sábado, 14 de noviembre de 2009

Lección 8: Sacerdotes y levitas / Edición para Maestros

El sábado enseñaré...

Texto Clave: Números 18:20.

"Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel".

Enseña a tu clase a:

Saber de qué modo cuidadoso Dios designó el trabajo de los sacerdotes y los levitas, y proveyó su sostén.
Sentir los roles sagrados de nuestros líderes espirituales y nuestra interdependencia mutua.
Hacer nuestra parte con fidelidad para sostener a los obreros que están al servicio de Dios.

Bosquejo de la Lección

1. Saber: El don del trabajo para Dios

A. La obra de los sacerdotes y de los levitas era un don de Dios, sus servicios en el Santuario eran un don a Israel; y los diezmos y las ofrendas de la gente los sostenían. ¿Cómo señalan, estos dones, hacia el ministerio de Cristo y nuestra parte en ese ministerio?
B. ¿De qué modo el diezmo ilustra la gracia?
C. ¿De qué manera el complicado sistema para la purificación de los que eran impuros por causa del contacto con muertos habla de la gracia?

2. Sentir: Respeto por el servicio sagrado

Las claras distinciones de quién era responsable y por qué cosas lo era, y cómo debían ser usadas las ofrendas para el sostén de quienes servían en el Tabernáculo (y más tarde en el templo) estaban diseñadas para salvar a Israel de la muerte por ignorancia. ¿Por qué el cultivar un sentido de respeto por lo sagrado es tan importante? ¿Cómo cultivas el respeto por lo sagrado en tu familia y en la iglesia?

3. Hacer: Sostener a los siervos de Dios

A. ¿Qué revisión deberías hacer de la forma en que das regalos, a la luz de las lecciones sobre el diezmo y las ofrendas en Números?
B. Aunque nosotros no tenemos ceremonias complicadas después de estar en contacto con muertos hoy, ¿qué podemos hacer para acordarnos de las lecciones de las cenizas de la vaquilla rojiza?

Resumen: El sostén del servicio de Dios es un deber sagrado y un honor.

CICLO DE APRENDIZAJE


PASO 1: ¡Motiva!

Concepto clave: El don del liderazgo espiritual se origina en la elección de Dios, y deberíamos sostenerlo como un cometido sagrado.

Solo para los maestros: La iglesia fue organizada por Cristo como el centro de adoración y de evangelización. Los líderes designados deben compartir la visión de Dios con su pueblo. No todos son llamados para el mismo tipo de ministerio, pero todos tienen una función importante en el cuerpo de Cristo.

Cuando se permite que los celos, la negligencia, las críticas o el egoísmo infecten el cuerpo, disminuye la efectividad de la iglesia. Tres factores pueden reducir el peligro de difusión de este mal: Primero, la iglesia necesita tener una comprensión clara de las diversas funciones de los miembros en la iglesia. Las manos no pueden hacer lo que deben hacer los pies, ni puede el corazón sustituir a un pulmón. No obstante, somos una comunidad interdependiente de creyentes, y cuando sufre una función del cuerpo, todo el cuerpo es afectado. Segundo, la iglesia necesita un aprecio profundo por los diversos ministerios y vocaciones espirituales. Cuando se descuidan algunos ministerios, la gente es herida, y la obra de Dios sufre. Tercero, el poder purificador de Cristo es suficiente para purificar nuestros motivos y lavar la envidia, los celos y cualquier otra cosa que, si no se controla, puede causar divisiones dentro de la iglesia.

Actividad: Usando un modelo anatómico del cuerpo humano, o diagramas de la anatomía humana (como las hojas transparentes que se superponen mostrando los diferentes órganos), analiza los diversos sistemas del cuerpo, como el digestivo, el circulatorio, el respiratorio, el reproductivo, el sensorial, el esqueleto, etc., o las partes del cuerpo. ¿Qué hace cada parte para contribuir a la salud del todo? ¿De cuál quisieras desprenderte? ¿Cuán importante es que los sistemas y sus partes trabajen juntos?

PASO 2: ¡Explora!

