Sábado 14 de marzo.
Lee Para el Estudio de esta Semana: Éxodo 17:14; 34:27; Levítico 11:1-8; Deuteronomio 6:4-7; Isaías 44:8; 49:6.
Para Memorizar: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).
A LO LARGO DE TODA LA HISTORIA BÍBLICA, Dios ha trabajado por medio de profetas (incluyendo los que no escribieron ningún libro de la Biblia) con el fin de animar, elevar y advertir al pueblo de Dios. Por impopular que hayan sido sus mensajes a veces, o por más que sus motivos hayan sido mal comprendidos, todas estas personas tenían una meta en mente: bendecir y beneficiar a la iglesia de Dios. Y, ciertamente, no fue diferente con Elena de White y su don profético.
Esta semana consideraremos algunas de las bendiciones que ha recibido el pueblo de Dios por medio del don profético. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, ciertamente como la conocemos hoy, probablemente no existiría si no hubiera sido por la conducción que Dios dio a este movimiento mediante el Espíritu de Profecía.
Un Vistazo a la Semana: ¿Por qué y con qué propósito eligió Dios a Israel como su pueblo especial? ¿De qué modo eran educados los jóvenes de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento? ¿Cuáles eran algunos de los consejos de salud que Dios dio a los israelitas? ¿Por qué los israelitas escribían la Palabra de Dios en los marcos de las puertas de sus casas? ¿De qué manera usó Dios el don de profecía para beneficiar a la iglesia?
Misión.
Domingo 15 de marzo
¿Por qué eligió Dios a Israel como su pueblo especial? Deut. 7:7, 8; Isa. 44:8; 49:6.
Dios eligió a Israel para ser su testigo. Todas las naciones de la tierra habían de compartir las bendiciones que él otorgaría a su pueblo. Israel debía mostrar la alabanza a Dios (Isa. 43:21), declarar su gloria entre las naciones (Isa. 66:19) y ser una luz para los gentiles.
¿Cuál es la misión de la iglesia cristiana, y cuán bien está llevando a cabo esta misión? Mat. 28:19, 20.
La iglesia cristiana experimentó dos grandes períodos de expansión en su historia. El primer período fue en ocasión de su establecimiento en los siglos primero y segundo; el segundo ocurrió durante el siglo XIX, también llamado el siglo de las misiones. Siguiendo los grandes reavivamientos del siglo XVIII y comienzos del XIX, la iglesia cristiana estableció muchas sociedades bíblicas y misioneras en Europa y América del Norte, y en el transcurso de 100 años aumentó del 18% de la población del mundo en el año 1800 al 34% en 1900.
En las primeras décadas de la historia adventista del séptimo día, se creyó que la iglesia estaba cumpliendo el mandato de Dios de enseñar a todas las naciones al predicar a los inmigrantes de América del Norte. Sin embargo, Elena de White escribió en 1871: “Los jóvenes deben estar adquiriendo las calificaciones para este trabajo y familiarizarse con otros idiomas, para que Dios los use como medios de comunicar su verdad salvadora a los habitantes de otras naciones” (NB 225, 226).
Luego, en 1874, tuvo un sueño impresionante en cuanto a dar el mensaje del tercer ángel al mundo. En el sueño, se le dijo: “Estáis concibiendo ideas demasiado limitadas de la obra para este tiempo. [...] El mensaje avanzará con poder a todas partes del mundo, a Oregon, a Europa, a Australia, a las islas del mar, a todas las naciones, lenguas y pueblos. [...] Vuestra fe es limitada, muy pequeña. Vuestro concepto de la obra necesita ampliarse grandemente” (NB 231).
Ese mismo año, J. N. Andrews llegó a ser el primer misionero oficial adventista del séptimo día al extranjero. Él y sus hijos fueron a Suiza y, tres años más tarde, la familia de John G. Matteson fue enviada a Escandinavia. Hoy, de los 229 países del mundo reconocidos por las Naciones Unidas, los Adventistas del Séptimo Día tienen obra establecida en más de doscientos de ellos.
¿De qué manera logramos el equilibro entre trabajar por las almas allende los mares mientras, al mismo tiempo, no descuidamos el campo misionero en nuestro propio vecindario?
Educación.
