sábado, 14 de febrero de 2009

Lección 8: La autoridad de los profetas / Edición para Maestros

El sábado enseñaré...
Texto Clave: 1 Tesalonicenses 5:20, 21.

Enseña a tu clase a:

Saber que la autoridad de un profeta proviene de Dios.

Sentir la disposición de aceptar el mensaje que Dios comunica por medio de sus profetas.

Hacer la decisión de considerar la Biblia como la autoridad suprema para la vida y las doctrinas cristianas.

Bosquejo de la Lección
  1. Hablando de parte de Dios (Éxo. 4:10-16)
    1. ¿Cuál fue la base de la autoridad de Moisés? ¿Cuál es la importancia respectiva de ser llamado, ser enviado, y encontrarse con Dios?
    2. ¿Cuál fue la base y la evidencia de la autoridad de Jesús (Mat. 21:23; Juan 17:2)? ¿De qué manera se aplica esto a los profetas?
  2. Respuesta a la autoridad (2 Rey. 22:10-13)
    1. ¿Qué sentimientos están involucrados al renunciar a la autonomía ante una autoridad externa?
    2. Lee Jeremías 36:22 al 31. ¿Pierden autoridad los profetas si nadie los escucha? ¿De qué modo te hace sentir el ver que la gente rechaza la Biblia o los escritos de Elena de White?
    3. Lee Hebreos 4:12. La Palabra de Dios siempre demanda una respuesta, o elección. ¿Qué papel desempeñan las emociones en nuestra respuesta?
  3. Autoridad relativa (1 Crón. 29:29, 30)
    1. ¿Qué clase de inspiración tiene el predicador en un buen sermón? ¿Con qué autoridad deberíamos recibir su mensaje?
    2. ¿Cuánta autoridad deberías conceder a los escritos inspirados fuera del canon bíblico? ¿Cómo podemos asegurarnos que no estamos dando más autoridad a los escritos de Elena de White, a los autores contemporáneos o a los dirigentes de la iglesia que a las Escrituras?
Resumen

La autoridad profética deriva de su Fuente, su contenido y el propósito del mensaje. El poder personal, la influencia o el carisma no deben ser confundidos con la autoridad profética. Las Escrituras son la autoridad última.

CICLO DE APRENDIZAJE

PASO 1: ¡Motiva!

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Un profeta es el instrumento humano de Dios para proclamar su Palabra. La autoridad de los 66 libros de la Biblia sobrepasa cualquier otra expresión profética.

Una mujer contó una vez la siguiente historia:

Cierta noche, soñó que se encontraba en una sala con mucha gente. De repente, apareció una luz brillante en la habitación. La luz se concentró en ella, y le dijo:

–Tú estás haciendo bien, pero ve y dilo a otros.

Inmediatamente la mujer se despertó. Tenía la sensación muy fuerte de que había estado en la presencia de Dios, y que él le había dicho lo que quería que ella hiciera.

“Ve y dilo”; ¿qué cosa? ¿a quién? –se preguntaba.

Perpleja, compartió su sueño con su pastor.

–Yo pienso que tal vez Dios tiene a alguien que él quiere que usted comparta la verdad con él –fue su respuesta–. Recientemente recibí una llamada de una mujer que quisiera estudiar la Biblia. ¿Estaría usted dispuesta a ir y estudiar con ella?

La mujer quedó petrificada. Ella había tratado antes de dar estudios bíblicos. Siempre se había sentido completamente inadecuada. Realmente no quería probar de nuevo. Sin embargo, no estaba dispuesta a decir directamente que no. Después de mucha vacilación, ella dijo:

–Creo que trataría de hacerlo.

Cada semana, durante varias semanas, fue a la casa de la mujer, con la Biblia en la mano. Cada vez, ella oraba para que la mujer no estuviera en la casa. Pero cada vez ella estaba allí, esperándola.

Un mes o dos más tarde, la mujer que tuvo el sueño tuvo que mudarse a otra región, del otro lado del país. Se sintió muy aliviada de poder dejar los estudios bíblicos.

Como un año más tarde, la mujer recibió una carta de la persona a la que había comenzado a dar estudios bíblicos.

La carta decía: “¡Acabo de ser bautizada! Quería que usted lo supiera enseguida. Había estado orando para que alguien me ayudara a estudiar la Biblia, cuando usted me visitó. ¡Yo sé que Dios la envió! Nunca me olvidaré de usted. ¡Muchas, muchas gracias!”

Considera: ¿Qué hubiera pasado si la mujer que tuvo el sueño hubiera rehusado comenzar a dar los estudios bíblicos? ¿Crees que Dios dirige eventos como este? ¿Por qué sí o por qué no?

PASO 2: ¡Explora!

Comentario de la Biblia

I. La relación del profeta con la autoridad de Dios

Si estuvieras dando permiso a alguien para que hablara por ti, te asegurarías muy bien que entendiera tu posición y lo que representas. Elegirías a alguien que te representara, en quien pudieras confiar muy bien.

Eso describe la clase de relación que Dios tuvo con Moisés. Los primeros cuarenta años de su vida, estuvo aprendiendo las cosas como se las hace en el mundo y, al mismo tiempo, construyendo una relación estrecha con Dios.

Considera: ¿Qué educación fue más valiosa y por qué? Pide que alguien lea Éxodo 3:10 al 12. ¿De qué manera la actitud de Moisés, en esta etapa de su vida, fue diferente de la que había tenido cuando por primera vez trató de librar a los israelitas cuarenta años antes? ¿Qué educación lo preparó mejor para ser un “vocero” de Dios? ¿Cuál fue la diferencia en su éxito?

La Iglesia Adventista del Séptimo Día considera que Elena de White fue una vocera o profetisa de Dios. No considera que sus escritos estén por encima de la Biblia, ni siquiera al mismo nivel que ella.

