Sábado 6 de junio
Lee Para el Estudio de esta Semana: Deuteronomio 8:18; Salmo 50:12; Mateo 24:46; 25:14-30; Lucas 4:16; 1 Corintios 6:19, 20.
Para Memorizar: “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (Mat. 25:29).
LA MAYORDOMÍA NO SE LIMITA al cuidado de los recursos financieros y a asegurarse que Dios reciba su diez por ciento. Aunque eso es ciertamente parte de ella, hay mucho más involucrado.
“El término mayordomo es mal comprendido y aun es extraño para nuestra sociedad. No tenemos ningún término en nuestro vocabulario moderno que tenga la riqueza de este término. Cuidador no capta la responsabilidad puesta en el mayordomo. Administrador parece inadecuado para describir la relación entre el dueño y el mayordomo. Custodio es un término demasiado pasivo. Agente pone hoy demasiado énfasis en el servicio de sí mismo. Embajador es demasiado político, y le falta el aspecto del servicio. Vigilante es demasiado administrativo, y no tiene el sentido personal. Guardián está demasiado estrechamente vinculado solamente con las responsabilidades paternales”.–R. Scott Rodin, Stewards in the Kingdom, p. 27.
Un Vistazo a la Semana: ¿Cómo uso mis talentos, mi tiempo, mis recursos materiales, todas las cosas que Dios me ha dado como mayordomo? ¿De qué modo realmente vivo mis responsabilidades hacia mi Hacedor y Redentor? De esto se trata la mayordomía.
Los Talentos
Domingo 7 de junio
Si hubiera un premio para la explicación más clara de un concepto profundo y que abarca todo, Jesús fácilmente sería el ganador con su parábola de los talentos.
Lee Mateo 25:14 al 30. ¿Qué mensaje básico acerca de la mayordomía encuentras en estas palabras de Jesús?
Realidad número uno: Todos tenemos talentos. Nota que, en la parábola, todos los siervos recibieron uno o más talentos. Ninguno quedó sin algún talento. Esta es la primera verdad que Jesús quería grabar en sus discípulos.
Realidad número dos: No todos tenemos el mismo número de talentos. Es un hecho de la vida que tendremos que aceptar. Algunas personas recibieron, de muchas maneras, más talentos que otras. Los que tienen varios talentos nunca debieran despreciar a los que tienen menos talentos. Lo que Jesús quería destacar es claro: la cantidad de nuestros talentos no es lo más importante; lo que importa es lo que hacemos con aquello que hemos recibido.
Realidad número tres: Algunos rehúsan usar sus talentos. Algunos nunca reconocen los talentos que tienen. Lamentablemente, ninguno les recordó sus dones. O se dieron cuenta de sus dones, pero, por diferentes razones, rehusaron invertir su energía en desarrollarlos.
Realidad número cuatro: No usar tus talentos es un asunto serio. El “siervo inútil” no tiene una segunda oportunidad. Es arrojado a “las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mat. 25:30); esa es la descripción simbólica de la nada total, es decir, de la muerte eterna. No usar lo que Dios nos ha confiado no solo nos perjudica en esta vida sino también pone en peligro nuestra vida eterna. Esto significa que el tema de ser mayordomos fieles no es algo que pertenece a la periferia de nuestra experiencia cristiana: es la característica vital del discipulado.
¿Cuáles son tus dones? Pero, más importante todavía, ¿qué estás haciendo con ellos? ¿Los estás usando para servirte solo a ti mismo y a tus deseos o los usas también en el servicio del Señor? ¿Por qué es tan importante esta pregunta?
El Tiempo
Lunes 8 de junio
Hay una abundancia de libros y de cursos sobre el tema de la administración del tiempo. Han ayudado a millones de personas a usar mejor su tiempo. Muchos cristianos harían bien en leer algunos de estos libros o asistir a un buen seminario. Pero hay aspectos del uso cristiano del tiempo que uno aprenderá solo leyendo la Biblia y, en particular, estudiando la vida de Jesús.
