sábado, 30 de mayo de 2009

Lección 10: El discipulado. Para el 6 de junio de 2009

Sábado 30 de mayo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Éxodo 18:13-27; Mateo 4:19; 9:9; Marcos 3:13-19; 8:31-38; Romanos 8:18.

Para Memorizar: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8).

ES IMPORTANTE QUE USEMOS nuestras capacidades intelectuales para captar tanto como sea humanamente posible de lo que Dios nos ha revelado. No obstante, el conocimiento perfecto de todas las doctrinas no es un requisito previo para la salvación. Sin embargo, se nos ordena que hagamos todas las cosas que se nos ha instruido hacer. Ser un discípulo es ser un aprendedor de todo lo que hizo el Maestro durante su vida, y un seguidor permanente de él.

¿Qué es un discípulo? El Diccionario bíblico adventista lo define, básicamente, como una “persona que, como alumno o adherente, sigue las enseñanzas de otra, especialmente las de un maestro público.[...] En el NT, el sustantivo [...] se relaciona con el verbo mantháno, ‘aprender’; de allí que signifique ‘aprendiz’, ‘alumno’, ‘adherente’” (DBA 334). Consideremos un poco más de cerca lo que significa ser un discípulo.

Un Vistazo a la Semana: Un discípulo es un aprendedor durante toda la vida. Cuando Cristo nos llama, hemos de seguirlo, dondequiera que nos conduzca y no importa el sufrimiento que involucre, porque habrá sufrimiento aunque no fuera por otra razón que porque debe involucrar sacrificio. En términos humanos, las recompensas del discipulado parecerían más bien escasas. Pero, cuando se descubre la verdadera dimensión de la vida en Cristo, nos damos cuenta de que vale la pena el sufrimiento, no importa cuál sea el costo aquí y ahora.

Seguidores y Líderes
Domingo 31 de mayo

Lee Éxodo 18:13 al 27. ¿Qué principios de liderazgo se encuentran en estos versículos? ¿Qué podemos aprender de ellos acerca de los líderes y de los seguidores?

Aunque toda la gente es fundamentalmente igual a los ojos de Dios, hay grandes diferencias en la manera en la que actúa. Algunos tienen el don del liderazgo. Nuestra sociedad, y cada organización dentro de ella, pronto se desmoronaría si no hubiera líderes. Aun en el cielo parece que hay una diferenciación en los roles: Hay, por ejemplo, ángeles y arcángeles. Cuando Dios llamó a su pueblo a salir de Egipto, él designó líderes. Cuando organizó un servicio para el Santuario, se aseguró que hubiera un liderazgo adecuado. Dios actuó mediante jueces, profetas, reyes, etc.

Pero los líderes son inútiles sin seguidores que estén dispuestos a aceptar su liderazgo. Específicamente, ellos necesitan un grupo de asociados próximos que estén dispuestos a aprender de su líder y a ayudarlo en la realización de las metas que él tiene.

Jesús llamó a doce discípulos. Lee Marcos 3:13 al 19 para ver una versión condensada de su selección de los doce hombres. ¿Qué otros ejemplos de maestros que se rodearon de discípulos encontramos en una historia del Evangelio? Ver Mar. 2:18.

No había nada extraordinario en el hecho de que Jesús tenía un grupo de discípulos. Era costumbre que los maestros tuvieran un grupo de “aprendices”. Sin embargo, lo notable es la clase de hombres que Jesús escogió. Jesús vio el potencial de estos hombres, que la mayoría de nosotros no habría discernido. Lo que también es notable fue la disposición instantánea de ellos de dejar sus ocupaciones diarias y seguir a este carpintero de Nazaret. Aparentemente vieron algo extraordinario en este hombre que aun la mayoría de sus familiares no había descubierto todavía.

No obstante, debería notarse que, aunque los Doce constituyeron un grupo muy especial, hay muchos otros que en los evangelios se designan como discípulos.

En algunas sociedades tiende a existir una actitud contraria a los líderes; en contraste, en otras sociedades prácticamente siguen ciegamente a sus líderes. ¿Cuál es la tendencia en tu sociedad, y de qué maneras logras alcanzar un equilibrio adecuado?

Características del Discipulado: Obediencia y Lealtad
Lunes 1 de junio

Jesús no solo compartió conocimientos con sus discípulos, aunque debió haber sido un privilegio tremendo escuchar constantemente a Jesús cuando explicaba las Escrituras y respondía a las numerosas preguntas con que los líderes espirituales de sus días lo bombardeaban. Ellos notaron rápidamente lo que otros también percibían. Él enseñaba con una autoridad que sobrepasaba a la de los eruditos de sus días. Separaba las tradiciones muertas de los asuntos de la vida real, de los que se ocupa la Palabra de Dios. Sin embargo, había más cosas que los discípulos necesitaban aprender. También necesitaban aprender a hacer que su propia voluntad y sus deseos se sujetaran a la voluntad del Todopoderoso.

¿Qué principios del discipulado podemos encontrar en los siguientes textos? Mat. 4:19; 9:9; Mar. 8:34.

“Sí, sígalo tanto en los buenos momentos como en los malos. Sígalo al amistarse con los más necesitados y desamparados. Sígalo al olvidarse de sí misma, y al abundar en actos de abnegación y sacrificio en beneficio de los demás; al no responder a la injuria con injuria; al manifestar amor y compasión por la raza caída. Él no consideró preciosa su vida: la dio por todos nosotros. Sígalo desde el humilde pesebre hasta la cruz. Él fue nuestro Ejemplo” (T 2: 178).

¿De qué manera reaccionó Pedro cuando muchos seguidores abandonaron a Jesús? Juan 6:60-70.

No todos los discípulos permanecieron con Jesús. Muchos se alejaron. Pedro habló en nombre de los discípulos cuando declararon su lealtad. Con la excepción de Judas, oportunamente demostraron ser seguidores fieles, aun cuando hubo momentos de graves dudas y desilusión cuando su Maestro fue tomado prisionero y ejecutado. Su experiencia nos da gran consuelo. Muchos de nosotros hemos tenido momentos en los que nuestra resolución de ser discípulos estaba en un punto muy bajo, pero, como en el caso de los apóstoles, esto no significa que no podemos sobreponernos a nuestra falla temporaria.

Si alguien te preguntara: “¿Cuán leal eres a Jesús?”, ¿cómo responderías, y por qué? ¿Qué evidencias externas darías de tu lealtad a él?

Sacrificio
Martes 2 de junio

A la mayoría de nosotros nos gusta estar con gente importante. Encontrarnos con un jefe de Estado o un ministro del Gobierno u otra celebridad nos proporciona un tema de conversación muy codiciado. Conocer a alguien importante, o aun conocer a alguien que conozca a una persona importante, de alguna manera pareciera otorgarnos un halo de gloria. Parece natural desear trepar la escalera social en vez de permanecer en su base. Los discípulos de Jesús no fueron excepción a este rasgo humano desafortunado.

¿De qué modo algunos discípulos (y sus familiares) esperaban que seguir a Jesús fortalecería su condición social? ¿Cuál fue la respuesta de Jesús? Mat. 20:20-23; Mar. 10:35-41. ¿A qué te recuerda esta actitud? Isa. 14:12-14.

En lugar de prometer a sus discípulos prosperidad material y posición social, Jesús los preparó para una realidad de tipo diferente: Seguirlo cuesta mucho.

Lee Marcos 8:31 al 38. ¿Qué te enseña este pasaje acerca del costo del discipulado?

En su conocido libro The Cost of Discipleship, Dietrich Bonhoeffer, el joven teólogo alemán que fue martirizado por los nazis en 1945, enfatiza que la gracia divina no viene en forma barata. Y seguir a Cristo no es algo fácil de hacer. Inevitablemente involucra sufrimiento. Así como Cristo dijo que él debía “padecer mucho”, también debemos sufrirlo nosotros. Si queremos identificarnos con él en esta vida, tenemos también que hacerlo con sus sufrimientos y su muerte. “Sobrellevar la cruz no es una tragedia; es el sufrimiento que ocurre como fruto de una lealtad exclusiva a Jesucristo. Cuando sucede, no es por accidente, sino por necesidad. [...] Solo un hombre [...] totalmente comprometido en el discipulado puede experimentar el significado de la cruz. La cruz está allí, desde el mismo principio, solo necesita tomarla; no hay necesidad de que salga y busque una cruz para sí mismo, no hay necesidad de correr intencionalmente al sufrimiento. Jesús dijo que cada cristiano tiene su propia cruz que lo espera, una cruz destinada y designada por Dios”.–Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, p. 98.

¿Cuál es la cruz que Dios te dio para llevar? ¿Qué te costó seguir a Cristo? Si tu respuesta es “Nada, realmente”, tal vez necesitas considerar más cuán de cerca sigues al Maestro.

Las Recompensas del Discipulado
Miércoles 3 de junio

Jesús dijo a sus discípulos que, sin ninguna duda, seguirlo a él requeriría sacrificios. Fue totalmente franco con ellos con respecto a lo que debían esperar.

¿Qué prometió Jesús en cuanto a las recompensas a corto plazo que hay al seguirlo como discípulos? Lucas 9:57, 58; Juan 15:18- 25. ¿Qué “promesa” específica le dio Jesús a Pedro? Juan 21:15-18. ¿Qué nos indica esto acerca del costo de seguir a Cristo?

Los discípulos, excepto Judas, oportunamente llegaron a ser apóstoles. Desde los primeros capítulos del libro de los Hechos, es claro que estos hombres habían aprendido muchas lecciones. Habían estado con Jesús, y ahora, con el poder del Espíritu, eran capaces de tratar con la oposición y la persecución. Aunque no podemos estar completamente seguros de todos los detalles, hay buenas razones para creer las tradiciones del tiempo de la iglesia primitiva que dicen que todos los apóstoles, finalmente, sufrieron el martirio. Pareciera que todos sufrieron una muerte violenta, excepto Juan, pero su exilio en Patmos tampoco fue una vacación de lujo. Él también fue un “hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo” (Apoc. 1:9).

