sábado, 31 de enero de 2009

Lección 6: Probar a los profetas / Notas de Elena de White

Sábado 31 de enero


Es con ferviente anhelo que anticipo el tiempo cuando se repetirán los sucesos del día de Pentecostés aun con mayor poder que en esa ocasión. Juan dice: "Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria". Entonces, como en el momento del Pentecostés, la gente oirá la verdad que será presentada a cada hombre en su propio idioma.

Dios puede infundir nueva vida en cada alma que sinceramente desea servirle, y puede tocar los labios con un carbón encendido tomado del altar y hacer que se. vuelva elocuente con su alabanza a Dios. Miles de voces serán impregnadas con poder para presentar públicamente las admirables verdades de la palabra de Dios. Se desatará la lengua del tartamudo, y los tímidos recibirán fuerza para dar un valeroso testimonio de la verdad. Quiera el Señor ayudar a su pueblo a limpiar el templo del alma de toda contaminación, y a mantener una relación tan íntima con él que puedan ser participantes de la lluvia tardía cuando ésta se derrame (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1055).

Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nuestro trabajo hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que está. No se dejen sin tratar las solemnes escenas que la profecía ha revelado. Si nuestros hermanos estuvieran medio despiertos, si se dieran cuenta de la cercanía de los sucesos descriptos en el Apocalipsis, se realizaría una reforma en nuestras iglesias, y muchos más creerían el mensaje. No tenemos tiempo que perder; Dios nos pide que velemos por las almas como quienes han de dar cuenta. Presentad nuevos principios, y acumulad la clara verdad. Ella será como espada de doble filo. Pero no os manifestéis demasiado dispuestos a asumir una actitud polémica. Hay ocasiones en que hemos de quedar quietos para ver la salvación de Dios. Permitid que hable Daniel, haced que se exprese el Apocalipsis, y digan qué es verdad. Pero cualquiera sea el aspecto del tema que se presente, levantad a Jesús como el centro de toda esperanza, "la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana" (Testimonios para los ministros, pp. 115, 116).

Sueños y visiones
Domingo 1 de febrero

Si esta profecía de Joel halló un cumplimiento parcial en los días de los apóstoles, estamos viviendo en un tiempo cuando se ha de manifestar aun más evidentemente al pueblo de Dios. Él derramará de tal manera su Espíritu sobre su pueblo, que éste se convertirá en una luz en medio de la oscuridad moral, y se reflejará una gran luz en todas partes del mundo. Ojalá aumentara nuestra fe para que el Señor pudiera obrar poderosamente con su pueblo (Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1196).

"Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones (Joel 2:28).

En su palabra, Dios ha dado a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter, nos revelan doctrinas, y son la piedra. de toque de la experiencia religiosa ... La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no ha dejado por eso sin valor para ellos la continua presencia y dirección del Espíritu Santo. Durante las épocas en que las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento eran entregadas a la circulación, el Espíritu Santo no dejó de comunicar luz a individualidades aisladas, amén de las revelaciones que debían ser incorporadas en el Sagrado Canon ... También habla de profetas que han vivido en diferentes épocas, pero sin hacer mención alguna de sus declaraciones.' Del mismo modo, cerrado ya el Canon de las Escrituras, el Espíritu Santo debía llevar adelante su obra de esclarecimiento, de amonestación y consuelo, en bien de los hijos de los hombres.

Dios ha prometido dar visiones en los últimos días no para presentar una nueva regla de fe sino para alentar a su pueblo y corregir a los que se alejan de la verdad bíblica.

Al haberme descubierto el Espíritu de Dios las grandes verdades de su Palabra, y las escenas del pasado y de lo por venir, se me ha mandado que de a conocer a otros lo que me ha sido así revelado (La fe por la cual vivo, p. 295).

Acuerdo con la Biblia
Lunes 2 de febrero

En estos días de engaños, cada uno que esté establecido en la verdad tendrá que luchar por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Todo matiz de error será puesto de manifiesto en la obra tenebrosa de Satanás, quien, de ser posible, engañaría a los mismos escogidos y los apartaría de la verdad ...

Habrá falsos sueños y falsas visiones que contendrán algo de verdad, pero que descarriarán de la fe original. El Señor ha dado a los hombres una regla para detectar esos engaños: "¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido". Si menosprecian la ley de Dios, si no prestan atención a su voluntad tal como está revelada en los testimonios de su Espíritu, son engañadores. Son dirigidos por impulsos e impresiones que creen que proceden del

Espíritu Santo y consideran más dignos de fe que la Palabra inspirada. Pretenden que cada pensamiento y sentimiento es una impresión del Espíritu, Y cuando se les demuestra algo por medio de las Escrituras, declaran que tienen algo más digno de ser creído. Pero aunque piensan que son guiados por el Espíritu de Dios, en realidad están siguiendo una imaginación producida por Satanás (Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 963).