¿Qué aprendemos de los evangelios acerca de cómo usaba Jesús el tiempo? ¿Cuáles son algunos elementos que deben ser notados, fuera de su agenda completa de predicar y sanar? ¿Qué otros pasajes pueden añadir más información? Mat. 4:23; Mar. 1:29-31; Luc. 4:16; Juan 2:1-11; Juan 12:2.
En el mundo estresante actual, el ejemplo de Jesús es tan refrescante como digno de ser imitado. Jesús trabajaba mucho y estaba completamente comprometido con su misión. Pero, se aseguraba de no perder las bendiciones del sábado. Los evangelios dejan muy en claro que él tenía tiempo para su Padre, para sus amigos, para relajarse y para tener una buena comida. Este tipo de manejo del tiempo (o más bien: mayordomía del tiempo) será una bendición para todos los que lo practiquen.
La Biblia no alaba a los trabajadores compulsivos, ni felicita a los que siempre hacen lo menos posible. Como siempre, debe haber un equilibrio en hacer las cosas que hay que hacer, mientras al mismo tiempo no nos consumimos emocional o físicamente. Dios tiene el primer derecho sobre nuestro tiempo. Manifestamos esto al guardar el sábado y al usar nuestro tiempo diario de oración y adoración. Nuestros amados también tienen derecho a una parte justa de nuestro tiempo. Entonces, hay tiempo para trabajar, para el descanso y para una cantidad de otras cosas. La iglesia también reclama una parte sustancial de nuestro tiempo. Pero, siempre debe haber un equilibrio fin de que no caigamos en una trampa o en otra.
¿Hacia dónde te inclinas: hacia no hacer lo suficiente o hacia hacer demasiado? ¿Cómo podemos vivir una vida más equilibrada con respecto a la mayordomía de nuestro tiempo? ¿Por qué es importante que lo hagas?
Mayordomos de Nuestro Cuerpo
Martes 9 de junio
En el mundo secular, la mayor parte de la gente considera sus cuerpos como su propiedad personal. Tienen la última palabra sobre todo lo que sucede con su cuerpo. Esto no solo se aplica al inmenso número de mujeres que pretenden ser libres para decidir si tendrán un aborto o no, sino también a todos los que sienten que tienen derecho a perjudicar sus cuerpos por el uso de sustancias a menudo ilegales, o por comer grandes cantidades de comida chatarra o por tener relaciones sexuales siempre que quieran, con tantas parejas como deseen.
Lee 1 Corintios 6:19 y 20, y ora sobre el pasaje. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de cómo usamos nuestros cuerpos? ¿En qué formas prácticas podemos aplicar estas palabras?
El contexto inmediato indica que el apóstol Pablo está refiriéndose, específicamente, al abuso de nuestro cuerpo mediante la inmoralidad sexual. Desgraciadamente, esto es tan relevante hoy en muchas partes del mundo como lo era en la antigua Corinto, una ciudad conocida por sus perversidades.
Pero, la idea básica es que no deberíamos “pecar contra nuestro cuerpo”, porque no somos sus dueños. Primero, hemos sido creados por Dios por medio de Jesucristo. Él es nuestro Hacedor, y por lo tanto somos responsables ante él por todo lo que hacemos. Segundo, él es nuestro Redentor, aquel que nos compró “por precio”. La mayordomía de nuestros cuerpos implica también cuidar bien de nuestra salud. Esto tiene que ver no solo con lo que comemos sino también con la cantidad de descanso que tomamos y con mantenernos en buena forma por medio de un ejercicio adecuado. Y no puede haber dudas en cuanto a que no debemos usar sustancias que son adictivas o nos dañan de algún modo.
No obstante, otra vez, se necesita equilibrio. “La salud misma no debe ser una preocupación. Debiera ser una parte del esquema cristiano de vivir, y de funcionamiento más bien automático. Una preocupación excesiva por la salud puede ser una forma de idolatría que nos estorba para lograr una relación satisfactoria con Dios. La salud nos capacita para servir a Dios, pero no es un fin en sí misma”.–Leo R. Van Dolson y J. Robert Spangler, Healthy, Happy, Holy, p. 43.
