sábado, 21 de noviembre de 2009

Lección 9: El pecado de Moisés y de Aarón / Edición para Maestros

El sábado enseñaré...

Texto Clave: Deuteronomio 3:27.

"Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos al oeste, y al norte, y al sur, y al este, y mira con tus propios ojos; porque no pasarás el Jordán".

Enseña a tu clase a:

Saber que el pueblo de Israel y Moisés y Aarón tuvieron altibajos mientras aprendían la importancia de una confianza a toda prueba en Dios.
Sentir cuán dependientes somos de la gracia de Dios momento tras momento.
Hacer visible tu confianza en Dios, no importa qué circunstancias afrontes.

Bosquejo de la Lección

1. Saber: Las recompensas de la fe y la tragedia de la incredulidad

A. Tanto Moisés como Dios se habían enojado por la anterior falta de fe de Israel. ¿Qué fue tan diferente esta vez, cuando Moisés golpeó la roca, para que Dios castigara a Moisés y a Aarón con la muerte en vez de permitirles que guiaran a Israel a la Tierra Prometida? ¿Cuál era el significado de permitir que la congregación viera la ceremonia de traspaso de las ropas sacerdotales a Eleazar antes de la muerte de Aarón?

B. Aunque se permitió que serpientes venenosas atacaran a Israel por causa de la incredulidad del pueblo, se les proveyó esperanza. ¿Cuál fue el significado de la serpiente en el asta? ¿De qué manera usó Jesús esta metáfora?

2. Sentir: la constancia en Dios, nuestra única esperanza

A. ¿Cuán importante es, para los líderes, demostrar fe y obediencia?
B. Cuando te concentras en la serpiente en el asta, ¿qué ves, y qué diferencia produce en cómo te relacionas con las aflicciones en tu vida?

3. Hacer: Confiar y obedecer

Hay ocasiones para batallar, y hay momentos en que no debemos batallar. ¿Cómo podemos saber la diferencia?

Resumen: Nuestro progreso hacia la Tierra Prometida descansa en nuestra incansable confianza y obediencia, únicamente posibles mediante la dependencia de la gracia de Dios, momento tras momento.

CICLO DE APRENDIZAJE

PASO 1: ¡Motiva!

Concepto clave: En respuesta a las presiones de la vida, o confiamos nuestras vidas a Dios completamente o impacientemente tomamos las cosas en nuestras propias manos.

Solo para los maestros: Un comediante de la década de 1970 popularizó la expresión: “¡El diablo me hizo hacerlo!” Nada puede estar más lejos de la verdad. El diablo pueden tentarnos, pero no puede obligar a quienes piden el poder de Dios, que está disponible para nosotros mediante el sacrificio del hijo de Dios, Jesucristo.

Sin embargo, Dios no nos fuerza a depender de él. Esa elección es nuestra. No podemos, por lo tanto, culpar a las circunstancias, las situaciones u otras personas por las elecciones que hacemos. Dios habló a Moisés, y él obedeció (aunque con vacilación); pero, cuando le habló a Balaam, Balaam escogió su propio camino. Dios le habló a Josías, y él lo honró; pero, cuando le habló a Jeroboam, este se rebeló. La gente responde a situaciones idénticas de formas diferentes. La manera en que respondemos a las presiones de la vida revela nuestro verdadero carácter.

Actividad grupal:

Lista de elementos: una vela grande u otro objeto de cera, arcilla de alfarero u otro producto similar, una plancha o algún artefacto eléctrico, como una tostadora de pan.

Enchufa el artefacto eléctrico para que esté caliente cuando comiences la clase. Pregunta a la clase qué sucederá si pones cera sobre la plancha caliente, mientras lo haces. Luego, pregunta qué ocurrirá a un producto hecho con arcilla de modelar si lo pones sobre la plancha caliente. (Puedes preguntar sencillamente qué sucederá si pusieras estas cosas en un horno, pero perderás mucho del impacto sobre los sentidos.) Obviamente, una se ablandará (derretirá); la otra se endurecerá. Enfatiza que las circunstancias son iguales. Ahora, haz la aplicación espiritual acerca de cómo diferentes respuestas al mismo evento resultarán en consecuencias diferentes.

PASO 2: ¡Explora!

