sábado, 7 de agosto de 2010

Lección 7: Victoria sobre el pecado / Edición auxiliar para Maestros


Texto Clave: "Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro". Romanos 6:11

Enseña a tu clase a :

Saber comparar y contrastar el estar bajo la ley y servir al amo del pecado, con el vivir bajo la gracia y obedecer al Maestro de justicia.
Sentir que debes alimentar las actitudes y sentimientos de alguien que está vivo para con Dios y muerto al pecado.
Hacer la elección de dar a Dios tu voluntad diariamente.


Bosquejo de la lección

I. Saber: Obediente al pecado o a la gracia

A. Cuando compartimos la muerte de Cristo en el bautismo, morimos al pecado y nos levantamos a una vida como la que vivió Cristo, obedientes a Dios. ¿Por qué solo podemos vivirla por medio de la gracia de Dios?
B. Podemos tener un solo amo. ¿Es posible vivir esta vida de gracia, pero también ser súbdito del gobierno del pecado? ¿Por qué sí o por qué no?

II. Sentir: Vivos al pecado o para Dios

A. ¿Qué significa estar vivo al pecado? Inversamente, ¿qué significa estar vivo para Dios?
B. ¿Cómo el servir a nuestra naturaleza pecaminosa incluye sentir y desear aquellas cosas que se oponen al camino de la vida de Dios? ¿Qué son esas cosas?
C. Cuando estamos muertos al pecado y vivos para Dios, ¿qué clase de sentimientos y deseos tenemos?

III. Hacer: Elige hoy

A. Aunque no podemos cambiar nuestros corazones, ¿cómo podemos elegir someter nuestras voluntades a Dios?
B. ¿Qué elecciones podemos tomar esta semana que nos animen a vivir todo el tiempo del lado de Dios, no participando del pecado de ningún modo?


Resumen: Si somos bautizados en la muerte de Cristo y renacemos a una nueva vida en él, llenos con su gracia y justicia, él nos bendice con santidad y vida eterna.


Paso 1 ¡Motiva!

Ciclo de aprendizaje

Concepto clave para el crecimiento espiritual: La gracia de Dios sobreabunda de modo que cubre cada uno de nuestros pecados y nos da un poder que ninguna tentación puede vencer.

Solo para los maestros: ¿Ha habido alguna vez un momento en el que la gracia de Dios se necesitó más que hoy? Los crímenes nos rodean. Si su prevalencia estuviera confinada a una región, podríamos estar tentados a echar la culpa a la educación inadecuada, a la pobreza o a alguna otra condición corregible. La globalización de la corrupción, sin embargo, no nos permite una excusa tan fácil. La respuesta para el deterioro de la sociedad debe encontrarse en otra parte. La avaricia, la corrupción y los escándalos sexuales, en los niveles más altos del gobierno y de la sociedad, captan los titulares cada día y demuestran que el pecado no hace acepción de castas o posiciones sociales. El abuso de las drogas prevalece entre los ricos así como entre los pobres. El problema es más profundo y generalizado de lo que entienden los políticos y que la preparación de los agentes sociales. El pecado reina. La sabiduría humana es tan incompetente que no puede revertir el impulso hacia el caos ni rescatarnos del abismo social.

¡Necesitamos ayuda! ¡Gracias a Dios la tenemos! Jesús derrotó el pecado en la cruz, y el Espíritu Santo es el mediador que provee los beneficios de esa victoria a todos los que desean vencer la tentación a pecar.¡Tenemos un Aliado en el cielo que no puede fallar!

Considera: Analiza esta cita del famoso predicador Charles Spurgeon:“La ayuda [de Dios] es más que una ayuda, porque él lleva toda la carga y nos suministra todo lo que necesitamos. ‘El Señor es mi ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el hombre’ [Heb. 13:6].“Siendo que él ya ha sido nuestra ayuda, nos sentimos confiados en él para el presente y el futuro. Nuestra oración es: ‘Señor, sé tú mi ayudador’; que nuestra experiencia sea: ‘El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad’ [Rom. 8:26]” (Charles Spurgeon, Faith’s Check Book, p. 14).

Analiza: ¿Qué quiere decir Spurgeon cuando afirma que Dios lleva todas las cargas y suple todas nuestras necesidades? ¿De qué modo comprender esto nos ayuda a definir la gracia?