Considera cuidadosamente todos tus hábitos de salud, además de la dieta. ¿Qué necesitas mejorar? ¿Qué cambios puedes y debes hacer? ¿Qué te frena de hacer lo que sabes que es lo correcto?
Nuestras Posesiones Materiales
Miércoles 10 de junio
La mayordomía cristiana decididamente no se refiere solo al dinero. Pero, con el mismo énfasis, también se refiere al dinero. El dinero es una parte esencial de nuestras vidas y forma una parte central en la mayordomía.
Lee los siguientes textos: Lev. 27:30; Deut. 8:18; Sal. 50:12; Mal. 3:8-10; Mat. 6:31; 23:23. ¿Qué lecciones obtienes de ellos? Compara tus respuestas con lo que sigue más abajo.
Hecho número uno: Todo comienza con Dios. Dios es el Dueño de todo. Y él nos da la fuerza para trabajar y ganarnos la vida. Los que dicen Todo es el resultado de mi trabajo duro se olvidan de una verdad fundamental, que es solo Dios quien los capacitó para ganar lo que obtuvieron.
Hecho número dos: Dios ocupa el primer lugar en todo lo que tenemos y hacemos, incluyendo nuestro uso del dinero. Antes de gastar cualquier parte de tu dinero, asegúrate que has puesto aparte tus diezmos y tus ofrendas. Luego emplea el resto responsablemente, siempre recordando que la mayordomía se extiende al uso de todo el dinero que se te ha confiado.
Hecho número tres: Dios espera que su pueblo le devuelva, por lo menos, el diez por ciento de sus ingresos. Esa era la regla en el Antiguo Testamento, y ese principio nunca ha sido eliminado. En los tiempos del Antiguo Testamento, los sacerdotes recibían los diezmos y los usaban para el sostén de los cultos del Santuario. De la misma manera, hoy nuestros diezmos son recibidos y usados para financiar la comisión evangélica mundial que Dios ha encomendado a su iglesia.
Hecho número cuatro: Cuanto más damos, tanto más somos bendecidos. Pruébalo, y verás por ti mismo la verdad de las palabras de que “más bienaventurado es dar que recibir” (Hech. 20:35).
Hay un antiguo dicho inglés que reza: “Que ponga su dinero donde está su boca”. La idea es que la gente puede hablar acerca de cuánto cree en algo, pero a menos que esté dispuesta a poner algo de dinero en ello, lo dicho no tiene significado. ¿De qué modo el acto de dar diezmos y ofrendas revela dónde está realmente tu corazón? ¿Qué revela tu forma de dar acerca de tu fe?
Mientras Esperamos
Jueves 11 de junio
Hay una dimensión importante en las parábolas acerca de los talentos y de las minas que no debemos pasar por alto. En Mateo 25, “el señor” (vers. 19) se fue lejos y volvió después de mucho tiempo para ajustar cuentas con sus siervos. En Lucas 19, se nos dice que “un hombre noble” (vers. 12) se fue a un país lejano. En su lugar de destino lo hicieron rey, y luego volvió (vers. 15).
Jesús claramente se estaba refiriendo a sí mismo. Él quería que sus discípulos supieran que él se iba y que pasaría un buen tiempo antes de que regresara. Pero, cuando lo hiciera, pediría cuentas de lo que habían hecho con lo que les había dado.
¿Qué debería caracterizarnos mientras esperamos la segunda venida de Cristo? Mat. 24:42-46. ¿Qué significan estos versículos para nosotros en el sentido práctico de cómo vivir?
Mientras esperamos, vivamos con un propósito. No es esperar en ociosidad sino como discípulos consagrados que son capaces mayordomos de todo lo que han recibido. “Debemos ser vigilantes y velar por la venida del Hijo del Hombre. También debemos ser diligentes. Se requiere de nosotros que obremos y esperemos; debemos unir las dos actitudes. Esto equilibrará el carácter cristiano, y lo hará simétrico y bien desarrollado. No debemos creer que nos toca descuidar todo lo demás y entregarnos a la meditación, el estudio o la oración, ni tampoco debemos rebosar apresuramiento y actividad, con descuido de la piedad personal. La espera, la vigilancia y el trabajo deben combinarse. ‘En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu sirviendo al Señor’ [Rom. 12:11]” (HAd 19).