Lunes 16 de marzo
¿De qué modo eran educados los jóvenes de Israel en tiempos del Antiguo Testamento? ¿Qué principios importantes podemos obtener de estos textos con respecto al aspecto espiritual de toda educación apropiada? Gén. 18:19; Deut. 6:4-7, 20-25.
Por medio de las instrucciones del padre, los niños hebreos aprendían lo que Dios había hecho por su pueblo en el pasado, cómo debían vivir en su presencia y cuáles eran las promesas de Dios para el futuro. También se les enseñaban habilidades que necesitarían para ser miembros de éxito en su comunidad. Por consiguiente, era tanto una educación en las habilidades prácticas como una instrucción espiritual y religiosa.
En los primeros días del movimiento adventista, iniciativas privadas entre nuestros pioneros condujeron a varios intentos de establecer una escuela para los niños adventistas, pero ninguna de ellas duró mucho.
Entonces, a comienzos de 1872, Elena de White recibió una visión acerca de los principios apropiados de educación. Sobre la base de esa visión, escribió treinta páginas sobre esos principios. Entre otras cosas, escribió: “Necesitamos una escuela donde los que acaban de entrar en el ministerio puedan recibir por lo menos la enseñanza de los ramos comunes de la educación, y puedan también aprender más perfectamente las verdades de la Palabra de Dios para este tiempo” (FCE 45, 46).
En mayo de 1872, la Junta de la Asociación General acordó asumir la responsabilidad de operar localmente una escuela de iglesia en Battle Creek, Michigan, y el 3 de junio abrió la primera escuela adventista del séptimo día oficial (hubo doce alumnos). Dos años más tarde, cien alumnos se matricularon en el Colegio de Battle Creek recientemente establecido.
Hoy, más de seis mil escuelas, colegios superiores y universidades adventistas sirven a más de un millón de estudiantes alrededor del mundo.
¿Cómo debería ser una escuela adventista actual? ¿De qué modo debería ser diferente de otras escuelas? Haz una lista de características específicas, y análizalas en la clase.
Salud.
Martes 17 de marzo
Dios les dijo a los israelitas: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos [...] ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxo. 15:26). ¿Cuáles son algunos consejos sobre la salud que Dios les dio? Lev. 7:22-26; 11:1-8; 13:46.
Durante siglos, la lepra y la peste negra esparcieron temor y terror entre la humanidad medieval. Solo cuando los líderes religiosos recordaron que la gente afligida con lepra en la Biblia era separada y excluida de la comunidad, y aplicó este principio a las víctimas de la lepra y de la peste bubónica, se detuvieron estas plagas.
La mayoría de los pioneros adventistas del séptimo día no fueron reformadores de salud. En la conferencia del sábado de 1848, probablemente estuvieron sentados juntos comiendo costillas de cerdo para el almuerzo. En una visión en 1848, Elena de White vio que el tabaco, el té y el café son dañinos, pero llevó varios años convencer de ello a los feligreses.
El 6 de junio de 1863, Elena de White recibió una visión en la que le fue mostrada la necesidad de una reforma en pro de la salud. “Vi que era un deber sagrado atender nuestra salud, y despertar a otros ante su deber en este sentido” (3 MS 318). Dos años más tarde, el 25 de diciembre de 1865, se le mostró que los Adventistas del Séptimo Día deberían establecer un instituto de salud. El Instituto de Reforma de la Salud del Oeste fue establecido en Battle Creek, abrió sus puertas en 1866 y fue el primero de una red de más de trescientos hospitales, clínicas y dispensarios que opera la iglesia actualmente.
¿Qué podemos decir a aquellos que pretenden que Elena de White copió el mensaje de salud de otros reformadores de salud de su tiempo?
Investigaciones recientes acerca del mensaje de salud de Elena de White han revelado que hay una gran diferencia de calidad entre los principios de salud que dio Elena de White y los que defendían los reformadores de la salud de su tiempo. “La ciencia médica moderna ha verificado un alto porcentaje de sus principios de salud [...] mientras que las fuentes de las que supuestamente copió tuvieron un bajo porcentaje de principios de salud que han sido verificados. Esta diferencia indica que la Sra. de White tenía información que no podría haber venido de ninguna fuente humana disponible en ninguna parte en el tiempo en que ella vivía”.–Leonard Brand y Don S. McMahon, The Prophet and Her Critics, pp. 87, 88.