Paso 2 ¡Explora!

Comentario de la Biblia

I. El pecado personificado (Repasa con tu clase Rom. 6:12.)

¿Cómo distinguimos entre los deseos puros y los malos? La distinción puede no ser muy sencilla. La palabra griega, epithumía, traducida a menudo como "concupiscencia”, es sencillamente la palabra para “deseo” y puede ser neutral (Mar. 4:19) o aun buena, como cuando Pablo habló de su epithumía de estar con Cristo (Fil. 1:23). Sin embargo, los traductores casi universalmente consideran que la epithumía de Romanos 6:12 tiene un sentido negativo (deseos [NVI, DHH]; apetencias [BJ]; apetitos [RVR 95]; concupiscencias [VM]). Aunque es un término neutral, puede tener la connotación de deseos sexuales prohibidos como en las novelas románticas.

Claramente, los traductores usan el contexto para decidir el matiz de significado que le asignan. La distinción entre deseos puros y deseos malos se fundamenta en la voluntad revelada de Dios.

El deseo sexual es un instinto dado por Dios; es puro hasta que se expresa fuera de la voluntad de Dios; el hambre es un deseo natural, puro, hasta que es llevado a excesos; aun el deseo de riqueza no es malo en sí mismo, hasta que llega a ser avaricia. Entonces el deseo se pervierte, apartándose del propósito original establecido por Dios, y lleva a excesos o conductas destructivas. Dios nos dio la Biblia de modo que podamos discernir cuál es su voluntad. Una vez que el Espíritu Santo guía nuestro conocimiento de los propósitos de Dios, hay buenas noticias; no quedamos solos ni sin poder. El sacrificio de Cristo nos liberó del reinado del pecado, y nos da poder para vivir vidas santas si así lo elegimos. El comediante Flip Wilson acuñó la expresión: “El diablo me hizo hacerlo” y la puso en la conciencia internacional; pero nadie puede legítimamente excusar el pecado sobre esa base, porque el diablo no puede obligarnos a hacer nada. Es impotente cuando hemos elegido permitir que el Espíritu Santo controle nuestras vidas. En esto reside la verdadera batalla: ¿Nos rendiremos al control de Dios o le quitaremos las riendas de nuestra vida?

II. ¿Bajo la ley? (Repasa con tu clase Rom. 6:14.)

Algunos comentadores afirman que Pablo, en estos versículos, está desechando los Diez Mandamientos. ¡Cuán extraño es que Pablo dijera algo contrario a la afirmación expresa de Cristo (Mat. 5:17-19) con respecto a la ley! Si seguimos el razonamiento de Pablo, no saltaremos a estas conclusiones erróneas. El argumento de Pablo es que la ley diferencia el bien del mal, enseñándonos qué es el pecado. La persona que viola la ley cae bajo el peso de la jurisdicción legal. La persona que no viola la ley (no peca) no está bajo el peso de la jurisdicción legal (la ley).

Un oficial me arresta (me pone bajo la condenación de la ley) cuando excedo el límite de velocidad. Si yo no anduviera tan rápido, él no me “pondría bajo la ley”. A la inversa, el hecho de que no conduzca mi automóvil con exceso de velocidad no significa que no haya límites de velocidad. El hecho de que por la gracia de Dios ya no esté bajo el poder del pecado no significa que no haya Diez Mandamientos. Pablo nunca dice que no hay ley; sencillamente afirma que no estamos debajo de ella porque, por el poder divino, no necesitamos pecar. El pecado nos pone bajo la ley; cuando dejamos de quebrantar la ley, ya no estamos más “bajo ella”.

Considera: ¿Cómo sabríamos lo que es el pecado, si no hubiera ley? ¿Cómo se propone Dios ayudarnos a salir de debajo de la ley (o sea, dejar de pecar)?


Paso 3 ¡Explora!

Solo para los maestros: Aun aquellos cuyo sistema de creencias enseña que la gracia sobreabundante de Dios es suficiente para perdonarnos y darnos poder, tienen a veces una desconexión emocional entre lo que creen y lo que sienten. ¿Cómo hacemos esa conexión de modo que la creencia y el sentimiento estén sincronizados?