¿Qué aspecto del discipulado contrapesa todo el sufrimiento que pudiéramos tener al seguir a Cristo? Juan 10:10; Rom. 8:28-39.

Los que siguen a Cristo afrontarán numerosos desafíos. Si se mantienen enfocados en su Maestro, serán capaces de sobrellevar todo lo que les suceda. Tendrán algo que es más precioso que las palabras. Dios les da paz, que es diferente de la clase de paz imperfecta y pasajera que el mundo ofrece (Juan 14:27). Es la paz que trasciende toda comprensión (Fil. 4:7). Esa paz es la característica de la vida abundante que Cristo da a sus discípulos (Juan 10:10). A pesar de todas las pruebas y las tentaciones, esta es la clase de vida que satisface en un nivel que está más allá del alcance de los que eligen vivir sin Cristo.

Aun más, los fieles seguidores de Cristo tienen la seguridad de la vida eterna, la seguridad de que cualquier cosa con la que luchen ahora no puede compararse con la promesa de la eternidad que los espera.

Lee Romanos 8:18. ¿Qué esperanza y consuelo puedes obtener para ti de esta promesa? ¿Por qué te dice que nunca, nunca, debes abandonar la lucha?

El Señorío de Jesucristo
Jueves 4 de junio

Ser un discípulo implica el reconocimiento de tener un maestro, una lealtad a alguien a quien estamos dispuestos a seguir y a servir. Nuestra relación con otros generalmente se expresa por la manera en que nos dirigimos a ellos.

¿Cuál fue uno de los títulos dados a Cristo por sus seguidores? Juan 20:28; 1 Cor. 16:22.

El Nuevo Testamento usa una variedad de nombres para Jesús. Se lo llama el Hijo de Dios, pero también el Hijo del Hombre o el Mesías. Centenares de veces se hace referencia a Jesús como el Señor. Esta palabra, que inicialmente era bastante general en su aplicación, llegó a ser altamente significativa para los primeros cristianos. El emperador romano pretendía ser divino y quería que se dirigieran a él como el Señor. Confesar que Cristo era su Señor máximo en vez de que lo fuera el César romano no era sencillamente expresar una opinión. Literalmente podía ser un asunto de vida o muerte. Los que vivían en el Imperio Romano debían tener tan solo un kúrios [señor], y aplicar este título a cualquier persona que no fuera el emperador bien podía terminar en tortura y muerte.

Así que, se necesitaba fe y un discipulado consagrado para llamar “Señor” a Jesús. Pero hoy tampoco es cosa pequeña llamar a Jesús nuestro Señor y realmente decirlo con toda intención. Si él es nuestro Señor, él es el Soberano sobre nuestra vida entera, sobre todo lo que decimos y hacemos.

¿Cuál es el elemento clave que revela cuán genuinamente llamamos “Señor” a Jesús? Mat. 7:22, 23; Luc. 6:46.

Una cosa es llamar a Jesús nuestro Señor y nuestro Dios, y profesar fe, amor y lealtad a él. Pero otra cosa es realmente vivirlo. Jesús fue claro: Nuestra fidelidad a él se manifestará por medio de nuestra obediencia a él y a sus mandatos. De hecho, la palabra para “maldad” en Mateo 7:23 significa “ilegalidad”. Sin dudas, un verdadero seguidor de Jesús, un verdadero discípulo, obedecerá sus mandamientos (Juan 14:15).

Trata de imaginarte cuán diferente sería nuestra iglesia si cada uno de los que profesan seguir a Cristo fuera verdaderamente un discípulo de Jesús. ¿Qué diferencias veríamos? Aunque no podemos cambiar a otros, ¿qué diferencia producirías si tu vida fuera de real conformidad con la voluntad de Jesús?

Para Estudiar y Meditar
Viernes 5 de junio

Para comentarios sobre el llamado de los discípulos, lee en El Deseado de todas las gentes, el capítulo “Hemos hallado al Mesías”, pp. 106-117.

“No era suficiente que los discípulos de Jesús fuesen instruidos en cuanto a la naturaleza de su reino. Lo que necesitaban era un cambio de corazón que los pusiese en armonía con sus principios. Llamando a un niñito a sí, Jesús lo puso en medio de ellos; y luego, rodeándolo tiernamente con sus brazos, dijo: ‘De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos’. La sencillez, el olvido de sí mismo y el amor confiado del niñito son los atributos que el Cielo aprecia. Son las características de la verdadera grandeza” (DTG 404).

Preguntas Para Dialogar:

1. Como clase, repasen la pregunta acerca de lo que cuesta ser un verdadero seguidor de Cristo. Pide a los que están dispuestos a hablar que cuenten lo que les costó seguir al Señor. Pregúntales también por qué creen que valió la pena.
2. ¿Qué podemos hacer para ayudar a los nuevos creyentes que hay entre nosotros a llegar a ser mejores discípulos de Cristo? ¿Por qué ser un discípulo es mucho más que afirmar intelectualmente ciertas doctrinas, o aun más que creer que Jesús murió por tus pecados?
3. Somos llamados a ser discípulos de Jesús. Pero, en el ámbito humano, también tenemos modelos para imitar. ¿Es legítimo considerarnos también discípulos de un líder humano que respetamos y lo consideramos un modelo para nosotros? Si es así, ¿cómo podríamos hacer esto mientras al mismo tiempo no olvidamos a quién debemos nuestra lealtad suprema?
4. ¿Cómo podemos luchar contra el deseo humano pecaminoso de tener más exaltación propia, más adulación, más poder y prestigio? ¿Por qué estos deseos son tan contrarios a todo lo que significa ser un discípulo de Cristo?

Resumen: Ser un discípulo de Cristo no es algo pequeño. Requiere mucha convicción y vigor, y una disposición a seguir al Señor, sin importar todo el sufrimiento que esto signifique. Ser un discípulo de Cristo significa vivir por fe, confiar en Dios aun en los momentos más duros. Significa estar dispuesto a morir al yo, y vivir para el bien de otros y para la gloria de Dios.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

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sábado, 23 de mayo de 2009

Lección 9: El cielo. Para el 30 de mayo de 2009

Sábado 23 de mayo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Eclesiastés 9:5, 6; Colosenses 1:10-14; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 21:1-4, 8.

Para Memorizar: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo” (Juan 14:2, 3).

PARA MUCHOS, LA PALABRA CIELO ha perdido totalmente su significado, un concepto que pertenece al campo de los cuentos de hadas. Dicen ellos: Nos engañamos a nosotros mismos, si pensamos que hay alguna clase de vida más allá de la existencia terrenal. Algunos hasta llegan a decir que es totalmente erróneo decir a la gente que hay un cielo. Alegan que impide que la gente ponga todos sus esfuerzos en lo que podrían lograr aquí y ahora en la vida.

Aun muchos cristianos luchan con este concepto. No están seguros de que el cielo sea un lugar real. ¿No sería mejor que el cielo sea interpretado como un estado de la mente? Por otro lado, hay muchos que creen que en la muerte el alma es liberada y entra en el cielo para vivir con Dios. Están confiados de que su padre, su madre, su esposo, su esposa o su hijo –que los han precedido en la muerte– están ahora con Dios en el cielo y que unos pocos años los separan para reunirse con sus amados.

¿Cuál es la verdad en este tema importante?

Un Vistazo a la Semana: ¿Por qué la promesa del cielo es tan importante para nosotros? ¿Cómo será la vida allá? ¿Cómo podemos experimentar un anticipo de ello ahora? ¿Qué destino espera a aquellos cuyas elecciones los excluyan del cielo?.

¿Cuándo Llegamos al Cielo?
Domingo 24 de mayo

Es sorprendente cómo la idea de un alma inmortal –que puede separarse del cuerpo físico y que asciende al cielo al morir– ha llegado a ser tan dominante entre los cristianos. Satanás hábilmente usó las ideas de los filósofos griegos para repetir la mentira de Satanás en el Edén: “No moriréis” (Gén 3:4).

¿Qué nos enseñan los siguientes pasajes acerca de la verdadera naturaleza de la muerte? 1 Rey. 11:21; Sal. 13:3; Ecl. 9:5, 6; 1 Cor. 15:51.

Cuando morimos, entramos en un estado de inconsciencia que la Biblia compara con el sueño. Sin saber lo que ocurre en el mundo, esperamos la mañana de la resurrección. Solo entonces la gran multitud de los redimidos entrará en el cielo para unirse a los pocos, tales como Enoc y Elías, que los han precedido. Pero no será una espera larga. Luego del momento en que cerramos los ojos en la muerte, lo siguiente que sabremos será que Cristo viene por segunda vez. En otras palabras, en lo que respecta a los que mueren en Cristo, no hará diferencia si murieron hace tres mil años o el día antes del regreso de Cristo. Cierran sus ojos en la muerte, y lo siguiente de lo que son conscientes es que Jesús regresa para llevarlos consigo. Para ellos, les parecerá instantáneo.

¿Cuál es la gloriosa verdad acerca de nuestra entrada futura en el ámbito celestial? Juan 14:1-3; 1 Tes. 4:13-18.

“En el Nuevo Testamento, la esperanza bienaventurada nunca se concentra en la muerte individual, sino siempre en el regreso de Cristo, y en la resurrección y la traslación de los santos para encontrarse juntos con Cristo al mismo tiempo. Es en este futuro, y no en lo que sucede en la muerte, donde los santos pueden encontrar consuelo”.–Norman Gulley, ¡Cristo viene!, p. 315.

¿Por qué la promesa del cielo es tan importante para nosotros? Si no hubiera cielo y esta vida fuera todo lo que existe, ¿qué esperanza habría para todos?

¿Cielo o Infierno?
Lunes 25 de mayo

No todas las personas serán salvadas. Algunos estarán eternamente perdidos. Los seres humanos fueron creados con libre albedrío. Alguien una vez lo dijo de este modo: Hay solo dos clases de personas: los que dicen: “Señor, sea hecha tu voluntad”, y aquellos a quienes el Señor dice: “Tengo que respetar tu elección; ¡sea hecha tu voluntad!” Al fin, ninguno pidió nacer. Estamos aquí solo porque hemos sido creados sin nuestro consentimiento. Dios nos ofrece la esperanza de la vida eterna, si la escogemos. Si no lo hacemos, entonces volveremos a ser nada, que es desde donde salimos. Al fin, es nuestra propia elección.

