sábado, 14 de agosto de 2010

Lección 8: El hombre de Romanos 7 / Edición auxiliar para Maestros


Texto Clave: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. Romanos 7: 22, 23

Enseña a tu clase a:

Saber reconocer que nuestra naturaleza pecaminosa libra una guerra contra la ley de Dios y que debemos morir al viejo sistema de reglas muertas que se concentran en nuestras obras en vez de concentrarse en las obras de Cristo.
Sentir nuestra impotencia para hacer el bien sin la intervención de Cristo.
Hacer morir a las viejas pasiones incitadas por el pecado a fin de vivir con libertad en los caminos del Espíritu.


Bosquejo de la lección

I. Saber: Guerra contra nuestra naturaleza pecaminosa

A. Nuestra naturaleza pecaminosa está en guerra con los anhelos que tenemos de vivir en armonía con la ley de Dios. ¿Por qué debemos morir a nuestro yo natural pecaminoso a fin de vivir en el Espíritu? }
B. ¿Qué clase de conductas, hereditarias o adquiridas, son ejemplos de “hacer lo que nos viene naturalmente”? ¿Cómo estas conductas son extensiones de nuestra naturaleza pecaminosa?

II. Sentir: Impotentes para hacer el bien

A. Si no podemos hacer el bien que nos gustaría hacer, ¿quién o qué está en el control de nuestras vidas, realmente? Analiza tu respuesta.
B. ¿Cuál es el único remedio para nuestra condición de impotencia y descontrol?

III. Hacer: Vivir libremente

A. ¿De qué manera “morimos” a nuestros deseos pecaminosos?
B. ¿Cómo somos “sepultados” con Cristo? C. ¿Cuáles son las libertades que ofrece una vida en el Espíritu, y qué debemos hacer para vivir esa clase de vida?

Resumen: Solo la muerte a nuestro yo natural y pecaminoso, con sus deseos, posibilita un nuevo camino de vida en Cristo.


Paso 1 ¡Motiva!

Ciclo de aprendizaje

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Por medio de la ley no podemos encontrar la salvación. Solo por medio de Cristo podemos ser salvos.

Solo para los maestros: La siguiente actividad está diseñada para introducir los siguientes conceptos: 1. La ley nos muestra la voluntad de Dios y, con ello, define el pecado. Sin la ley, no sabríamos lo que es el pecado. 2. La ley es buena y justa, pero la ley sola no es nuestro medio de salvación, sino la gracia de Cristo.

Actividad inicial: El Juego de las Reglas. Necesitarás lápices y papel, un cronómetro simple y pequeñas “recompensas” (pasas de uva, galletitas, etc.) para dar a cada uno que no esté “afuera” cuando suene la alarma. Tú, como maestro, serás el Árbitro de las Reglas. Pide a cada miembro de tu clase que escriba una regla que crea que sea muy difícil para que la gente la obedezca durante los siguientes cinco minutos (tales como: no pestañear, no hablar, tratar de hacer equilibrio en un solo pie continuamente, sostener un himnario con el brazo extendido durante el tiempo asignado, etc.) El juego es sencillo: obedeces las reglas y recibes una recompensa. Dejar de obedecerlas te elimina del juego, y no podrás recibir recompensas. Elige dos o tres reglas de las sugeridas, que se puedan intentar simultáneamente. Comparte las reglas con la clase. Pon en marcha el cronómetro para cinco minutos. Explica que quedará “afuera” cada uno que “peca” al no obedecer las reglas. Tú, como el Árbitro de las Reglas, tienes la capacidad de “perdonar” a los que están “afuera” y enviarlos de vuelta al juego, pero ellos deben seguir adhiriéndose a las reglas. También, recuérdales las reglas. No debería pasar mucho tiempo antes de que todos en la clase hayan estado “afuera” por lo menos una vez, algunos más que otros. Vigila el cronómetro y asegúrate de que todos hayan sido “perdonados” y reciban su recompensa cuando expire el tiempo. Dale a cada miembro de tu clase un premio.

Para analizar: Pregunta, pidiendo que levanten las manos, cuántos estuvieron “afuera” por lo menos una vez. La paga del pecado es la muerte. Como esclavos de la ley, habrían sido dignos de muerte, ¿verdad? Los que estuvieron “afuera” varias veces ¿estuvieron más “muertos” que los que fallaron solo una vez? Los que fallaron menos ¿obtuvieron más recompensa? ¿De qué modo las respuestas ayudan a ilustrar que no podemos ser salvos por medio de nuestros propios esfuerzos?


Paso 2 ¡Explora!

Solo para los maestros: A la luz del sacrificio de Cristo, la gracia y el perdón, ¿qué valor tiene la ley? ¿Cuál es el propósito de ella hoy?

