sábado, 14 de marzo de 2009

Lección 12: Las bendiciones del don profético / Notas de Elena de White

Sábado 14

Le pido que tome su posición del lado del Señor y haga su parte como un súbdito leal del reino. Reconozca el don que fue colocado en la iglesia para la dirección del pueblo de Dios en los días finales de la historia terrenal. Desde el principio la iglesia de Dios ha tenido el don de profecía en su medio como una voz viva para aconsejar, amonestar e instruir.

Hemos llegado ahora a los últimos días de la obra del mensaje del tercer ángel, cuando Satanás actuará con creciente poder, porque él sabe que su tiempo es corto. Al mismo tiempo recibiremos por medio de los dones del Espíritu Santo diversidad de operaciones en el derramamiento del Espíritu. Este es el tiempo de la lluvia tardía (Mensajes selectos, t. 3, pp. 91, 92).

Durante medio siglo he sido la mensajera del Señor, y mientras siga viviendo seguiré llevando los mensajes que Dios me dé para su pueblo. No me atribuyo ninguna gloria a mí misma. En mi juventud el Señor me hizo su mensajera, para comunicar a su pueblo testimonios de ánimo, de advertencia, de reproche. Durante sesenta años he estado en comunicación con los mensajeros celestiales y aprendiendo constantemente con referencia a las cosas divinas, y con respecto a la manera en que Dios está trabajando continuamente para sacar a las almas del error de sus caminos y traerlas a la luz de Dios (Mensajes selectos, t. 3, p. 79).

Una riqueza de influencia moral nos ha sido presentada en el último medio siglo. Mediante su Espíritu Santo, la voz de Dios nos ha venido continuamente en forma de amonestación e instrucción, para confirmar la fe de los creyentes en el espíritu de profecía. El mensaje ha venido repetidas veces: Escribe las cosas que te he dado para confirmar la fe de mi pueblo en la posición que ha tomado. El tiempo y las pruebas no han anulado la instrucción dada, sino que han establecido la verdad del testimonio dado mediante los años de sufrimiento y abnegación. La instrucción que fue dada en los primeros días del mensaje ha de ser retenida como instrucción segura de seguir en estos días finales (Mensajes selectos, t. 1, p. 46).

Misión.
Domingo 15

En todas las épocas el pueblo de Dios ha sido una luz para el mundo. José fue una luz que representó a Jehová en medio de una nación idólatra como era Egipto. Los israelitas, en su camino de Egipto a la tierra prometida, fueron una luz para las naciones que los rodeaban. Dios se revelaba mediante ellos, y aunque Satanás trataba de extinguir esa luz, el poder divino la mantuvo por generaciones sucesivas mientras Israel existió como nación. Aun en la cautividad hubo fieles testigos de Dios. Desde Daniel y sus compañeros en Babilonia hasta Mardoqueo, todos fueron una luz que brilló en medio de las tinieblas morales. A Daniel se le revelaron en visión verdades que no habían sido reveladas a otros hombres, y mediante este siervo elegido la luz ha brillado a través de las edades, y continuará brillando hasta el fin del tiempo.

Los que estamos viviendo en esta generación hemos recibido privilegios y se nos ha revelado una luz aun mayor que la que recibieron Abrahán, José, Daniel, Esdras, Nehemías y otros dignos siervos del pasado, y por lo tanto tenemos una obligación mayor de hacer brillar nuestra luz en el mundo. Hemos sido hechos depositarios de su ley; hemos sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo; debemos seguir en sus pasos y representarlo ante el mundo...

Hay una gran obra delante de nosotros: el mundo debe ser amonestado. La verdad debe ser traducida en diferentes idiomas para que todas las naciones puedan gozar de su influencia viviente. Esta obra requiere poner en actividad todos los talentos y habilidades que Dios nos ha confiado a fin de poder alcanzar otras mentes. La pluma, la prensa, la voz, la energía, los afectos santificados del alma, todos son talentos prestados por el Señor para que hagamos buen uso de ellos a fin de alcanzar al mundo. Debemos acercamos a Jesús, tener comunión con él, hallar descanso y paz para nuestras propias almas, y entonces podremos mostrar al mundo la belleza de la verdadera santidad. Si somos iluminados por el Sol de justicia podremos reflejar su luz al mundo mediante buenas obras. Con nuestro ejemplo podremos mostrar lo que es el cristianismo práctico y hacer brillar la luz del cielo en el mundo (Review and Herald, mayo 13, 1884).