El mensaje de salud es un don maravilloso que Dios nos dio. Como todos sus dones, puede ser abusado, y así ha sido realmente. ¿Cómo podemos evitar transformar este don en una maldición?
Publicaciones.
Miércoles 18 de marzo
De acuerdo con las Escrituras, Moisés fue el primero que escribió las palabras de Dios (Éxo. 17:14; 34:27; Deut. 31:24). Hoy, la Biblia es el libro de mayor circulación en la historia, y el más leído.
¿Dónde debían escribir los israelitas las palabras de la ley? ¿Por qué crees que se dio esta orden? Deut. 6:1-9; 11:18-20.
Inscribir dichos o declaraciones importantes en lugares bien visibles en sus casas era una costumbre ampliamente difundida en el antiguo Cercano Oriente. Esto es evidente aun hoy en los países musulmanes y aun entre las naciones occidentales. En las Islas Británicas así como en Alemania, Austria y Suiza, se pueden ver inscripciones en las casas.
En Israel, el propósito de escribir la Palabra de Dios en el marco de las puertas de sus casas era para mantener a la vista y en sus mentes constantemente las instrucciones de Dios, y con ello recordar continuamente guardar los mandamientos de Dios.
¿Qué papel desempeñaron las publicaciones en la historia temprana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día?
La obra de publicaciones de nuestra iglesia no se originó por sabiduría humana. En 1848, Elena de White tuvo una visión en el hogar de Otis Nichols, en Dorchester, Massachusetts. Cuando salió de ella, le dijo a Jaime: “Tengo un mensaje para ti. Debes imprimir un pequeño periódico y repartirlo entre la gente. Aunque al principio será pequeño, cuando la gente lo lea te enviará recursos para imprimirlo y tendrá éxito desde el principio. Se me ha mostrado que de este modesto comienzo brotarán raudales de luz que han de circuir el globo” (NB 137).
¡“Raudales de luz que han de circuir el globo”! ¿Cómo podría ser eso? Jesús estaba por venir. El número de los adventistas era pequeño. No había personas ricas o grandes eruditos entre ellos. El mundo era incrédulo. Y, sin embargo, aquí había una mujer joven que predijo que una obra de publicaciones, que debía ser comenzada por su esposo, que no tenía un centavo, crecería hasta que rodearía el globo? Pasaron más de seis meses antes de que Jaime pudiera hacer un muy pequeño comienzo, haciendo arreglos para la impresión de mil ejemplares de un periódico de ocho páginas, por pagar en cuenta corriente. Hoy, la Iglesia Adventista del Séptimo Día posee más de 50 casas editoras, y el mensaje se imprime y proclama en más de 220 idiomas.
¿Cuál ha sido el impacto de la página impresa en tu propia experiencia espiritual?
Teología.
Jueves 19 de marzo
A lo largo de toda la historia bíblica, Dios ha usado el don profético para proteger a su pueblo de errores teológicos. No fue diferente con el ministerio de Elena de White. En los primeros días de nuestra iglesia, ella tuvo que combatir el fanatismo de diversos tipos. Algunas personas pretendían ser perfectas, otras afirmaban que no se debía trabajar más y algunos seguían poniendo fechas para el regreso de Cristo. Durante la crisis provocada por el Dr. Kellogg a comienzos del siglo XX, el consejo de ella salvó a la iglesia del panteísmo. Al mismo tiempo, casi por sí sola, condujo a la iglesia de una posición semiarriana (creencia de que Jesús no era Dios) a la posición trinitaria. Cuando A. F. Ballenger trató de cambiar la enseñanza sobre el Santuario, ella tomó una posición firme contra ese cambio. Elena de White también tuvo un papel importante en guardar a la iglesia de sus días de caer profundamente en el legalismo; junto con A. T. Jones y E. J. Waggoner, fue una gran proponente de la salvación por la sola fe en Cristo, sin las obras de la Ley.
Después de su muerte, sus escritos continúan dando conducción a la iglesia. En tiempos más recientes, sus escritos proveyeron una clara dirección acerca del problema de la Creación, que se estaba atacando desde dentro de nuestras filas.
¿Qué enseña el Antiguo Testamento acerca de los orígenes de la vida humana? Gén. 1:1-3; Éxo. 20:8-11; Sal. 33:6; Isa. 42:5.