Pide a dos voluntarios que lean el siguiente diálogo, y luego analícenlo.

Actividad:

SARA: ¿Por qué sigo cayendo por causa de esos muchachos? ¿Por qué siempre soy la perdedora?
NINA: Sara, no deberías ser tan dura contigo.
SARA: Quiero decir, debo tener esto escrito en alguna parte... quizá, en mi espalda o en mi frente: “Chica ingenua, aprovéchense de ella”.
NINA: ¡Sara, basta!
SARA: Ese es mi problema, no puedo parar. Sigo cometiendo el mismo error estúpido una y otra vez. ¿Qué anda mal en mí? ¿Será que alguna vez aprenderé?
NINA: Puedes comenzar de nuevo.
SARA: Bueno, ya sé lo que me dirás: “Oh, Sara, Dios puede perdonar cualquier cosa”. Bien, ya gasté mi parte de eso hace mucho tiempo.
NINA: No pienses así. La mujer junto al pozo tuvo media docena de hombres y...
SARA (interrumpiendo): ¿Así que estás diciendo que tengo competencia, no?
NINA: No quise decir eso.
SARA: Bueno, entonces, ¿por qué Dios no me impide hacer tantas cosas estúpidas?
NINA: Como comencé a decirte, Jesús la perdonó así como siempre está dispuesto a perdonarte. Pero tú tienes que estar dispuesta a aceptarlo.
SARA: Sí, sí. Yo sé que tienes razón; pero ¿por qué no puedo sentirlo? ¿Por qué no me siento perdonada?

Preguntas de aplicación:

1. ¿Cómo puedo ayudar a otros (o a mí mismo) a obtener plena confianza en la promesa del perdón y el poder de Dios?
2. ¿Qué hago con los fracasos reiterados?
3. ¿Cómo puedo decir “no” a la tentación?

Testificación

El pequeño Dieguito fue a patinar al centro juvenil una noche, cuando el kiosco tenía una oferta especial: rellenaban gratis los vasos de refresco cuantas veces se deseara. Como ya estaba pagado, Dieguito siguió rellenando el vaso hasta que no pudo aguantar más y, entonces, tuvo “un accidente”. Muchos cristianos parecen tener la misma actitud en lo que se refiere a la gracia ilimitada de Dios. Porque el pago por el pecado ya ha sido hecho, razonan que no necesitan ejercer control propio dado que pueden volver en cualquier momento para recibir un “relleno de perdón”. Desdichadamente, muchos cristianos han sufrido innecesariamente de“accidentes” como resultado de esta filosofía. Aparentemente, en los días de Pablo algunos hasta sugerían que ¡el pecar más haría que Dios pareciera estar aún más lleno de gracia!

Analiza: ¿Cómo nos protegemos del error de limitar la gracia de Dios, pero también del error de presumir de ella?


Paso 4 ¡Aplica!

Solo para los maestros: El centro del evangelio está anunciado en Romanos 6. Por causa del sacrificio de Cristo, Dios salva hasta el máximo y da poder a las almas rendidas a él para vencer la tentación. La actividad final sugerida requiere una preparación previa, pero ofrece una experiencia visual perdurable de los conceptos estudiados.

Actividad: Cerca del fin de la clase, trae a una persona atada con varias capas de soga, con la boca tapada, las manos atadas, con una tela sobre los ojos y encadenada. Pide a la clase que libere al prisionero.

Analiza: ¿Cómo esta experiencia ilustra gráficamente la forma en la que Cristo nos libera del pecado? ¿Qué nos dice acerca del poder de Cristo para salvarnos hasta lo máximo?






Guía de Estudio de la Biblia: "La Redención en Romanos" / Edición Auxiliar para Maestros de Escuela Sabática.

Periodo: Trimestre 3 / julio-setiembre de 2010
Autor: Don F. Neufeld
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Marcos G. Blanco
Traducción y redacción editorial: Rolando A. Itin

No hay comentarios:

Publicar un comentario





Mientras estudia la Lección o Guía de Estudio de la Biblia / Escuela Sabática, en Ojo Adventista, lo invitamos -para beneficio de todos- escribir sus comentarios y consideraciones sobre dicho estudio al pie de cada entrada.