Estamos esperando que el Dueño de todo regrese. Pronto vendrá y querrá saber lo que hemos hecho con nuestros dones, nuestro tiempo, nuestras fuerzas físicas y nuestros recursos materiales. El hecho de que viene para inspeccionar los resultados de nuestra mayordomía fiel no debería asustarnos de ningún modo. La acusación del siervo que enterró su talento y rehusó emplearlo en forma provechosa, porque el dueño era un “hombre duro” que quería cosechar donde no había sembrado, era totalmente falsa. Nota que los siervos que fueron mayordomos fieles no compartieron este concepto negativo. Todo el esfuerzo que habían puesto en administrar lo que les había dado valió la pena cuando escucharon que el dueño decía: “¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mat. 25:21, NVI).
Si Jesús regresara la semana próxima, ¿qué piensas que te diría con respecto a lo que hiciste la semana anterior con las cosas que él te confió?
Para Estudiar y Meditar
Viernes 12 de junio
Una mina para explorar más el tema de la mayordomía es la compilación Consejos sobre mayordomía cristiana, en la cual se han reunido comentarios de Elena de White sobre este tema. Considera, específicamente, la Sección VIII, que trata de cuáles son los motivos correctos para dar (pp. 205-218).
“El Señor no pedirá de los pobres lo que no tienen para dar. No exigirá de los enfermos las energías activas de las cuales carece la debilidad corporal. Nadie debe quejarse porque no puede glorificar a Dios con talentos que nunca le fueron confiados. Pero, si tenéis un talento nada más, usadlo bien, y se aumentará. Si los talentos no se entierran, ganarán otros talentos”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 5: 1.075).
Preguntas Para Dialogar:
1. ¿Cómo hemos de entender todo el tema de la mayordomía y la responsabilidad ante Dios en el contexto de la salvación “solo por fe”? ¿Somos salvados por cuán buenos mayordomos seamos? ¿O revela nuestra mayordomía la realidad de nuestra fe? Y, aun si cometiéramos errores aquí, ¿por qué no deberíamos abandonar todo con desesperación?
2. ¿Qué tiene de equivocado lo que se ha llamado “el evangelio de la salud y la prosperidad”, la idea de que si vivimos correctamente Dios nos dará mucho dinero y buena salud? ¿Cómo crees que esto es una perversión de los verdaderos principios de la mayordomía?
3.
Analiza la siguiente declaración: “Las personas más grandes y talentosas son inútiles si no están disponibles para ser usadas por Dios”. En resumen, “la disponibilidad” es más importante que “la capacidad”.–Mike Nappa, The Courage to Be a Christian, p. 164.
4. ¿Qué consejo le darías a un feligrés que, luchando con dificultades financieras, dice que no puede darse el lujo de devolver el diezmo y, mucho menos, dar ofrendas? ¿Qué sugerencias podrías o deberías darle a esa persona?
Resumen: Todos hemos recibido uno o más talentos. Se nos han confiado recursos. Como mayordomos, se espera que “administremos” estos recursos con nuestra mejor habilidad, en agradecido reconocimiento de que, de hecho, todo lo que tenemos viene de Dios. La mayordomía no debiera ser un deber pesado, sino una gozosa ordenación de prioridades en todos los aspectos de nuestra vida.
Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein
Lee Para el Estudio de esta Semana: Deuteronomio 8:18; Salmo 50:12; Mateo 24:46; 25:14-30; Lucas 4:16; 1 Corintios 6:19, 20.
Para Memorizar: “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (Mat. 25:29).
LA MAYORDOMÍA NO SE LIMITA al cuidado de los recursos financieros y a asegurarse que Dios reciba su diez por ciento. Aunque eso es ciertamente parte de ella, hay mucho más involucrado.