De acuerdo con el Antiguo Testamento, Dios creó la vida sobre nuestra tierra en seis días. La palabra hebrea traducida como día, en Génesis 1, es yom. Siempre que esta palabra, en los libros históricos de la Biblia, está acompañada por un número, se refiere a un período literal de 24 horas (ver p. ej., Gén. 7:11, Éxo. 16:1). Al descansar en el séptimo día de la semana de la Creación, Dios estableció el sábado como un monumento perpetuo de su obra creadora completada. En resumen, estamos sobre un terreno bíblico firme e inamovible al adherirnos a una Creación literal en seis días, a pesar de las voces, aun entre nosotros, que alegan otra cosa.
Y, aunque Elena de White murió hace casi un siglo, también aquí sus palabras nos dan una sólida afirmación de esta gran verdad bíblica: “Fui llevada atrás, a la Creación, y se me mostró que la primera semana, en la que Dios realizó la obra de creación en seis días y descansó el séptimo, fue exactamente igual a todas las demás semanas” (3 SG 90).
A pesar del claro testimonio de la Biblia, a pesar de la sólida afirmación de Elena de White, algunos entre nosotros todavía insisten en que Dios usó millones de años de evolución para crear la vida humana. ¿Qué ejemplos puedes encontrar en la Biblia de personas que se entusiasmaron tanto con las tendencias de su tiempo que perdieron de vista verdades importantes? ¿Cómo podemos protegernos de caer en esa antigua trampa?
Para Estudiar y Meditar.
Viernes 20 de marzo
Lee, en El ministerio de curación, el capítulo “Enseñar y curar”, pp. 99-118; y, en el libro La educación, los capítulos “La fuente de la verdadera educación y su propósito”, pp. 13-19; y “La relación de la educación con la redención”, pp. 28-30.
Muchos de los principios de la vida saludable que se encuentran en los escritos de Elena de White ya los enseñaban, en una forma limitada, otros reformadores de la salud de sus días. Pero en sus enseñanzas encontramos muchos errores y extremos que Elena de White evitó por causa de las instrucciones que recibió de Dios. Por ejemplo, Sylvester Graham y James Jackson, dos destacados reformadores de la salud en los días de Elena de White, ambos enseñaban: “No coman sal”. Sin embargo, Elena de White escribió: “Yo hago uso de un poco de sal y siempre lo he hecho, porque la sal, lejos de ser nociva, es indispensable para la sangre” (3 JT 362).
Otros errores que enseñaban los reformadores de la salud en el siglo XIX y que Elena de White evitó incluían: no se corten el cabello; no beban agua, sino obtengan sus líquidos solo de las frutas; cuando coman carne, coman mayormente la grasa; las personas con sobrepeso son personas sanas; no usen jabón; etc. (Ver Leonard Brand y Don S. McMahon, The Prophet and Her Critics”, pp. 77, 78).
Preguntas Para Dialogar:
1. Como clase, repasen sus respuestas a la pregunta final de la sección del lunes.
2. Vivimos ahora en el día y la era de la ciencia, en los que, para muchas personas, la ciencia es el único camino para conocer la verdad. Cuán interesante es que, de todas las cosas que enseñamos (la segunda venida de Cristo, la salvación por la fe, el estado de los muertos, etc.), solo una puede ser verificada científicamente: nuestro mensaje de salud. Medita en las implicaciones de este pensamiento.
3. Como Adventistas del Séptimo Día insistimos, correctamente, en que todas nuestras doctrinas necesitan provenir de la Biblia, y de la Biblia sola. Al mismo tiempo, si creemos que Elena de White manifestó el don de profecía, ¿no se debería dar también autoridad y crédito a sus escritos sobre doctrinas? ¿Cómo podemos encontrar el equilibrio apropiado acerca de cómo usar sus escritos para tratar problemas teológicos?
4. Como sucede con la Biblia, hay cosas acerca de los escritos de Elena de White que no comprendemos. ¿Cómo podemos protegernos del error fatal de concentrarnos solo en los problemas o las preocupaciones, y dejar de ver el cuadro general?
Guía de Estudio de la Biblia: El don profético y la iglesia remanente de Dios. Edición de Adultos.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2009
Autor: Gerhard Pfandl, nacido en Austria, ha sido director asociado del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General desde 1999.
