sábado, 28 de marzo de 2009

Lección 1: El amor. Para el 4 de abril de 2009

Sábado 28 de marzo.


Lee Para el Estudio de esta Semana: Isaías 53; Mateo 22:37-39; 1 Corintios 13; 1 Juan 3; 1 Juan 4.

Para Memorizar: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Cor. 13:13).

ES MUY ADECUADO que una guía de estudio que trata de los conceptos clave de la fe cristiana comience con el tema del amor. El apóstol Pablo destaca que, por importante que sean la fe y la esperanza, y otros elementos del cristianismo, todo comienza con el amor. Él dijo que sin amor somos “nada” (1 Cor. 13:2).

Unos cinco siglos antes de que naciera Cristo, el poeta griego Sófocles declaró: “Una palabra nos libra de todo el peso y el dolor de la vida. Esa palabra es amor”. Aunque estas palabras son verdaderas, este sabio griego todavía ignoraba las profundidades del amor que sería proclamado y ejemplificado por nuestro Salvador.

Dios es amor. Cualquier otra cosa que sea Dios, y cualquier cosa que haya hecho, que hace o que hará, todo es una manifestación de su amor. Su amor es tan consolador como difícil de comprender. El amor de Dios excede por mucho lo que los seres humanos suelen llamar amor, que a veces es un mero sentimiento superficial o una pasión temporaria que a menudo está mezclada con egoísmo y codicia. Dios no solo tiene amor o muestra amor; él es amor.

Un Vistazo a la Semana: El amor de Dios por la humanidad se ha revelado de muchas maneras, la mayor de las cuales es la Cruz. Como seguidores de Jesús, respondemos a su amor al amar a otros así como Cristo nos amó a nosotros.


El Amor: La Tela de la Vida.
Domingo 29 de marzo

Necesitamos comer y beber a fin de mantenernos vivos. Sin líquidos para beber o comida para comer, pronto llegaremos al final. Pero, a fin de vivir en el sentido real de la palabra, también necesitamos amor. La vida sin amor es una clase subhumana de existencia. Hay una necesidad interna, en nosotros, de recibir amor. Necesitamos el amor de los padres. Necesitamos el amor de la familia y de los amigos. Necesitamos ser una parte de una comunidad amante. Pero tanto como necesitamos recibir amor, también necesitamos dar amor. No somos verdaderamente humanos si no podemos amar. Pero, que esto sea claro: el verdadero amor no comienza con nosotros. La capacidad de amar es creada en nosotros por nuestro Creador. (Ver Gén. 1:26; Juan 3:16).

¿Cuán totalmente importante es el amor en la vida del seguidor de Cristo? Mat. 22:37-39; 1 Cor. 13:1-3; 1 Juan 3:14.

El amor de Dios siempre es anterior a nuestro amor. El amor es vital. El verdadero “amor no es un impulso, sino un principio divino, un poder permanente. El corazón no consagrado no puede originarlo ni producirlo. Solo se encuentra en el corazón en el que reina Jesús. ‘Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero’ (1 Juan 4:19). En el corazón renovado por la gracia divina, el amor es el principio de acción dominante” (HAp 455).

El escritor británico C. S. Lewis usa los términos “amor de regalo” y “amor de necesidad” para diferenciar entre el amor de Dios y las formas humanas del amor. Mientras que Dios quiere nuestro amor más que ninguna otra cosa, él no necesita nuestro amor del mismo modo en el que nosotros necesitamos de él y de los demás seres humanos. “Nosotros [debemos] comenzar en el principio real, con el amor como una energía divina. Este amor fundamental es amor de regalo. En Dios no hay apetito que necesite ser calmado; solo abundancia que desea dar”.–C. S. Lewis, The Four Loves, p. 121. Nuestro amor humano necesita ser transformado por el amor divino, de modo que –mientras continuamos anhelando el amor de otros– seamos capaces de dar amor en una manera realmente cristiana.