Comentario de la Biblia

Solo para los maestros: Después de la rebelión de Coré, Dios procuró que todos tuvieran una clara comprensión de las funciones que él había asignado a los diversos grupos dentro de Israel. Aunque, en el sentido más amplio, Israel era una nación de sacerdotes, Dios había reservado ciertas funciones a ciertas personas. Cada miembro de la comunidad era importante, pero no todos fueron llamados a cumplir la misma función. La unidad del cuerpo dependía, en parte, de una clara comprensión del llamado de Dios. También se requería la pureza de motivos, y una conciencia libre de celos y promoción propia.

I. División del trabajo y el don del servicio divino (Repasa, con la clase, Éxo. 19:5, 6; Núm. 18:1-7; Juan 3:16-18; Rom. 12:3-8; 1 Cor. 12:28-31; Efe. 4:11; Heb. 5:4; 9; 1 Ped. 2:9; Apoc. 14:6-12).

Dios había elegido un pueblo para llevar adelante su misión al mundo. En un sentido, la nación de Israel llegó a ser una “nación sacerdotal”, para mediar la gracia de Dios a un mundo caído. Israel era el don espiritual de Dios al mundo. Dentro de ese don, estaban las personas individuales, a quienes Dios había elegido para funciones específicas en la misión de redención.

No todos tenían la misma función. Las funciones de los sacerdotes eran más visibles, y por lo tanto, “más importantes” que las funciones de apoyo realizadas por otros levitas en el sistema del Templo. Esto fue lo que llevó a Coré a la insatisfacción que lo condujo a rebelarse. Después de que Dios sofocó el levantamiento, él reveló una descripción cuidadosa de las responsabilidades y las funciones de los sacerdotes, y de los levitas. En vez de ser una ocasión para la rivalidad, su sagrada vocación había de ser un fundamento para la gratitud. Comprender su parte podría permitir que el trabajo en conjunto fuera armonioso.

En la iglesia de Corinto también había facciones. Algunos se inclinaban por esta personalidad y otros por otras. Había contiendas sobre quién tenía “los mejores” dones espirituales. La evidencia sugiere que algunos codiciaban los dones, las habilidades y las funciones de otros. Quince siglos después del tiempo de Moisés, en un marco cultural diferente (conversos paganos versus judíos), en un contexto espiritual diferente (después de la Cruz versus antes de ella), encontramos al pueblo elegido de Dios disputando sobre quién hace qué cosa, quién recibe los cargos más prominentes y quién llega a ser el líder. ¡Cuán frustrado debe sentirse Dios con su pueblo!

Considera: La Biblia dice que Dios origina los dones y los asigna. ¿Cuál debería ser la actitud del cristiano hacia sus capacidades y sus tareas individuales? ¿Cuán espiritual es el pastor que siempre está preocupado por “ascender” a la iglesia más grande y más rica de otro pastor? ¿Cuán espiritual es el anciano o la diaconisa que siempre está dictando al pastor lo que necesita hacerse, especialmente con la inferencia de que si esa persona tuviera el cargo haría las cosas en forma diferente? ¿Cuánta gratitud demostramos hacia Dios cuando nos rebelamos contra nuestras oportunidades actuales de servir, procurando algún “honor más elevado”? ¿Cómo crees que se siente Dios cuando nuestra rivalidad nos impide alcanzar a los perdidos, o cuando damos prioridad a cosas mundanas por sobre la misión de Dios?

II. El sostén del Santuario y el plan del diezmo (Repasa, con la clase, Gén. 14:20; Lev. 2:13; 27:30; Núm. 18:8-32; Jos. 21:19; Mal. 3:8-12; Mat. 23:23; Hech. 6:2; 1 Cor. 9:6-14; Heb. 7:1, 2; 1 Ped. 1:18, 19; Gén. 28:22).