Toda la humanidad espera uno de los dos destinos finales. ¿Cuáles son? Mat. 25:46; Juan 5:29; Apoc. 21:1-4, 8.

El cielo es una realidad. Es un lugar. Es donde vive Dios junto con los otros miembros de la Deidad y una hueste de ángeles no caídos. También es donde viviremos si permanecemos del lado de Dios. Cuando Cristo regrese y ocurra la primera resurrección, los santos resucitados acompañarán al Señor al cielo, donde permanecerán por mil años (Apoc. 20:4-6). Después de mil años ocurrirá una serie de eventos, que culminarán con la creación de un “cielo nuevo” y una “tierra nueva” (Apoc. 21:1), donde vivirán para siempre los redimidos.

Pero el infierno también será una realidad. La creencia popular en un lugar donde los pecadores serán atormentados y quemarán durante toda la eternidad no tiene apoyo bíblico. Pero tampoco lo tiene la idea popular de que al fin todas las personas serán salvadas. Aquellos que rechazan las buenas nuevas de salvación y rehúsan ser obedientes a Dios serán juzgados y condenados, y afrontarán una muerte de la cual nunca habrá resurrección. Los que creen que toda la gente se salvará alegan que un Dios de amor no permitirá que ninguno se pierda la bienaventuranza eterna. Es cierto que Dios es, realmente, el amor personificado y quiere salvar a todos los hombres y las mujeres. Pero, trágicamente, no todas las personas quieren ser salvas. Cristo no podría haberlo dicho más claramente: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación”, pero añade: que “Los que hicieron lo malo, [saldrán] a resurrección de condenación” (Juan 5:24, 29).

Es nuestra elección. El cielo puede ser nuestro si elegimos creer en Dios y estamos dispuestos a ser discípulos de su Hijo, Jesucristo.

El Reino - Ahora y Entonces.
Martes 26 de mayo

Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, entramos en una nueva clase de existencia. Aunque todavía estamos sujetos a los resultados del pecado –envejecimiento, enfermedad y el “sueño” temporario de la muerte–, ya tenemos, en un sentido muy real, la vida eterna. Es importante que nunca perdamos de vista este hecho vital. Hemos nacido de nuevo y tenemos una vida nueva “en Cristo”. Los que han declarado su lealtad a Cristo son “hijos” de Dios (1 Juan 3:2). “Han pasado”, declara Jesús, “de muerte a vida” (Juan 5:24). Han llegado a ser ciudadanos del Reino de Dios al incorporar los valores del Reino en su vida. Ahora tienen un Amo diferente y su foco, en última instancia, ya no son las cosas de este mundo, sino la Ciudad Eterna.

¿De qué modo expresó Jesús la realidad de la ciudadanía del Reino para sus seguidores aun en este mundo? Luc. 17:21; Juan 14:27.
¿Qué confirmación de esta verdad encontramos en las palabras de Pablo? Rom. 14:17; Col. 1:10-14.

Pero no se detiene allí. Lo que experimentamos de la realidad del Reino celestial mientras estamos aquí sobre la tierra es solo un anticipo de la “herencia” que vendrá. Esto nos hace desearla aún más. Cuando Jesús venga en su gloria, “todas las naciones” se reunirán delante de él (Mat. 25:32). “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (vers. 34). ¡Ese es el momento que los hijos de Dios han estado esperando, por fin estarán en casa!

“Mejor que toda la amistad del mundo es la amistad de los redimidos de Cristo. Mejor que un título de propiedad para el palacio más noble de la tierra es un título a las mansiones que nuestro Señor ha ido a preparar. Y mejores que todas las palabras de alabanza terrenal serán las palabras del Salvador a sus siervos fieles: ‘Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación el mundo’ (Mat. 25:34)” (PVGM 308).

Repasa los textos para hoy. ¿Cómo has experimentado la realidad de lo que se promete en ellos? ¿Qué elecciones estás haciendo que podrían impedirte gozar de lo que Cristo ofrece ahora mismo?

Más Allá de Nuestras Mayores Expectativas.
Miércoles 27 de mayo

¿Te has preguntado alguna vez cómo será el cielo y la nueva tierra? ¿Nos reconoceremos unos a otros? ¿Tendremos una juventud eterna? ¿Qué haremos allá? ¿Tendremos nuestras propias ocupaciones? ¿O solo cantaremos alabanzas a Dios? ¿Cuánto recordaremos de nuestra existencia sobre la tierra? ¡No somos los primeros en hacernos estas preguntas!

¿Qué quisieron saber los saduceos acerca de la vida en el más allá? Mat. 22:23-28.
¿Qué les contestó Jesús? Mat. 22:29, 30.

La declaración de Jesús que se registra en Mateo 22 fue parte de una discusión con los saduceos. Estos eran un grupo de líderes judíos que negaban la posibilidad de una resurrección corporal. Es claro que no era la intención de Jesús darles una descripción detallada de las condiciones de la vida eterna. El contexto aclara que Jesús quería enfatizar que la muerte había sido conquistada. Él les señaló más allá de la realidad de la muerte y la resurrección. Los que mueren están seguros en la memoria de Dios, y él, por lo tanto, puede todavía llamarse el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. No obstante, las declaraciones de Jesús también indican claramente que, a pesar de toda continuidad, seremos resucitados con la identidad singular que teníamos en esta vida temporaria; pero también habrá mucha discontinuidad.

¿Cuáles son algunas de las cosas que ya no experimentaremos en la tierra hecha nueva? Apoc. 21:1, 4, 22-27; 22:5.

A los que nos gusta tomar vacaciones a orillas del mar podremos estar chasqueados de que el mar “ya no existía más”. Sin embargo, para la gente que oyó estas palabras por primera vez, el mar era una amenaza. Israel nunca fue una nación navegante. Por buenas razones, temían las oscuras profundidades del océano. Y sabemos, por los evangelios, que aun cruzar el mar de Galilea podía ser una experiencia aterradora. Juan el Revelador nos cuenta que, en el nuevo mundo que Dios creará, todo lo que pudiera ser una amenaza para nosotros habrá sido eliminado y todo lo que pudiera representar un peligro para nosotros estará ausente. ¡Estaremos eternamente seguros!

Trata de imaginarte un mundo sin enfermedades, muerte, temor, pérdidas, un mundo en el que solo creceremos en conocimiento y amor. ¿Qué cosas aquí nos dan una sugerencia de cómo será allí? Permite que tu imaginación capte cómo será esa nueva existencia. ¿Qué estás esperando tú en forma especial?

Encontrar Al Señor en el Aire.
Jueves 28 de mayo

Tenemos razones para creer que sobre la Tierra Nueva podremos reconocer a quienes conocimos en esta vida. Nuestros cuerpos resucitados se parecerán a los del Salvador resucitado. Cuando él apareció a sus seguidores después de su resurrección, claramente fue reconocido por lo que habían estado con él antes de su muerte. Qué gozo indecible será estar reunidos con los que perdimos por la muerte. Pero, la experiencia suprema será encontrarnos con el Señor del universo. Nuestros cantos serán una realidad: “Cara a cara allá en el cielo, he de ver a mi Jesús”. Qué privilegio será estar ante el Alfa y la Omega del universo.

¿Qué seguridad tenemos de que nos encontraremos con el Señor de señores? 1 Tes. 4:16, 17; Apoc. 21:22, 23.

No podemos todavía imaginar qué será encontrarnos con nuestro Salvador. ¡Cuántas preguntas desearemos hacer! Las preguntas acerca de por qué, que tan a menudo estuvieron en nuestros labios, finalmente recibirán su respuesta definitiva. Por fin entenderemos por qué Dios permitió ciertas pruebas y tentaciones específicas en nuestra existencia terrenal. Nunca más dudaremos de la sabiduría y la bondad de Dios. Toda desconfianza será disipada al descubrir por qué Dios permitió que ciertas cosas ocurrieran. Y solo entonces nos daremos cuenta plenamente de cómo hemos sido protegidos de toda clase de peligros.

¿Cuál será un aspecto dominante de la vida eterna? Rom. 14:11; 1 Tim. 1:17; Apoc. 5:13.

La vida eterna será cantar alabanzas eternas y adorar al Rey. ¿Por qué? Porque él es digno de nuestra adoración. “El hecho de que el Hacedor de todos los mundos, el Árbitro de todos los destinos, dejara su gloria y se humillase por amor al hombre despertará eternamente la admiración y la adoración del universo. Cuando las naciones de los salvos miren a su Redentor y vean la gloria eterna del Padre brillar en su rostro; cuando contemplen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su Reino no tendrá fin, entonces prorrumpirán en un cántico de júbilo: ‘¡Digno, digno es el Cordero que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia preciosísima sangre!’” (CS 709, 710).

¿Cómo será encontrarnos cara a cara con Jesús? ¿Qué piensas que le dirás, y por qué? ¿Qué piensas que él te dirá?

Para Estudiar y Meditar
Viernes 29 de mayo

Elena de White escribió mucho acerca del cielo y de nuestra entrada al Reino celestial. Los capítulos finales de El conflicto de los siglos son una descripción sublime de eso que será nuestro. Pero la compilación La historia de la redención también capta este tema en forma admirable. Considera los cuatro últimos capítulos, pp. 438-453.

“‘Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron’ (Apoc. 21:1). El fuego que consume a los malvados purifica la tierra. Todo rasgo de maldición desaparece. Ningún infierno eterno mostrará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado. Solo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las marcas de su crucifixión. En su frente herida, sus manos y sus pies, se encuentran los únicos vestigios de la cruel obra que el pecado realizó” (HR 450).