“El término mayordomo es mal comprendido y aun es extraño para nuestra sociedad. No tenemos ningún término en nuestro vocabulario moderno que tenga la riqueza de este término. Cuidador no capta la responsabilidad puesta en el mayordomo. Administrador parece inadecuado para describir la relación entre el dueño y el mayordomo. Custodio es un término demasiado pasivo. Agente pone hoy demasiado énfasis en el servicio de sí mismo. Embajador es demasiado político, y le falta el aspecto del servicio. Vigilante es demasiado administrativo, y no tiene el sentido personal. Guardián está demasiado estrechamente vinculado solamente con las responsabilidades paternales”.–R. Scott Rodin, Stewards in the Kingdom, p. 27.
Un Vistazo a la Semana: ¿Cómo uso mis talentos, mi tiempo, mis recursos materiales, todas las cosas que Dios me ha dado como mayordomo? ¿De qué modo realmente vivo mis responsabilidades hacia mi Hacedor y Redentor? De esto se trata la mayordomía.
Los Talentos
Domingo 7 de junio
Si hubiera un premio para la explicación más clara de un concepto profundo y que abarca todo, Jesús fácilmente sería el ganador con su parábola de los talentos.
Lee Mateo 25:14 al 30. ¿Qué mensaje básico acerca de la mayordomía encuentras en estas palabras de Jesús?
Realidad número uno: Todos tenemos talentos. Nota que, en la parábola, todos los siervos recibieron uno o más talentos. Ninguno quedó sin algún talento. Esta es la primera verdad que Jesús quería grabar en sus discípulos.
Realidad número dos: No todos tenemos el mismo número de talentos. Es un hecho de la vida que tendremos que aceptar. Algunas personas recibieron, de muchas maneras, más talentos que otras. Los que tienen varios talentos nunca debieran despreciar a los que tienen menos talentos. Lo que Jesús quería destacar es claro: la cantidad de nuestros talentos no es lo más importante; lo que importa es lo que hacemos con aquello que hemos recibido.
Realidad número tres: Algunos rehúsan usar sus talentos. Algunos nunca reconocen los talentos que tienen. Lamentablemente, ninguno les recordó sus dones. O se dieron cuenta de sus dones, pero, por diferentes razones, rehusaron invertir su energía en desarrollarlos.
Realidad número cuatro: No usar tus talentos es un asunto serio. El “siervo inútil” no tiene una segunda oportunidad. Es arrojado a “las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mat. 25:30); esa es la descripción simbólica de la nada total, es decir, de la muerte eterna. No usar lo que Dios nos ha confiado no solo nos perjudica en esta vida sino también pone en peligro nuestra vida eterna. Esto significa que el tema de ser mayordomos fieles no es algo que pertenece a la periferia de nuestra experiencia cristiana: es la característica vital del discipulado.
¿Cuáles son tus dones? Pero, más importante todavía, ¿qué estás haciendo con ellos? ¿Los estás usando para servirte solo a ti mismo y a tus deseos o los usas también en el servicio del Señor? ¿Por qué es tan importante esta pregunta?
El Tiempo
Lunes 8 de junio
Hay una abundancia de libros y de cursos sobre el tema de la administración del tiempo. Han ayudado a millones de personas a usar mejor su tiempo. Muchos cristianos harían bien en leer algunos de estos libros o asistir a un buen seminario. Pero hay aspectos del uso cristiano del tiempo que uno aprenderá solo leyendo la Biblia y, en particular, estudiando la vida de Jesús.
¿Qué aprendemos de los evangelios acerca de cómo usaba Jesús el tiempo? ¿Cuáles son algunos elementos que deben ser notados, fuera de su agenda completa de predicar y sanar? ¿Qué otros pasajes pueden añadir más información? Mat. 4:23; Mar. 1:29-31; Luc. 4:16; Juan 2:1-11; Juan 12:2.
En el mundo estresante actual, el ejemplo de Jesús es tan refrescante como digno de ser imitado. Jesús trabajaba mucho y estaba completamente comprometido con su misión. Pero, se aseguraba de no perder las bendiciones del sábado. Los evangelios dejan muy en claro que él tenía tiempo para su Padre, para sus amigos, para relajarse y para tener una buena comida. Este tipo de manejo del tiempo (o más bien: mayordomía del tiempo) será una bendición para todos los que lo practiquen.