El propósito de Dios era impartir ricas bendiciones a todo el mundo mediante la nación judía. Por medio de Israel había de prepararse el camino para la difusión de su luz a todo el mundo. Las naciones de la tierra, al seguir prácticas corruptas, habían perdido el conocimiento de Dios. Sin embargo, en su misericordia, Dios no las rayó de la existencia. Se propuso darles la oportunidad de llegar a conocerlo mediante su iglesia. Quería que los principios revelados por medio de su pueblo fueran los medios de restaurar la imagen moral de Dios en el hombre (Palabras de vida del Gran Maestro, pp. 228, 229).

El mensaje del tercer ángel debe ser proclamado a toda nación, tribu, lengua y pueblo; el mundo entero debe ser amonestado. Todavía hay muchas ciudades y territorios que deben ser trabajados. Somos el pueblo llamado por Dios y debemos realizar la obra que se nos ha encomendado. No debemos obedecer los principios mundanos ni adoptar sus costumbres porque somos llamados a ser un pueblo peculiar, celoso de buenas obras (Testimonies to the Church Regarding the Strengthening of Our Institutions and Training Centers, p. 7).

Educación.
Lunes 16

Al pueblo de Dios del pasado se le aconsejó instruir fielmente a sus hijos en los mandamientos y ordenanzas divinas [se cita Deuteronomio 6:7-9]. Esto debía ser considerado como el más importante de los deberes paternos.

También se le requirió a Israel mantener monumentos para recordar las maravillosas liberaciones que Dios había realizado por su pueblo. Cuando sus hijos preguntaran: "¿Qué significan esas piedras?", los padres debían contarles la historia del cuidado de Dios y de su amor por ellos. De esa manera las poderosas manifestaciones divinas nunca serían olvidadas, y los jóvenes verían las razones por las que Dios podía pedirles su obediencia y servicio voluntario (Review and Herald, septiembre 13, 1881).

Padres y madres, ¡cómo me gustaría encontrar las palabras apropiadas para describir la gran responsabilidad que pesa sobre ustedes! Por su carácter dan a conocer a sus hijos que los están educando para servir a Dios o al yo. Mediante las plegarias más sinceras soliciten al Cielo la ayuda del Espíritu Santo para que sus corazones sean santificados, su conducta honre a Dios y puedan ganar a sus hijos para Cristo. Debería impresionar a los padres con un sentido de la solemnidad y santidad acerca del ministerio que se les ha confiado, para que sean conscientes de que por sus palabras y acciones descuidadas pueden conducir a sus hijos por mal camino.

Los padres necesitan la protección de Dios y de su Palabra. Si no prestan atención a los consejos de las Sagradas Escrituras, y si no buscan en ella la orientación para vivir, los hijos crecerán desprovistos de la ayuda que necesitan, y, en consecuencia, se descaminarán por la senda de la incredulidad y la desobediencia. Cristo experimentó el trabajo arduo y el renunciamiento propio, y después murió una muerte de ignominia para damos ejemplo acerca del espíritu que debe inspirar y guiar a sus seguidores. En la medida en que los padres traten de vivir en el seno del hogar una vida semejante a la de Jesús, las influencias celestiales se extenderán al resto de la familia.

Cada hogar cristiano, mañana y tarde debería honrar la hora del sacrificio de la alabanza y la oración. Durante el culto matutino y vespertino las oraciones fervientes deberían ascender a Dios pidiendo su bendición y orientación. ¿Será que el Dios del Cielo pasará por esas familias sin dejarles su bendición? Por cierto que no. Los ángeles escuchan las plegarias expresadas con fe y llevan las peticiones a Jesús, que está ministrando en el Santuario Celestial para abogar en nuestro favor. La oración sincera se apodera de la omnipotencia que nos concede la victoria. Sobre las rodillas el cristiano obtiene la fortaleza para resistir la tentación (Recibiréis poder, p. 140).

Debieran establecerse escuelas dondequiera que haya iglesias. En los lugares donde se reúnen para adorar a Dios también debe haber una escuela para los niños. El salvar a los niños de ser llevados por las influencias corruptoras y contaminantes de esta vida es tan importante como salvar nuestra propia vida. Las escuelas deben ser ubicadas en diferentes localidades en lugar de centralizarlas en grandes edificios en un solo lugar. .. En muchos lugares las escuelas debieran haber estado operando desde hace varios años. Iniciemos el trabajo ahora mismo, bajo directores sabios, a fin de que los niños y jóvenes puedan ser educados en sus propias iglesias (Advocate, mayo 1, 1900).