Considera: ¿Cuál es la autoridad de Elena de White en relación con Dios? ¿Qué posición deberían tener sus escritos en la iglesia?

II. La relación de Jesús con Dios y con su autoridad

Jesús era la autoridad de Dios sobre la tierra. Él habló por Dios. Él sanó en el nombre de Dios. Hizo milagros en el nombre de Dios. Su autoridad es y fue absoluta. Ninguna doctrina, ninguna autoridad religiosa, ningún profeta ni predicador es igual a Jesús, ni está por sobre él.

Considera: Lee en la clase Juan 1:1 al 4 y Romanos 3:21 al 24. Luego, haz las siguientes preguntas:

¿De dónde procedía la autoridad de Jesús? ¿Qué le da a él la autoridad absoluta? ¿Hay alguna autoridad ahora, o la habrá, que sea igual a la de él? ¿Por qué sí o por qué no?
¿Por qué es importante para nosotros la autoridad de Jesús? ¿Qué podemos experimentar por causa de ella?

III. La autoridad de la Palabra escrita y hablada

Considera: Escribe los siguientes textos en hojas de papel y dalos a los miembros de la clase con anticipación: 2 Samuel 12:1; 1 Reyes 11:29; Lucas 7:24-27.
  1. Pide a la clase que nombre algunos profetas que escribieron libros de la Biblia. ¿Cuál fue su mensaje básico? ¿De qué modo se aplica a nosotros actualmente?

  2. Ahora considera los textos que repartiste antes, y pide que los lean uno por vez. Haz a la clase las siguientes preguntas acerca de cada uno de ellos:

    1. ¿Quién fue el profeta?

    2. ¿Cuál fue su mensaje?

    3. ¿A quién se le presentó el mensaje?

    4. ¿Qué aplicación de ese mensaje puede hacerse hoy?

Los profetas de los textos leídos no escribieron ninguno de los 66 libros de nuestra Biblia. No obstante, creemos que lo que dijeron fueron mensajes de parte de Dios y, como tales, hay algo que debemos aprender hoy de ellos.

La Palabra de Dios, los 66 libros de nuestra Biblia, reemplazan cualesquiera otras palabras proféticas. Aunque comprendemos que Dios usa profetas adicionales para hablar sus palabras, nunca hablarán de parte de la Biblia, ni cambiarán la Biblia o añadirán a la Biblia. Nos podrán ayudar a comprender mejor la Biblia y cómo se la aplica a nuestras vidas actualmente. Ese es el papel de los escritos de Elena de White en la iglesia.

Considera: ¿Qué es un profeta no canónico? ¿Cómo nos relacionamos, o debemos relacionarnos, con la autoridad de profetas no canónicos?

PASO 3: ¡Practica!

Pregunta para reflexionar:

Escribe la siguiente pregunta y posibles respuestas en tarjetas, para entregar a cada miembro de tu clase. Léelas en la clase y sugiere que los miembros de la clase la pongan en sus Biblias, para recordarles que estudien la Palabra de Dios en forma regular.

¿Cuán seriamente tomas la Biblia hoy en tu vida?:

  1. Como autoridad sobre información religiosa o historia antigua.

  2. Como una expresión de la voluntad de Dios.

  3. Como una guía para la vida diaria.

  4. Como un medio para alcanzar la vida eterna.

Preguntas de aplicación:

¿Cuán bien conoces los escritos de Elena de White?

  1. Lo suficiente para saber que no creo en ellos.

  2. No los conozco bien.

  3. No estoy seguro de cuán bien los conozco.

  4. Los leo en forma regular.

Considera: Si tu respuesta fue a, b o c, ¿por qué no tratas de leer algunos de sus escritos otra vez, haciéndote las siguientes preguntas:

1. ¿A quién está señalando Elena de White? ¿Exalta ella la Biblia?
2. ¿Realmente ella condena o es criticona, o he permitido que la forma en que otros la leen o hablan de ella me influya indebidamente?
3. ¿Sería bueno pedirle a Dios que limpie de mi mente toda idea preconcebida o las experiencias del pasado antes de comenzar a leer sus escritos?

Testificación

Considera: Escribe los siguientes pares de palabras en dos columnas sobre una pizarra, papel grande u hojas de papel, para repartir a la clase.

* Osado, Tímido.
* Fuerte, Débil.
* Buen orador, Pobre para hablar.
* Bien educado, No muy educado, pero listo a aprender.

¿Cuál de estas características puede Dios usar mejor en su obra? ¿Por qué?

PASO 4: ¡Aplica!

Aunque la educación, los dones espirituales y los talentos son útiles para Dios, la persona que está dispuesta a escuchar y seguir las instrucciones de Dios y su plan, no importa qué suceda, es la que Dios puede usar en forma más efectiva en su obra. Cuando dependemos de él en lugar de depender del yo, tendremos realmente éxito.

Considera: Tú eres tan importante para Dios como cualquier profeta que él haya llamado alguna vez. Él tiene planes específicos para tu vida. ¿Sabes cuál es el plan de Dios para tu vida? ¿Qué te ha revelado él que hayas hecho, o rehusado hacer?

* Si no estás pasando tiempo de calidad con Jesús cada día, ¿cómo sería que reestructuraras tu vida a fin de incluir tiempo para estudiar su Palabra con oración –sus mensajes a los profetas– y los escritos de Elena de White? Cuando lo hagas, Dios te ayudará a descubrir su plan especial para ti.

Guía de Estudio de la Biblia: El don profético y la iglesia remanente de Dios. Edición de Maestros.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2009
Autor: Gerhard Pfandl, nacido en Austria, ha sido director asociado del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General desde 1999.

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