Preguntas Para Dialogar:

1. ¿Cómo tratamos el tema de la salvación con aquellos que nunca oyeron el nombre de Jesús? ¿De qué modo el hecho de que Jesús murió por los pecados de toda la humanidad, aun de aquellos que nunca escucharon de él, nos ayuda a confiar en que Dios no se ha olvidado de ellos tampoco?
2. La Biblia describe la muerte como un sueño, un estado de inconsciencia. ¿Cómo podemos explicar las experiencias “cercanas a la muerte”, en las que la gente pretende haber visto seres celestiales en luz incomparable, o a amigos y familiares ya muertos? ¿Cómo podemos ayudar a estas personas a darse cuenta de que lo que experimentaron puede no ser lo que ellos creen que fue? En otras palabras, ¿cómo podemos ayudarlas a darse cuenta de que lo que vieron no pudo ser lo que ellos creen que era, no importa cuán real les pareció a sus sentidos?
3. ¿De qué modo la gente ha abusado de la promesa de vida eterna de maneras que les permitió manipular a otros para su ganancia personal o política? ¿Cuáles son algunas maneras en que podemos ser culpables de hacer lo mismo, aunque sea en escala menos dramática?

Resumen: Somos personas con un destino que se extiende mucho más allá de nuestra breve existencia en este mundo actual. Somos ciudadanos de un reino celestial. Este Reino es tanto presente como futuro. Ya está con nosotros, pero se manifestará plenamente en toda su gloria cuando Cristo regrese para llevarnos a casa. Entonces la vida eterna, en la presencia de Dios, será nuestra.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

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sábado, 16 de mayo de 2009

Lección 8: El reposo. Para el 23 de mayo de 2009

Sábado 16 de mayo.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 2:2, 3; Deuteronomio 5:12-15; Isaías 58:12-14; Ezequiel 20:12; Hebreos 4:9-11.

Para Memorizar: “También les dijo: El día sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado” (Mar. 2:27, 28).

SI HAY ALGO RELEVANTE en la fe cristiana para la gente que vive a comienzos del siglo XXI, es el sábado. Es el remedio que necesitan con urgencia millones de personas en las sociedades afligidas por el estrés, los problemas del corazón y la depresión. Ofrece una salida de las presiones incesantes de la vida moderna. Proporciona una posibilidad de recargar nuestras baterías agotadas y reenfocar las prioridades reales de la vida. El sábado nos dice que hay un tiempo en que debemos cerrar las puertas de nuestro hogar y de nuestra mente a la confusión y el ruido del mundo, y llegarnos a la presencia de aquel que nos hizo y que sabe lo que necesitamos.

“Si hay un mandamiento que necesita la gente moderna tan apurada y ocupada, es el del sábado. Estamos tan ocupados tratando de darle sentido a nuestra vida y sirviéndonos a nosotros mismos que nos olvidamos de que Dios es el único que puede darle sentido a nuestra vida. Mostramos que ‘descansamos’ en él al reposar en su día”.–Jon L. Dybdahl, Éxodo, p. 195.

Un Vistazo a la Semana: ¿Por qué es tan importante el sábado para nosotros? ¿Por qué Dios instituyó el sábado? ¿Qué es tiempo santo? ¿Quién o qué hace que el sábado sea santo? ¿Cómo podemos hacer de la observancia del sábado una experiencia deliciosa y significativa?.

El Regalo de Dios para la Gente Ocupada.
Domingo 17 de mayo

Hay dos instituciones básicas para toda la humanidad desde la primera semana de la historia de la tierra: el matrimonio y el sábado. Son una parte intrínseca del programa divino para la felicidad humana. No resulta extraño que ambas, a lo largo de los siglos, hayan estado tanto bajo el ataque del Maligno. Dios sabía lo que la humanidad necesitaría y, por lo tanto, creó el tiempo con un ciclo perfecto de seis días “normales” más un día extraordinario: el sábado. Y, desde entonces, los que han respetado este ritmo instituido por Dios han sido bendecidos por él.

¿Por qué Dios mismo descansó el séptimo día después de la creación del mundo? Gén. 2:2, 3.

¿Con qué término se refiere el profeta Ezequiel al sábado? ¿Qué piensas que significa? Eze. 20:12.

“Después de descansar el séptimo día, Dios lo santificó; es decir, lo escogió y apartó como día de descanso para el hombre. Siguiendo el ejemplo del Creador, el hombre había de reposar durante este sagrado día para que, mientras contemplara los cielos y la tierra, pudiese reflexionar sobre la grandiosa obra de la creación de Dios; y para que, mientras mirara las evidencias de la sabiduría y la bondad de Dios, su corazón se llenara de amor y reverencia hacia su Creador. [...]

“Dios vio que el sábado era esencial para el hombre, aun en el paraíso. Necesitaba dejar a un lado sus propios intereses y actividades durante un día de cada siete para poder contemplar más de lleno las obras de Dios, y meditar en su poder y su bondad. Necesitaba el sábado para que le recordara más vivamente la existencia de Dios, y para que despertase su gratitud hacia él. Pues todo lo que disfrutaba y poseía procedía de la mano benéfica del Creador” (PP 28, 29).

¿Cuál es tu experiencia con el sábado? ¿Lo gozas? ¿Llegas a apreciar más profundamente a Dios al contemplar las maravillas de su creación? Si no, ¿qué cambios podrías hacer para ayudarte a tener una experiencia sabática más satisfactoria?

Tiempo Santo.
Lunes 18 de mayo

La palabra santo aparece en la Biblia en una variedad de lugares. A veces se hace referencia a que las personas son santas, lo mismo que objetos y períodos de tiempo. El significado básico es “poner aparte para un uso específico”. Los sacerdotes eran personas santas porque habían sido apartados para el servicio del Santuario. Ellos usaban vasos e instrumentos santos, que fueron retirados del servicio secular para un propósito ritual específico. Una vez que habían sido apartados como santos, ya no estaban disponibles para el uso común, porque habían sido destinados a un propósito más elevado. Las actividades en tales días santos debían corresponder con el propósito que Dios había asignado a esos días.

Debemos “acordarnos” de guardar santo el sábado. ¿Somos nosotros o es Dios quien hace santo el día? ¿Qué diferencia produce esto? Gén. 2:3; Isa. 58:13.

“El sábado es un testimonio poderoso de la soberanía de Dios. Solo él puede crear, y solo él puede hacer que algo sea santo. Por eso, los adventistas tienen una objeción muy fuerte al cambio del sábado al domingo como el día de descanso y adoración cristiano. Sin un mandato divino claro, ese cambio no es menos que una afrenta a Dios”.–Richard Rice, The Reign of God, p. 403.

¿De qué modo el santo sábado semanal impacta a quienes eligen obedecer el mandato de observar el sábado, el día de tiempo santo, designado por Dios? Éxo. 31:12, 13.

Guardar el sábado combina los aspectos interno y externo. Cuando nuestra observancia del sábado es solo una cuestión de conducta externa, de seguir una lista de reglas, hemos perdido de vista su verdadero significado. Pero, al mismo tiempo, nuestra observancia del sábado es visible para los demás. Les dice a otras personas que somos separados y diferentes. Es una señal de nuestra lealtad a nuestro Creador y Redentor.

Dios quiere que su pueblo sea “santo”; es decir, quiere personas que se hayan separado conscientemente de las cosas de este mundo. ¿De qué manera el guardar el sábado debería ayudarnos de una forma concreta a estar “separados” del mundo? ¿De qué modo la realidad de la proximidad del sábado, cada semana, debería servir como un recordativo para ti cuando afrontas tentaciones durante la semana, ya que se espera que seas una persona santa, un pueblo separado de las cosas que contaminan en el mundo?

Experimentar El Gozo del Sábado.
Martes 19 de mayo

Cuando hablamos acerca del mandamiento del sábado, generalmente nos referimos a la versión que encontramos en Éxodo 20. Allí, el mandamiento está vinculado con la creación del mundo. Cada sábado nos recuerda que Dios es nuestro Creador y que somos sus criaturas, con todo lo que esta gloriosa verdad implica. Pero, en la versión de los Diez Mandamientos en el libro de Deuteronomio descubrimos un aspecto adicional. El sábado semanal también es una conmemoración de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud egipcia y, por ello, por extensión, de toda clase de esclavitud de la cual la gracia de Dios ha liberado a la humanidad.

Lee Deuteronomio 5:12 al 15 cuidadosamente y compara el pasaje con Éxodo 20:8 al 12. ¿Qué añaden el uno al otro? ¿De qué modo se complementan? ¿Podría haber posiblemente otras cosas que deberíamos “recordar” en nuestra observancia del sábado? Si es así, ¿cuáles podrían ser?

El sábado es una señal no solo de la creación sino también de la redención. Nos señala la salvación que tenemos en Jesús, quien no solo nos re-crea ahora (2 Cor. 5:17; Gál. 6:15) sino también nos ofrece la esperanza de una eternidad en un cielo nuevo y una tierra nueva (2 Ped. 3:13). De hecho, los judíos habían visto el sábado como un símbolo del “mundo por venir”; es decir, los cielos nuevos y la Tierra Nueva. Es un anticipo semanal de lo que tendremos por la eternidad y debería servir como un recordativo especial de lo que se nos ha dado en Jesús.

En un nivel más práctico, el sábado nos ayuda a librarnos de la esclavitud del reloj y del calendario. Muchos son, además, esclavos de las computadoras y los teléfonos móviles. Para muchas personas, ha llegado a ser increíblemente difícil separar el tiempo del trabajo del tiempo de ocio. Parece que la vida moderna demanda que siempre podamos ser alcanzados y siempre debemos estar listos para pasar a la modalidad de trabajo. El sábado es el antídoto perfecto para esta enfermedad, que amenaza a cada forma del reposo verdadero, tanto físico como espiritual.

“Guardar el sábado santo significa que podemos cesar de nuestras productividad y realizaciones durante un día de cada siete. Lo emocionante de esta práctica es que cambia nuestras actitudes para el resto de la semana. Nos libera de preocuparnos acerca de cuánto producimos los otros días. Además, cuando terminamos esa inútil carrera con el viento, podemos verdaderamente descansar y aprender a deleitarnos de maneras nuevas”.–Marva J. Dawn, Keeping the Sabbath Wholly, p. 19.