Editor: Clifford Goldstein
Lee Para el Estudio de esta Semana: Éxodo 17:14; 34:27; Levítico 11:1-8; Deuteronomio 6:4-7; Isaías 44:8; 49:6.
Para Memorizar: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).
A LO LARGO DE TODA LA HISTORIA BÍBLICA, Dios ha trabajado por medio de profetas (incluyendo los que no escribieron ningún libro de la Biblia) con el fin de animar, elevar y advertir al pueblo de Dios. Por impopular que hayan sido sus mensajes a veces, o por más que sus motivos hayan sido mal comprendidos, todas estas personas tenían una meta en mente: bendecir y beneficiar a la iglesia de Dios. Y, ciertamente, no fue diferente con Elena de White y su don profético.
Esta semana consideraremos algunas de las bendiciones que ha recibido el pueblo de Dios por medio del don profético. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, ciertamente como la conocemos hoy, probablemente no existiría si no hubiera sido por la conducción que Dios dio a este movimiento mediante el Espíritu de Profecía.
Un Vistazo a la Semana: ¿Por qué y con qué propósito eligió Dios a Israel como su pueblo especial? ¿De qué modo eran educados los jóvenes de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento? ¿Cuáles eran algunos de los consejos de salud que Dios dio a los israelitas? ¿Por qué los israelitas escribían la Palabra de Dios en los marcos de las puertas de sus casas? ¿De qué manera usó Dios el don de profecía para beneficiar a la iglesia?
Misión.
Domingo 15 de marzo
¿Por qué eligió Dios a Israel como su pueblo especial? Deut. 7:7, 8; Isa. 44:8; 49:6.
Dios eligió a Israel para ser su testigo. Todas las naciones de la tierra habían de compartir las bendiciones que él otorgaría a su pueblo. Israel debía mostrar la alabanza a Dios (Isa. 43:21), declarar su gloria entre las naciones (Isa. 66:19) y ser una luz para los gentiles.
¿Cuál es la misión de la iglesia cristiana, y cuán bien está llevando a cabo esta misión? Mat. 28:19, 20.
La iglesia cristiana experimentó dos grandes períodos de expansión en su historia. El primer período fue en ocasión de su establecimiento en los siglos primero y segundo; el segundo ocurrió durante el siglo XIX, también llamado el siglo de las misiones. Siguiendo los grandes reavivamientos del siglo XVIII y comienzos del XIX, la iglesia cristiana estableció muchas sociedades bíblicas y misioneras en Europa y América del Norte, y en el transcurso de 100 años aumentó del 18% de la población del mundo en el año 1800 al 34% en 1900.
En las primeras décadas de la historia adventista del séptimo día, se creyó que la iglesia estaba cumpliendo el mandato de Dios de enseñar a todas las naciones al predicar a los inmigrantes de América del Norte. Sin embargo, Elena de White escribió en 1871: “Los jóvenes deben estar adquiriendo las calificaciones para este trabajo y familiarizarse con otros idiomas, para que Dios los use como medios de comunicar su verdad salvadora a los habitantes de otras naciones” (NB 225, 226).
Luego, en 1874, tuvo un sueño impresionante en cuanto a dar el mensaje del tercer ángel al mundo. En el sueño, se le dijo: “Estáis concibiendo ideas demasiado limitadas de la obra para este tiempo. [...] El mensaje avanzará con poder a todas partes del mundo, a Oregon, a Europa, a Australia, a las islas del mar, a todas las naciones, lenguas y pueblos. [...] Vuestra fe es limitada, muy pequeña. Vuestro concepto de la obra necesita ampliarse grandemente” (NB 231).
Ese mismo año, J. N. Andrews llegó a ser el primer misionero oficial adventista del séptimo día al extranjero. Él y sus hijos fueron a Suiza y, tres años más tarde, la familia de John G. Matteson fue enviada a Escandinavia. Hoy, de los 229 países del mundo reconocidos por las Naciones Unidas, los Adventistas del Séptimo Día tienen obra establecida en más de doscientos de ellos.
¿De qué manera logramos el equilibro entre trabajar por las almas allende los mares mientras, al mismo tiempo, no descuidamos el campo misionero en nuestro propio vecindario?
Educación.