La Biblia no alaba a los trabajadores compulsivos, ni felicita a los que siempre hacen lo menos posible. Como siempre, debe haber un equilibrio en hacer las cosas que hay que hacer, mientras al mismo tiempo no nos consumimos emocional o físicamente. Dios tiene el primer derecho sobre nuestro tiempo. Manifestamos esto al guardar el sábado y al usar nuestro tiempo diario de oración y adoración. Nuestros amados también tienen derecho a una parte justa de nuestro tiempo. Entonces, hay tiempo para trabajar, para el descanso y para una cantidad de otras cosas. La iglesia también reclama una parte sustancial de nuestro tiempo. Pero, siempre debe haber un equilibrio fin de que no caigamos en una trampa o en otra.
¿Hacia dónde te inclinas: hacia no hacer lo suficiente o hacia hacer demasiado? ¿Cómo podemos vivir una vida más equilibrada con respecto a la mayordomía de nuestro tiempo? ¿Por qué es importante que lo hagas?
Mayordomos de Nuestro Cuerpo
Martes 9 de junio
En el mundo secular, la mayor parte de la gente considera sus cuerpos como su propiedad personal. Tienen la última palabra sobre todo lo que sucede con su cuerpo. Esto no solo se aplica al inmenso número de mujeres que pretenden ser libres para decidir si tendrán un aborto o no, sino también a todos los que sienten que tienen derecho a perjudicar sus cuerpos por el uso de sustancias a menudo ilegales, o por comer grandes cantidades de comida chatarra o por tener relaciones sexuales siempre que quieran, con tantas parejas como deseen.
Lee 1 Corintios 6:19 y 20, y ora sobre el pasaje. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de cómo usamos nuestros cuerpos? ¿En qué formas prácticas podemos aplicar estas palabras?
El contexto inmediato indica que el apóstol Pablo está refiriéndose, específicamente, al abuso de nuestro cuerpo mediante la inmoralidad sexual. Desgraciadamente, esto es tan relevante hoy en muchas partes del mundo como lo era en la antigua Corinto, una ciudad conocida por sus perversidades.
Pero, la idea básica es que no deberíamos “pecar contra nuestro cuerpo”, porque no somos sus dueños. Primero, hemos sido creados por Dios por medio de Jesucristo. Él es nuestro Hacedor, y por lo tanto somos responsables ante él por todo lo que hacemos. Segundo, él es nuestro Redentor, aquel que nos compró “por precio”. La mayordomía de nuestros cuerpos implica también cuidar bien de nuestra salud. Esto tiene que ver no solo con lo que comemos sino también con la cantidad de descanso que tomamos y con mantenernos en buena forma por medio de un ejercicio adecuado. Y no puede haber dudas en cuanto a que no debemos usar sustancias que son adictivas o nos dañan de algún modo.
No obstante, otra vez, se necesita equilibrio. “La salud misma no debe ser una preocupación. Debiera ser una parte del esquema cristiano de vivir, y de funcionamiento más bien automático. Una preocupación excesiva por la salud puede ser una forma de idolatría que nos estorba para lograr una relación satisfactoria con Dios. La salud nos capacita para servir a Dios, pero no es un fin en sí misma”.–Leo R. Van Dolson y J. Robert Spangler, Healthy, Happy, Holy, p. 43.
Considera cuidadosamente todos tus hábitos de salud, además de la dieta. ¿Qué necesitas mejorar? ¿Qué cambios puedes y debes hacer? ¿Qué te frena de hacer lo que sabes que es lo correcto?
Nuestras Posesiones Materiales
Miércoles 10 de junio
La mayordomía cristiana decididamente no se refiere solo al dinero. Pero, con el mismo énfasis, también se refiere al dinero. El dinero es una parte esencial de nuestras vidas y forma una parte central en la mayordomía.