Un Modelo del Descanso Sabático para El Mundo.
Miércoles 20 de mayo

Lee Isaías 58:12 al 14. ¿Qué principios podemos obtener de estos versículos, acerca de la observancia del sábado, que nos ayudarán a experimentar mejor las bendiciones que Dios tiene para nosotros, si recordamos adecuadamente el sábado?

Es una realidad sumamente desafortunada: muchos adventistas no gozan verdaderamente del sábado de Dios. Algunos recuerdan con total frustración la forma en la que el sábado se guardaba en su hogar paterno. Aun en las instituciones adventistas, la observancia del sábado puede dejar mucho que desear. Las reglas y los reglamentos deberían asegurar que el sábado sea guardado “santo”. Algunas de estas reglas están basadas en principios bíblicos, pero otras, de hecho, tienen más que ver con la tradición y la cultura que con un “así dice Jehová”.

El sábado nunca debe ser un día principalmente asociado con prohibiciones y restricciones. Si estamos buscando un modelo para seguir, debemos dejarnos inspirar por el ejemplo de Jesús.

Considera cuidadosamente los siguientes pasajes y descubre cómo guardaba Jesús, nuestro Modelo máximo, el sábado como “santo”. Mar. 2:23-3:6; Luc. 4:16; 6:1-11.

“La obra del cielo no cesa nunca, y los hombres no debieran nunca descansar de hacer bien. El sábado no está destinado a ser un período de inactividad inútil. La Ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; sino que, como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado, y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas. La obra que hacía Cristo al sanar a los enfermos estaba en perfecta armonía con la Ley. Honraba el sábado” (DTG 177).

Trata de imaginar cómo sería un “sábado perfecto”. ¿Cómo lo observarías? ¿Qué tendrías a tu disposición que no podrías tener durante la semana de trabajo? Lleva tu descripción a la clase el sábado.

La Señal del Reposo.
Jueves 21 de mayo

Como observadores del sábado, se nos acusa a menudo de tratar de ganar nuestro camino al cielo mediante la observancia del sábado. Escuchamos esto todo el tiempo. ¿Cómo deberíamos reaccionar?

Lee de nuevo el mandamiento del sábado en Éxodo 20. ¿Qué nos enseña que debemos hacer? Nos indica que debemos descansar: nuestros hijos, nuestras hijas, nuestros siervos, nuestros animales y aun los extranjeros entre nosotros. Todo tiene que ver con el descanso.

Ahora, una pregunta sencilla: ¿Cómo es que el Mandamiento dedicado al descanso, el Mandamiento que específicamente expresa reposo, el mandamiento que nos da una oportunidad especial para descansar, se ha convertido en el universal símbolo de obras del “Nuevo Pacto”? El único Mandamiento que, por su misma naturaleza, habla del descanso ha llegado a ser, para muchos que no lo comprenden correctamente, la metáfora de la salvación por obras. ¿Qué está mal en este cuadro?

De hecho, lejos de ser un símbolo de obras, el sábado es el símbolo bíblico eterno del descanso que el pueblo de Dios siempre ha tenido en Dios.

Lee Hebreos 4:9 al 11. ¿Cuál es el mensaje para nosotros aquí acerca del sábado?

Desde el mundo anterior a la caída de Adán y Eva en el Edén hasta el descanso del Nuevo Pacto que los seguidores de Dios tienen en la obra de redención de Cristo para ellos, el sábado es una manifestación, en tiempo real, del descanso que Cristo ofrece a todos. En Mateo 11:28 al 30, Jesús nos llama a descansar en él. Él nos dará reposo, y ese reposo encuentra una expresión en su universal día de sábado. Cualquiera puede decir que está descansando en Cristo: cualquiera puede decir que es salvado por gracia. Pero, la observancia del sábado es una expresión visible de ese descanso, una parábola viviente de lo que significa estar cubierto por su gracia. Nuestro descanso semanal de nuestras obras seculares y mundanas es como un símbolo de nuestro reposo en la obra completada de Jesús en nuestro favor.

Nuestra obediencia a este Mandamiento es una manera de decir: “Estamos tan seguros de nuestra salvación en Jesús, estamos tan firmes y seguros en lo que Cristo hizo por nosotros, que podemos –de una manera especial– descansar de cualquiera de nuestras obras, porque sabemos lo que Cristo ha realizado en favor de la humanidad por medio de su muerte y su resurrección”.

El sábado es una expresión y una manifestación muy real, muy expresiva y muy visible del descanso que tenemos en Jesús y lo que él hizo por nosotros. No tenemos que decirlo; pero podemos expresarlo de una manera real, una manera que aquellos que no guardan el sábado no pueden expresar.

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 22 de mayo

Lee los comentarios que hizo la señora de White acerca de cuando Dios dio la ley de los Diez Mandamientos, en Patriarcas y profetas, pp. 310-318, y sobre la historia de la observancia del sábado junto con los discípulos de Jesús, en El Deseado de todas las gentes, pp. 248-256.

Una rica fuente de información adicional es el artículo “The Sabbath in the New Testament”, en Kenneth A. Strand, ed. The Sabbath in Scripture and History, pp. 92-113.

Nota específicamente este pasaje: “En el informe de Marcos (cap. 2:27), Jesús planteó el tema del propósito del sábado. El sábado no era un fin en sí mismo. [...] Esta diseñado con el fin de ser una bendición para el hombre, un día de descanso físico, pero también un día dedicado a ejercicios espirituales. Los fariseos trataron el día como si el hombre hubiera sido creado para servir al sábado, en vez de que el sábado satisficiera las necesidades del hombre. El rabí Shim’on ben Menasya, alrededor del año 180 d.C., hizo una afirmación similar [a la declaración de Jesús]: ‘El sábado les fue dado a ustedes, pero ustedes no se han rendido al sábado’” (p. 96).

Preguntas Para Dialogar:

1. En la clase, comparen las descripciones de cómo sería un sábado “perfecto”. ¿Qué pueden hacer para acercarse lo más posible a ese ideal?
2. A comienzos de esta semana se sugirió que algunas de las reglas y las restricciones que aplicamos al sábado están arraigadas más en la tradición que en la Palabra de Dios. Como clase, analicen cuáles podrían ser estas reglas humanas, frente a lo que dice la Biblia. ¿Cómo podemos determinar la diferencia?
3. Medita más en la idea que se expresa en la sección del jueves. ¿Cómo podemos mostrar mejor al mundo que el descanso especial del que gozamos en Jesús por medio del sábado revela la realidad de la gracia de Cristo en nuestras vidas? ¿Qué cosas podríamos haber hecho para dar a otros una impresión equivocada?

Resumen: El sábado es el don de Dios para la humanidad. Es el antídoto perfecto para la inquietud y el estrés actual. Es una cantidad muy específica de tiempo en la semana, que Dios ha “hecho santa” para nosotros. Ese día puede ser, si lo enfocamos con la actitud correcta, una fuente de descanso físico y espiritual, y un tiempo de gran gozo. El ejemplo máximo de la verdadera observancia del sábado es Jesús, quien se refirió en forma muy significativa a sí mismo como el Señor del sábado.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

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sábado, 9 de mayo de 2009

Lección 7: La gracia. Para el 16 de mayo de 2009

Sábado 9 de mayo.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Éxodo 25:8; Isaías 53; Romanos 5:18, 19; 2 Corintios 3:16-18; Efesios 2:4-10; Tito 2:11-14.

Para Memorizar: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8).

“DURANTE UNA CONFERENCIA acerca de religiones comparadas realizada en Gran Bretaña, los expertos de todo el mundo debatían si había alguna creencia que fuera específicamente de la fe cristiana. Comenzaron a eliminar posibilidades. ¿La encarnación? Otras religiones tenían diferentes versiones de los dioses que aparecían en forma humana. ¿La resurrección? Otras religiones tenían informes de retorno de la muerte. El debate siguió por unos momentos, hasta que C. S. Lewis [un renombrado escritor cristiano] entró en la sala. ‘¿Por qué tanto alboroto?’, preguntó, y los colegas respondieron que estaban discutiendo cuál era la contribución singular del cristianismo entre las religiones mundiales. Lewis contestó: ‘Oh, es muy fácil. Es la gracia’”.–Philip Yancey, What’s So Amazing About Grace?, p. 45.

La semana pasada nos confrontamos con el temible fenómeno del pecado, el “misterio de la maldad” (2 Tes. 2:7, NVI). En la sección final vimos que por la intervención divina se había provisto una solución. Cuál fue esa intervención, y qué logró para nosotros, será el tema del estudio de esta semana.

Un Vistazo a la Semana: ¿Cuáles son algunas de las imágenes que usa Dios para enseñarnos el plan de salvación? ¿Qué es la expiación? ¿Cuán central es el concepto de la sustitución para nuestra comprensión de la Cruz?.

Dios Proporciona la Salvación.
Domingo 10 de mayo

La historia de cómo fue probada la lealtad de Abraham es bien conocida. Dios le pidió que sacrificara a su hijo Isaac. Sin saber lo que Dios le había pedido a su padre que hiciera, y pensando que era sencillamente ofrecer un sacrificio en alguna parte, Isaac le preguntó por qué no habían traído consigo un animal. Abraham le respondió con las palabras proféticas que resuenan como un eco en todo el Antiguo Testamento, así como en el Nuevo: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto” (Gén. 22:8).

¿Cuál era la importancia profética de las palabras de Abraham a su hijo?

¿En qué otro lugar del Antiguo Testamento encontramos textos que señalan a la redención que vendría por medio de Cristo? ¿Cuáles son esos textos, y qué dicen? Ver, por ejemplo, Gén. 3:15; Éxo. 25:8; Isa. 53.

Jesucristo es el centro del Antiguo Testamento. De hecho, el propósito de los servicios del Santuario terrenal era señalar la venida del Mesías (ver Heb. 8, 9). Todo lo anterior a la entrada de Cristo al mundo era apenas un preludio de la Cruz. Dios esperó hasta el momento adecuado. Entonces, “cuando vino el cumplimiento del tiempo” (Gál. 4:4), Cristo vino para vivir entre nosotros.

