2:1-3; Apocalipsis 14:6-12.

Para Memorizar: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15).

MISIÓN NO ES UNA PALABRA ANTICUADA, asociada con períodos de seis años en lugares aislados alrededor del mundo. El término misión se refiere a un aspecto esencial de la vida cristiana. “Las palabras misión y misionero vienen de palabras latinas que significan enviar y ser enviado [...]. Las versiones castellanas suelen usar el sustantivo apóstol, que también viene de la palabra griega que significa uno enviado [...]. Treinta y nueve veces el Evangelio de Juan dice que Jesús fue enviado por Dios. Treinta y nueve veces, entonces, Jesús es definido solamente en ese libro como un misionero, o apóstol”.–Jon Dybdahl, “Missionary God – Missionary Church”, en Erich W. Baumgartner, ed., Re-Visioning Adventist Mission in Europe, p. 8.

Nosotros, como seguidores de Cristo, somos colegas-misioneros de Jesús. Como él fue enviado a este mundo, nosotros somos enviados para representarlo y predicar los mensajes de los tres ángeles a cada persona. Cuanto más tiempo estemos aquí, sin embargo, tanto mayor es el peligro de que nos concentremos en nosotros mismos, procurando mantener nuestras estructuras y nuestras instituciones a expensas de lo que se nos ha llamado para hacer, que es predicar al mundo el mensaje de la verdad presente que Dios nos ha dado.

Un Vistazo a la Semana: La misión es el corazón de la iglesia. El destino de la gente, lejos y cerca, está en juego. La misión no es uno entre los muchos programas de la iglesia. Es la verdadera razón de su existencia. Cada cristiano es llamado a ser un misionero.

La Gente se Perderá, a Menos que...
Domingo 21 de junio

Los teólogos, a lo largo de los siglos, han debatido si Dios finalmente salvará a toda la gente o no. Algunos dicen que el amor de Dios garantiza que, finalmente, ninguno se perderá. Otros dicen que la gente que nunca escuchó de Cristo tendrá una oportunidad después de la muerte para llegar a creer. Todavía otros defienden diversas teorías alternativas. Sin embargo, el problema con las teorías es que a menudo tratan de explicar todo cuando, en efecto, sencillamente debemos conformarnos con lo que Dios nos ha revelado. Hay preguntas para las cuales no conocemos las respuestas. Pero, sabemos que él es totalmente justo en lo que hace y, al mismo tiempo, su amor no tiene límites. También ha hecho bien claro que la gente tiene libre albedrío y que es posible perderse. Al fin habrá una separación entre los que son salvos y los que afrontarán la muerte eterna. Y sabemos también que el evangelio debe ser predicado tan rápidamente como sea posible a tanta gente como sea posible.

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la importancia de predicar el evangelio al mundo entero? Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 Juan 5:11, 12.

Uno de los textos más conocidos de la Biblia es Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. El texto habla acerca del amor de Dios, que se expresó en el envío de su Hijo a esta tierra. Promete vida eterna a todos los que creen en él. Pero, también señala claramente la alternativa. Los que no prestan atención al llamado del evangelio y rehúsan aceptar a Cristo perecerán. La decisión acerca de quién perecerá y quién recibirá vida eterna no es nuestra. Podemos encontrarnos con algunas sorpresas grandes al ver cuando se pase lista a los salvados. Sin anular la voluntad de la gente, Dios hará todo lo posible para reducir el número de quienes perecerán. Y –esto es sorprendente–, en su sabiduría nos ha dado un lugar en el proceso.

¿Cuál es tu lugar en la misión de la iglesia? ¿Cuán en serio tomas el llamado de alcanzar a otros con el evangelio? ¿Qué más podrías hacer?

La Gran Comisión.
Lunes 22 de junio

El mandato de llevar el evangelio al mundo entero se encuentra en los cuatro evangelios, así como en el libro de los Hechos. Por supuesto, muestran similitudes claras, pero hay algunas diferencias significativas. Basta con leer todos los textos para formar un cuadro completo de todo lo que se implica en la “Gran Comisión”.

Lee los pasajes en los que se registra la Gran Comisión, y nota cómo se complementan mutuamente. ¿Cuáles son los detalles específicos en cada uno de los pasajes? Mat. 28:19, 20; Mar. 16:15, 16; Luc. 24:46, 47; Juan 20:21; Hech. 1:8.

El evangelio debe ser predicado “a todas las naciones”. De acuerdo con las estadísticas de la Asociación General, la Iglesia Adventista del Séptimo Día está ahora proclamando su mensaje en más de doscientos países. Esto significa que hay solo unos pocos países en los cuales nuestra iglesia no tiene una presencia oficial. Entre ellos, hay varios que son grandes: Corea del Norte, Arabia Saudita, Siria y Yemen; la mayoría de los otros son pequeños, con menos de un millón de habitantes cada uno. De este modo, uno se vería tentado a llegar a la conclusión de que la Iglesia Adventista casi ha “terminado la obra”. Sin embargo, eso sería falso. Porque, aun cuando debemos dar gracias a nuestro Dios porque nuestra iglesia está creciendo rápidamente en muchas partes del mundo, y que se está entrando en muchos territorios nuevos, el desafío todavía es enorme. Cuando el Nuevo Testamento habla acerca de “naciones”, usa una palabra que sería mejor traducirla como “grupos de personas”, o “grupos étnicos”. Por lo tanto, nuestro trabajo no está completado hasta que todos los grupos de personas hayan sido alcanzados. Hay considerable debate acerca de cuántos de estos grupos de personas existen. El número que citan los especialistas varía entre dos mil y más de veinte mil, dependiendo de la definición que usen. Pero, cualquiera que sea la definición que usen, varios miles de estos grupos de personas todavía no han sido alcanzados.