Salud.
Martes 17

La reforma debe presentarse de continuo a la gente, y por nuestro ejemplo debemos vigorizar nuestra enseñanza. La verdadera religión y las leyes de la salud se relacionan estrechamente. Es imposible trabajar para la salvación de hombres y mujeres sin presentarles la necesidad de romper con las complacencias pecaminosas que destruyen la salud, degradan el alma e impiden que la verdad divina impresione la mente. A hombres y mujeres debe enseñárseles a considerar cuidadosamente todo hábito y toda práctica, y a descartar inmediatamente todas las cosas que crean una condición malsana en el cuerpo y así ensombrecen la mente. Dios desea que sus portaluces sostengan siempre un alto ideal. Por el precepto y el ejemplo, deben tener su norma perfecta muy superior a la falsa norma de Satanás, que, si se la sigue, producirá miseria, degradación, enfermedad y muerte tanto para el cuerpo como para el alma. Los que han obtenido un conocimiento acerca de cómo comer, beber y vestirse en forma que conserve la salud, deben impartir ese conocimiento a otros. Predíquese a los pobres el evangelio de la salud desde el punto de vista práctico, para que ellos sepan cuidar debidamente del cuerpo que es templo del Espíritu Santo (Testimonios para la iglesia, 1. 7, p. 134).

Los principios de la reforma pro salud se encuentran en la Palabra de Dios. El evangelio de la salud debe ligarse firmemente al ministerio de la Palabra. Es propósito del Señor que la influencia transformadora de la reforma pro salud sea una parte del último gran esfuerzo hecho para proclamar el mensaje del evangelio (El ministerio médico, p. 343).

... Todos están comprometidos con Dios por las obligaciones más sagradas, a prestar atención a la correcta filosofía y a la experiencia genuina que ahora él les está dando con referencia a la reforma pro-salud. Él se propone que el gran tema de la reforma pro salud sea debatido y que la mente del público se inquiete profundamente para investigar; porque es imposible que los hombres y mujeres con todos sus hábitos pecaminosos, que destruyen la salud y debilitan el cerebro, disciernan la verdad sagrada, a través de la cual han de ser santificados, refinados, elevados y hechos idóneos para la compañía de los ángeles celestiales en el reino de gloria (Testimonios para la iglesia, 1. 3, p. 181).

El Señor me ha mostrado que muchísimos serán rescatados de la degeneración física, mental y moral mediante la influencia práctica de la reforma pro salud. Hay que hablar acerca de la salud; las publicaciones sobre el tema deberán multiplicarse. Los principios de la reforma pro salud serán aceptados favorablemente y muchos abrirán sus entendimientos. Los resultados que se asocian a la reforma pro salud la recomendarán ante quienes buscan la luz, y así podrán avanzar paso a paso para recibir las verdades especiales para nuestro tiempo. De esa manera la verdad y la justicia se encontrarán (Testimonios para la iglesia, 1. 6, pp. 378, 379).

Nuestra felicidad está tan íntimamente relacionada con la salud, que no podemos gozar de aquélla sin que esta última sea buena. Para que podamos glorificar a Dios en nuestros cuerpos, necesitamos tener un conocimiento práctico de la ciencia de la vida humana. Por eso, es de primordial importancia que la fisiología ocupe el primer lugar entre los estudios que se eligen para los niños. ¡Cuán pocas personas poseen un conocimiento adecuado acerca de las estructuras y las funciones de sus propios cuerpos y de las leyes naturales que los gobiernan! Muchos andan a la deriva sin ningún conocimiento, como un barco en alta mar sin brújula ni ancla; y lo que es peor, ni siquiera demuestran el menor interés en prevenir las enfermedades ni en cómo conservar sus cuerpos en una condición saludable (Consejos sobre la salud, p. 38).

Publicaciones.
Miércoles 18

Nuestra obra de publicación se estableció según las instrucciones de Dios y bajo su dirección especial. Fue fundada para alcanzar un objeto preciso. Los adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo particular, separado del mundo. Con el gran instrumento de la verdad, los ha sacado de la cantera del mundo y los ha relacionado consigo. Ha hecho de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores durante esta última fase de la obra de salvación. Les ha encargado que proclamen al mundo la mayor suma de verdad que se haya confiado alguna vez a seres mortales, las advertencias más solemnes y terribles que Dios haya enviado alguna vez a los hombres. Y nuestras casas de publicación se cuentan entre los medios más eficaces para realizar esta obra.

Estas instituciones deben ser testigos de Dios y enseñar la justicia al mundo. La verdad debe resplandecer de ellas como una antorcha. Deben emitir constantemente en las tinieblas del mundo rayos de luz que adviertan a los hombres los peligros que los exponen a la destrucción, y parecerse así a la poderosa luz de un faro edificado en una costa peligrosa.