“En toda época y en todo momento, el amor de Dios se había manifestado en favor de la especie caída. A pesar de la perversidad de los hombres, hubo siempre indicios de misericordia. Y, llegada la plenitud del tiempo, la Deidad se glorificó derramando sobre el mundo tal efusión de gracia sanadora que no se interrumpiría hasta que se cumpliese el plan de salvación” (DTG 28).

Piensa en cuántos siglos pasaron entre las promesas del Mesías venidero y su venida. ¿Qué nos debería decir eso –a nosotros, que vivimos generalmente solo unas pocas decenas de años– acerca de la paciencia, acerca de confiar en Dios aunque las cosas parezcan que llevan demasiado tiempo?

Cuadros del Milagro de la Gracia.
Lunes 11 de mayo

¿Cómo explicas a un niño de 3 años qué es la electricidad? ¿Cómo explicas a los que viven en la selva africana, que nunca viajaron a más de cuarenta kilómetros de donde viven, para qué existen los semáforos y cómo funciona un ascensor? ¿Cómo puede un físico explicar la teoría de la relatividad de Einstein a una persona que solo terminó la escuela primaria? Dios afrontó una brecha de comunicación que va mucho más allá de los ejemplos de barreras a la comunicación humana. El amor divino demostrado en la vida y la muerte de Jesucristo no puede captarse plenamente con palabras humanas. No obstante, Dios quería que tuviésemos una idea adecuada de lo que involucra su plan de salvación. Dios inspiró a los autores de las Escrituras para que usaran numerosas imágenes con palabras, cada una de las cuales nos da una vislumbre adicional del misterio de su gracia. Ninguna de estas imágenes debe usarse aislada de las otras perspectivas. Sin embargo, tomadas en conjunto, nos dejarán un sentido de asombro y de inmensa gratitud.

¿Cuál es una de las imágenes verbales más destacada que Dios usó para ayudarnos a captar algunas vislumbres profundas del misterio de la gracia? Isa. 53:7; Juan 1:29.

¿Qué otros símbolos se usan para ilustrar una dimensión adicional de la verdad de la expiación? Mat. 20:28; Hech. 20:28; 1 Cor. 6:20.

Debemos ser cuidadosos de no usar un símbolo específico con exclusión de otras “imágenes verbales”. Cuando combinamos todo lo que se dice acerca de la expiación, llegamos a tener un cuadro tan completo como el que los seres humanos finitos podemos absorber.

No obstante, la imagen de un rescate, de un alto precio pagado por nosotros, es muy vigorosa. “Cristo nos redimió del pecado; es decir, nos compró de nuevo desde el pecado [...]. Lo que la metáfora trata de decir es que: a) los medios de nuestra salvación son costosos; y que b) hemos pasado de un estado a otro: del estado de esclavitud a un estado de cercanía a Dios. Una redención significa el traspaso de la propiedad con un costo”.–Edward W. H. Vick, Let Me Assure You, p. 33.

Medita en las implicaciones de la idea de que el Creador del universo, aquel que hizo todo lo que existe (Juan 1:1-3), voluntariamente fue a la cruz como el único medio de salvarnos de la ruina eterna. ¿Por qué la realidad de esta verdad influye poderosamente en nuestra manera de vivir? Piensa en cuán necio es permitir que cualquier cosa terrenal nos aparte de la Cruz.

¿Qué Sucedió en el Calvario?
Martes 12 de mayo

Hay mucha discusión entre los teólogos acerca de la doctrina de la expiación. Se promueven dos conceptos principales. Algunos eligen un concepto objetivo de la expiación, mientras que otros defienden un concepto subjetivo. ¿Qué significa esto? La primera corriente de pensamiento enfatiza que sucedió algo en el momento histórico en una colina en las afueras de Jerusalén, un evento histórico y concreto que proveyó la base para nuestra salvación. Otros teólogos subrayan que nuestra respuesta a la demostración de amor de Jesús y de su sacrificio propio en la cruz es el punto vital: somos transformados cuando contemplamos un amor tan grande. Ambas perspectivas tienen aspectos positivos y, cuando se las entiende juntas, cada una complementa la otra.

¿De qué manera explica la Biblia la relación entre lo que Cristo hizo por nosotros y lo que, como seres pecadores, de hecho, merecemos? Isa. 53:4, 5; Rom. 5:18, 19.

La idea de que Jesucristo murió en nuestro lugar, con el propósito de que no tengamos que sufrir la muerte eterna sino que lleguemos a ser participantes de la vida que él ofrece, generalmente se conoce con el nombre de sustitución. Para algunos, esta idea es repugnante. No les gusta el lenguaje legalista que a menudo se usa o el concepto de la ira divina contra el pecado. Pero, nos guste o no, la grandiosa verdad es que Dios ha tratado el problema del pecado de un modo que él decidió que era adecuado. Siendo justo, él no podía ignorar el pecado; siendo amor, él no podía abandonar al pecador. Nosotros debíamos pagar la penalidad de la muerte eterna porque somos los culpables. ¡Pero Jesús estuvo dispuesto a tomar nuestro lugar! Eso es lo que sucedió en la cruz. Este evento real, el de su sustitución en lugar de nosotros, llegó a ser la base de nuestra redención.

Luego, como resultado de lo que Cristo hizo por nosotros, como una respuesta a su sustitución en nuestro lugar, nosotros somos atraídos a él, respondemos a él, cambiamos nuestra actitud hacia él y también hacia los demás seres humanos. Esto es el lado complementario y subjetivo del plan de la salvación (Juan 12:32; Rom. 5:1).

Piensa en las cosas malas que has hecho y que (tal vez) sigues haciendo. Luego, date cuenta de que Jesús, en la cruz, sufrió el castigo que tú merecías por aquellas acciones. ¿Cómo te sientes, sabiendo que él sufrió en tu lugar? ¿Cuál debería ser tu respuesta, sabiendo lo que sufrió Jesús en tu favor?

Un Cambio de Corazón.
Miércoles 13 de mayo

La manifestación sin paralelo de la compasión divina y de la gracia en el Calvario ha cambiado millones de corazones. Desde el mismo momento en que moría colgado de la cruz, la gente fue transformada al contemplar el amor de Cristo. Uno de los criminales crucificados con él notó que Jesús era un ser especial, con un futuro más allá de esa muerte vergonzosa (Luc. 23:39-43). Y, aun el centurión romano notó que Jesús no era un criminal (vers. 47).

¿De qué modo nuestras vidas deberían ser transformadas por la contemplación de Jesús y de lo que hizo por nosotros? 2 Cor. 3:16-18; Heb. 12:2, 3.

“Fije el pecador arrepentido sus ojos en ‘el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’ (Juan 1:29) y, contemplándolo, se transformará. Su temor se trueca en gozo, sus dudas en esperanza. Brota la gratitud. El corazón de piedra se quebranta. Una oleada de amor inunda el alma. Cristo es en él una fuente de agua que brota para vida eterna. Cuando [...] lo contemplamos en Getsemaní, sudando gruesas gotas de sangre, y muriendo en agonía sobre la cruz; cuando vemos eso, no podemos ya reconocer el clamor del yo. Mirando a Jesús, nos avergonzaremos de nuestra frialdad, de nuestro letargo, de nuestro egoísmo. Estaremos dispuestos a ser cualquier cosa, o nada, para servir de todo corazón al Maestro” (DTG 407, la cursiva fue añadida).

¿Cuán bien reflejan estas palabras tu propia experiencia con Cristo? ¿Qué te puede retener de lograr una experiencia más profunda con él? ¿Cuánto tiempo pasas contemplando el Calvario?

Los teólogos proponen diversas teorías de la expiación. Pero, cuando se dijo y se hizo todo lo posible, no hay ninguna teoría o combinación de teorías que hará justicia a la maravilla de la gracia de Dios (ver 1 Cor. 1:20-25). Es bueno hablar juntos acerca de los pasajes de las Escrituras que revelan diferentes aspectos del sacrificio de Jesús. Pero, lo que hizo Jesús por nosotros debería ser no solo un tema de debate sino de contemplación y de experiencia con oración. Aunque hay mucho que no podemos comprender, se nos ha dado lo suficiente para que podamos asombrarnos por lo que Dios hizo por nosotros en Cristo.

Cristo, Nuestra Salvación.
Jueves 14 de mayo

Es fácil que los cristianos sean desviados. Para algunos, el centro de su fe es la Biblia, o es la iglesia, o son las tradiciones o las doctrinas de su iglesia. Aunque todas estas cosas tienen su lugar, pueden ser muy problemáticas si nos alejan de Jesús, quien es la única Fuente de nuestra salvación.

Como adventistas del séptimo día, a menudo nos referimos a la “verdad” como el foco de nuestra fe. No hay nada de malo en esto, mientras no reduzca nuestro concepto de la verdad solamente a una lista de doctrinas a las cuales nos suscribimos intelectualmente. Las doctrinas son importantes, pero nuestra fe debería encontrar su centro en la verdad como la encontramos en Jesús. Creemos en una Persona que nos ha revelado a Dios, que vino para redimirnos, que actualmente es nuestro Mediador celestial y que retornará para llevarnos a casa. Esto debiera ser de importancia principal para nosotros.

¿Qué nos enseñan pasajes como Efesios 2:4 al 10 y Tito 2:11 al 14 acerca de la posición central de Cristo en nuestra fe?

Efesios 2:4 al 10 es un pasaje extraordinariamente rico. Subraya varias veces que somos salvados por la gracia. Se describe esta gracia como las “abundantes riquezas” (“incomparable riqueza”, vers. 7, NVI) que proceden del “gran amor con que nos amó” (vers. 4). Esta gracia es gratis. No se la puede ganar. Nuestras obras no nos ganan la vida eterna. Si eso fuera así, tendríamos razón para jactarnos acerca de nuestra propia bondad. Es la gracia de Dios la que produce cambios visibles en nuestras vidas diarias, y eso nos capacitará para hacer “buenas” obras (vers. 10). Pero, aun estas buenas acciones son, esencialmente, la obra de Dios en nosotros.