Lunes 16 de marzo
¿De qué modo eran educados los jóvenes de Israel en tiempos del Antiguo Testamento? ¿Qué principios importantes podemos obtener de estos textos con respecto al aspecto espiritual de toda educación apropiada? Gén. 18:19; Deut. 6:4-7, 20-25.
Por medio de las instrucciones del padre, los niños hebreos aprendían lo que Dios había hecho por su pueblo en el pasado, cómo debían vivir en su presencia y cuáles eran las promesas de Dios para el futuro. También se les enseñaban habilidades que necesitarían para ser miembros de éxito en su comunidad. Por consiguiente, era tanto una educación en las habilidades prácticas como una instrucción espiritual y religiosa.
En los primeros días del movimiento adventista, iniciativas privadas entre nuestros pioneros condujeron a varios intentos de establecer una escuela para los niños adventistas, pero ninguna de ellas duró mucho.
Entonces, a comienzos de 1872, Elena de White recibió una visión acerca de los principios apropiados de educación. Sobre la base de esa visión, escribió treinta páginas sobre esos principios. Entre otras cosas, escribió: “Necesitamos una escuela donde los que acaban de entrar en el ministerio puedan recibir por lo menos la enseñanza de los ramos comunes de la educación, y puedan también aprender más perfectamente las verdades de la Palabra de Dios para este tiempo” (FCE 45, 46).
En mayo de 1872, la Junta de la Asociación General acordó asumir la responsabilidad de operar localmente una escuela de iglesia en Battle Creek, Michigan, y el 3 de junio abrió la primera escuela adventista del séptimo día oficial (hubo doce alumnos). Dos años más tarde, cien alumnos se matricularon en el Colegio de Battle Creek recientemente establecido.
Hoy, más de seis mil escuelas, colegios superiores y universidades adventistas sirven a más de un millón de estudiantes alrededor del mundo.
¿Cómo debería ser una escuela adventista actual? ¿De qué modo debería ser diferente de otras escuelas? Haz una lista de características específicas, y análizalas en la clase.
Salud.
Martes 17 de marzo
Dios les dijo a los israelitas: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos [...] ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxo. 15:26). ¿Cuáles son algunos consejos sobre la salud que Dios les dio? Lev. 7:22-26; 11:1-8; 13:46.
Durante siglos, la lepra y la peste negra esparcieron temor y terror entre la humanidad medieval. Solo cuando los líderes religiosos recordaron que la gente afligida con lepra en la Biblia era separada y excluida de la comunidad, y aplicó este principio a las víctimas de la lepra y de la peste bubónica, se detuvieron estas plagas.
La mayoría de los pioneros adventistas del séptimo día no fueron reformadores de salud. En la conferencia del sábado de 1848, probablemente estuvieron sentados juntos comiendo costillas de cerdo para el almuerzo. En una visión en 1848, Elena de White vio que el tabaco, el té y el café son dañinos, pero llevó varios años convencer de ello a los feligreses.
El 6 de junio de 1863, Elena de White recibió una visión en la que le fue mostrada la necesidad de una reforma en pro de la salud. “Vi que era un deber sagrado atender nuestra salud, y despertar a otros ante su deber en este sentido” (3 MS 318). Dos años más tarde, el 25 de diciembre de 1865, se le mostró que los Adventistas del Séptimo Día deberían establecer un instituto de salud. El Instituto de Reforma de la Salud del Oeste fue establecido en Battle Creek, abrió sus puertas en 1866 y fue el primero de una red de más de trescientos hospitales, clínicas y dispensarios que opera la iglesia actualmente.
¿Qué podemos decir a aquellos que pretenden que Elena de White copió el mensaje de salud de otros reformadores de salud de su tiempo?
Investigaciones recientes acerca del mensaje de salud de Elena de White han revelado que hay una gran diferencia de calidad entre los principios de salud que dio Elena de White y los que defendían los reformadores de la salud de su tiempo. “La ciencia médica moderna ha verificado un alto porcentaje de sus principios de salud [...] mientras que las fuentes de las que supuestamente copió tuvieron un bajo porcentaje de principios de salud que han sido verificados. Esta diferencia indica que la Sra. de White tenía información que no podría haber venido de ninguna fuente humana disponible en ninguna parte en el tiempo en que ella vivía”.–Leonard Brand y Don S. McMahon, The Prophet and Her Critics, pp. 87, 88.