Piensa en todas las personas que no han sido alcanzadas en tu propia comunidad, cualquiera que sea su trasfondo étnico. ¿Qué diferencia ha producido tu presencia para alcanzarlos? ¿Qué dice tu respuesta acerca de ti mismo y de tu lugar en la misión de la iglesia?

Una Iglesia que Testifica.
Martes 23 de junio

¿Qué mensaje especial ha de ser proclamado por el pueblo de Dios en el tiempo del fin? Apoc. 14:6-12. ¿Cómo entiendes este mensaje? Escribe una paráfrasis del pasaje en tus propias palabras.

El pasaje en el que encontramos los mensajes de los tres ángeles se encuentra en un contexto que claramente enfoca el fin del tiempo. Es precedido inmediatamente por una visión de las “primicias” (vers. 4) de los redimidos y seguido por una visión de la “siega” (vers. 15) de todos los salvados. Es importante saber qué ocasiona estos mensajes. Pero también necesitamos comprender quiénes son estos “ángeles” que traen el “evangelio eterno” (vers. 6). El hecho de que la palabra ángel, en la profecía, sea un símbolo de los mensajeros humanos, los líderes y los miembros de la iglesia, es subrayado por Elena de White: “Los ángeles son representados volando en medio del cielo mientras proclaman al mundo un mensaje de amonestación, un mensaje que tiene relación directa con la gente que vive en los últimos días de la historia de esta tierra. Nadie escucha la voz de estos ángeles, porque son símbolos que representan al pueblo de Dios que está trabajando en armonía con el universo del cielo. Hombres y mujeres, iluminados por el Espíritu de Dios, santificados por la verdad, proclaman los tres mensajes en su orden” (NB 470).

Así como en la Gran Comisión, encontramos en la afirmación inicial de los tres mensajes un fuerte énfasis en el desafío de llevar el evangelio a cada persona sobre la tierra. No obstante, afrontamos un gran peligro, especialmente cuanto más tiempo estamos aquí, de cambiar del modo misionero al modo de mantenimiento. Fácilmente podemos perder de vista nuestra misión de testificar al mundo, y concentrarnos más en proteger y sostener nuestras propias instituciones. Cuando esto nos ocurre, u ocurre a las iglesias o a las instituciones que representamos, estamos perdiendo la razón de nuestra existencia.

Piensa en este problema potencial, el de concentrarnos más en la preservación propia que en la misión. ¿Cómo sucede esto? ¿Cómo podemos reconocerlo cuando sucede y qué podemos hacer para impedirnos caer en esa trampa?

Testimonio Personal.
Miércoles 24 de junio

No es muy difícil concordar con la declaración de que la iglesia debe tener una mente centrada en la misión. Pero ¿quién es la iglesia? La iglesia no es principalmente una organización; más bien, son individuos que, sin ninguna excepción, son llamados a ser testigos.

¿Por qué deberíamos confiar en que podemos ser testigos de nuestra fe? 1 Cor. 12:28: Efe. 4:11-15.

No todos tenemos el don de predicar o de enseñar. Pero todos hemos recibido algún don, de manera que somos llamados a ser lo que podemos ser: discípulos, siempre preparados para hablar acerca de nuestra esperanza (1 Ped. 3:15).

¿Cuál es la fuente fundamental para los que están dispuestos a testificar de su fe? Juan 14:26; Hech. 1:4, 8; 2:1-4.

El hecho de que Cristo ha prometido a sus seguidores la presencia del Espíritu Santo y que podamos recibir dones espirituales no significa que no sea necesario hacer preparativos o realizar un adiestramiento. Los apóstoles fueron discípulos que por más de tres años participaron del adiestramiento más intensivo posible. Del mismo modo, los discípulos de hoy deben recibir preparación para el testimonio cristiano, y la iglesia debe asumir esta prioridad: la de preparar constantemente materiales de adiestramiento relevantes y oportunidades con el propósito de equipar a los miembros para su tarea. Pero, el adiestramiento solo será insuficiente. El pueblo de Dios, hoy, necesita la presencia y la dotación del Espíritu Santo si quieren tener éxito en alcanzar a otros.

Hay una verdad sencilla, sin embargo, que lo será siempre: No puedes dar lo que no tienes. A menos que nos aseguremos que tenemos una relación viva con Dios, no podemos esperar conducir a otros a tener la misma experiencia.

¿Cuál es una condición básica para todos los que quieren ser testigos de su fe? 2 Ped. 3:18.