¿Qué magnífica descripción de la posición central de Jesucristo en nuestra fe encontramos en las palabras de Pablo que están registradas en Hechos 17:28? Ver también Gál. 2:16-20.

¿De qué modo las doctrinas que tenemos como Adventistas nos ayudan a comprender mejor lo que Cristo hizo por nosotros? Supongamos, por ejemplo, que creyeras en el tormento eterno en el infierno. ¿De qué manera esa enseñanza falsa, o alguna otra, impactaría tu comprensión de Cristo? ¿Por qué, entonces, son tan importantes las doctrinas correctas para ayudarnos a conocer mejor a Jesús?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 15 de mayo

Cuando a los adventistas se les pregunta acerca de la obra expiatoria de Cristo, casi automáticamente se refieren al El Deseado de todas las gentes, de Elena de White. Los capítulos 78 y 79 (pp. 690-713) son especialmente apropiados en el contexto del estudio de esta semana. Nota la afirmación en la página 699: “Como Jesús crucificado con los ladrones, fue puesto ‘en medio’, así su cruz fue puesta en medio de un mundo que yacía en el pecado. Y las palabras de perdón dirigidas al ladrón arrepentido encendieron una luz que brillará hasta los más remotos confines de la tierra”.

Preguntas Para Dialogar:

1. Algunas personas se ofenden por la idea de que Dios exigía la vida de su Hijo como “pago” por los pecados de la humanidad. Esa, sin embargo, es una imagen usada por la Biblia, y debemos aceptarla tal como está revelada. ¿Qué nos debería decir esa imagen acerca de la seriedad del pecado y cuán costosa fue nuestra redención?
2. Si hay una doctrina que objetan muchas personas contemporáneas es la de la expiación. Muchos no aceptan la idea de que nuestro problema debía ser resuelto por una intervención “de afuera”. ¿No debería cada persona aceptar la responsabilidad por lo que hizo? ¿Cómo explicas a tales personas la necesidad de la intervención divina? Además, pregúntales a esas personas acerca del problema de la muerte. ¿Cómo se puede resolver ese problema si no es por la intervención divina?
3. Los que son salvados por gracia deben también mostrar gracia a quienes los rodean. ¿De qué modo podemos mostrar, como individuos, que nuestras vidas están arraigadas en la gracia? ¿De qué manera una iglesia puede dar ejemplo de esta gracia divina?
4. ¿De qué modo nos cambia la vida el darnos cuenta de que Cristo murió por nosotros? ¿Qué nos debería enseñar acerca del perdón, la humildad, la paciencia, el amor por los que no son dignos de ser amados? ¿Cuáles son algunas maneras prácticas y concretas en que podemos revelar la realidad de lo que significa la Cruz para nosotros?

Resumen: Los teólogos han desarrollado muchas teorías acerca de la expiación. La mayoría son deficientes o, por lo menos, unilaterales. Pueden ser comparadas con fotografías tomadas de diferentes ángulos de las montañas del Himalaya. Todas muestran montañas, pero no ofrecen un cuadro completo. El milagro de la gracia no debe ser reducido a una fórmula a la que le damos nuestro asentimiento intelectual. Es el fundamento de nuestra fe. Cristo murió por nosotros con el objetivo de que podamos tener vida eterna. Sin él, estamos perdidos. Con Jesús, como nuestro Salvador, nuestro futuro está asegurado.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

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sábado, 2 de mayo de 2009

Lección 6: El pecado. Para el 9 de mayo de 2009

Sábado 2 de mayo.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Isaías 14:12-14; Mateo 23:23; 25:45; Filipenses 2:6-8; Hebreos 1:1-5; Apocalipsis 5:9-12.

Para Memorizar: “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida” (Rom. 5:18).

EL ENTUSIASTA OPTIMISMO de generaciones anteriores de que todo en el mundo mejoraría más y más ya no es cierto hoy. Aun después de la Guerra Fría, el mundo está lejos de ser un lugar seguro. La amenaza del terrorismo ha hecho que todos nos sintamos vulnerables. La ciencia, que se suponía que era la pregonera de un mundo mejor, ahora amenaza con producir desastres en este mundo. Las fuentes comunes de energía se están agotando. Los casquetes polares se están derritiendo. El crimen es un triste hecho de la vida por todas partes. Los seres humanos muestran poco o ningún signo de mejoramiento moral en las últimas generaciones. La brecha entre los ricos y los pobres se está ensanchando constantemente. Nuestra cuota diaria de noticias casi invariablemente nos habla de atrocidades y decadencia moral. No sorprende que alguien en cierta ocasión haya dicho que la enseñanza cristiana de la pecaminosidad humana se puede verificar fácilmente. Es decir, esa es una doctrina que no hace falta aceptar por fe. No obstante, por malo que sea el pecado, no es el fin de la historia. Es cierto, el pecado es real, pero también lo es la gracia divina.

Un Vistazo a la Semana: El pecado y los resultados del pecado, son una dolorosa realidad en la vida humana. Gracias a Dios por Jesús, quien proveyó una vía de escape para todos.

El Pecado es Rebelión.
Domingo 3 de mayo

¿Cuál es la esencia del pecado? ¿De qué modo lo define la Biblia? En 1 Juan 3:4, se afirma: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”. Hay una traducción que dice: “El pecado se opone a la ley”. La Nueva Versión Internacional vuelca: “el que comete pecado, quebranta la ley”. Pero la humanidad ha quebrantado o transgredido no cualquier ley, sino la Ley de Dios. Los seres humanos se rebelaron contra su Hacedor, pretendiendo que ellos mismos son la medida de todas las cosas, en vez de que, con confianza humilde, someterse a la sabiduría y el amor de Dios.

¿Qué revelan los siguientes pasajes de la Biblia acerca de la esencia del pecado? Gén. 3:1-7; Isa. 14:12-14; Apoc. 12:7-9.

¿Por qué castigó Dios a Adán y a Eva por lo que pareció ser un asunto insignificante? Puede parecer sin importancia, pero allí había involucrado un principio vital. “En la fruta no había nada venenoso y el pecado no consistía meramente en ceder al apetito. La desconfianza en la bondad de Dios, la falta de fe en su palabra, el rechazamiento de su autoridad, fue lo que convirtió a nuestros primeros padres en transgresores e introdujo en el mundo el conocimiento del mal. Eso fue lo que abrió la puerta a toda clase de mentiras y errores” (Ed 25).

¿Cuál será una de las características principales del pueblo de Dios en el tiempo del fin? Apoc. 14:12. ¿De qué manera el problema de la obediencia desempeña aquí una parte importante?

Dios ha hecho por nosotros todo lo que podía hacer el amor infinito. En respuesta, él nos pide que amemos y obedezcamos. En un momento en el que el mundo está plagado de ilegalidad abierta y una filosofía relativista –que pretende que el bien y el mal dependen sencillamente de circunstancias culturales y comunales, y preferencias personales–, debe haber, y habrá, un pueblo que valientemente defenderá las normas divinas de santidad, los Diez Mandamientos.

Tendemos a pensar en la rebelión como un ataque abierto y el rechazo de la autoridad. No obstante, puede aparecer de maneras mucho más sutiles. ¿Cómo podrías saber si, tal vez, tú mismo estás guardando en secreto algunas actitudes rebeldes contra Dios?

No Dar en el Blanco.
Lunes 4 de mayo

A menudo se le resta importancia a la seriedad del pecado. “¡Ah, no todos podemos ser perfectos!”, dice la gente. Pero, el pecado es un asunto muy serio. “Toda la seriedad del pecado solo puede hacerse visible cuando hemos comprendido las potencialidades plenas de la existencia humana como fue creada a imagen de Dios”.–John Macquarrie, Principles of Christian Theology, p. 238.

El pecado no tiene que ver solo con actos ilícitamente cometidos. También incluye el deseo y las fantasías acerca de cosas que sabemos que son malas (Mat. 5:28).

¿Acerca de qué cosas fantaseaste en las últimas 24 horas? ¿Te avergonzaría que esos pensamientos se hicieran públicos? ¿Qué debería decir tu respuesta acerca de dónde está tu corazón? Ver Rom. 8:6.

También hay una categoría de pecado a la que generalmente se señala como “pecados de omisión”. Esto se refiere al descuido intencional del deber, rehusar hacer algo que se sabe que debe ser hecho.

En Mateo 23:23 y Mateo 25:45 encontramos afirmaciones hechas por Jesús que tratan con los pecados de omisión. Lee estos versículos en su contexto. ¿Qué implican estas afirmaciones?

También en el capítulo 25 de Mateo encontramos la parábola de los talentos (vers. 14-28). ¿Qué le sucedió al siervo que había escondido su único talento? ¿Cuál es la importancia de esto para nuestro estudio?

Todos hemos recibido ciertos talentos. Es parte del concepto de mayordomía el que utilicemos nuestros talentos completamente. Debemos responder ante Dios por lo que dejamos de hacer con lo que él nos ha dado. Recordemos lo que dijo Pedro: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Ped. 4:10).

Pecados de omisión, pecados del pensamiento; ¿quién no ha sido culpable de ellos? Medita en la promesa del perdón que podemos tener en Jesús. ¿Por qué esto debería significar tanto para nosotros?

El Pecado “Original”.
Martes 5 de mayo

Los teólogos a veces distinguen entre los actos pecaminosos que cometemos y la naturaleza pecaminosa que poseemos. Todos hemos sido corrompidos por la caída de Adán; todos nacemos con una naturaleza caída aun antes de que pequemos. El muy difundido rito del bautismo de los infantes está estrechamente vinculado con esta creencia. Los que lo practican creen que un bebé recién nacido que muere sin haber sido bautizado se perderá eternamente, porque el infante es un pecador, y si esta pecaminosidad no es atendida de alguna manera, el niño pierde la vida eterna.

No hay apoyo bíblico para esta práctica, ni para la idea de que un niño que muere, automáticamente, es condenado a la destrucción. Ahora bien, es cierto que el pecado “original” de Adán y Eva ha tenido consecuencias que saturan todo y que impactan a todos. El pecado entró en el mundo por medio de una persona, y por medio de este pecado la muerte pasó “a todos los hombres” (Rom. 5:12).