Comentario de la Biblia

I. El propósito de la ley (Repasa con tu clase Rom. 7:7; y Rom. 7:9-12.)

La ley de Dios es tan necesaria hoy como lo fue en el cielo antes de la creación de la humanidad. Porque sin los principios guiadores de la ley, ¿cómo conocerían los seres humanos la voluntad y el carácter santo de Dios? Sin embargo, guardar la ley no puede salvarnos. La salvación por obras es una religión sin salida y una carga para el creyente. En Hechos 15:10 Pedro repite como un eco este pensamiento cuando se refiere a la ley como “un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar”. Pablo toma esta idea un paso más lejos cuando afirma que el “mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte” (Rom. 7:10), exponiendo su pecado. Así que si la ley claramente no puede salvarnos, entonces ¿qué puede hacer? Primero y muy importante, la ley sirve para decirnos lo que es bueno y lo que es malo. Pablo afirma este punto muy claramente en Romanos 7:7 cuando dice: “...yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera: ‘No codiciarás’ ” (RVR 95). Segundo, la ley indica que se recibirá un castigo por quebrantarla, y de este modo implica la necesidad de un Abogado, un Salvador, para defender nuestro caso en el tribunal celestial, un Abogado que puede cambiar el juicio a nuestro favor. La necesidad de misericordia frente al castigo por quebrantar la ley es tan grande que no puede ser exagerada. Los castigos civiles por quebrantar leyes específicas pueden variar de un lugar a otro, pero el castigo final del pecado es la muerte. Pero gracias a Dios que la muerte de Jesús pagó la pena de muerte. Él murió la muerte que nosotros merecíamos de modo que pudiéramos tener vida eterna, y esa muerte cumplió las demandas justas de su ley.

Claramente, la ley misma nunca tuvo la intención de santificarnos, ni tampoco tuvo la intención de ser el medio de nuestra salvación. Como tal, está limitada en lo que puede realizar. Solo por medio de la gracia de Cristo podemos ser salvados.

Considera: ¿Por qué Dios dio a los seres humanos su ley? ¿Cuál es el peligro de enredarnos en la letra de la ley y olvidarnos del espíritu de ella?

¿Cuáles son las limitaciones de la ley? Siendo que la muerte de Jesús pagó el rescate por nuestros pecados, ¿cuál es el propósito de la ley?

Considera: ¿Por qué guardar la ley no puede salvarnos? ¿Por qué el sacrificio de Cristo es nuestro único y verdadero medio de salvación?


Paso 3 ¡Explora!

Solo para los maestros: Recuerda a tu clase el juego de la actividad inicial. Pídeles que piensen en él en el contexto de tratar de seguir la ley de Dios y, no obstante, seguir cayendo víctimas del pecado diariamente. S in duda, todos los miembros de la clase concordarán en que desde el comienzo del juego ellos querían cumplir las reglas, ¿verdad? Naturalmente, ellos querían recibir la recompensa. Es muy dudoso que alguno quisiera entrar en el juego con la meta de ser eliminado. Todos viviríamos como esclavos de la ley si no fuera por el sacrificio de Cristo que nos libertó.

Preguntas para descubrir:

1. ¿De qué modo la ley nos ayuda a definir cuál es la voluntad de Dios y qué es el pecado?
2. Sin la ley, o si la ley permaneciera desconocida, ¿existiría el pecado? Explica tu respuesta.
3. Así como en el juego, si no conocemos la ley, ¿cómo sabremos qué es el pecado? ¿Habría algún modo de saber que Dios es un Dios justo si no nos diera la ley? Explica.
4. ¿Por qué el hecho de que exista el perdón no es una licencia para quebrantar la ley?
5. Analiza si fueron las reglas mismas las que permitieron que los participantes recibieran la recompensa, o fueron el perdón y la gracia que los libró del castigo, o se trató de alguna otra cosa.
6. Pregunta si hay reglas que ellos podrían haber seguido si hubieran tenido la ayuda del Árbitro. ¿De qué modos esta idea nos ayuda a entender que solo por medio de la ayuda de Cristo podemos vencer el pecado?
7. ¿Qué pasos necesitamos dar, como cristianos, a fin de evitar ser atrapados en el legalismo y realmente abrazar el don del perdón y la gracia que da Cristo?


Paso 4 ¡Aplica!

Solo para los maestros: Romanos 7 da a cada persona en tu clase un punto de partida para la introspección. Anímalos a examinarse para ver cómo se relacionan personalmente con la ley y cómo las enseñanzas de Pablo acerca de la ley pueden afectar sus vidas espirituales. Finalmente, anímalos a pensar acerca de cómo se relacionan con el plan de salvación de Dios.

Actividad: ¿Cuáles son algunas cosas con las que, personalmente, estás luchando y que pueden ser usadas como una ilustración de lo que Pablo ha dicho acerca de la ley, la muerte al pecado y la gracia? Piensa en un par de cosas que te gustaría lograr con Cristo respecto de esto. Incorpóralas en tu vida de oración diaria. Invita a Dios a tu vida específicamente en estas áreas, y pídele diariamente su ayuda y conducción para alcanzarlas. Pídele ayuda a Dios para liberarte de las cadenas del pecado. Pídele a Dios que te ayude a morir diariamente al pecado y a vivir en la gracia por medio del sacrificio de Cristo, de modo que, con su ayuda, puedas estar libre de la condenación de la ley.





Guía de Estudio de la Biblia: "La Redención en Romanos" / Edición Auxiliar para Maestros de Escuela Sabática.

Periodo: Trimestre 3 / julio-setiembre de 2010
Autor: Don F. Neufeld
Dirección general: Clifford Goldstein
Dirección editorial: Marcos G. Blanco
Traducción y redacción editorial: Rolando A. Itin

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