El mensaje de salud es un don maravilloso que Dios nos dio. Como todos sus dones, puede ser abusado, y así ha sido realmente. ¿Cómo podemos evitar transformar este don en una maldición?
Publicaciones.
Miércoles 18 de marzo
De acuerdo con las Escrituras, Moisés fue el primero que escribió las palabras de Dios (Éxo. 17:14; 34:27; Deut. 31:24). Hoy, la Biblia es el libro de mayor circulación en la historia, y el más leído.
¿Dónde debían escribir los israelitas las palabras de la ley? ¿Por qué crees que se dio esta orden? Deut. 6:1-9; 11:18-20.
Inscribir dichos o declaraciones importantes en lugares bien visibles en sus casas era una costumbre ampliamente difundida en el antiguo Cercano Oriente. Esto es evidente aun hoy en los países musulmanes y aun entre las naciones occidentales. En las Islas Británicas así como en Alemania, Austria y Suiza, se pueden ver inscripciones en las casas.
En Israel, el propósito de escribir la Palabra de Dios en el marco de las puertas de sus casas era para mantener a la vista y en sus mentes constantemente las instrucciones de Dios, y con ello recordar continuamente guardar los mandamientos de Dios.
¿Qué papel desempeñaron las publicaciones en la historia temprana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día?
La obra de publicaciones de nuestra iglesia no se originó por sabiduría humana. En 1848, Elena de White tuvo una visión en el hogar de Otis Nichols, en Dorchester, Massachusetts. Cuando salió de ella, le dijo a Jaime: “Tengo un mensaje para ti. Debes imprimir un pequeño periódico y repartirlo entre la gente. Aunque al principio será pequeño, cuando la gente lo lea te enviará recursos para imprimirlo y tendrá éxito desde el principio. Se me ha mostrado que de este modesto comienzo brotarán raudales de luz que han de circuir el globo” (NB 137).
¡“Raudales de luz que han de circuir el globo”! ¿Cómo podría ser eso? Jesús estaba por venir. El número de los adventistas era pequeño. No había personas ricas o grandes eruditos entre ellos. El mundo era incrédulo. Y, sin embargo, aquí había una mujer joven que predijo que una obra de publicaciones, que debía ser comenzada por su esposo, que no tenía un centavo, crecería hasta que rodearía el globo? Pasaron más de seis meses antes de que Jaime pudiera hacer un muy pequeño comienzo, haciendo arreglos para la impresión de mil ejemplares de un periódico de ocho páginas, por pagar en cuenta corriente. Hoy, la Iglesia Adventista del Séptimo Día posee más de 50 casas editoras, y el mensaje se imprime y proclama en más de 220 idiomas.
¿Cuál ha sido el impacto de la página impresa en tu propia experiencia espiritual?
Teología.
Jueves 19 de marzo
A lo largo de toda la historia bíblica, Dios ha usado el don profético para proteger a su pueblo de errores teológicos. No fue diferente con el ministerio de Elena de White. En los primeros días de nuestra iglesia, ella tuvo que combatir el fanatismo de diversos tipos. Algunas personas pretendían ser perfectas, otras afirmaban que no se debía trabajar más y algunos seguían poniendo fechas para el regreso de Cristo. Durante la crisis provocada por el Dr. Kellogg a comienzos del siglo XX, el consejo de ella salvó a la iglesia del panteísmo. Al mismo tiempo, casi por sí sola, condujo a la iglesia de una posición semiarriana (creencia de que Jesús no era Dios) a la posición trinitaria. Cuando A. F. Ballenger trató de cambiar la enseñanza sobre el Santuario, ella tomó una posición firme contra ese cambio. Elena de White también tuvo un papel importante en guardar a la iglesia de sus días de caer profundamente en el legalismo; junto con A. T. Jones y E. J. Waggoner, fue una gran proponente de la salvación por la sola fe en Cristo, sin las obras de la Ley.
Después de su muerte, sus escritos continúan dando conducción a la iglesia. En tiempos más recientes, sus escritos proveyeron una clara dirección acerca del problema de la Creación, que se estaba atacando desde dentro de nuestras filas.
¿Qué enseña el Antiguo Testamento acerca de los orígenes de la vida humana? Gén. 1:1-3; Éxo. 20:8-11; Sal. 33:6; Isa. 42:5.