En los designios de Dios, una tribu se dedicaría al ministerio de tiempo completo del Santuario, el centro de la obra redentora de Dios. Dios no estaba satisfecho con personas de “tiempo parcial”, un grupo que ofreciera a Dios los restos de su tiempo una vez que se hubieran completado las tareas de plantar, cosechar y otras. Esto demandaba un grupo de personas cuya primera obra fuera el Santuario, lo que significaba que las otras once tribus tendrían que proveer el sustento para las necesidades físicas de los levitas. Les proveerían alimento, abrigo y las necesidades temporales básicas. Mientras que las otras tribus eran libres para enriquecerse de acuerdo con sus capacidades, los levitas habían de depender de Dios y de aquellos fieles a él para su sustento. El sistema consistía en: 1) ofrendas y 2) el diezmo. Las ofrendas tenían significado ritual, pero también proveían alimentos para los sacerdotes. El diezmo era una décima parte del incremento de los bienes de una persona.

Considera: Si retengo el sostén del ministerio de Dios, ¿qué indica eso acerca de mi aprecio por el plan redentor de Dios?

III. La vaquilla rojiza (Repasa, con la clase, Núm. 19; Heb. 10:21-23 ; 13:12; Rom. 5:12-20).

Aunque tener un cuadro claro de nuestras funciones y la fidelidad financiera para sostener la obra de Dios es vital, solo el poder purificador de Dios puede limpiar nuestros motivos y calificarnos para el servicio.

Considera: ¿Cómo podía un líder, con tantos dones y siendo que estaba bien sostenido financieramente, estar comprometido con eficiencia sin la limpieza de Dios?

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: Al plantear las funciones distintivas de los sacerdotes y de los demás levitas, Dios afirmó sus posiciones. El llamado de Dios para cualquier tarea o ministerio es lo que hace que nuestra participación sea legítima. Si Dios está en favor de esto, ¿quién puede estar en contra? La carta a los Hebreos (Heb. 5:4) dice que el sacerdocio no es algo que debemos procurar sino algo que uno recibe de Dios, porque él lo eligió. Así sucede con los dones espirituales enumerados en el Nuevo Testamento. Aunque no es nuestra tarea elegir qué dones debería dar Dios a quién, podemos afirmar los dones que Dios ha dado a nuestros compañeros creyentes. Cuando recibimos afirmación, será menos probable que codiciemos los dones de otros. Cuando damos afirmación, el resultado es el mismo, extrañamente. ¿Por qué codiciaríamos algo de alguien que hemos afirmado en él?

Repasa los dones espirituales en preparación para la actividad que sigue: Rom. 12:6-8; 1 Cor. 12:7-10, 28; Efe. 4:11. Nota la diferencia entre dones espirituales y talentos o capacidades naturales. Los talentos incluyen: música, cocinar, diversas capacidades técnicas, arte, una voz clara, capacidades atléticas, amigabilidad, conocimiento bíblico, etc.

Actividad: Escriban notas de afirmación a compañeros de la clase, diciéndoles qué dones o talentos reconocen ustedes en ellos. Díganles cómo creen que estos talentos podrían usarse o haberse usado en la misión de la iglesia. Esto puede hacerse como una asignación: por ejemplo, pueden pedir a cada alumno que escriba algo de la persona a su izquierda, o enfrente de ella, etc., o el reconocimiento puede ser voluntario.

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Siendo que amamos y valoramos a nuestros hijos y nuestros nietos, exhibimos ese afecto por medio de las fotos que sacamos, que coleccionamos o que exhibimos. ¿Por qué no deberíamos demostrar, del mismo modo, cuánto valoramos y amamos la misión de la iglesia de Dios?

Actividad: Afirma los dones de tu iglesia al crear un montaje fotográfico de aquellos dones en acción. Escribe una leyenda bajo cada foto, con unas pocas palabras acerca del don que ejemplifican. Esta actividad puede hacerse como proyecto individual, pero será mucho más placentera si se hace como una actividad del grupo. Pídele a tu pastor si puedes poner este montaje en exhibición en la entrada de la iglesia, o en el salón de uso general que haya en la iglesia.


Guía de Estudio de la Biblia: Un pueblo en marcha: El libro de Números / Edición para Maestros.

Periodo: Trimestre Octubre-Diciembre de 2009
Autor: Frank B. Holbrook. B.D., M.Th. Teólogo adventista ya desaparecido. De 1981 a 1990, fue director asociado del Instituto de Investigación Bíblica de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland. También fue Profesor de Religión de la hoy Southern Adventist University.
Editor: Clifford Goldstein

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