Comentario de la Biblia

I. Cuando caen los gigantes (Repasa, con la clase, Núm. 20:1-13; Sal. 78:40-56; 105:41; 106:32, 33).

En un momento en que, sin duda, estaban agotados emocionalmente luego de la muerte de su hermana, Moisés y Aarón se encontraron confrontados por otra rebelión más del pueblo hebreo. No hay dudas de que su sed no era imaginaria, sino muy real. Los hijos lloraban, y los nervios de los padres estaban tensos. Las quejas alcanzaron un nivel muy alto, y Moisés y Aarón debieron haber pensado: “¿Hasta cuándo tendremos que soportar esto?” Después de casi cuarenta años de peregrinación por el desierto, a las edades de 120 y 123 años, habiendo soportado años de ingratitud y quejas, Moisés y Aarón sentían que su paciencia llegaba al límite.

Al principio, parecía que Moisés y Aarón prevalecerían espiritualmente. A través de los años, habían cultivado una dependencia de Dios en oración. Una vez más, se acercaron a Dios pidiendo una respuesta, y él habló. Él dijo que no había olvidado las necesidades de su pueblo, y que él proveería. Se les dieron instrucciones específicas a los hermanos; pero, en el calor del momento, Moisés atacó al pueblo de Dios, hablándoles como si él y Aarón (en vez de Dios) fueran responsables por entregarles agua, y golpeó la roca en vez de hablarle.

Considera: Todos los líderes afrontan desafíos de sus seguidores. ¿Cómo puedes tú, como líder, evitar las trampas que atraparon a Moisés y Aarón en el desierto?

II. La muerte de Aarón (Repasa, con la clase, Núm. 20:23-29; 33:38; Sal. 77:20).

Habían pasado cuatro meses desde la muerte de la hermana mayor de Aarón, María. Habiendo abandonado Cades, los israelitas habían viajando al Monte Hor, en las afueras del territorio edomita. Los días de la peregrinación por el desierto estaban a punto de terminar; había llegado un tiempo de transición. Las funciones del liderazgo atendidas por Moisés y Aarón estaban a punto de ser transferidas a Josué y Eleazar, el hijo mayor de Aarón. La siguiente etapa de la obra de Dios estaba lista para avanzar con nuevos líderes. También fue un tiempo de gran tristeza, cuando la congregación se despidió de aquellos que habían hecho grandes sacrificios personales para conducir a Israel hasta allí. Sin duda, fue un tiempo de ansiedad también. Aunque la gente a veces había sido rebelde, se había desarrollado un nivel de confianza en los líderes; ahora se enfrentaban a lo desconocido sin ellos.

Considera: ¿Qué herencia dejarás a la siguiente generación? Cuando cambian los líderes, ¿cómo ayuda el recordar al verdadero Líder (Dios)?

III. El pecado de ingratitud y las serpientes ardientes (Repasa Núm. 20:14-21; 21:1-9; 2 Rey. 18:4; Sal. 78:19, 20; Juan 3:14, 15; Heb. 12:1, 2).

Es muy irónico que otra sesión de quejas sigan a la gran victoria sobre los cananeos. Los israelitas podrían haber visto esto por lo que era: el anuncio del avance hacia el reino de Dios entre los territorios dominados por los paganos; pero, en lugar de alegrarse, se quejaron. ¡Cuán cortos de vista! Cada pequeña incomodidad llegó a ser una ocasión para quejarse. Cuarenta años bajo la conducción providencial de Dios se olvidaron misteriosamente. Ahora, una generación que difícilmente puede recordar Egipto (y su opresión) repite el refrán que repitieron sus padres con demasiada frecuencia: “¡Egipto era mejor!” En consecuencia, Dios retiró un poco de su protección, y las serpientes atacaron a los israelitas en proporciones epidémicas. Dios le dijo a Moisés que hiciera una réplica de bronce de una víbora y la pusiera sobre un asta. Cuando eran mordidos, los israelitas podían mirar a la serpiente, un símbolo de la liberación divina. Al mirarla, serían sanados del veneno mortal. Con el tiempo, Jesús se apropiaría de esto como un símbolo de su expiación por el pecado.