Ningún alma necesita ser engañada. Las enseñanzas de ningún sacerdote o rabino tienen el poder de quitar la autoridad de la palabra de Dios. Cada uno debe investigar las Escrituras y tomar su posición en armonía con la verdad. El Señor nos ha dicho: "Escudriñad las Escrituras", y se nos aconseja examinarlo todo y retener lo bueno. Dios nos ha dado una prueba que no falla para aplicar a la doctrina y la vida de cualquier persona: "¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8:20). No debemos aceptar las doctrinas de hombres que pueden fragmentar o pervertir la verdad, sino vivir de acuerdo con "toda palabra que sale de la boca de Dios" (S. Mateo 4:4) (Signs of the Times, marzo 30,1888).

Tendremos que enfrentar muchas falsas doctrinas y teorías engañosas que requerirán más que humana inteligencia para discernirlas y evitar su influencia. Muchos que dicen estar santificados se engañan a sí mismos, y debemos esforzamos por desenmascararlos para que las almas no caigan en las trampas del enemigo. Existe una sola prueba que debe aplicarse a toda doctrina, y es la que Dios en su justicia ha establecido: "!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8:20). Muchos de aquellos que dicen estar santificados se presentan, como el enemigo de Dios y de su ley, vestidos de su propia justicia. Se oponen a los mandamientos y muestran que su corazón es camal. Bien decía el apóstol que escribió años después de la muerte de Cristo, que la prueba para aquellos que profesan estar santificados y sin embargo se oponen a la ley de Dios, es ésta: "La mente camal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" (Romanos 8:7) (Signs of the Times, marzo 31,1890).

Profecías cumplidas
Martes 3 de febrero

Las promesas de Dios son condicionales. Para que él pueda bendecimos debemos hacer nuestra parte. No podemos esperar que todas sus bendiciones nos lleguen en forma natural mientras cruzamos nuestros brazos manteniéndonos inactivos. Debemos ser obreros juntamente con Dios y trabajar por las almas que están por perecer.

Si tenemos un conocimiento de Dios y hemos tomado nuestra posición bajo la bandera del Príncipe Emanuel, no podemos caer bajo el control de los malos ángeles y los poderes de las tinieblas. Debiéramos mantener en mente las promesas acerca de nuestra santificación y de la vida eterna, y buscar el poder divino que nos capacitará para escapar de todo aquello que nos aleje de la senda (Sermons and Talks, 1. 2, p. 195).

Si los antediluviano s hubiesen creído la advertencia y se hubiesen arrepentido de sus obras impías, el Señor habría desistido de su ira, como lo hizo más tarde con Nínive. Pero con su obstinada resistencia a los reproches de la conciencia y a las advertencias del profeta de Dios, aquella generación llenó la copa de su iniquidad y maduró para la destrucción (Patriarcas y profetas, pp. 84, 85).

El favor de Dios hacia Israel siempre estaba condicionado a su obediencia (Review and Herald, febrero 19, 1914).

Al entrar Jonás en la ciudad, comenzó en seguida a pregonarle el mensaje: "De aquí a cuarenta días Nínive será destruida". Iba de una calle a la otra, dejando oír la nota de advertencia.

El mensaje no fue dado en vano. El clamor que se elevó en las calles de la ciudad impía se transmitió de unos labios a otros, hasta que todos los habitantes hubieron oído el anuncio sorprendente. El Espíritu de Dios hizo penetrar el mensaje en todos los corazones, e indujo a multitudes a temblar por sus pecados, y a arrepentirse en profunda humillación ...

Mientras que el rey y los nobles, así como el común del pueblo, encumbrados y humildes, "se arrepintieron a la predicación de Jonás" (S. Mateo 12:41), y se unían para elevar su clamor al Dios del cielo, él les concedió su misericordia. "Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino: y arrepintió se del mal que había dicho les había de hacer, y no lo hizo" (Jonás 3: 10). Su condenación fue evitada; el Dios de Israel fue exaltado y honrado en todo el mundo pagano, y su ley fue reverenciada. Nínive no debía caer hasta muchos años más tarde, presa de las naciones circundantes, porque se olvidó de Dios y manifestó un orgullo jactancioso.

Cuando Jonás conoció el propósito que Dios tenía de perdonar a la ciudad, que, a pesar de su maldad había sido inducida a arrepentirse en saco y ceniza, debiera haber sido el primero en regocijarse por la asombrosa gracia de Dios; pero en vez de hacerlo permitió que su mente se espaciase en la posibilidad de que se le considerase falso profeta. Celoso de su reputación, perdió de vista el valor infinitamente mayor de las almas de aquella miserable ciudad. Pero al notar la compasión manifestada por Dios hacia los arrepentidos ninivitas "Jonás se apesadumbró en extremo, y enojóse" (Profetas y reyes, pp. 201-203).

Miércoles 4 de febrero: Confesar a Jesús, el Dios-Hombre

La naturaleza humana del Hijo de María, ¿fue cambiada en la naturaleza divina del Hijo de Dios? No. Las dos naturalezas se mezclaron misteriosamente en una sola persona: el hombre Cristo Jesús. En él moraba toda la plenitud de la Deidad corporalmente. Cuando Cristo fue crucificado, su naturaleza humana fue la que murió. La Deidad no disminuyó Y murió; esto habría sido imposible. Cristo, el inmaculado, salvará a cada hijo e hija de Adán que acepte la salvación que se le ofrece, que consienta en convertirse en hijo o hija de Dios. El Salvador ha comprado a la raza caída con su propia sangre.