Una iglesia que responde a su llamado será una iglesia que crece. Pero, el crecimiento no debería limitarse al crecimiento numérico. En forma individual y corporativa, debemos “crecer en la gracia” si deseamos que nuestro testimonio sea verdaderamente productivo.

¿Cómo entiendes lo que significa crecer en la gracia? ¿Cómo sabes si lo estás viviendo? ¿Qué criterios usas? Comparte tus respuestas en la clase el sábado.

Compartir al Señor.
Jueves 25 de junio

No hay dudas de que compartir el mensaje del Cristo crucificado y resucitado, quien es ahora nuestro Intercesor ante el Padre, implica también una enseñanza fiel de las verdades doctrinales importantes que Dios ha revelado en su Palabra.

¿Cuán importante es enseñar y adherirse a la sana doctrina? Tito 2:1; 2 Ped. 2:1-3.

Si queremos creer en el Dios de la Biblia y hemos decidido seguir a Cristo, desearemos conocer tanto como podamos acerca de él, de su carácter y de lo que él espera de nosotros. Tratamos de resumir lo que aprendemos en la Biblia en una serie de doctrinas y enseñanzas. Para algunas personas, las declaraciones doctrinales no son más que un bagaje mental irrelevante. Eso es, lamentablemente, entenderlo mal. Sin doctrinas correctas, nuestra fe pronto perderá su rumbo y será superficial; en vez de crecer en nuestra fe, con el tiempo descubriremos que nuestra fe llega a ser cada vez menos significativa. Las doctrinas falsas a menudo nos apartarán de Cristo, hacia nosotros mismos o hacia alguna otra cosa que supuestamente puede contribuir a nuestra salvación. Cuando dejamos de cimentar nuestra fe en enseñanzas bíblicas sólidas, estamos en grave peligro de alejarnos del centro de nuestra fe: Jesucristo, nuestro Señor.

¿Cuál debe ser el centro de toda nuestra predicación y nuestra testificación? 1 Cor. 1:23; 2:2.

El énfasis en la importancia de una doctrina sana debe ser complementado con la decisión incondicional de anclar todo lo que decimos en Jesucristo. Todo lo que creemos y afirmamos, como doctrina, tiene que estar relacionado con aquel en quien se nos asegura nuestra salvación eterna. Si no hay conexión con Jesucristo, una doctrina no será más que un trozo de información técnica, que puede ser interesante e intelectualmente desafiante, pero nada más. Pero, si está arraigada en Jesucristo, la doctrina nos ayudará a comprender mejor el plan de redención y fortalecerá nuestra relación con nuestro Señor.

Piensa en algunas enseñanzas falsas que existen en el mundo cristiano: el tormento eterno en el infierno; la predestinación de algunas personas para ser salvas y otras para perderse; la creencia de que Jesucristo no fue divino sino meramente un gran hombre. ¿Cómo podrían impactar estas y otras falsas doctrinas negativamente en nuestra comprensión de Dios y del plan de salvación?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 26 de junio

Para considerar diversos aspectos del desafío de la misión para los adventistas del séptimo día, en forma individual y corporativa, ver Jon L. Dybdahl, ed., Adventist Mission in the 21st Century. Ver también “El propósito de Dios para su iglesia”, Los hechos de los apóstoles, pp. 9-14.

“La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el evangelio al mundo. Desde el principio fue el plan de Dios que su iglesia reflejara al mundo su plenitud y su suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y, mediante la iglesia, se manifestará con el tiempo, aun a los ‘principados y potestades en los lugares celestiales’ (Efe. 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios” (HAp 9).

Preguntas Para Dialogar:

1. Como clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta final de la sección del miércoles. ¿Cuáles son las diferentes maneras en que comprendieron lo que significa crecer en la gracia?
2. Considera tu iglesia local. ¿Cuál es su énfasis principal? ¿Está en la iglesia misma, en ministrar a las necesidades de la congregación misma, o está en la misión y la testificación? ¿De qué modo se logra un equilibrio correcto; es decir, ¿cómo discipulamos a los que se nos han unido, mientras al mismo tiempo no descuidamos el llamado a alcanzar a todas las personas? ¿Cómo se encuentra tu iglesia en este tema, y de qué maneras puedes ayudarla a mejorar en donde hace falta un cambio?
3. ¿De qué modo nosotros, como iglesia, podemos protegernos de muchas de las tendencias teológicas peligrosas que constantemente procuran infiltrarse y contaminar nuestras enseñanzas? Al mismo tiempo, ¿de qué manera permanecemos abiertos al crecimiento y al progreso de nueva luz, que pueda ayudarnos a comprender mejor a nuestro Señor y a nuestra misión?

Resumen: El evangelio de Jesucristo debe ser predicado en todo el mundo. Esto es la responsabilidad de todos los que nos llamamos discípulos. Todos nosotros hemos recibido ciertos dones relevantes, y todos nosotros tenemos la promesa del Espíritu para completar nuestro equipamiento. La predicación del evangelio debe estar basada en doctrina sólida, pero todo lo que proclamamos debe estar arraigado en aquel de quien trata todo el evangelio.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

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