Considera: ¿Por qué era importante para Israel mirar a la serpiente de bronce? ¿Por qué es necesario que el creyente ejerza fe mirando a Jesús?

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: Las presiones sobre los dirigentes son inevitables. Si los líderes permiten que la presión crezca sin control, más temprano o más tarde sucumbirán al agotamiento, la impaciencia, la arrogancia y aun a la ira. La esperanza de los líderes es que transfieran esa presión a un Ser infinito, cuyos recursos ilimitados pueden manejar la presión.

Ilustración: Toma un globo grande (unos treinta centímetros) y sopla de una sola vez, para llenarlo parcialmente. Ahora, toma un bolígrafo y aprieta la punta contra el globo apenas inflado. Obviamente, no estallará. Añade otro soplo al globo, antes de apretar con la lapicera. No debería estallar. Luego, añade varios soplos hasta que el globo esté bien inflado. Ahora, pregunta a la clase si creen que deberías pinchar el globo con la lapicera. Sopla otra vez un poco más el globo, y lo tendrás muy susceptible para que reviente. Pon el globo cerca de la cara de un miembro de la clase, y pregúntale si le molestaría que tratara de hacer estallar el globo con su bolígrafo ahora. En cambio, suéltalo, y permite que vuele a un lugar donde caerá.

Punto para destacar: ¿Cuáles son algunas maneras en que los líderes transfieren o liberan la presión del liderazgo? ¿Qué formas son inaceptables? ¿Cuál es la función de la oración? ¿Cuál es el lugar de la reflexión o de un retiro espiritual? ¿Cuáles son algunos resultados potenciales de distribuir responsabilidades? ¿Por qué debe el líder cristiano evitar el usar esto para esquivar la culpabilidad? Cuanto más se infla el globo, mayor es la posibilidad de que estalle. Recordando este punto, ¿de qué modo la humildad (no inflarse uno mismo) es una ventaja cuando se trata de manejar la presión?

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Algunas veces ponemos innecesariamente presión sobre nosotros mismos por causa de nuestra propia procrastinación (tendencia a diferir algo para más adelante). ¡Cuán cierto fue esto para los israelitas! Siendo que no pusieron su fe completa en Dios, lo que debió haber sido una aventura de dos meses se transformó en una tortura de cuarenta años. ¿Cuántos de nosotros podemos pensar en personas que pasaron de largo la oferta de la salvación año tras año, solo para cosechar las sórdidas consecuencias de su rechazo? ¿Cuán a menudo, como el antiguo Israel, estas mismas personas echan la culpa a Dios del problema que se acarrearon ellas mismas? ¿Cuán a menudo nosotros, como creyentes, hemos dejado de compartir el evangelio con aquellos que están muriendo y necesitan conocer a Jesús? ¿Cuán a menudo hemos usado las excusas más livianas para justificar nuestra propia procrastinación?

Actividad: Lee Hebreos 3:12 al 19 y 4:1 al 7 en forma antifonal, como clase. Si la clase está dividida más o menos por igual entre hombres y mujeres, usa eso como la división del grupo, leyendo un versículo cada grupo. Nota que los versículos enfatizan hacer una decisión hoy y luego señalan al antiguo Israel, durante el tiempo de Moisés, como un ejemplo de los que no lo hicieron.

Después de la lectura, distribuye papel y lápices, y pide a la clase que haga dos listas de acciones. La primera enumerará hasta tres decisiones espirituales que los miembros de la clase postergaron pero que ahora están dispuestos a hacer. La segunda lista contendrá los nombres de hasta cinco personas a quienes los miembros de la clase han dejado de testificar. Los miembros se comprometerán a orar para que el Espíritu Santo les presente una oportunidad de compartir a Cristo con esas cinco personas, comprometiéndose a hacerlo cuando se presente la oportunidad.



Guía de Estudio de la Biblia: Un pueblo en marcha: El libro de Números / Edición para Maestros.

Periodo: Trimestre Octubre-Diciembre de 2009
Autor: Frank B. Holbrook. B.D., M.Th. Teólogo adventista ya desaparecido. De 1981 a 1990, fue director asociado del Instituto de Investigación Bíblica de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland. También fue Profesor de Religión de la hoy Southern Adventist University.
Editor: Clifford Goldstein

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