Por tu propia experiencia, ¿cuál es la diferencia entre el amor humano y el amor de Dios? ¿Qué clase de amor humano ejemplifica mejor el amor de Dios? ¿De qué modo podemos manifestar mejor el amor de Dios en nuestras propias vidas?

El Dios del Antiguo Testamento - Un Dios de Amor.
Lunes 30 de marzo

Se dice a menudo que el amor de Dios se manifiesta claramente solo en el Nuevo Testamento, mientras que “el Dios del Antiguo Testamento” es un Dios de justicia e ira. Pero, un estudio cuidadoso de toda la Biblia muestra que Dios no tiene una personalidad dividida. Aunque el amor de Dios se manifestó en la medida más plena en Cristo (como se describe en el Nuevo Testamento), el Dios de los tiempos del Antiguo Testamento es igualmente un Dios de amor supremo. Dios no cambia (Sant. 1:17). Él no evoluciona gradualmente de un Dios de ira o un Dios de justicia a un Dios de amor. El amor de Dios es eterno. Las palabras a su pueblo del Antiguo Testamento se aplican siempre: “Con amor eterno te he amado” (Jer. 31:3).

Considera unas pocas evidencias importantes del amor de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento como se enumeran abajo, y añade algunas otras evidencias claras de su amor que se encuentran en otras partes del Antiguo Testamento.

1. El amor de Dios en la Creación (Gén. 1:26-31; 2:21-25).
2. La provisión de una solución al problema del pecado (Gén. 3:15; 22:8; Isa. 53).
3. El don del sábado (Éxo. 31:12-17).
4. El continuo don de profecía (Amós 3:7).

Hay historias y declaraciones, en el Antiguo Testamento, que son, por lo menos superficialmente, difíciles de comprender. Es cierto lo que leemos acerca de derramamiento de sangre y de guerras. Pero nunca olvidemos que Dios se describe en forma consistente como el Dios del pacto, que atrae a la gente a sí mismo y no la abandona, a pesar del hecho de que ella le da la espalda una y otra vez. Debemos recordar, también, que la paciencia de Dios tiene un límite.

¿Qué respondes cuando te confrontan con preguntas acerca de la guerra y el derramamiento de sangre en el Antiguo Testamento? ¿Cómo concilias el mandato divino de eliminar naciones enteras (por ejemplo, cuando Israel tomó posesión de la tierra de Canaán) con el concepto de un Dios de amor?

El Dios del Nuevo Testamento - Un Dios de Amor.
Martes 31 de marzo

¿Por qué vino Jesucristo al mundo? ¿Por qué tuvo que sufrir, y fue necesario que él muriera en una cruz? Y ¿por qué volverá y restaurará este mundo a su condición inmaculada original? ¿No había otro camino? Y, si no lo había, ¿por qué pasa tanto tiempo antes de que el problema del pecado sea totalmente resuelto? No tenemos posibilidades de responder estas preguntas. En su sabiduría infinita, Dios “ideó” un plan para tratar con el problema del pecado de la mejor manera posible. Siendo un Dios santo, no podía pasar por alto la rebelión contra su Ley perfecta; siendo amor, no podía quedarse atrás y permitir que sus criaturas perecieran sin hacer lo máximo para salvarlas.

“La santidad de Dios es su majestuosa pureza, que no puede tolerar el mal moral. El amor de Dios es su abrazo expansivo y tierno al pecador. La santidad de Dios es su alejamiento de lo que es impuro y profano. El amor de Dios es su disposición a identificarse con los que son impuros, con el fin de ayudarlos”.–Donald G. Bloesch, God the Almighty: Power, Wisdom, Holiness, Love, pp. 140-143.

¿Qué nos enseñan los siguientes textos sobre el mensaje que da el Nuevo Testamento acerca del amor de Dios?