De acuerdo con el Antiguo Testamento, Dios creó la vida sobre nuestra tierra en seis días. La palabra hebrea traducida como día, en Génesis 1, es yom. Siempre que esta palabra, en los libros históricos de la Biblia, está acompañada por un número, se refiere a un período literal de 24 horas (ver p. ej., Gén. 7:11, Éxo. 16:1). Al descansar en el séptimo día de la semana de la Creación, Dios estableció el sábado como un monumento perpetuo de su obra creadora completada. En resumen, estamos sobre un terreno bíblico firme e inamovible al adherirnos a una Creación literal en seis días, a pesar de las voces, aun entre nosotros, que alegan otra cosa.
Y, aunque Elena de White murió hace casi un siglo, también aquí sus palabras nos dan una sólida afirmación de esta gran verdad bíblica: “Fui llevada atrás, a la Creación, y se me mostró que la primera semana, en la que Dios realizó la obra de creación en seis días y descansó el séptimo, fue exactamente igual a todas las demás semanas” (3 SG 90).
A pesar del claro testimonio de la Biblia, a pesar de la sólida afirmación de Elena de White, algunos entre nosotros todavía insisten en que Dios usó millones de años de evolución para crear la vida humana. ¿Qué ejemplos puedes encontrar en la Biblia de personas que se entusiasmaron tanto con las tendencias de su tiempo que perdieron de vista verdades importantes? ¿Cómo podemos protegernos de caer en esa antigua trampa?
Para Estudiar y Meditar.
Viernes 20 de marzo
Lee, en El ministerio de curación, el capítulo “Enseñar y curar”, pp. 99-118; y, en el libro La educación, los capítulos “La fuente de la verdadera educación y su propósito”, pp. 13-19; y “La relación de la educación con la redención”, pp. 28-30.
Muchos de los principios de la vida saludable que se encuentran en los escritos de Elena de White ya los enseñaban, en una forma limitada, otros reformadores de la salud de sus días. Pero en sus enseñanzas encontramos muchos errores y extremos que Elena de White evitó por causa de las instrucciones que recibió de Dios. Por ejemplo, Sylvester Graham y James Jackson, dos destacados reformadores de la salud en los días de Elena de White, ambos enseñaban: “No coman sal”. Sin embargo, Elena de White escribió: “Yo hago uso de un poco de sal y siempre lo he hecho, porque la sal, lejos de ser nociva, es indispensable para la sangre” (3 JT 362).
Otros errores que enseñaban los reformadores de la salud en el siglo XIX y que Elena de White evitó incluían: no se corten el cabello; no beban agua, sino obtengan sus líquidos solo de las frutas; cuando coman carne, coman mayormente la grasa; las personas con sobrepeso son personas sanas; no usen jabón; etc. (Ver Leonard Brand y Don S. McMahon, The Prophet and Her Critics”, pp. 77, 78).
Preguntas Para Dialogar:
1. Como clase, repasen sus respuestas a la pregunta final de la sección del lunes.
2. Vivimos ahora en el día y la era de la ciencia, en los que, para muchas personas, la ciencia es el único camino para conocer la verdad. Cuán interesante es que, de todas las cosas que enseñamos (la segunda venida de Cristo, la salvación por la fe, el estado de los muertos, etc.), solo una puede ser verificada científicamente: nuestro mensaje de salud. Medita en las implicaciones de este pensamiento.
3. Como Adventistas del Séptimo Día insistimos, correctamente, en que todas nuestras doctrinas necesitan provenir de la Biblia, y de la Biblia sola. Al mismo tiempo, si creemos que Elena de White manifestó el don de profecía, ¿no se debería dar también autoridad y crédito a sus escritos sobre doctrinas? ¿Cómo podemos encontrar el equilibrio apropiado acerca de cómo usar sus escritos para tratar problemas teológicos?
4. Como sucede con la Biblia, hay cosas acerca de los escritos de Elena de White que no comprendemos. ¿Cómo podemos protegernos del error fatal de concentrarnos solo en los problemas o las preocupaciones, y dejar de ver el cuadro general?
Guía de Estudio de la Biblia: El don profético y la iglesia remanente de Dios. Edición de Adultos.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2009
Autor: Gerhard Pfandl, nacido en Austria, ha sido director asociado del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General desde 1999.
Editor: Clifford Goldstein
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