Lee los siguientes textos: Lev. 27:30; Deut. 8:18; Sal. 50:12; Mal. 3:8-10; Mat. 6:31; 23:23. ¿Qué lecciones obtienes de ellos? Compara tus respuestas con lo que sigue más abajo.
Hecho número uno: Todo comienza con Dios. Dios es el Dueño de todo. Y él nos da la fuerza para trabajar y ganarnos la vida. Los que dicen Todo es el resultado de mi trabajo duro se olvidan de una verdad fundamental, que es solo Dios quien los capacitó para ganar lo que obtuvieron.
Hecho número dos: Dios ocupa el primer lugar en todo lo que tenemos y hacemos, incluyendo nuestro uso del dinero. Antes de gastar cualquier parte de tu dinero, asegúrate que has puesto aparte tus diezmos y tus ofrendas. Luego emplea el resto responsablemente, siempre recordando que la mayordomía se extiende al uso de todo el dinero que se te ha confiado.
Hecho número tres: Dios espera que su pueblo le devuelva, por lo menos, el diez por ciento de sus ingresos. Esa era la regla en el Antiguo Testamento, y ese principio nunca ha sido eliminado. En los tiempos del Antiguo Testamento, los sacerdotes recibían los diezmos y los usaban para el sostén de los cultos del Santuario. De la misma manera, hoy nuestros diezmos son recibidos y usados para financiar la comisión evangélica mundial que Dios ha encomendado a su iglesia.
Hecho número cuatro: Cuanto más damos, tanto más somos bendecidos. Pruébalo, y verás por ti mismo la verdad de las palabras de que “más bienaventurado es dar que recibir” (Hech. 20:35).
Hay un antiguo dicho inglés que reza: “Que ponga su dinero donde está su boca”. La idea es que la gente puede hablar acerca de cuánto cree en algo, pero a menos que esté dispuesta a poner algo de dinero en ello, lo dicho no tiene significado. ¿De qué modo el acto de dar diezmos y ofrendas revela dónde está realmente tu corazón? ¿Qué revela tu forma de dar acerca de tu fe?
Mientras Esperamos
Jueves 11 de junio
Hay una dimensión importante en las parábolas acerca de los talentos y de las minas que no debemos pasar por alto. En Mateo 25, “el señor” (vers. 19) se fue lejos y volvió después de mucho tiempo para ajustar cuentas con sus siervos. En Lucas 19, se nos dice que “un hombre noble” (vers. 12) se fue a un país lejano. En su lugar de destino lo hicieron rey, y luego volvió (vers. 15).
Jesús claramente se estaba refiriendo a sí mismo. Él quería que sus discípulos supieran que él se iba y que pasaría un buen tiempo antes de que regresara. Pero, cuando lo hiciera, pediría cuentas de lo que habían hecho con lo que les había dado.
¿Qué debería caracterizarnos mientras esperamos la segunda venida de Cristo? Mat. 24:42-46. ¿Qué significan estos versículos para nosotros en el sentido práctico de cómo vivir?
Mientras esperamos, vivamos con un propósito. No es esperar en ociosidad sino como discípulos consagrados que son capaces mayordomos de todo lo que han recibido. “Debemos ser vigilantes y velar por la venida del Hijo del Hombre. También debemos ser diligentes. Se requiere de nosotros que obremos y esperemos; debemos unir las dos actitudes. Esto equilibrará el carácter cristiano, y lo hará simétrico y bien desarrollado. No debemos creer que nos toca descuidar todo lo demás y entregarnos a la meditación, el estudio o la oración, ni tampoco debemos rebosar apresuramiento y actividad, con descuido de la piedad personal. La espera, la vigilancia y el trabajo deben combinarse. ‘En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu sirviendo al Señor’ [Rom. 12:11]” (HAd 19).