1. El don divino de su Hijo (Juan 3:16).
2. El Hijo, que se da a sí mismo (Fil. 2:5-8).
3. El don del Espíritu Santo (Juan 14:15-18; Hech. 2:1-4).
4. La disponibilidad de los dones espirituales (Efe. 4:11-13).
5. La certeza de la salvación (1 Juan 3:1-3).
6. Un futuro eterno en un ambiente de amor (2 Ped. 3:13).

¿De qué modo resumirías el mensaje del Nuevo Testamento acerca del amor de Dios?

¿De qué manera los mensajes de los tres ángeles, de Apocalipsis 14:6 al 12, se ajustan a este tema general del amor divino que presenta el Nuevo Testamento? Elena de White habla acerca del mensaje del tercer ángel como la buena nueva de la justificación por la fe, “en verdad”. ¿De qué modo todo eso se adecua al tema del amor de Dios por la humanidad?

Una Respuesta de Amor.
Miércoles 1 de abril

La realidad trágica de este mundo incluye amor propio, ambición ciega, odio, competencia, corrupción y guerra. Mientras los ciudadanos de este mundo se permitan, a sabiendas o no, ser guiados por los principios del príncipe de las tinieblas, el amor no tendrá posibilidad de florecer. La Madre Teresa de Calcuta dijo en cierta ocasión: “Si juzgas a la gente, no tendrás tiempo de amarla”.

Si realmente hemos sido convertidos y llegado a ser discípulos del Señor, el principio del amor reinará en nuestras vidas. Cualquiera que sea nuestra debilidad, nuestro amor a Dios y a los demás seres humanos crecerá firmemente. En un sentido muy real, la conversión es una reorientación: un cambio del amor propio al amor a Dios y el amor a los semejantes.

¿Qué principio subyacente deberíamos percibir al estudiar los mandamientos que Dios nos ha dado? ¿Ha operado este principio en forma diferente desde que Cristo vino a este mundo? Deut. 6:5, 6; Mat. 22:37-40.

Si realmente hemos sido cambiados por Jesucristo, su amor caracterizará nuestro trato con los demás. Aunque no nos gusten algunas personas, se nos llama a amar a todos, aun a nuestro mayor enemigo. Esto beneficiará no solo a la gente con la que nos asociamos, sino también demostrará ser una enorme bendición para nosotros mismos. Dales amor y aceptación incondicionales a aquellos con quienes te encuentres, y observa lo que sucede.

¿De qué modo debería el amor saturar lo que decimos y hacemos? Mat. 5:44; 25:31-46; 1 Ped. 1:22.

“Si los miembros de iglesia eliminan todo culto al yo y quieren recibir en su corazón el amor a Dios y el amor mutuo que llenaba el corazón de Cristo, nuestro Padre celestial manifestará constantemente su poder mediante ellos. Únanse los hijos de Dios con las cuerdas del amor divino. Entonces el mundo reconocerá el poder de Dios que obra milagros, y reconocerá que él es la Fortaleza y el Ayudador de su pueblo que guarda sus mandamientos”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 7: 951).

¿Eres tú naturalmente amante, o naturalmente egoísta y centrado en ti mismo? ¿Qué pasos prácticos puedes dar para alejarte del yo y manifestar amor a los demás?

El Amor Personificado.
Jueves 2 de abril

Jesucristo es nuestro modelo máximo. Si nos preguntamos cómo debería ser nuestro amor, solo necesitamos mirar a nuestro Salvador. En él vemos el ejemplo perfecto. Humanamente hablando, Cristo tenía todas las razones para que no le gustaran muchas personas, o aun podría haberlas odiado. Los líderes espirituales tenían tanta envidia por su éxito que constantemente lo molestaban y finalmente decidieron eliminarlo. ¿Por qué él debía haber amado a esa gente? Su propia familia, a veces tampoco lo apoyaba. Sus discípulos a menudo peleaban entre sí y estaban ausentes cuando su presencia hubiera sido muy importante. ¿Cómo podía amarlos en esos momentos cuando lo abandonaron completamente?