Las páginas impresas que salen de nuestras casas de publicación, deben preparar a un pueblo para ir al encuentro de su Dios. En el mundo entero, estas instituciones deben realizar la misma obra que hizo Juan el Bautista en favor de la nación judaica. Mediante solemnes mensajes de amonestación, el profeta de Dios arrancaba a los hombres de sus sueños mundanos. Por su medio, Dios llamó al arrepentimiento al apóstata Israel. Por la presentación de la verdad desenmascaraba los errores populares. En contraste con las falsas teorías de su tiempo, la verdad resaltaba de sus enseñanzas con certidumbre eterna. "Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado" (S. Mateo 3:2). Tal era el mensaje de Juan. El mismo mensaje debe ser anunciado al mundo hoy por las páginas impresas que salen de nuestras casas editoriales (Joyas de los testimonios, 1. 3, pp. 140, 141).

En el milagro de alimentar a la multitud con unos pocos panes y peces, el alimento aumentaba mientras pasaba de las manos de Cristo a las de los que 10 recibían. Así ocurrirá con la distribución de nuestras publicaciones. La verdad de Dios, a medida que pasa de uno a otro, se multiplicará grandemente. Y así como los discípulos, por orden de Jesús, reunieron los fragmentos, para que nada se perdiese, nosotros .debemos atesorar todo fragmento de publicación que contenga la verdad para este tiempo. Nadie puede estimar la influencia que hasta una página rota que contenga las verdades del mensaje del tercer ángel puede tener sobre el corazón de alguien que esté buscando la verdad (Servicio cristiano, p. 192).

Nuestras publicaciones siembran la simiente del evangelio y pueden ganar tantas almas para Cristo como la predicación. Iglesias enteras han sido establecidas como resultado de las publicaciones. Todo discípulo de Cristo tiene la oportunidad de realizar esta obra (Review and Herald, junio lO, 1880).

Teología.
Jueves 19

El ciclo semanal de siete días literales, seis para trabajar y el séptimo para descansar, preservado y trasmitido mediante la historia bíblica, tuvo su origen en los grandes acontecimientos de los primeros siete días.

Cuando Dios promulgó su ley en forma audible desde el Sinaí, introdujo el mandamiento del sábado: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo". Luego declaró inequívocamente lo que se debe hacer durante los primeros seis días, y qué se debe hacer en el séptimo. Luego, como razón para observar la semana de ese modo, les recuerda su propio ejemplo en los primeros siete días de tiempo. "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Éxodo 20:8,11).

Esta razón resulta hermosa y convincente únicamente cuando comprendemos que el registro de la creación habla de días literales. Los primeros seis días de cada semana le fueron dados al hombre para trabajar, porque Dios empleó el mismo período de la primera semana en la obra de la creación. Apartó el séptimo día para que fuera un día de reposo, en conmemoración de su propio descanso durante el mismo período, después de terminar la obra de la creación en seis días.

Pero la suposición infiel que pretende que los acontecimientos de la primera semana requirieron siete períodos largos y de duración indefinida, atenta directamente contra el fundamento del sábado del cuarto mandamiento. Hace oscuro e indefinido aquello que Dios hizo sumamente claro...

Los geólogos infieles aseguran que el mundo es mucho más antiguo de lo que el registro bíblico indica. Rechazan el testimonio de la Biblia, debido a que contiene elementos que para ellos, no son evidencias tomadas de la misma tierra, de que el mundo ha existido durante decenas de miles de años. Y muchos que profesan creer la historia bíblica se desconciertan porque no pueden dar razón acerca de cosas maravillosas que encuentran en la tierra, observadas desde el punto de vista de que la semana de la creación tuvo solamente siete días literales, y que el mundo actualmente no tiene sino alrededor de seis mil años de edad...

Sin la historia de la Biblia, la geología no puede probar nada. Las reliquias que se encuentran en la tierra dan evidencia de un estado pasado de cosas, que difiere en muchos respectos del presente. Pero la época de su existencia y la extensión del período durante el cual estas cosas han estado en la tierra, se pueden comprender únicamente mediante la historia bíblica... Cuando los seres humanos no toman en cuenta la Palabra de Dios con respecto a la historia de la creación, y tratan de explicar la obra creadora del Señor mediante la aplicación de principios naturales, se aventuran en un océano ilimitado de incertidumbre (Exaltad a Jesús, p. 46).

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 20

La educación: "La fuente de la verdadera educación y su propósito", pgs. 13-19.

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