Estamos esperando que el Dueño de todo regrese. Pronto vendrá y querrá saber lo que hemos hecho con nuestros dones, nuestro tiempo, nuestras fuerzas físicas y nuestros recursos materiales. El hecho de que viene para inspeccionar los resultados de nuestra mayordomía fiel no debería asustarnos de ningún modo. La acusación del siervo que enterró su talento y rehusó emplearlo en forma provechosa, porque el dueño era un “hombre duro” que quería cosechar donde no había sembrado, era totalmente falsa. Nota que los siervos que fueron mayordomos fieles no compartieron este concepto negativo. Todo el esfuerzo que habían puesto en administrar lo que les había dado valió la pena cuando escucharon que el dueño decía: “¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mat. 25:21, NVI).
Si Jesús regresara la semana próxima, ¿qué piensas que te diría con respecto a lo que hiciste la semana anterior con las cosas que él te confió?
Para Estudiar y Meditar
Viernes 12 de junio
Una mina para explorar más el tema de la mayordomía es la compilación Consejos sobre mayordomía cristiana, en la cual se han reunido comentarios de Elena de White sobre este tema. Considera, específicamente, la Sección VIII, que trata de cuáles son los motivos correctos para dar (pp. 205-218).
“El Señor no pedirá de los pobres lo que no tienen para dar. No exigirá de los enfermos las energías activas de las cuales carece la debilidad corporal. Nadie debe quejarse porque no puede glorificar a Dios con talentos que nunca le fueron confiados. Pero, si tenéis un talento nada más, usadlo bien, y se aumentará. Si los talentos no se entierran, ganarán otros talentos”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 5: 1.075).
Preguntas Para Dialogar:
1. ¿Cómo hemos de entender todo el tema de la mayordomía y la responsabilidad ante Dios en el contexto de la salvación “solo por fe”? ¿Somos salvados por cuán buenos mayordomos seamos? ¿O revela nuestra mayordomía la realidad de nuestra fe? Y, aun si cometiéramos errores aquí, ¿por qué no deberíamos abandonar todo con desesperación?
2. ¿Qué tiene de equivocado lo que se ha llamado “el evangelio de la salud y la prosperidad”, la idea de que si vivimos correctamente Dios nos dará mucho dinero y buena salud? ¿Cómo crees que esto es una perversión de los verdaderos principios de la mayordomía?
3.
Analiza la siguiente declaración: “Las personas más grandes y talentosas son inútiles si no están disponibles para ser usadas por Dios”. En resumen, “la disponibilidad” es más importante que “la capacidad”.–Mike Nappa, The Courage to Be a Christian, p. 164.
4. ¿Qué consejo le darías a un feligrés que, luchando con dificultades financieras, dice que no puede darse el lujo de devolver el diezmo y, mucho menos, dar ofrendas? ¿Qué sugerencias podrías o deberías darle a esa persona?
Resumen: Todos hemos recibido uno o más talentos. Se nos han confiado recursos. Como mayordomos, se espera que “administremos” estos recursos con nuestra mejor habilidad, en agradecido reconocimiento de que, de hecho, todo lo que tenemos viene de Dios. La mayordomía no debiera ser un deber pesado, sino una gozosa ordenación de prioridades en todos los aspectos de nuestra vida.
Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein
ese ojo que es parte del logo de esta pagina es bastante inquietante, para nada refleja la sensacion de tranquilidad que algo cristiano deberia dar. Tenemos que tener especial cuidado en las imagenes que decidimos publicar, porque creamoslo o no, estas tienen un gran poder a veces para bien y otras para mal.
ResponderEliminarEjemplar trabajo (este blog).Admirable a mi entender y audaz (no por osadía,sino pòr el riesgo
ResponderEliminarde despertar críticas).Hay algo de cierto en el comentario de mld,aunque un tanto estereotipado.
Quizas sea un ojo "posmo"...tal vez quitandole un poco de maquillaje...
en LA MULTITUD DE CONSEJOS ESTA LA SABIDURÍA Y SI PUEDES RELACIONARSE O NO TENEMOS QUE TENER CUIDADO AUN POR LOS DÉBILES EN LA FE POR LOS CUALES CRISTO MURIÓ SUGIERO UN LOGO MAS CRISTOCENTRICO TAMBIÉN ME GUSTARÍA SABER SUS RAZONES QUE DIOS LOS BENDIGA
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