Además de todo esto, Jesús también manifestó su amor en particular hacia aquellos que no recibirían mucha atención positiva de los líderes espirituales de sus días: las mujeres (incluyendo prostitutas), los que sufrían de lepra, la gente de Samaria, los miembros de la fuerza invasora y los recolectores de impuestos.

Considera cuidadosamente algunos ejemplos concretos en los que Jesús mostró amor abnegado, en circunstancias en las que la mayoría de la gente hubiera encontrado difícil hacerlo.
1. Lucas 17:12-19
2. Juan 13:1-17
3. Juan 19:25-27

¿De qué modo debería impactar, en nuestro discipulado, la manifestación del amor divino del ministerio de Jesús? 2 Cor. 5:14; Fil. 2:2.

Pablo dice que el amor de Cristo nos constriñe (2 Cor. 5:14). La construcción del original griego puede traducirse como que el amor que viene de Cristo nos obliga o constriñe, o también lo hace el amor que tenemos por Cristo. Ambos significados son gramaticalmente justificados y, además, teológicamente correctos. Cuando captamos algo de la magnitud del amor de Cristo, esto creará en nosotros una respuesta amante, y esto nos dará el intenso deseo de compartir ese amor con otros.

Jesús también amó a los que eran despreciados por la mayoría de la gente y eran considerados más bien difíciles de amar. Él hizo esfuerzos especiales para mostrarles su amor. ¿De qué modo muestro mi amor hacia los desposeídos, a las personas que viven en la marginalidad de la sociedad y a los que de ninguna manera representan los valores que aprecio más?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 3 de abril

Lee, en El camino a Cristo, el capítulo “Amor supremo”, pp. 7-14. Lee también en El Deseado de todas las gentes, los capítulos “El Calvario”, pp. 690-705, y “Consumado es”, pp. 706-713.

Preguntas Para Dialogar:

1. No podemos escapar de la pregunta “por qué”: Si Dios es amor, ¿por qué hay tanto sufrimiento? No es solo la escala de sufrimiento lo que causa que la gente cuestione el amor de Dios sino también el hecho de que pareciera que tantas cosas afectan a las personas inocentes y tantas parecen totalmente sin sentido. ¿De qué modo nosotros, cristianos adventistas del séptimo día, tratamos esta realidad? ¿De qué modo nuestra comprensión del gran conflicto nos ayuda a comprender este tema tan difícil?
2. ¿Cómo podemos amar a un padre abusivo, a un homicida serial o a una persona totalmente egoísta? ¿Cómo amó Jesús a los que eran totalmente difíciles de amar?
3. ¿Cómo podemos amar continuamente si no hay respuesta a ese amor? ¿Cómo siguió amando Jesús a los que nunca responderían a su amor?
4. ¿Quiénes son los despreciados, los marginados, los que son rechazados por tu propia sociedad? ¿Qué clase de ministerio tiene tu iglesia en favor de tales personas? ¿Qué sería necesario para que tú mismo y tu iglesia se involucraran en ese trabajo?
5. En un sentido real, el verdadero amor demanda una muerte al yo, una disposición a poner a un lado el yo para el bien de otros. ¿Qué elecciones tenemos que hacer a fin de experimentar esa muerte al yo?
6. Además de la Cruz, ¿de qué otras maneras podemos ver el amor de Dios por la humanidad?

Resumen: Dios es amor. Esta característica es básica para todo lo que Dios es y hace. Este Dios amante ya fue revelado en el Antiguo Testamento, pero su forma máxima de amor se ve en el don de su Hijo, Jesucristo, para nuestra salvación. Este amor divino encuentra una respuesta en el amor del cristiano. Si profesamos ser discípulos de nuestro Señor Jesucristo, nuestra vida estará marcada por el amor incondicional hacia nuestro Hacedor y un amor abnegado hacia los demás.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana. Edición de Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducido s varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribio esta guia de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

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