Este es un gran misterio, un misterio que no será comprendido plena y completamente, en toda su grandeza, hasta que los redimidos sean trasladados. Entonces se comprenderán el poder, la grandeza y la eficacia de la dádiva de Dios para el hombre. Pero el enemigo ha decidido que esta dádiva sea oscurecida hasta el punto de que quede reducida a nada (Comentario bíblico adventista, 1. 5, p. 1088).

Quiero elevar mi voz y hablar por Jesús: Quienquiera que crea en él no perecerá, sino que tendrá vida eterna. Salid de la caverna por la fe. Contemplad a Jesús, vuestro ayudador. Contemplad al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Mirad a vuestro Sacrificio expiatorio levantado en la cruz, al Inocente muriendo por el culpable (Nuestra elevada vocación, p. 138).

[Cristo], como portador del pecado, sacerdote y representante del hombre ante Dios, formó parte de la vida de la humanidad llevando nuestra carne y sangre. La vida está en la corriente viviente y vital de sangre, la cual fue dada para la vida del mundo. Cristo consumó una expiación plena entregando su vida en rescate por nosotros. Nació sin una mancha de pecado; pero vino al mundo a la semejanza de la familia humana. No tuvo un cuerpo que fuera sólo una apariencia, sino que tomó la naturaleza humana participando de la vida de la humanidad.

La herencia que se perdió por la transgresión fue rescatada, de acuerdo con la ley que Cristo mismo dio, por el pariente más cercano. Jesucristo puso a un lado su manto regio, su corona real, y revistió su divinidad con humanidad para convertirse en el sustituto y fiador de la humanidad, para que muriendo en la humanidad pudiera con su muerte destruir a aquel que tenía el imperio de la muerte. No podría haber hecho esto como Dios, pero Cristo podía morir viniendo como hombre. Por medio de la muerte venció a la muerte. La muerte de Cristo llevó a la muerte al que tenía el imperio de la muerte, y abrió las puertas de la tumba para todos los que lo reciben como a su Salvador personal (Comentario bíblico adventista, 1. 7, p. 937).

La prueba del huerto
Jueves 5 de febrero

En todas las épocas los falsos profetas han sido los más peligrosos enemigos del cristianismo. Han aparecido individuos declarando ser defensores de la verdad y profesando tener una gran carga por las almas de sus prójimos. Pero en lugar de ello han enseñado falsas doctrinas y han pervertido la verdad; por el espíritu que manifiestan y la obra que hacen muestran qué clase de religión tienen. Se han levantado en el pasado, y continuarán apareciendo en nuestros días. Son los que critican, juzgan a otros, levantan controversias y resisten la verdad. Presentan falsas interpretaciones de las Escrituras y mal interpretan lo que dicen aquellos que defienden la verdad. Y los que no tienen discernimiento espiritual los escucharán, y serán llevados por estos falsos maestros a colocarse bajo la negra bandera del adversario de Dios y de los seres humanos.

Hay muchos que profesan conocer a Cristo pero en sus obras lo niegan. "Son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados" (Judas 12). Pueden dar excelentes discursos, usar suaves palabras, pero al mismo tiempo presentar engaños. Pero no debemos recibidos simplemente porque den buenos sermones y usen expresiones elegidas. Hablar es fácil; lo que debe verse son los frutos de santidad. Es el fruto lo que caracteriza al árbol; hablar bien pero obrar mal es como ser un árbol lleno de hermoso follaje pero sin frutos ...

Los que profesan amar a Cristo pero le niegan con sus obras pueden aparecer como oro, pero a la vista de Dios son como metal que resuena o címbalo que retiñe. Al profesar creer en el evangelio, el hipócrita puede ganarse la confianza de la gente; pero sólo aquel que sigue las palabras de Cristo podrá entrar por la puerta estrecha y caminar junto a los redimidos por las calles de la ciudad de Dios (Signs of the Times, julio 18, 1892).

A medida que el Señor se ha manifestado por el espíritu de profecía, han desfilado delante de mí lo pasado, lo presente y lo futuro. Me han sido mostrados rostros que nunca había visto, y años más tarde los conocí cuando los vi. He sido despertada de mi sueño con una sensación vívida de asuntos previamente presentados a mi mente; y he escrito a medianoche cartas que han cruzado el continente, y, llegando en un momento de crisis, han evitado gran desastre a la causa de Dios. Esta ha sido mi obra durante muchos años. Un poder me ha impelido a reprobar y reprender males en los cuales no había pensado. ¿Es esta obra de los últimos treinta y seis años de lo alto o de abajo?

Cristo amonestó a sus discípulos: "Y guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos frutos. No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos. Todo árbol que no lleva buen fruto, córtase y échase en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis" (S. Mateo 7:15-20). Esta es una prueba que todos pueden aplicar si quieren. Los que realmente desean conocer la verdad hallarán bastante evidencia para creer (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 286, 287).

Para estudiar y meditar
Viernes 6 de febrero

Mensajes selectos, t. 3, pp. 386-388.

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