¿De qué modo describe el apóstol Pablo las poderosas tendencias hacia una conducta pecadora con las que todos nacemos? Rom. 8:7, 8; 7:21-24. ¿De qué manera has experimentado la realidad de estas tendencias en tu propia vida?

A lo largo de los siglos, algunos cristianos han declarado que ellos lograron un estado de perfección. No obstante, los que pretenden tener la perfección se engañan a sí mismos. Es contrario a las claras palabras de las Escrituras. Citando el Salmo 106:6, Pablo afirmó: “No hay justo, ni aun uno” (Rom. 3:10). Su colega, el apóstol Juan, es igualmente certero: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos” (1 Juan 1:8).

“La santificación no es una obra de un momento, de una hora o de un día. Es un continuo crecimiento en la gracia. No hay un día en el cual sepamos cuán violento será nuestro conflicto al día siguiente. Satanás vive y está activo, y cada día necesitamos clamar fervientemente a Dios en busca de ayuda y fortaleza para resistirlo. Mientras reine Satanás, tendremos que subyugar el yo, que vencer obstáculos, y esto sin tregua. No hay un punto al cual podamos llegar y decir que hemos triunfado plenamente”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 7: 958).

Imagínate que alcanzas un punto en el que logras la victoria sobre el pecado; es decir, no cometes ningún pecado conocido. Más todavía: siempre fuiste amable, amante, generoso y viviste de acuerdo con toda la luz que tenías. Imagínate que reflejas “perfectamente” el carácter de Jesús. ¿Por qué, a pesar de todo, todavía necesitas un Salvador cuya sola justicia puede permitirte estar “sin condenación” (Rom. 8:1) ante Dios?

¿Pecados Corporativos Versus Personales?
Miércoles 6 de mayo

Desde la Caída, el mundo ha estado manchado por el pecado. Los resultados del pecado son visibles en la naturaleza. Son visibles también en las guerras, en los males de la esclavitud y en otras formas de explotación, y también en la manera en que estamos devastando los recursos naturales. El mundo del pasado y del presente está lleno de materialismo, egoísmo, injusticia y perversión.

Estos hechos plantean muchas preguntas difíciles. Una de las principales es si, como individuos, tenemos alguna responsabilidad en estas cosas, y si deberíamos asumir alguna culpabilidad por este estado corporativo de pecaminosidad. Las siguientes consideraciones puede ayudarnos a tratar con este dilema.

1. Considera de qué modo los males corporativos en nuestro mundo pueden considerarse contra el trasfondo de la gran controversia. “Detrás del surgimiento y la caída de las naciones, y el juego de los intereses humanos, yace la lucha invisible entre la Deidad, junto con la hueste de ángeles leales, y Satanás con sus huestes de ángeles caídos: una lucha que impacta directamente toda la actividad humana”.–Frank Holbrook, “El gran conflicto”, en Raoul Dederen, ed., Handbook of Seventh-day Adventist Theology, p. 995.
2. Considera la naturaleza absolutamente destructiva del pecado. El pecado quiere destruir todo lo que tenga algún valor. El pecado y la muerte son sinónimos, y están por todas partes. Por lo tanto, no hay esperanza para este mundo sin la intervención divina, porque el poder del mal y de la muerte exceden en mucho a nuestras capacidades humanas para tratar con ellos.
3. Pero también considera que todos tenemos alguna influencia. Todos podemos hacer pequeñas decisiones que a veces pueden aumentar o disminuir, aunque sea ligeramente, el mal en este mundo. Podemos trabajar en favor de la paz y la justicia. Podemos realizar actos de compasión. Podemos elegir cooperar con todos los que quieren proteger el ambiente. ¿En qué forma pasajes como los de Eclesiastés 9:10, Lucas 16:10, y Filipenses 4:8 y 9 contribuyen a nuestra comprensión de este problema?

Es muy fácil dejar caer los brazos con desesperación y decir: “Los problemas son demasiado grandes. ¿Qué puede hacer esta personita, que soy yo, para ayudar?” Sin embargo, ¿de qué modo el ejemplo de Jesús y del bien que él hizo al sanar a los enfermos y consolar a los pobres (que, considerando todos los enfermos y los pobres del mundo en ese tiempo, eran un número comparativamente pequeño) puede influir sobre nuestras decisiones para procurar que el mundo sea un lugar mejor?

La Única Solución para El Problema del Pecado.
Jueves 7 de mayo

No hay solución fácil o barata para el problema del pecado. La determinación y la perseverancia humanas no son suficientes para vencer el pecado. El pecado es más grande que nosotros. Por lo tanto, la solución sobrepasa nuestras posibilidades. Hay mucha confusión entre la gente acerca del problema de la salvación. Muchos pretenden que hay diferentes caminos al Reino. Los caminos son diferentes, dicen, pero todos conducen al mismo destino. Pero están equivocados.

¿Cuál es el testimonio claro de las Escrituras con respecto al único camino hacia la salvación? Juan 10:7; 14:6; Hech. 4:12.

No sabemos quién entrará por las puertas del Reino. Gracias a Dios, esa decisión está en las manos de aquel a quien se ha dado el juicio, aquel que es el amor y la justicia personificados. Pero sabemos una cosa: los que reciban la vida eterna lo harán solo porque Cristo murió por ellos. Algunos pudieron no haber tenido el privilegio de aprender acerca de su Salvador. Pero, eso no quita para nada el hecho de que, si ellos son salvos, será por medio del nombre de Cristo, aun si ellos mismos nunca oyeron pronunciar ese nombre.

¿Por qué Jesús es el único que puede salvar a la humanidad caída? Fil. 2:6-8; Heb. 1:1-5; Apoc. 5:9-12.

“El divino Hijo de Dios era el único sacrificio de valor suficiente como para satisfacer ampliamente las demandas de la perfecta Ley de Dios [...]. Sobre Cristo no se impuso ningún requisito. Él tenía poder para deponer su vida y para volverla a tomar. No se ejerció sobre él ningún grado de coerción para que aceptara la tarea de redimir a los seres humanos. Su sacrificio fue enteramente voluntario. Su vida era suficientemente valiosa como para rescatar a los seres humanos de su condición caída.

“El Hijo de Dios poseía la misma forma de Dios, y nunca consideró el hecho de ser igual a Dios como cosa a la cual aferrarse. Entre los humanos que recorrieron el mundo, él fue el único que pudo decir a todos: ¿Quién de ustedes me convence de pecado? Se había unido con Dios en la creación de los seres humanos y, en virtud de la perfección divina de su carácter, poseía poder para expiar el pecado del hombre, y para elevarlo y llevarlo de vuelta a su primer estado” (EJ 18).

Piensa en cuán malo debe ser el pecado para costar tanto, la muerte de Jesús mismo, con el fin de ser expiado. ¿De qué modo mantener esta verdad asombrosa delante de ti puede ayudarte en tu propia lucha con el pecado?

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 8 de mayo

Lee, en Primeros escritos, de Elena de White, los capítulos “La caída de Satanás”, “La caída del hombre” y “El plan de salvación”, pp. 145-152. Estos tres breves capítulos tratan del origen del pecado en el cielo y en la tierra, y acerca de la primera revelación del plan de salvación.

Preguntas Para Dialogar:

1. Como adventistas del séptimo día, sabemos que el mundo no se volverá mejor, sino peor, mucho peor. La pregunta es: ¿De qué manera debemos relacionarnos con los problemas del mundo? ¿Nos encogemos de hombros, diciendo: “Bueno, Dios dijo que estas cosas serían malas, y lo son, de modo que ¿qué podemos hacer acerca de ellas?” ¿O nos involucramos tanto en tratar de resolver los problemas del mundo que nos olvidamos de nuestra propia vocación de señalar a la gente la única solución: es decir, Jesucristo, quien murió por nuestros pecados y pronto regresará? ¿De qué modo podemos establecer un equilibrio adecuado?
2. ¿Debería la iglesia ser más clara en su condenación de los males corporativos en este mundo? ¿O tendría esto poco impacto y solo nos distraería de nuestra comisión de llevar el evangelio a cada persona? Al mismo tiempo, si permanecemos indiferentes acerca de muchos de estos grandes problemas, ¿dónde quedaría nuestra credibilidad moral?
3. De todos los horribles efectos del pecado, la muerte tiene que ser el peor. Como humanos, no hay absolutamente nada que podamos hacer para revertirla. El pecado ha tenido tales efectos devastadores que solo la intervención sobrenatural de Dios puede resolverlo. ¿Qué debería decirnos esto acerca de cuán importante es que nos esforcemos contra el pecado con toda la fuerza que Dios nos ha dado?
4. Como adventistas, en el centro de nuestra comprensión de todo el problema del pecado y del mal está el escenario del gran conflicto, la idea de que las inteligencias que miran desde otros mundos están observando lo que sucede aquí, y viendo cómo Dios tratará el problema del pecado y de sus consecuencias. Imagínate que eres un ser sin pecado de otra parte del universo, que ha visto lo que el pecado nos ha hecho. ¿Qué vería él? ¿Qué estaría pensando? ¿Qué lecciones podría estar aprendiendo de lo que sucede aquí? Imagínate cuán incomprensible e irracional deben parecerle nuestras acciones.

Resumen: El pecado ha infectado todas las esferas de la vida. Nos afronta la realidad de algo que, en mucho, excede nuestra capacidad de entender. Pero no excede el poder y el amor de Dios. Él ha tratado decisivamente con el problema del pecado en su Hijo, Jesucristo.


Guía de Estudio de la Biblia: Caminar la vida cristiana / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Abril-Junio de 2009
Autor: Reinder Bruinsma, nacido en Holanda, ha servido en distintas responsabilidades a lo largo de su larga carrera en la iglesia. Autor de casi veinte libros, algunos de los cuales han sido traducidos a varios idiomas, y era presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Holanda cuando escribió esta Guía de Estudio de La Biblia.
Editor: Clifford Goldstein

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